Sobre lobos y perros.
Publicado el 23 de abril de 2010
En el mundo del adiestramiento algunas cuestiones suelen reaparecer cada cierto tiempo levantando opiniones entusiastas tanto a favor como en contra, una de ellas es el uso de comparaciones entre perros y lobos salvajes.
La polémica sobre perros y lobos es bastante actual en biología, voy a intentar exponer brevemente (pero no me va a salir ;)) cómo está la cosa, para que quien opine lo pueda hacer con base científica.
Hasta hace unos años el perro y el lobo eran considerados dos especies distintas desde el punto de vista de la taxonomía, la taxonomía agrupa a los animales en base a lo cercanos o lejanos que se crea que estén entre sí. La evaluación de esta cercanía evolutiva se hacía tomando en cuenta similitudes y diferencias anatómicas y morfológicas (forma y estructura, vaya). Esta manera de clasificar era un poco “a ojo” y dependía de la perspicacia del analista para interpretar lo que veía. Con este criterio se había separado a lobos y perros en dos especies diferente: canis lupus y canis familiaris.
A partir de los desarrollos en estudio del genoma cambia la manera de categorizar de la taxonomía, los estudios de ADN han tenido como consecuencia la revisión de múltiples especies, cambiando sus nombres científicos para sacarlos o meterlos en una u otra categoría. Esta revisión encontró datos concluyentes para demostrar que el perro pertenecía a la especie “lupus”, por ello las entidades de clasificación taxonómica más relevantes a nivel mundial la ITIS (Integrated Taxonomic Information System) y Mammals Species of the World actualmente clasifican al perro como canis lupus familiaris, una subespecie de lobo.
¿Esto quiere decir que la ciencia nos dice que los perros y los lobos salvajes son iguales y podemos hacer un paralelismo estricto? ¡Ni mucho menos!
La etología actual ha demostrado que la ecología determina la conducta, por ejemplo los lobos ibéricos (canis lupus signatus) se agrupan en manadas pequeñas con una pareja adulta y uno o dos añojos, siendo el máximo observado de siete individuos, lo que hace sus interacciones sociales sencillas y poco evolucionadas en comparación con, por ejemplo, los lobos árticos (canis lupus arctos) en los que se han llegado a observar manadas cercanas a la treintena de individuos, con relaciones sociales obviamente más complejas. Esto lo determina el tamaño de las presas y del territorio vital (home range).
La diferente ecología determina las técnicas de caza, en el lobo ibérico se dan el acecho o la batida según la presa, técnicas que no se dan en otras subespecies de lupus:
Texto tomado de Signatus.org:
Frente a los rebaños domésticos, los lobos suelen actual coordinadamente, poniendo en práctica la técnica del acecho. Si su labor se ve dificultada por la presencia de perros pastores, uno de los lobos se deja ver, atrayendo sobre sí la atención de los perros.
Cuando se trata de capturar conejos, uno o varios lobos actúan a manera de batidores, mientras los demás se mantienen a la expectativa, por lo regular cerca de la entrada de la conejera, adonde la presa acosada acudirá buscando refugio.
También referenciado por faunaiberica.org y animalesenextincion.es
O sea que no todos los lobos se comportan igual, pero es que –además- en los perros se ha dado un proceso de domesticación, proceso que, gracias al trabajo de Belíayev, sabemos que cambia la manera de aprender y relacionarse con el entorno.
Belíayev trabajó con zorros destinados a su explotación para la industria peletera, el planteamiento era que si se domesticaban su manejo sería más fácil y económico. Al cabo de pocas generaciones tenían animales que se dejaban manejar e interactuaban con el hombre de forma amigable, pues bien se comprobó que estos animales domesticados tenían mayor capacidad para el aprendizaje operante, mayor plasticidad social, menor rigidez instintiva y menor afrontamiento cognitivo de los problemas (Beliáyev 1969, 1979, 1981, 1982), además la historia termina bien para los zorros: la domesticación les cambiaba el color y ya no valían para piel 🙂 🙂 🙂
Estas diferencias, entorno vital y domesticación, dan como resultado que todos los autores científicos acepten hoy que lobos y perros son eto-especies diferenciadas (especies que se diferencian por su comportamiento), estas diferencias tan acusadas hacen que cada vez más etólogos planteen una nueva manera de clasificar taxonómicamente a las especies basada en trayectorias evolutivas diferenciadas, como sucede con el perro y el lobo o con las ballenas francas del Atlántico Norte y del Pacífico.
Tomando en consideración estos criterios actualmente la ICZN e ITIS admiten como válido para trabajos, comunicaciones y publicaciones científicas el termino canis familiaris como sinónimo de canis lupus familiaris.
Lo que ahora sabemos es que el perro es una subespecie de lobo por su cercanía genética pero una eto-especie diferente porque su ecología (vivir en casita tirado en el sofá y permanentemente abrazado por los más pequeños de la casa) y el proceso de domesticación han cambiado su conducta de manera relevante, poniéndolo en una trayectoria evolutiva propia y diferenciada de los demás integrantes del género lupus, con lo que es válido usar homologías con el lobo para tomar datos de apoyo pero no puede establecerse un paralelismo estricto que ignoraría sus diferencias.
Como casi siempre ni blanco, ni negro.
Enlaces a las entidades citadas:
excelente artigo, muito bem explicado e muito claro.
Irei partilhar certamente
Muy bueno, aunque los Coppinger tratan esta polémica sobre la taxonomía del perro es muy útil saber que la ICZN e ITIS admiten como válido para publicaciones científicas el término canis familiaris
Mu buen post.
Saludetes 😀
—–
Javi Martínez
http://www.clickdogging.com
gracias por explicar la situacion de una manera tan amena.
besos y abrazos
Gracias Carlos. Pues te ha salido bastante breve y claro. Recientemente recogiendo informacion sobre la dieta de alimentos crudos he visto que existe controversia respecto a clasificar al perro de omnivoro o carniboro. Al parecer los Barfistas (Dieta barf) lo clasifican como omnivoro y por ello incluyen y dan en su dieta importancia a los cereales, verduras, frutas y lacteos. Mientras, los que alimentan a sus perros a base de huesos carnosos (carne pero siempre con su hueso) en la dieta de sus perros prescinden casi por completo de esto aduciento que el perro es carnivoro, como subespecie del lobo. Si el lobo es carnivoro y el perro el omnivoro la diferencia no seria solo etologica. Nos vemos
respecto al comentario que hace sobre las conductas sociales (signatus -manadas pequeñas-y arctus -manadas grandes-)a mi humilde entender un factor que puede condicionar semejante conducta seria la presión humana a la que están sometidos los signatus y la escasez de presas grandes lo que provoca el comportamiento social comentado. En cambio ¿que pasaría si los signatus pudiesen vivir en lugares donde esta presión humana fuese menor y los rebaños de caza más grandes? ¿podria el signatus adoptar un nuevo tipo de relacion social con sus semejantes ? Por otra parte pienso que actualmente se está produciendo una hibridacion significativa entre el signatus y el familiaris por la rzon de los perros abandonados que acaban siendo adoptados ppor manadas de lobos
Bueno, la explicación se entiende, pero habría que ser más justos y decir que «algunos etólogos», porque no todos comparten esa idea.
Yo no pienso que sean eto-especies distintas, sino que si etoecología es diferente, porque la cuestión no es ver las diferencias en ambientes distintos sin más, sino ver como se adaptan a ese mismo ambiente ambos.
No se si habéis visto vídeos de lobos troquelados, si alguien me dice que no parecen perros, «asalvajados», pero perros, mentiría como un cosaco.
Al igual que hay que tener en cuenta la gran cantidad de razas de perros que hay para marcar diferencias entre ambas subespecies, porque veo más diferencias entre un perro lobo checoslovaco y un chihuahya, que entre un lobo y un plc.
Se podría decir que la domesticación ha conllevado una «atrofiación» (me acabo de inventar la palabra) de las conductas del perro que le vienen del lobo, pero no hay que olvidar que le vienen de este último. Esto lo podemos ver y entender muy bien en el libro de «Etología del lobo y el perro. Análisis e interpretación de su conducta» por David Nieto Macein (etólogo)