Emoción y cognición en el animalismo. Un enfoque práctico.
Publicado el 16 de septiembre de 2015
Hoy sabemos que quien tiene sistema nervioso siente dolor y puede sufrir, esto es una obviedad científica y no tiene demasiado sentido abundar sobre ella. Si alguien prefiere pensar que no es así, que el hombre no ha llegado a la luna o que la tierra es plana estará en el territorio de la creencia y no del conocimiento y no tiene mucho objeto discutírselo, pues cualquier cosa, por absurda o falsa que sea, puede ser creída. Algo de lo que existen obvias y abundantes muestras.
Quienes nos consideramos animalistas podemos diferir en muchos puntos, pero coincidimos en que los animales, al poder sufrir, deben ser considerados sujetos en lugar de objetos y por ello tener derechos. Esa es la piedra de toque del animalismo.
A partir de aquí empiezan los debates internos, que son enriquecedores y nos hacen a todos reflexionar sobre lo que pensamos y afinar nuestra manera de actuar como animalistas.
Sin embargo estos debates no deben suponer un freno para la causa animalista, tanto en sus objetivos profundos, el reconocimiento de los derechos de los animales y su cumplimiento, como en los inmediatos, la disminución de la crueldad y el abuso hacia cualquier animal.
Yo soy entrenador y empresario, por ello tengo una óptica eminentemente práctica: busco conseguir resultados tangibles y reconocibles. Para todos los animales si es posible, pero no me parecen menores las ocasiones para defender a una sola especie, o para apoyar a un solo individuo, pues cada uno de nosotros sólo tiene una vida y el sufrimiento o la muerte son ante todo algo individual.
Por eso me parece un error, y un error grave, cuando algunos compañeros se centran públicamente en lo que nos separa y no en lo que nos une, descalificando acciones o protestas porque en su opinión no son lo bastante amplias o “conceptuales”.
El animalismo suele nacer de la empatía, y la empatía es involuntaria, se siente, no se puede convencer a nadie de que la tenga, y una vez que nace se entrena (como decía mi admirado Chani), va de lo particular a lo general. No se puede conseguir de manera reflexiva, no se puede regañar a la gente por empatizar poco ni por hacerlo sólo con un individuo o una especie, porque el resultado es la resistencia y el rechazo, así es como funcionan la emociones (lo juro, lo he estudiado).
Además cuando la crítica a lo que se considera insuficiente se hace a través de falacias dialécticas, como la reducción al absurdo, el hombre de paja u otras… se pierde la razón de inmediato ante cualquiera que sea justo en el pensamiento y consistente en su proceso de análisis.
Si un argumento «tú comes carne, no puedes hablar», “tú no protestas por todo lo injusto, así que no puedes protestar por ninguna injusticia” puede ser usado tanto por quienes se consideran los mejores defensores del animalismo como por los detractores del animalismo para descalificar una protesta podemos estar casi seguro que es una reducción al absurdo y por ello falaz.
Si una idea se descalifica porque se considera que la persona que la expone no actúa bien en otras situaciones o momentos y su forma de vivir no es integral y consustancial a su fondo estamos usando un argumento falso y tramposo, que impide hacer nada por no poder hacerlo todo, dando a entender que sólo quien ha llegado al final del camino tiene derecho a iniciarlo.
Cuando descalificamos protestas o acciones de ayuda por insuficientes dejamos desasistidos a los animales concretos a los que se está ayudando.
Cuando las descalificamos con argumentos falaces perdemos a los mejores, a los inteligentes, a los valiosos, a los que pueden pensar y convencer.
Cuando hacemos cualquiera de estas cosas tengo la convicción de que la causa animalista retrocede.
Quien sólo desee ayudar a los perros porque los conoce y no puede evitar verlos como compañeros me parece que debe ser apoyado, quien sólo desee ayudar a un toro concreto que le miró con ese ojo negrísimo de ternura desde donde esperaba ser llevado a un festejo taurino (y no, no me importa usar la nomenclatura taurina, de hecho prefiero hacerlo) me parece que debe ser apoyado.
En primer lugar porque creo el apoyo potenciará la empatía de quien emprende estas acciones, pero sobre todo porque me niego a actuar de ningún modo que pueda restarle ayuda a una sola especie o a un solo individuo, lo que me parece ineficaz e injusto. Sobre todo injusto.
Además me asustan y preocupan quienes tienen la convicción de que su animalismo es el único válido y parecen sentirse molestos de que otros se sumen a sus causas si no lo hacen como ellos. Pues en ocasiones dan la impresión de que al considerar ante sí mismos que tienen un nivel de compromiso mayor se erigen más como propietarios y jueces que como servidores de la causa animalista, actuando enfadados ante los intrusos, como haríamos si encontrásemos a alguien extraño plantando en nuestro jardín una planta, aunque esta fuera bellísima.
Sin embargo, las causas, al menos las que merecen la pena, no tienen dueños, sino sirvientes y con frecuencia son mejores y más eficaces como tales los que no están en los extremos y tienden a sumar más que a excluir.
Porque es una confusión hacer de las causas justas únicamente una regla moral para mejorarse, esto debe ser una consecuencia del servicio a la causa y no un objetivo por sí mismo, pues no se trata de ser el mejor entre los malos, sino de ayudar a los animales. Y valoro más al que sacrifica parte de su buena imagen, haciendo tratos y concesiones para ayudar a un solo animal que a quien se erige como estatua admirable pero inalcanzable, de tanta altura como muestra. Porque sólo se ayuda a sí mismo y se sirve de la causa animalista en lugar de servirla.
Y porque es fácil que su manera de actuar y sus palabras impidan actuar a otros que, después de verle y escucharle, no se consideren suficientes para hacer algo porque no se sientan capaces de hacerlo todo.
Y porque no creo que nadie tenga la verdad animalista, que es algo complejo y cuya búsqueda parte de la empatía, pero es más amplia y nos requiere usarla como inicio de un proceso cognitivo complejo de estudio ¿implica el veganismo especismo hacia los insectos? ¿es el bienestarismo una etapa o un freno del animalismo? ¿es la muerte o es el sufrimiento y el abuso la base del animalismo? Cuestiones complejas que implican un análisis informado, que partirá de la empatía pero que no tiene suficiente con ella (porque existen animales hacia los que es difícil sentir empatía, como los insectos) si aspira a la consistencia.
Pero aunque los derechos de los animales necesitan de nuestra cognición tanto como de nuestra emoción, el servicio a una especie, el apoyo a un único animal pueden ser eficaces sin necesidad de otra cosa que el sentimiento de que podemos ayudarle. Y nunca debemos frenarlo, porque es un punto de partida y quien ayuda a un único animal merece el apoyo de todo el que se llame a sí mismo animalista y no su censura, además de que, sin saberlo estará abriéndose a un animalismo más amplio, porque el sufrimiento es algo terriblemente similar y reconocible.
Si alguien ayuda a un solo animal y nunca más mueve un dedo por otro y considera al animalismo un exceso absurdo, me seguirá pareciendo que ha merecido la pena apoyarle.
Por eso me preocupan las críticas de insuficiencia hacia las acciones de defensa de un único animal, porque creo que nos divide y nos lleva a que hagamos menos, pero no me molestan, porque sé que el ánimo de quienes las hacen es el de movernos a hacer más. Sencillamente creo que tienen el efecto contrario e intento convencerles de ello.
Y por eso he escrito todo esto 😛
1.- el hombre no ha llegado a la luna.
2.-.como muy bien dices la empatía es involuntaria , y yo soy incapaz de empatizar con un grupo de gente que para defender una idea , en este caso la muerte de un toro, tiene que lanzar piedras, amenazar con palos, gritar, insultar, . No me gustan los protagonismos, el juego televisivo, …..me niego a aplaudir y comulgar con eso….seguramente soy muy cerrado de mente, y miro el dedo en vez de mirar lo que esta mas allá de el. Lo siento así , sorry
Bueno bueno.. que la tierra es redonda… si claro… entonces porque los australianos no se caen?????
Creo que es bastante complicado entender al ser humano jejeje y más no siendo psicologo. Es divertido/frustante oir «argumentos» diciendo todo lo que NO puede hacer/ser por ser de tal o cual forma o pensar de una forma concreta.
Mi alimentación no me hace mejor o peor que otro por que no se alimente como yo. De hecho, no creo en los grandes cambios, si no vienen precedidos de pequeños/grandes cambios personales. Sumarse a una moda, porque tiene muchos seguidores en las redes sociales, es un apoyo corto en el tiempo, y si solo nos guiamos por los «me gusta» mal vamos. Pero me alegra ver que este tipo de debate, tiene sitios donde se puede hablar tranquilamente
Carlos, soy escueta. De todo corazón, pero de todo de todo, millones de gracias por esta entrada en particular. Millones, millones y millones de gracias.