Conoce EDUCAN

Una empresa ha de generar riqueza, su objetivo no puede limitarse al beneficio económico, una empresa debe crear algo, aumentar las cosas que había sin destruir las anteriores, su entorno debe obtener mejoras con su actividad. Esto es imperativo para un funcionamiento sostenible y ético.

EDUCAN es la primera y única empresa en España dedicada a la investigación de nuevos conocimientos sobre comportamiento y aprendizaje de los animales, en particular los perros, y al desarrollo consecuente de protocolos innovadores para entrenarlos, mejorar su comportamiento, solucionar sus problemas y convivir con ellos garantizando su bienestar y facilitándoles el acceso a la felicidad.

Nuestros cursos para formar entrenadores profesionales, nuestros servicios de entrenamiento y de gestión del comportamiento son la aplicación práctica de nuestros desarrollos, todo lo que hacemos está derivado de nuestra actividad de I+D+I, lo que garantiza su máxima actualización, vigencia y calidad.

EDUCAN quiere mantenerse como líder del cambio de visión sobre la manera de entrenar y gestionar el comportamiento de animales, particularmente de perros, dándole máxima relevancia a las capacidades cognitivas, emocionales y sociales de los animales entrenados y relativizando la importancia del aprendizaje meramente asociativo.

Los beneficios que obtenemos con nuestra actividad comercial nos permiten mantener la autonomía e independencia investigadora y seguir avanzando.

Otras empresas importan conocimiento, en EDUCAN lo generamos. Otras empresas repiten, nosotros innovamos. Esa es la diferencia.

El entrenamiento y la gestión de la conducta canina son un servicio ineludible para la calidad de vida y el bienestar de nuestros compañeros de cuatro patas, sin profesionalizar la actividad no sería posible invertir el tiempo y recursos necesarios para solucionar los casos más complicados y difíciles. Aquellos que más requieren de ayuda.

Quien adiestra únicamente desde la afición no puede alcanzar un conocimiento tan profundo y consistente como el profesional; la necesidad de alcanzar objetivos reales con perros muy diversos, de comprender los conceptos lo suficientemente bien como trasmitírselos a otras personas, los propietarios, de un espectro muy amplio, así como la exigencia formativa y de calidad que implica competir lealmente en un mercado laboral muy dinámico, le dan al profesional activo y honesto un nivel de compromiso y progreso que no puede alcanzarse desde el diletantismo.

Ser conscientes de lo necesario de nuestra profesión y de la dificultad de su ejercicio conlleva adquirir un fuerte compromiso para ejercerla eficaz y honestamente. Y uno no menos fuerte para formar a los nuevos profesionales que nos acompañarán en el sector, que competirán con nosotros y que harán que el mercado avance en calidad y compromiso.

La ligereza, la superficialidad y la inconsistencia son los enemigos del trabajo profesional con perros.

En EDUCAN entendemos que solo es un buen negocio aquel en el que ganan todas las partes que participan. Cuando los beneficios se obtienen a costa de un perjuicio para alguna de las otras partes no es un buen negocio, es picaresca, abuso o especulación. No nos interesa.

En el entrenamiento y gestión del comportamiento de perros hay cuatro partes implicadas que deben salir beneficiadas:

Los perros

El entrenamiento o la intervención sobre el comportamiento tienen que mejorar la relación entre el propietario y su perro, así como la calidad de vida de ambos, particularmente del perro. Al formar adiestradores es necesario transmitirles estas premisas, dotándoles de instrumentos eficaces para llevarlas a cabo. La mejora del bienestar que obtienen los perros cuando son entrenados adecuadamente o se resuelven sus problemas de comportamiento son el leitmotiv principal de EDUCAN.

Los clientes

Si el cliente no ha obtenido el producto o servicio que esperaba tampoco podemos hablar de un buen negocio. Será un caso de picaresca, que ha sabido vender productos malos o innecesarios, abusando de la buena fe de la gente. Un cliente de EDUCAN debe sentir que ha sido bien asesorado, que ha merecido la pena el dinero invertido y que no se ha abusado de su necesidad o desconocimiento.

La empresa

Una empresa debe generar beneficios para ser viable, lo que redundará en pagar y formar mejor a sus profesionales, ofrecer servicios de mayor calidad y mantenerse en el mercado. Si alguien pone en marcha una empresa o trabaja como autónomo y no considera parte de sus responsabilidades el obtener beneficios no es moralmente mejor, sencillamente es un mal profesional, un diletante que terminará renunciando a trabajar en lo que le gusta por la imposibilidad de vivir de ello. EDUCAN reinvierte sus beneficios principalmente en I+D+I para seguir mejorando.

Los trabajadores

La pobreza es el cáncer del sistema social, una empresa no debe hacer nada que genere pobreza ni alimentarse de ella.

Si para que una empresa funcione debe abusar de sus trabajadores, pagando sueldos de miseria, aprovechándose de personas en situaciones precarias o del entusiasmo de quienes empiezan para obtener personal low-cost, esa empresa no está haciendo negocios, sino succionando sus beneficios de los derechos de sus empleados, como garrapatas. En EDUCAN nadie trabaja horarios desmedidos, gratis o cobrando infrasalarios.

En nuestro sector existe la tendencia de considerar a la competencia como enemigos a batir, sospechosos perpetuos de mala praxis o de desinterés en el bienestar de los perros, resultando de ello un ambiente enrarecido que dificulta el disfrute de nuestro trabajo y cierra puertas a compartir experiencias.

En EDUCAN consideramos, porque así nos lo dicta nuestra experiencia, que los demás profesionales normalmente actúan desde la honradez y el compromiso profesional y ético de hacer lo mejor para los perros y la personas que les contratan. Nuestros competidores son, finalmente, nuestros colegas profesionales, quienes mejor pueden entender las inquietudes y sensaciones de nuestro día a día, porque las comparten.

Por eso creemos que la competencia es buena, nos “pone las pilas” para mantenernos actualizados, diseñar nuevos servicios y controlar los precios para que le sean atractivos al cliente. La competencia sana es una ayuda para que los profesionales no nos acomodemos y generemos un mercado dinámico y eficaz.

Y deseamos que nos pongan realmente difícil seguir siendo la primera empresa de Europa en servicios de entrenamiento y gestión del comportamiento canino y la escuela de entrenadores profesionales que más alumnos recibe. Cuanto más difícil, más nos esforzaremos y más mejoraremos.

La primera de nuestras premisas es que el entrenamiento de animales debe incluir el trabajo con motores sociales y afectivos, usando sus capacidades de comunicación social en todas las especies en las que sea posible, como es el caso del perro, y no únicamente aprovechando motores de conducta de carácter individual, pues el trabajo continuado y único sobre estímulos de interés individual, aun cuando sean apetitivos, empeora y atrofia dichas capacidades sociales y afectivas, disminuyendo las posibilidades de que el perro encuentre satisfactoria la relación afectiva y alejándolo de una buena integración social con su entrenador y/o familia.

EL PERRO ES UN ANIMAL SOCIAL Y EL ENTRENAMIENTO DEBE AYUDARLE A REALIZARSE COMO TAL.

Consideramos una condición indispensable del entrenamiento incluir el cariño, el amor, como elemento protagónico y sistematizado de trabajo, no limitando la labor del entrenador a la de dispensador de estímulos de interés individual para el perro, pues esto resulta empobrecedor para su desarrollo social, aunque estos estímulos sean apetitivos.

Esto implica usar y regular también el enfado y los procesos emocionales que se desarrollan a partir de él. Enfadarnos con los perros con los que convivimos es inevitable y, bien hecho, saludable para la relación, por lo que es una obligación ética proveer de recursos técnicos para incorporarlo de manera segura, no abusiva y evaluable. Ignorar el enfado como pieza relevante de la convivencia es una falta grave, cuyo coste pagarán los perros, evitarlo a toda costa en la convivencia es difícilmente sostenible, insalubre y objetualiza al perro en la relación, negándole la condición de compañero y amigo.

Una intervención en el comportamiento ética debe buscar siempre la mejora en el medio y largo plazo del estado emocional del perro, potenciando la gestión saludable de las emociones y el bienestar emocional. Definiéndose el éxito de la intervención por lograr esta mejora del estado emocional del perro además de por la aparición o desaparición de una conducta observable.

EL ESTADO EMOCIONAL DEL PERRO DURANTE LAS INTERVENCIONES EN SU COMPORTAMIENTO ES DETERMINANTE PARA DECIDIR LO QUE SE DEBE HACER Y LO QUE NO.

Creemos que nunca está justificado el uso sistemático de estímulos aversivos que generen en el perro estados emocionales negativos frecuentes, que llegan al umbral de miedo o son continuados, ni que hagan del adiestramiento una actividad desagradable para el perro, limiten o impidan su desarrollo y felicidad y/o supongan atajos para el entrenador.

Cuando la intervención sobre el comportamiento implica el empeoramiento sistemático y continuado del estado emocional del perro respecto a la situación previa a dicha intervención la intervención no es aceptable para nuestros criterios éticos.

También entendemos que todo proceso de educación y entrenamiento de carácter global, además de una mayoría de estímulos apetitivos debe necesariamente incluir el uso de algunos estímulos aversivos de baja intensidad para:

1. Positivizar o al menos habituar al perro a elementos que serán comunes e inevitables en su vida, como la correa, las exploraciones veterinarias o el cepillado.
2. Desarrollar la capacidad del perro de aprender a gestionar y responder de manera proactiva ante situaciones problemáticas.
3. Aprender a gestionar el estrés de manera adecuada.
4. Disminuir la aparición de ansiedad ante problemas leves.
5. Generar sinergias entre las estructuras responsables del aprendizaje apetitivo y aversivo.

Las capacidades de aprendizaje aversivo han sido abusadas de manera sistemática durante la historia del entrenamiento de animales, siendo lógico y necesario que, al incorporar a los perros como parte de nuestra familia, haya terminado surgiendo una firme oposición a ese “todo vale” para conseguir conductas que nos resulten valiosas.

Sin embargo, es preciso conocer que el aprendizaje aversivo no existe en los animales para que los entrenadores puedan conseguir resultados a través del temor o la brutalidad, sino que tiene un fin adaptativo y es necesario darle un correcto desarrollo para mantener la salud emocional del perro y facilitarle la consecución de la felicidad.

Una educación sana pasa por dar al perro herramientas eficaces para gestionar las situaciones aversivas de forma competente, debiendo entenderse esta propuesta como un elemento educativo en pro del perro y no un simple recurso para la consecución de resultados en el aprendizaje y ejecución de destrezas.

Por tanto creemos conveniente el uso de un pequeño porcentaje de estímulos aversivos de baja intensidad, en el nivel de molestia y sin que nunca lleguen a generar miedo, para conseguir el desarrollo completo del perro, garantizar su buena salud emocional, disminuir el estrés y facilitar su correcta gestión, consiguiéndose con ello una mejora general de la calidad de vida del perro. No consideramos, sin embargo, que sea válido el uso generalizado o frecuente de estímulos aversivos para conseguir o fijar conductas.

Existe un acuerdo generalizado entre los profesionales para considerar que las intervenciones sobre el comportamiento del perro deben utilizar los protocolos menos invasivos que permitan obtener resultados. Suscribimos la idea con una pequeña salvedad: creemos que el factor tiempo debe ser incorporado a esta ecuación.

En caso de que el problema a tratar genere en el perro un sufrimiento mantenido, como pueda suceder con algunos miedos severos, pensamos que debe plantearse la opción de intervenciones más invasivas si existe evidencia razonable de que acortarán la obtención de resultados y con ello el tiempo de sufrimiento del perro.

Cuando un problema conductual causa dolor emocional debe equilibrarse lo invasivo de la intervención con los beneficios que supone ahorrar meses de angustia al perro, pudiendo determinar que no fueran nuestra primera elección algunos de los protocolos menos invasivos, aún cuando finalmente se mostrasen eficaces.

Al tratar con perros siempre es recomendable recordar lo breve de sus vidas frente a las nuestras, mantener un tratamiento de un año con sufrimiento en el perro puede suponer que más del diez por ciento de toda su vida habrá transcurrido en el dolor. Con el sufrimiento de los perros debemos volvernos “traperos del tiempo”.