Los ladridos ante movimientos cercanos a la puerta de casa y al sonar el timbre son un problema frecuente y, además de ofrecer una solución sencilla y eficaz para quienes lo sufren y se desesperan, quiero exponer una visión general sobre cómo planificamos nuestros trabajos de análisis e intervención en el comportamiento en EDUCAN, así este post podrá ser de utilidad tanto a tutores, como a comportamentalistas. En todo caso, tanto la exposición de las diferentes fases de una intervención comportamental, como las técnicas y recursos que vamos a ver aquí están explicadas con más detalle en mis libros LPNL II. Análisis e Intervención TETRADIMENSIONAL en el comportamiento canino y LPNL III.GESTIÓN EMOCIONAL, GESTIÓN DEL ENTORNO OBJETUAL y GESTIÓN DEL ENTORNO SOCIAL de los perros, disponibles en Dogalia en formato electrónico o en papel.
Para logra el doble objetivo de ofrecer cómo resolver los problemas de ladridos por ruidos en el descansillo y por el timbre a la par que mostrar nuestra forma de diseño de una intervención comportamental, voy a exponer el trabajo siguiendo la secuencia de trabajo que utilizamos que para este tipo de casos que es, a grandes rasgos, la siguiente (siempre entendiendo que se realiza de manera individualizada para cada perro concreto, mientras que aquí la planteamos de manera genérica):
(1)ANÁLISIS PREVIO
(2) FIJACIÓN DE OBJETIVOS DE MEJORA
(3) FASE PREPARATORIA
(4) FASE DE ABORDAJE
(5) FASE DE MEJORA
(6) FASE DE MANTENIMIENTO
(1) ANÁLISIS PREVIO ¿Por qué pasa lo que pasa?
La activación de este tipo de ladridos está directamente relacionado con la tendencia innata a defender la core area, la zona privada de convivencia del grupo social.
Esta tendencia se potencia cuando la core area (1) es relativamente pequeña, (2) sus límites son muy definidos y marcados con barreras físicas (como una puerta, una pared o una valla) y (3) la aparición de los sujetos a los que se ladra es breve, lo que impide acostumbrarse a su presencia, pues el pasar rápido, que es lo que suele suceder ante una puerta, es muy potenciado de la alerta interna del perro. En el caso del timbre, sumamos, además, su sonido, que es (4) un estímulo muy excitante (nos activa hasta a nosotros, piensa en cómo respondemos al escucharlo).
Si queremos enfocarlo y estudiarlo desde un plano emocional, tenemos que la emoción que activa la conducta de ladrar gatilla -se dispara- controlada por el ruido de personas y o timbres, es decir que no son las consecuencias de su conducta lo que potencia el ladrido, olvídate de pensar que si le das comida para que se calle o le intentas tranquilizar con tu cariño estarás reforzando el ladrido ¡¡¡eso no sucede en este caso!!
Y, por cierto, parte del análisis previo es saber y reconocer que -salvo casos muy intensos, en los que la activación del ladrido le provoca al perro malestar emocional y/o acumulación de estrés residual- este, en realidad, es un problema para los tutores, pero no para la mayoría de los perros que muestran esta conducta, algo de lo que debemos informar a los tutores y tomar en consideración al trabajar, siempre es bueno recordar aquello de: “el gato maúlla, el perro ladra…”.
(2) FIJACIÓN DE OBJETIVOS DE MEJORA ¿Qué podemos lograr?
Una tendencia innata, potenciada por la reiteración de su aparición, sostenida y aumentada por el estado emocional y conducta consecuente del perro ante aquello que la activa, no por sus consecuencias, y que, en algunos casos, se intensifica por un estímulo excitante adicional, el timbre, implicará un trabajo largo, consistente, continuado y con el mantenimiento de pautas específicas permanentes para mantener su eficacia. Además, por bueno que sea el resultado, puede haber momentos puntuales (paso de archienemigos, perro particularmente excitado en algún momento…) en los que reaparezcan los ladridos ante algo que suceda en el descansillo y/o ante un timbrazo de la puerta, pese a que se logre una mejoría general.
Debemos explicarle esto a nuestros clientes y pactar con ellos la forma de trabajar y los resultados que esperamos obtener ANTES de que nos contraten e iniciemos la intervención en el comportamiento. Esto, que es relevante siempre, resulta vital en casos como este: un problema sencillo de trabajar, pero que (1) requiere volumen de trabajo, (2) pautas de mantenimiento de largo plazo y que (3) probablemente reaparezca en algún momento puntual.
A veces damos por hecho que todo el mundo asumirá estas cosas, y no es así. Muchos desacuerdos y malos entendidos vienen por no aclararlo antes de la intervención. Al principio la gente es razonable y entiende las cosas que se le explican, pero si contrata pensando que será algo mágico y se olvidará para siempre de los ladridos sin hacer nada, y solo se le explicamos lo trabajoso que es y la necesidad de mantenimiento cuando ya nos han contratado, es normal y natural que se molesten y parezcan poco razonables. Pero es un fallo nuestro que no les hemos facilitado una elección informada suficiente antes de contratar el servicio.
(3) FASE PREPARATORIA ¿Qué vamos a hacer?
Aquí tenemos que decidir cómo solucionar los ladridos, qué haremos, qué protocolos, recursos y técnicas usaremos, cuándo y cómo los aplicaremos. También construiremos y evaluaremos en el perro aquellas cosas que necesitamos para la intervención y puedan tocarse fuera de la situación problemática, por ejemplo elegir y probar el tipo de comida, entrenar trabajos de olfato para que el perro aprenda a disfrutarlos…
Existen diferentes protocolos y recursos de gestión de comportamiento eficaces para resolver los ladridos en el descansillo y al escuchar el timbre, porque no hay UNA intervención comportamental única posible, una que sea “la buena”, sino que existen múltiples opciones eficaces. Diseñar una propuesta de intervención comportamental no es encontrar LA SOLUCIÓN, sino UNA de las soluciones, que sea, de entre las eficaces, la que mejor se adapte a las circunstancias.
En este caso las circunstancias son: (1) sucederá muchas veces al día, (2) sucederá durante la convivencia, (3) sucederá a veces cuando no estemos en casa, y (4) una parte central de los estímulos activadores, los ruidos en el descansillo, no se pueden reproducir con calidad durante sesiones preparadas (si lo intentas verás que el perro como mucho ladrará la primera vez que hagas pasar a alguien por el descansillo, después dejará de responder como lo hace normalmente). Esto lleva a que el trabajo deba ser: 1 sencillo, para poder realizarse en cualquier momento casi sin preparación ¡¡incluyendo cuando no haya nadie en casa!!, 2 cómodo, para que se mantenga la adherencia a las pautas por parte de los tutores y 3 rápido, para poder llevarlo a cabo en cuanto surge la situación.
Para adaptarme a lo anterior voy a elegir dos recursos conceptuales, junto a una o dos técnicas (dos para los casos más severos) -que pueden adaptarse y evolucionar en cada caso de manera individualizada- y dos o tres cambios de rutina (tres para los casos más severos) para aplicarlos en la vida cotidiana de la familia, no más. En mi elección priorizo ante todo lo que he expuesto: facilidad, comodidad y rapidez. No me importa si otros recursos son conceptualmente más avanzados u otras técnicas más rápidas o eficaces inicialmente, quiero aquello que pueda hacerse sin colonizar las vidas y el pensamiento de los tutores, porque tendrán que convivir con estas pautas, y que esa convivencia sea posible en el largo plazo es un imperativo para lograr el éxito.
Por cierto, para definir las cosas bien:
Recurso de trabajo comportamental: Cualquier (1) acción, (2) herramienta o (3) combinación de las anteriores que permite modificar uno o varios aspectos relevantes del comportamiento en una dirección previamente conocida y deseable.
Los recursos cristalizan en técnicas, que son aplicaciones concretas de un recurso para un caso o tipo de problema concreto.
Cambios de rutina: son modificaciones de la vida cotidiana del perro que ayudan a los objetivos de la intervención comportamenteal, ya sea en casa, en sus paseos, en su alimentación, en el material de manejo y cuidado y/o en las relaciones con su grupo social.
Recursos elegidos:
Recurso 1
Contracondicionamiento emocional: El contracondicionamiento emocional consiste en (1) activar en el perro una emoción que tenga alguna o todas sus coordenadas (valencia, activación y orientación) diferentes, y normalmente opuestas, a las de la emoción que activa la conducta indeseada y (2) asociarla de manera respondiente con el estímulo o situación que provocaba dicha conducta indeseada.
Puede hacerse antes, durante o después de la situación: antes favorece una emocionalidad adecuada para responder de otra manera a la situación, durante saca al perro de la emoción que queremos cambiar y después evita la fijación de huellas emocionales, que consoliden la respuesta emocional que deseamos cambiar.
En este caso la emoción original tiene las siguientes coordenadas: -1 excitante y expansiva, -2 valencia emocional negativa y -3 tendencias de acción son gruñidos y ladridos hacia la puerta.
En consecuencia, las emociones para contracondicionar la emoción original deberían ser: 1 calmantes y facilitar la concentración, 2 con valencia emocional positiva y 3 tendencias de acción alejándose de la puerta.
Recurso 2
Conducta y activación emocional de los tutores: Es posible potenciar o disminuir una activación emocional negativa en el perro –y el comportamiento consecuente- a través de la activación emocional que muestren las personas queridas por el perro. Y, al igual que el contracondicionamiento, influye cuando lo haces antes, durante o después de la situación.
La capacidad que tienen los perros –como todos los mamíferos sociales- de sincronizar su estado emocional de manera involuntaria con otros miembros de su grupo social es un recurso que debemos conocer y aprovechar.
Muy fácilmente la sincronía emocional puede jugar en nuestra contra en los problemas de ladridos, pues los tutores se pueden alterar cuando sucede un episodio y (1) sincronizar su estado emocional con el del perro, o (2) generar un estado emocional incorrecto, excitándose e incluso mostrándose enfadados, y empeorar el problema del perro. Es importante hacerles conscientes de cómo pueden afectarle con su comportamiento: su excitación o enfado pueden potenciar sustancialmente el problema.
Exponer e incorporar este segundo recurso de trabajo, tan sencillo y claro, nos permite que los tutores actúen de manera relajada durante los episodios, que suelen resultar enervantes para ellos, sin que lo consideren como una prueba de paciencia, que les pedimos más en nombre del respeto al perro y la conducta ética, sino como parte del trabajo. Entender desde el principio que es incompatible que ellos actúen mal con lograr los objetivos deseados es una poderosa arma para facilitar el éxito y el buen hacer de los tutores, logrando una gran adherencia a estas pautas, que suelen ser la que más se saltan, alterándose y enfadándose con el perro durante los momentos en que ladra.
Técnicas elegidas:
Técnica 1
Trabajo de olfato: Cuando el perro ladre, le extenderemos por el suelo o por una alfombra de olfateo un puñado de comida apetitosa, que le desconecte de su emocionalidad y le haga buscar de manera: 1 tranquila y concentrada, 2 emocionalmente positiva y 3 alejándose progresivamente de la puerta a través de la distribución de la comida, cada vez más hacia el interior de la casa, e incluso, según el progreso, planteando el trabajo de olfato en un sitio alejado de la puerta, de manera que al escuchar algo se vaya allí a que le pongan su trabajo de olfato ¡¡lo que tendrán que hacer los tutores!! En esta fase previa probaremos diferentes comidas y le enseñaremos a buscarla por la casa.
Técnica 2
Uso de la Face Wrap: Cintas de hocico, elásticas planas, anchas y suaves, que se colocan alrededor del cuello, como un collar, y luego con un giro se pasan por el hocico del perro, rodeándolo y ejerciendo una suave presión que no impide al perro ladrar o abrir la boca en absoluto. La usaremos en los casos de perros que llegan a un nivel de excitación que les impide enfocarse en el trabajo de olfato cuando han escuchado algo en el descansillo o el timbre. Esto ya es insalubre para el perro, por la emocionalidad negativa y la acumulación de estrés residual, y usaremos la Face Wrap como inductor de calma, por lo que servirá para contracondicionar la emoción subyacente al ladrido, permitiendo que el perro realice el trabajo de olfato (con la Face Wrap colocada), que completa así este contracondicionamiento usando la combinación de dos técnicas-
Es importante indicarles a los tutores que la Face Wrap no parará los ladridos de inmediato, sino que irá haciendo que sean menos intensos progresivamente y facilitando que el perro sea capaz de realizar el trabajo de olfato aunque escuche los ruidos que le hacen ladrar ¡¡esa es la garantía de que el perro está avanzando!! En esta fase inicial, y solo en perros concretos que la necesiten, la colocaremos varias veces fuera de la situación problemática y la positivizaremos poniéndole al perro un trabajo de olfato con la Face Wrap puesta (sin que haya ruidos inicialmente).
Cambios de rutina elegidos:
Cambio de rutina 1
Fuera del alcance del perro, se colocaran recipientes con la comida que se vaya a usar para el olfateo en las diferentes zonas en las que vayamos trabajando, típicamente empezando por la zona de la puerta. Esto facilitará tener a mano la comida para plantear el trabajo de olfato de inmediato al surgir la situación.
Cambio de rutina 2
Atenuación sensorial, cuando no estemos en casa plantearemos medidas que dificulten al perro escuchar los pasos en el descansillo y/o el timbre, como cerrarle el acceso a la zona más cercana a la puerta, poner música o, un recurso que funciona muy bien, ponerle grabaciones con ruidos similares, que no servirían para eliminar el ladrido trabajando solo con ellas, pero sí resultan útiles para atenuar la percepción del perro de los estímulos que le hacen ladrar y reducir su respuesta emocional ante ellos, que quedan “disimulados” y reducidos por la superposición con la grabación. Por supuesto, podemos combinar varias medidas de atenuación sensorial de acuerdo al perfil de cada casa, que nos ofrecerá diferentes posibilidades, y cada caso.
Cambio de rutina 3
Únicamente para perros que requieran la Face Wrap, el tutor que esté en casa llevará la Face Wrap alrededor de su muñeca para que sea ágil y rápido colocársela al perro e iniciar el trabajo de olfato.
(4) FASE DE ABORDAJE ¡¡Manos a la obra!!
Aquí le plantearemos a los tutores poner en marcha el trabajo en tres frentes:
(1) Siempre que el perro ladre y ellos estén en casa, tanto por escuchar gente en el descansillo, como por el timbre (si es necesario recibir a alguien podemos ponerle el trabajo de olfato en otra habitación) le ponemos un trabajo de olfato.
(2) Realizarán sesiones diarias de timbrar con la puerta abierta y con el perro ya realizando un trabajo de olfato. De estas planteo un mínimo de una al día y un máximo de dos al día, de unos veinte minutos de duración, durante un máximo de seis días a la semana.
(3) Implementarán los cambios de rutina de atenuación sensorial que hayamos elegido para su caso cuando no estén en casa.
Durante la fase de abordaje es frecuente realizar reajustes en las pautas para individualizarlo mejor en cada caso, quizá cambiemos el tipo de comida que usábamos, o nos demos cuenta que la Face Wrap no era necesaria, o que podemos encontrar mejores formas de atenuar la percepción de los estímulos que las que ideamos inicialmente.
(5) FASE DE MEJORA Avanzando hasta los objetivos
Continuaremos el trabajo anterior, haciendo las progresiones que requiera cada caso en cada momento: poner el trabajo de olfato en otra habitación, dejar de usar la Face Wrap cuando un caso grave está mejorando… Así hasta alcanzar los objetivos pactados de mejora (si los superamos tanto mejor).
(6) FASE DE MANTENIMIENTO Lo que hay que seguir haciendo
Aquí tendremos que definir las pautas de trabajo que tendrán que mantener para el resto de la vida del perro, esto es muy variable según el caso: a veces tendremos que mantener prácticamente las mismas pautas de trabajo que usábamos al final de la fase de mejora, en otras ocasiones podremos aligerarlas, por ejemplo reduciendo las medidas de atenuación sensorial cuando el perro esté solo, pero lo cierto es que en las intervenciones comportamentales para reducir/eliminar los ladridos ante ruidos en el descansillo y por el timbre, en la mayoría de los casos se requerirá un alto volumen de trabajo de mantenimiento.
Para terminar…
Este post es una ampliación del episodio 29 de mi programa Tu perro piensa y te quiere en Instagram, que realizo semanalmente en dicha red social desde la cuenta de IG de adiestramiento_educan, pues exponer este tema con amplitud y detalle era demasiado para el formato del programa, y he creído conveniente ampliar, detallar y matizar lo que expuse allí, en todo caso aquí os dejo el programa en nuestro canal de Youtube, pero tambien puedes verlo desde el IG de EDUCAN y escucharlo como podcast desde la principales aplicaciones para ello:
Los Grandes Olvidados es un curso exclusivamente online, que se divide en cuatro seminarios -que pueden cursarse de forma independiente- para que aprendas a reconocer, afrontar y solucionar los cuatro problemas más importantes de entre los que se manifiestan y deben trabajarse dentro de una casa, que no suelen incluirse en la formación tradicional de los entrenadores, pero que son determinantes en la calidad de vida y la felicidad de los perros y las personas que viven con ellos:
- Depresión y estados depresivos.
- Celos y competiciones afectivas.
- Frustración y descargas emocionales.
- Conflictividad y peleas entre perros que conviven.
Y existe una bolsa enorme de clientes para estos servicios que no encuentran a quien les pueda ayudar. Los profesionales caninos que se la ofrezcan encontrarán un nicho de mercado prácticamente sin competencia, algo que en el momento actual puede marcar la diferencia.
Olvidados en la formación tradicional, protagonistas en la virtual
La formación que se realiza en centros caninos produce un sesgo: los problemas que están intrínsecamente ligados al hogar, los que solo aparecen y se pueden trabajar en la casa del perro, quedan en segundo plano y, salvo alguna excepción de gran demanda comercial, como la APS, apenas reciben atención. Y la que reciben no se suele vincular a técnicas que puedan practicarse durante el curso, sino a una serie de consejos para que apliquen en su casa quienes los sufren.
Este tipo de problemas que, o bien no se mencionan o se explican indirectamente, son Los Grandes Olvidados en los cursos de formación, donde no es posible practicar las pautas de mejora que se requieren, porque, además, mucho de lo que debe hacerse es diseñar cambios en la casa del perro: desde redistribuir algunas cosas, hasta generar nuevos hábitos de convivencia.
Pero si haces el curso en tu casa, en el mismo lugar donde habría que practicar, donde deben reordenarse las cosas (¡a veces físicamente incluso!) con el profesor tutelándote allí, disponible para ver y ajustar lo que estás haciendo, podrías aprender y practicar todas las técnicas necesarias para mejorar estos problemas donde debe hacerse, en el único sitio donde es posible: en una casa. La tuya.
Porque, aunque tu perro no tenga estos problemas, en tu casa, con nuestra estructura y guía, practicarás con él las técnicas específicas para solucionar cada uno de ellos mientras te tutelamos, mostrándote cómo avanzar, cómo organizar los espacios y los ejercicios durante la convivencia en el lugar donde corresponde, de forma que adquieras destreza y competencia de análisis y gestión en/del entorno real donde aparece y debe afrontarse el problema. Aprendiendo a trabajar dentro de una casa de la mejor manera posible: practicando en la tuya, aprendiendo a organizar la convivencia diaria -los espacios, las rutinas… – para que sea cómoda y segura durante el tiempo necesario hasta lograr resultados. Esto es algo especialmente apreciado por los potenciales clientes, pues los problemas que alteran a nuestros perros dentro de casa nos hacen sufrir a cada minuto, pensando en que pueda detonar un nuevo episodio o en el malestar continuado de nuestros amigos caninos. Una casa es un ecosistema muy delicado, y saber cómo gestionarlo, como organizarlo, para que los problemas no resulten emocionalmente abrumadores durante el transcurso de la intervención comportamental es parte integral e imprescindible del trabajo. Y esa es otra cosa que solo puede aprenderse y practicarse desde una casa.
Además, es nuestro primer curso en el que puedes contratar contenidos “a la carta”, es decir: apuntarte sólo a aquellos problemas concretos que te interesen, como si cada uno de Los Grandes Olvidados fuera un seminario independiente. Mejor imposible.
El ITE, las mejores instalaciones formativas del mundo del perro están en tu casa
El Instituto Tecnológico EDUCAN (ITE) es el lugar perfecto para que aprendas y practiques lo que tiene que aprenderse y practicarse en una casa. No existe ninguna formación online que se parezca, ninguna tan eficaz, sencilla y divertida: el Instituto Tecnológico EDUCAN (ITE) es el mejor y más completo entorno virtual del sector. Descubre todo lo que te ofrece pinchando aquí.
Los Grandes Olvidados es nuestro segundo curso diseñado exclusivamente para realizarse en formato online, porque esta es la mejor manera de hacerlo, porque el aprendizaje y los resultados son mejores, más aplicables, más prácticos, más directos. Ahora, con el ITE, tenemos, por fin, un espacio formativo óptimo para aprender a trabajar los problemas que requieren “entrar” en las casas, porque por fin podemos ofrecerte todo lo que necesitarías de un curso tradicional mientras estamos dentro de tu casa.
Depresión y estados depresivos
La depresión es la permanencia prolongada del conjunto de un (1) estado emocional de tristeza, con valencia negativa, desactivante y que aleja la atención del perro de los estímulos del entorno social y objetual, mostrando un (2) estado físico decaído y anormalmente poco activo, un (3) estado cognitivo caracterizado por la falta de interés y de concentración y, (4) a nivel social, por la búsqueda frecuente de soledad y desatención afectiva hacia otros sujetos.
Para hablar de depresión estos síntomas deben mostrarse a lo largo de varios días, pues son la intensidad y continuidad de los síntomas las que determinan la gravedad de esta afección. Y podemos solucionarla, ningún perro tiene porque afrontar por sí mismo la depresión. Existen mecanismos y protocolos eficaces para ayudarles.
Cuando estos síntomas aparecen ocasionalmente tampoco tenemos que dejar a nuestro perro sufrirlos:
Los estados depresivos son la aparición ocasional de los síntomas de la depresión.
Los estados depresivos ocasionales son algo normal, que muy probablemente tienen un efecto reconstructor a nivel emocional en los perros, para recomponerse tras algunos eventos. La negación de la conveniencia y eficacia de la tristeza sería la negación de su utilidad adaptativa, pero eso no quiere decir que no sea desagradable y que cuando se repite o prolonga no intentemos ahorrar malestar a nuestros perros.
Es muy sencillo, bonito, enriquecedor y eficaz intervenir en un estado depresivo del perro para devolverle su bienestar, esto nos sirve para ofrecer a nuestros clientes una herramienta de recuperación ante ocasionales episodios de decaimiento. No sabes cuánto valoran quienes quieren a sus perros tener herramientas para restaurar su felicidad hasta que se las ofreces.
Depresión y estados depresivos. Temario:
- ¿Qué es la depresión y para qué sirve desde un enfoque ECO-EVO-DEVO? Lo que sabemos de la depresión en perros
- Tres niveles de gravedad, desde la depresión de involución hasta los estados depresivos frecuentes.
- Conocer y desarrollar las capacidades emocionales necesarias para prevenir y afrontar la depresión.
- ¿Calmar a un perro deprimido? ¡Por supuesto!
- El día a día y los espacios físicos como elementos de mejora.
- Tutelar a un perro deprimido.
- Prevenir la depresión.
- La depresión en los perros ancianos.
Celos y competiciones afectivas
No es infrecuente que los perros muestren tendencia al conflicto hacia individuos que tienen intercambios cariñosos con personas o perros con los que mantienen una fuerte vinculación afectiva.
Los celos son una emoción social evolucionada que aparece cuando un individuo tiene ocasión de observar una situación de intercambio afectivo entre algún sujeto social al que quiere y un tercer individuo. Los celos tienen valencia emocional negativa, resultan activantes y generan tendencias de acción de dos tipos principalmente: (1) acercamientos y contactos afectivos muy intensos hacia el sujeto querido y (2) acciones de amenaza o agresión hacia el tercer sujeto.
Las competiciones afectivas deben diferenciarse de los celos.
Las competiciones afectivas aparecen cuando la posibilidad de acceder a una ocasión de intercambio afectivo con un sujeto querido causa tensión social y potencial conflicto entre varios individuos.
Los celos implican un problema de fondo y las competiciones afectivas uno coyuntural, pero ambos pueden solucionarse, lo que conlleva enormes mejoras en la calidad de vida y tranquilidad en el hogar. Es, simplemente, un servicio profesional perfecto: no existe nadie que no reconozca los problemas de celos y competiciones afectivas cuando los sufre, nadie que no esté dispuesto a invertir en solucionarlos y nadie que no reconozca la profunda mejora de la calidad de vida que supone resolverlos. Es un servicio perfecto, con gran demandas y prácticamente nadie lo está ofreciendo, es fácil llegar a conclusiones.
Celos y competiciones afectivas. Temario:
- ¿Los perros tiene celos? Pero me dijeron que…. Pues va a a ser que sí.
- ¿Qué son los celos y para qué sirven desde un enfoque ECO-EVO-DEVO?
- Menos que los celos, pero también problemáticas: las competiciones afectivas
- Conocer y construir las capacidades emocionales y relacionales necesarias para evitar o reducir los celos. Las de los perros y… las tuyas.
- Cada perro es diferente. Y no es una obviedad, es una herramienta de trabajo.
- Enseñar partículas distributivas y equidad social a los perros. Mucho más que palabras.
- Canvivir relajadamente en casa: sólo necesitas saber cómo (y ser organizado).
Frustración y descargas emocionales
La frustración es la respuesta emocional activante y negativa ante la imposibilidad de alcanzar un objetivo comportamental valioso debido a algún tipo de resistencia, oposición o impedimento perceptible.
La frustración funciona como una toma de tierra necesaria para descargar el exceso de emocionalidad y dar salida a la emoción original en casos en los que no se dispone de otra opción. Esa descarga permite regular lo que sentimos para seguir adelante, liberándonos de la impotencia y de esas ganas, casi una necesidad, de actuar que no pueden aplicarse a nuestro objetivo inicial.
Una descarga de frustración es la realización de una conducta concreta, activa e intensa como respuesta a una situación de frustración que permite rebajar la intensidad emocional para realizar posteriormente conductas o rumbos conductuales no necesariamente relacionados directamente con la emoción original insatisfecha.
Estas descargas pueden provocar conductas peligrosas, destructivas o socialmente conflictivas: agredir a otro perro de casa o incluso a quien le lleva de la correa, destrozar muebles o incluso lesionarse a sí mismo son algunas de las formas más frecuentes y nocivas de descargas de frustración.
Quien ha vivido cómo su perro se desborda por la frustración y actúa de estos modos nunca lo olvida, y pocas veces encuentra la ayuda adecuada desde el comportamentalismo canino. Sin embargo es muy fácil construir las capacidades emocionales necesarias para que un perro reduzca las posibilidades de sentir frustración y enseñarle a que, en caso de frustrarse, puede recurrir a descargas emocionales saludables, satisfactorias y enriquecedoras para él y para nosotros.
Frustración y descargas emocionales. Temario:
- Qué es la frustración y para qué sirve
- La frustración como problema emocional.
- Las descargas de frustración y sus riesgos. (Mal) Viviendo con la frustración.
- Las descargas emocionales y la disipación emocional.
- Cosas buenas de las cosas malas, cosas malas de las cosas buenas.
- Conocer y desarrollar las capacidades emocionales necesarias para reducir la frustración o evitarla.
- Microgestión de la frustración, fácil, simple y eficaz.
- Arquitectura de la calma: cuando las casas acogen y aportan paz.
Conflictividad y peleas entre perros que conviven
La reducción o eliminación de conflictos y peleas entre perros han sido un clásico en el trabajo y la formación de los comportamentalistas caninos ¿cómo puedo incluirlo entre los grandes olvidados? Pues porque desde las primeras propuestas de solución que ha ofrecido nuestro sector, basadas en el control y la exigencia de realizar algunas conductas (el junto, la permanencia…) incompatibles con entrar en conflicto abierto con otros perros, hasta la últimas, basadas en mejorar la comunicación, la gestión emocional y social de las situaciones de encuentro e interacción entre perros, el denominador común ha sido el máximo enfoque en ¡¡los encuentros entre perros fuera de sus casas!!
Este es un caso cristalino de divorcio entre lo que hacen (lo que hacemos) las escuelas y lo que demanda el mercado, que refleja cómo la formación se centra, sin ser conscientes de ello, en lo que se puede practicar y mejorar en instalaciones caninas, en lugar de en aquello que realmente reclaman nuestros potenciales clientes: más del sesenta por ciento de consultas sobre conflictos y peleas se refieren a perros que conviven en el mismo núcleo familiar, no a los que tienen problemas con otros perros fuera de casa. Además, un elevadísimo porcentaje de quienes tienen perros con problemas de este tipo fuera de casa son capaces de convivir con el problema, y asumir limitaciones en lo que su perro puede hacer: es decir, que aceptan que su perro no tiene que llevarse bien con todos los demás o aceptan no llevarle -temporal o permanentemente- a algún lugar concreto a alguna hora concreta.
Sin embargo, quienes conviven con varios perros a los que quiere, que se quieren, pero que tienen conflictos continuos y peleas frecuentes no puede asumir esa situación: es demoledor ver a tus perros pelear, estar en casa pendiente del próximo momento de tensión… Y esos casos no se solucionan con los protocolos que permiten a un perro conocer, aceptar y relacionarse competentemente con sus congéneres en el parque. Requieren protocolos y trabajos específicos, muchos de los cuales sólo pueden practicarse con eficacia en su casa.
Y eso es lo que aprenderás y practicarás en este curso: (1) qué hacer para resolver conflictos y peleas en casa, entre perros que viven juntos, (2) cómo compatibilizar el trabajo con una convivencia cotidiana cómoda y segura. Porque trabajando en la casa las posibilidades y las opciones no solo se amplían, sino que suponen un cambio de enfoque que nos permite resultados exponencialmente superiores para el grupo de clientes más dispuestos a implicarse e invertir cuanto sea necesario en resolver el problema entre sus perros.
Conflictividad y peleas entre perros que conviven. Temario:
- El elefante en la habitación: lo que más importa es lo que pasa en casa.
- Analizar cada caso y cada casa: sujetos, sitios y cosas.
- Hacerlo sencillo no es tan sencillo.
- Convertir una casa en un espacio relacional seguro y tranquilo sin cambiarle (demasiado) la vida a nadie.
- Conocer y desarrollar las capacidades necesarias para convivir.
- Trabajos individuales y conjuntos: cuáles, cuándos, cuántos y dóndes.
- Microgestionar la convivencia: mucho más fácil y natural de lo que suena.
- …Para toda la vida.
Si te interesa apuntarte al curso completo o a alguno de los seminarios monográficos, escribe a formacion@educan.es, consúltanos cualquier duda y anímate a acompañarnos.
En un programa de Instagram que dediqué a la permanencia formal, que un perro se mantenga en una posición concreta durante un tiempo, hasta que se le indique otra cosa, Mariela Ibarra, de Crisol de Razas, en Argentina, comentó que “en Agility se complica un poco más”, a lo que respondí que no era cierto, ella planteó después, en un texto, que se refería al problema de quedarse quieto antes de iniciar la pista, donde siempre te alejas para “liberar” (liberar, liberar… ) hacia una actividad muy gratificante para el perro.
Lo primero que debo hacer es disculparme porque mi respuesta fue brusca, aunque no intencionadamente: se juntó mi confianza con Mariela, que es una amiga muy querida, por lo que me sale hablarle de manera coloquial, con el exceso de contenidos que pretendía meter en veinte minutos (me fui a casi cuarenta) lo que me hacía ir rápido, sin poder detenerme en detalles. Soy un firme defensor de la idea de que quienes entrenamos perros estamos en el mismo barco y que la nuestra es una empresa colectiva, por lo que lamento (y me avergüenza) que mi aridez pudiera dar la impresión de no valorar o responder con ligereza a la opinión de una compañera. Tanto es así que a partir de ahora cambiaré el formato del programa, metiendo menos volumen de contenidos, para así tener la posibilidad de responder y conversar más relajadamente con quienes planteen alguna cuestión sobre lo que exponga.
Ahora sí tengo tiempo, y este es un tema muy interesante. Hay que señalar que todos quienes practicamos un reglamento vemos mejor las dificultades del nuestro que los de los otros (buena parte de la MEMElegía de piques entre deportes nace de ahí), sabemos lo difícil que es lograr la excelencia en donde la buscamos, sabemos los problemas concretos que suele implicar cada parte de lo que hacemos, mientras que vemos lo que hacen otros desde la distancia, que lleva a nuestra cabeza a dar soluciones más generales y sencillas de lo que realmente requieren. Esto muestra el doble análisis que deberíamos hacer ante cualquier problema: ¿Qué problemática propia tiene este ejercicio en este contexto/reglamento? ¿Qué cosas y capacidades generales toca este ejercicio? Es importante señalar que cuando nuestra respuesta está demasiado enfocada en una de las dos preguntas anteriores estaremos desatendiendo cosas importantes. Muchas veces la solución de nuestros problemas está en la otra pregunta, sea cual sea la una.
Y, yendo al turrón, creo que el inicio de pista de Agility sí tiene equivalentes en otros deportes: en IGP antes de la huida del figurante el perro está tumbado y no puede moverse hasta que el figurante inicia la carrera, en diferentes deportes de traje el perro debe estar pegado al hombre de ataque, acoplarse a sus movimientos, incluso estando en contacto con él mientras anda y no morderle hasta que intenta escapar. Para mí ninguno de estos ejercicios es una permanencia (de hecho en algunos de Ring el perro camina), sino que deberían ser ejercicios de espera activa y no pensé en ello al responder. Me explico.
Para mí, es el estado interno del perro lo que determina que esté en permanencia o en espera activa. La permanencia (de nuevo: para mí) implica estabilidad y calma (que no necesariamente relajación), deseo de permanecer y tendencia a ello, y el trabajo busca lograr esta actitud, si el perro debe estar pensando en lo siguiente que va a hacer mientras mantiene una posición, ya no lo considero una permanencia (y no debe entrenarse como tal), sino un ejercicio de espera activa. Justamente comenté que la estrategia más arriesgada para la permanencia era liberar a distancia con una cierta regularidad, porque la cabeza del perro sale de la permanencia y se pone en la liberación, en lo que viene después. Hay mucho entrenadores exitosos que lo hacen así y logran grandes resultados, a mí no me gusta conceptualmente, porque creo que los otros mecanismos que mencioné referidos a la permanencia deportiva funcionan de manera más concordante con mi concepto de permanencia (que no considero único y universal). En todo caso, puesto que de la permanencia ya hablé en el programa, hablaré ahora de los ejercicios de espera activa.
Al igual que no me gusta entrenar la permanencia como una espera activa, no me gusta entrenar las esperas activas como permanencias: en una espera activa el perro actúa porque sabe que si se dan algunas condiciones (entre ellas y de forma prioritaria, pero no exclusiva, su forma de comportarse) podrá hacer algo que desea con intensidad. La base del trabajo de espera activa están en que el perro comprima su motivación y la “empuje” hacia la conducta que debe hacer para obtener lo de desea. Es decir, que si el perro tiene que estar sentado antes de salir hacia el primer obstáculo, sea él quien se esfuerce en estar sentado para lograrlo y que se lo pongamos difícil para conseguirlo ¿Cuántos perros de IGP se tumban antes de la señal de su guía cuando van a realizar la huida? Muchos, pero no salen hacia el figurante, sino que son ellos los que activan la conducta de espera “quiero tumbarme ya, rápido e intensamente, porque sé que eso es necesario para iniciar lo que quiero (la otra condición es la huida del figurante)”. Esto es un fallo, pero es un fallo diferente a la anticipación hacia lo que deseas. La espera activa es colocarse en los Starting blocks antes de una carrera, no sentarse cómodamente, y eso a los perros se lo podemos poner claro.
Creo que pensar en la posición que el perro adopta en estos ejercicios como una permanencia es igualarlos a su topografía y desatender el estado tetradimensional que tenemos/buscamos en el perro, y eso nos dará problemas porque sesgará nuestras elecciones de entrenamiento. Para lograr una espera activa lo más importante ponerle al perro dificultades a superar, que se esfuerce él en adoptar la posición y mantenerla, la progresión de criterios no serían de tiempo sino de las dificultades que el perro tiene que superar para lograr adoptar la posición. Eso es lo que nos dará una espera activa sólida y proactiva. Trabajarla como permanencia es un error de base, que reducirá drásticamente las transferencia del entrenamiento a la situación de uso posterior.
La espera activa y la permanencia se pueden combinar, si nos beneficia: por ejemplo, si el perro está muy calmado al ir a recogerle tras una permanencia deportiva en tumbado podría resultar algo menos dinámico cuando su guía le recoge y le pasa a la posición de sentado, podemos hacer que cuando el guía llega a su lado se inicie una espera activa hasta que le indique sentarse, así al pedírselo su acción será rápida: estará tumbado comprimiendo su motivación desde que llegamos a su lado hasta que le demos el sentado.
Creo que la permanencia y la espera activa son ilustrativas de qué buscar (y cómo hacerlo) desde un modelo de entrenamiento COGNITIVO-EMOCIONAL, donde, en dos conductas que vistas desde fuera resultan iguales, deseamos y entrenamos para que existan dos estados internos completamente diferentes, e incluso opuestos. Y ¡ojo! entrenar de una u otra manera algo no implica que no haya fallos posteriores: el fallo siempre es posible, y no tiene porque deberse a la forma conceptual de entrenar, existen muchísimos factores adicionales. El que trabajemos con unos o otros conceptos, con uno u otro enfoque -siempre que sean consistentes y de calidad- lo que hace es darnos herramientas para diseñar y organizar nuestro adiestramiento, no garantizarnos ningún tipo de éxito.
En un mañana como esta, cuando el tiempo se vuelve cálido sobre los campos en silencio, en una mañana como esta, creo yo, terminó su viaje Ulises, y solo Argos le reconoció al llegar a su casa, donde dormía Penélope.
En una mañana como esta, Hércules descendió dejando su fuerza a un lado, acarició a Cerbero, se hicieron amigos y abandonaron, juntos, el infierno.
En una mañana como esta Orión pidió como último deseo estar por la eternidad al lado de su perro Sirio, y desde entonces, celestes, se miran en las noches sabiendo que ninguno de ellos conocerá la soledad.
Los poetas y el tiempo tienen perspectiva: las destrezas que los perros aprenden se desdibujan en lo grande, pero su relación con nosotros perdura, dándonos la medida de lo que sucede entre nuestras dos especies.
No es el baile de técnicas y conductas lo que queda, porque no es lo que importa: es lo que sucede en sus intersticios, es lo que sucede cuando ambas partes pueden elegir qué hacer y cómo actuar respecto al otro -cuando podrían hacer otra cosa o ignorarse y eligen, de alguna manera, quererse- lo que define nuestra relación.
He escrito Tu perro piensa y te quiere y Los perros necesitan LIBERTAD desde las ciencias del comportamiento (aunque, por supuesto, dentro de estas ciencias hay diferentes enfoques válidos), usándolas para analizar, conocer e intervenir en el comportamiento de los perros de una manera objetiva, evaluable y reproducible. Lo que constituye la base de una tecnología del comportamiento canino.
Sin embargo, he dejado fuera de estos libros el adiestramiento, entendido de la forma en la que lo he definido en ellos: conductas sociales de coordinación entre algún (o algunos) perro y alguna persona, en las que el perro (o perros) debe recibir y seguir indicaciones de acción concretas de esa persona, que adopta un rol de guía.
No es porque lo que sucede durante el adiestramiento y lo que se produce en él no pueda ser cuidadosa y completamente descrito desde las ciencias del comportamiento, es porque no me parece el mejor enfoque para hacerlo. Al menos no me parece suficiente.
Porque es cierto, necesario y central que en el adiestramiento se obtenga (¡en el mejor de los casos!) una producción cuantificable en forma de conductas, y, si las topografiamos bien, las ciencias del comportamiento nos aportan todo lo necesario para obtenerlas sin que el perro sea maltratado, o abusado.
Pero creo que la producción de conductas de calidad es condición necesaria para un buen adiestramiento, pero no suficiente. Enfocarse en la producción conductual deja fuera y enmudece, al no reconocerlo con palabras, lo más importante: que el adiestramiento es antes que nada un hecho social, aunque viéndolo de cerca, mientras hablamos de conductas, eso sea algo que solo puede reconocerse mirando entre sus rendijas.
Si dejamos el hecho social fuera del lenguaje con el que analizamos el adiestramiento lo dejaremos igualmente fuera de nuestra forma de entenderlo y acercarnos a él, porque lo que no tiene palabras para ser explicado no tiene fuerza para afirmar su importancia.
Aunque tenemos vivencias: sentimos cosas, hacemos cosas y observamos cosas, estas no nos bastan, se hace necesario convertir las vivencias en palabras no solo para comunicárselas a otros, sino para exponérnoslas, ordenarlas, explorarlas y conocerlas nosotros mismos.
Todos hemos tenido la experiencia de que algunas palabras ajenas -que nos pueden llegar desde la ciencia, la narrativa, la poesía, las canciones o cualquier otro lugar- nos expliquen cosas que sentimos, hacemos o conocemos de una manera mejor, más clara, más ordenada, más profunda o más consciente de lo que lo hacen las nuestras. A veces incluso dan nombre y describen cosas que sentíamos, no solo sin saber explicarlas, sino sin pensar siquiera que tuvieran nombre o explicación. Las palabras importan mucho. Debemos estar muy atentos a ellas, porque cuando se produce la serendipia de que una explicación verbal nos describe, nos define y/o nos permite comprender algo, adquiere un gran poder sobre nosotros: lo que podemos explicar(nos) mejor es lo que pasamos a ver como el núcleo de algo, lo que inevitablemente centra y monopoliza nuestra atención.
Cómo nos relacionamos y construimos nuestra relación con un perro durante las sesiones de adiestramiento, cómo evoluciona esta a lo largo de los años y qué nos aporta cuando estamos juntos, tanto en una sesión, como fuera por completo del adiestramiento es determinante. Lo que perro y persona sentimos el uno por el otro en el transcurso del adiestramiento no es urgente en ese instante de búsqueda de conductas, pero es lo más importante si ponemos el adiestramiento en función de la convivencia durante toda una vida.
Lo que sucede, pensamos y hacemos durante el adiestramiento nos hace ver y entender al otro y a nosotros mismos respecto al otro de alguna manera concreta. El significado para ambos participantes que adquiere el adiestramiento como parte integral e integrada de/en la amplitud de sus vidas y de su relación es central para perro y persona.
Cualquier enfoque que vea la producción conductual como factor principal o único del adiestramiento sesgará nuestra manera de pensar sobre él, reduciendo su valor como hecho social, y así se lo trasmitiremos al perro con nuestra forma de trabajar. ¿No has estado en trabajos donde la producción era el único dios y el único lenguaje, así como en otros en los que estar, interactuar y hacer era en sí mismo un fin? ¿No has elegido precisamente el adiestramiento como profesión porque prefieres sin dudarlo los segundos? Entonces ¿por qué elegir una forma de explicarte lo que pasa durante el adiestramiento que prioriza la producción y deja en segundo plano lo que sucede entre los participantes durante su transcurso? Existen ciencias que estudian a los sujetos durante su interacción, durante los procesos de enseñanza y aprendizaje, ciencias que tienen palabras para darle peso y centralidad al hecho social que es el cimiento (y, como todo cimiento, invisible a quien no sabe de su existencia) de todo lo demás.
Mi próximo libro sobre adiestramiento, que aún tardará unos años en salir, usa las ciencias del comportamiento para la parte -necesaria, ineludible, urgente- de la producción conductual, pero para analizar, mejorar, disfrutar y darle carta de existencia a la relevancia del hecho social que constituye el adiestramiento, importo términos de la didáctica, de la pedagogía, de la etología, de la sociología más actual: de aquello que estudia individuos y su relación. De aquellas ciencias que ponen las conductas en función de los individuos y sus relaciones, y no a los individuos y sus relaciones en función de las conductas. Porque necesitamos esas definiciones, objetivas y comprobables, para explicarnos, replicar, modificar y mejorar lo que sucede dentro del adiestramiento como hecho social.
Para el adiestramiento, donde interactuamos de continuo perros y personas, donde hacemos cosas juntos, donde construimos gran parte de lo que será nuestra relación y nuestra forma de entender las relaciones con la otra especie, se hace necesario complementar la nomenclatura de las ciencias del comportamiento con todo aquello que tiene términos y palabras sólidos para todo lo que sucede en/desde un individuo hacia/con otro en una relación de enseñanza-aprendizaje y/o ejecución conjunta de tareas. Así podremos comprenderlo, podremos conocer lo que sentimos, dándole concreción y solidez para sujetarlo, trabajar con ello, evaluarlo y llevarlo a su máxima expresión, como podemos hacer con las conductas: porque nuestro léxico conceptual nos lo permite.
Esta mañana, como casi todas desde el inicio del confinamiento, he trabajado con Bicho, nos hemos divertido mucho, le he hecho trampas, ha descubierto algunas, le he colado otras y hemos terminado tumbados y jugando. Y no intuyo o siento qué es lo más importante de lo que ha sucedido entre nosotros, lo sé, y lo sé porque tengo palabras para explicarlo. De eso irá mi próximo libro, porque el adiestramiento es sobre todo y antes que ninguna otra cosa un hecho social, y como tal debe ser abordado y estudiado.
Post Scriptum: El inicio de este artículo, sus tres primeros párrafos, es mucho más -o mucho menos, según atendamos a forma o fondo, que es de lo que va esto- pretencioso de lo que parece, porque no es un texto realmente mío, como iba a hablar de la importancia de las palabras, he empezado parafraseando a un gran autor, pero la cita parafraseada está sacada de otro escritor, que la usaba para hablar de la importancia de saber qué significan las palabras con las que nos encontramos. Hago estos «homenajes» privados -citas, parafraseos… – con frecuencia, porque me animan y facilitan escribir (para mí escribir implica navegar lo ya escrito), pero siempre me ilusiono con que alguien los reconozca y me mande un ¡Gotcha! Así que si pillas la cita del principio del texto, la cita en la que se cita dicha cita 😀 , o cualquiera de las muchas referencias de este tipo que hay en mis libros, artículos e incluso manuales (que nadie me haya dicho que reconoce el “Donde caiga la flecha…” que subtitula nuestro manual de targets es un dolor que me acompaña desde hace años), y me escribes contándomelo me harás muy, muy feliz.
(Desde) Hace mucho, mucho tiempo, en un comportamentalismo (no) muy lejano…
Tradicionalmente se han afrontado los problemas de reactividad relacionada con miedo o agresión a través de variadas terapias de exposición progresiva a las situaciones/estímulos que activan dicha reactividad, siendo la principal diferencia entre las propuestas el nivel de intensidad emocional con el que se trabaja o el nivel de intervención y guía por parte del profesional o los tutores. Y casi todos son trabajos eficaces ¿por qué entonces proponemos un programa diferente para afrontarlo?
Existen varios motivos de índole conceptual y práctica para que hayamos desarrollado una alternativa, para que hayamos desarrollado El Efecto MARIPOSA.
En el plano conceptual tenemos tres motivos principales:
(1) Lo acotado de los resultados de la mayoría de propuestas, que –pese a hablar de reactividad- se centran en los estímulos que la generan sobre una única emoción, aquella con la que el perro tiene problemas: miedo o agresividad típicamente, como consecuencia de lo anterior surge el segundo problema.
(2) Lo arriesgado que son las terapias de exposición a nivel emocional, pues trabajamos con emociones que pueden generar problemas serios para el perro en caso de error, desbordamiento o trabajo excesivo (aunque sea en niveles bajos y para realizar sesiones controladas). Trabajar con el miedo y/o la agresión es como manejar explosivos, no debería pasar nada si se hacen bien las cosas pero…
(3) Relacionado con hacer -o no- bien las cosas, emerge un tercer motivo: lo difícil que resulta elegir y programar los diferentes criterios de trabajo, así como las necesarias subidas de criterio. Cuando operamos sobre miedo o agresión los avances son complejos de programar, y se pueden convertir en una auténtica bomba de relojería. Además, aunque los criterios de cercanía sean afinados, el tiempo de trabajo, la tensión emocional debida a factores ajenos a la sesión u otros elementos pueden hacer que un criterio teóricamente accesible deje de serlo para el perro. Muchas variables. Demasiadas.
Pero es que, yéndonos a lo práctico, los trabajos tradicionales además son:
(4) Caros, porque requieren abundantes sesiones preparadas con elementos complejos de conseguir, como perros o personas voluntarias, amplios espacios controlados…
(5) Difíciles de llevar a cabo comercialmente ¿quién no se ha pasado sesiones enteras deambulando por el barrio o pueblo de un cliente a la búsqueda de algún perro o persona para seguir avanzando?
(6) Complejos de consolidar para el cliente una vez logrados los objetivos y terminada la intervención profesional, pues requieren sesiones especiales en condiciones especiales para progresar. Lo que resulta en dependencia del profesional y/o de acudir permanente a actividades de mantenimiento/mejora o arriesgarse al estancamiento en el mejor de los casos, o al empeoramiento progresivo en el peor.
Seamos sinceros, los trabajos de exposición progresiva quedan muy bien sobre el papel o en los cursos, pero no son NADA fáciles de realizar en el día a día del trabajo con clientes. Y quien piensa otra cosa… pocos habrá hecho.
¡Ojo! nada de lo anterior quita relevancia, ni resta eficacia a los diferentes programas de exposición progresiva al estímulo o situación que activa una emoción problemática -nosotros mismos, en EDUCAN, tenemos uno específico- pero hace aconsejable recomendarlos únicamente en aquellos casos que no puedan solventarse de una manera más sencilla, barata y… divertida.
Porque lograr resultados requiere primero hacer algo que, bueno, que pueda hacerse, no que quede chulo cuando nos lo cuentan o sea la repera en personas, pero luego no se pueda implementar para nuestras necesidades profesionales. Y si hablamos de éxito comercial, ofrecer a nuestros clientes algo más barato, sencillo, seguro, divertido y consistente… en fin. Pero esto no solo garantiza nuestra ventaja frente a la competencia, sino que facilita que más perros solucionen mejor sus problemas. Que más perros (y las personas que les quieren) sean más felices.
Vamos a ver de qué hablamos
Reactividad e impulsividad
Las respuestas reactivas son acciones involuntarias e inmediatas que surgen ante un determinado estímulo o situación, por ejemplo apartar la mano cuando vemos que se posa en ella una avispa. Son un valioso recurso evolutivo para reaccionar ante una situación inesperada cuando resultaría demasiado lento o peligroso dedicar tiempo a su análisis antes de responder conductualmente, por tanto no suponen problema por sí mismas, y cuando aparecen de esta manera no implican un problema de reactividad .
La reactividad es un problema de (mal) aprovechamiento emocional, relacionado con la aparición de respuestas reactivas más allá de su rango de utilidad, impidiendo la conversión de emoción en motivación y la activación del sistema cognitivo, que permitiría elegir alternativas más adecuadas. En el mundo profesional del comportamiento canino solemos encontrar problemas de reactividad relacionados principalmente con respuestas de miedo y de agresión. Pero, por supuesto, no son los únicos posibles.
Impulsividad hace referencia a la aparición de respuestas conductuales rápidas, exageradas y poco meditadas. Aunque este término no sea de uso tan común en conductología canina, resulta adecuado no solo para entenderse con clientes, sino -especialmente- para categorizar respuestas reactivas exageradas ante emociones o estados emocionales diferentes al miedo o la agresión, como sucede con perros que no pueden controlar su alegría al ver a otros perros o ante el contexto de paseo. Es muy intuitivo y sencillo encontrar impulsividad (o su ausencia) en estos comportamientos, pero no lo es tanto ver reactividad, término que en nuestra profesión parece asociado unívocamente al miedo y la agresión en el mejor de los casos, o que es usado como eufemismo de agresión en el peor.
Incorporar el término impulsividad nos permite reconocer y tratar muchos problemas aparentemente “menores”, que sin embargo son muy importantes en la vida cotidiana con un perro: un perro que tira desmesuradamente de la correa ante la perspectiva de ir al parque ¿no está actuando de forma impulsiva? ¿El que se lanza tras los gatos? ¿Y el que al encontrarse con otro perro amigo o persona amigable es incapaz de saludarles sin desbordarse y abrumar al otro sujeto? Pero además nos puede servir para encontrar un marco seguro donde trabajar la reactividad de un perro, fuera de sus manifestaciones más graves. Y ahí empieza El Efecto MARIPOSA.
El Efecto MARIPOSA: TRANSFERENCIAS y MICROGESTIÓN para desarrollar las capacidades que solucionan reactividad e impulsividad.
El Efecto MARIPOSA (y su variante grupal, El Efecto MARIPOSA(S) es un programa diseñado por EDUCAN de entre diez y catorce sesiones tuteladas para que (1) los perros activen, desarrollen y sinergizen las capacidades que les permitirán controlar su impulsividad en cualquier ámbito y desde cualquier emoción, así como (2) capacitando a sus tutores para realizar, evaluar y progresar a lo largo de todo el proceso y posteriormente, (3) logrando mejoras en TODOS los problemas de reactividad/impulsividad -presentes y futuros- que pueda tener un perro, desde aquellos que cursan con respuestas agresivas hacia personas o perros ajenos a su grupo social, hasta los que no pueden evitar “saltar” cuando ven un gato o un conejo.
El Efecto MARIPOSA, en su nombre, hace referencia a la posibilidad de generar grandes cambios a través de acciones pequeñas y muy alejadas de lo que se quiere mejorar, lo que permite no enfrentar al perro a situaciones/estímulos que pudieran activar la agresión o el miedo de forma reactiva durante la práctica totalidad del programa, evitando todos los riesgos, limitaciones e incomodidades que ello implica.
Esto es posible gracias a los dos elementos que constituyen la esencia de El Efecto MARIPOSA, y sobre los que se estructura: las transferencias -usando acciones alejadas de lo que queremos modificar- y la microgestión emocional -usando acciones muy pequeñas.
El principio de transferencia es la influencia que tiene una actividad práctica anterior sobre el aprendizaje, desarrollo o mejora de una nueva capacidad o habilidad. Por ejemplo, en El Perro Valiente veíamos que el aprendizaje de la permanencia (formal e informal) desarrolla las habilidades de afrontamiento pasivo del perro ante una situación indeseada, permitiéndole gestionar la ansiedad mucho más fácilmente.
La microgestión es la realización eficaz y repetida de actividades menores, muy sencillas y pequeñas, que pueden llevarse a cabo sin gran nivel de esfuerzo ni concentración, pero que implican la aplicación adecuada del mismo tipo de capacidades o habilidades necesarias para afrontar con éxito otras situaciones difíciles que el sujeto no está afrontando bien. Con la microgestión haremos al perro afrontar exitosamente todos los días situaciones de mínima impulsividad, construyendo así una forma gestionar correctamente la impulsividad muy sólida.
¿Te imaginas solucionar el grueso de los problemas de agresividad hacia perros o personas ajenas al grupo social simplemente jugando y paseando? Es posible y muy sencillo, aunque requiere afinar bien lo que hacemos. Y te aseguro que lo que haremos y usaremos pondrá del revés algunas de las cosas que pensabas 😉.
Porque algo tan pequeño y lejano como el aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo, el mundo de un perro con problemas. Y por eso El Efecto MARIPOSA es el programa más innovador que ofreceremos desde EDUCAN para este próximo año 2020.
Para informarte, como siempre: formacion@educan.es
Acabo de volver de impartir El Perro Valiente por primera vez, y quería compartir la experiencia, además de expresar públicamente mi agradecimiento a todas las personas y perr@s que han participado. Cincuenta personas -entre personal y alumnado- que llegamos desde España, Argentina, Chile, México, EE.UU., Uruguay, Colombia, Perú, Bolivia y Brasil, que tengo que poner cara de que estoy acostumbrado y eso, pero en realidad flipo bastante con esta internacionalidad abrumadora.
Aunque un entorno maravilloso siempre ayuda (la laguna de la foto que encabeza esta noticia es parte del Centro Formativo y Camping EDUCAN Latam y se tomó durante un paseo colectivo que dimos el sábado tras terminar la jornada lectiva), una nueva formación siempre supone cierto riesgo: el contenido teórico puede estar mal calculado y las prácticas no reflejar el efecto real del programa, pues finalmente en cuatro días resumimos lo que se hace en ocho semanas.
Se suma que El Perro Valiente es un curso muy diferente a los que solemos hacer, es más parecido a nuestros protocolos internos de trabajo: indicándose qué se hace en cada momento y cada sesión, así como exponiendo las bases conceptuales sobre las que se ha diseñado, para que el comportamentalista que lo aplica pueda hacer una valoración ponderada de su evolución y adaptarse existosamente a cada perr@. Como dice el manual (y en negrita): “los protocolos no son plantillas, sino guías”.
Tuvimos la suerte de que todos l@s delegad@s de EDUCAN en Argentina, se volcaron al cien por cien en que todo saliera perfecto: desde la dirección impecable de Luis Raggio y Noel Lagó (EDUCAN en Concordia), como anfitriones y gestores del Centro Formativo y del camping de EDUCAN, hasta la disposición llena de encanto de Carla Spinelli (EDUCAN en CABA norte), la ayuda siempre divertida y cómplice -eso es… tacto 😉 – de Federico Giacomino (EDUCAN en Pilar) y el inestimable trabajo como nutricionista de Franco Filippetti (EDUCAN en Tandil), y a Carla «voluntaria» que estuvo siempre ahí, robándole ratos a su tiempo de estudio. Para tod@s ell@s no puedo desear nada mejor que seguir siendo el vaso colmado de milagros, cariño y capacidad de trabajo que ya son. Y pedirles que siempre que sea posible estén a mi lado, porque todo se vuelve fácil y divertido cuando lo hacemos juntos.
Empezamos con la amenaza de sufrir un temporal durante todo el desarrollo del curso, y allí los temporales son realmente duros. Afortunadamente únicamente llovió durante la cena de recepción, lo que no supuso problema, por las noches y en una única práctica: la última, de la que perdimos cuarenta minutos. Una pena porque es en la que los alumnos aplican todo el trabajo a mejorar alguna situación de ansiedad/miedo ligero que sufran sus perr@s.
Aún así el fabuloso Timón, un pug de siete años, en ese rato superó su problema de toda la vida para subirse y quedarse en lugares altos (como la mesa de examen veterinario), tras poco más de una hora Timón, ya un Perro Valiente, descubrió que estar en las alturas era algo desafiante, y que ahora el desafío le encantaba. Se pasó el último día encaramándose a diferentes lugares y mirándonos con orgullo, como cualquier alpinista coronando un ocho mil. Incluso desde el autobús de vuelta Josefina, su tutora, nos envió fotos en las seguía subiéndose a todo lo que fuera posible.
También Rocket, un yorkie de un año absolutamente genial, dejó atrás la ansiedad que tenía al quedarse atado a un lugar y separarse -ni siquiera un segundo- de Manuela, su tutora. Nos está enviando un montón de fotos en las que está feliz y tranquilo separado de ella en distintos sitios, exhibiendo su nuevo valor.
Pero no fueron los únicos, la práctica totalidad de los perros que asistieron mejoraron visiblemente sus capacidades de afrontamiento de las situaciones de ansiedad, y mostraron a las claras que el valor les hacía más seguros, más felices y mucho menos ansiosos.
Y además un gran número de quienes asistieron, me atrevo a decir que la mayoría, nos dijeron que era la mejor formación a la que habían asistido en sus vidas. Incluyendo otras de EDUCAN (¿esto también es bueno? no sé -como el hermano Warren- yo).
Lo cierto es que el grupo de alumn@s lo hicieron todo fácil, fueron activ@s y colaborativ@s, generaron un ambiente perfecto durante las clases y fuera de ellas. Por ello me siento en deuda con ell@s, con su buena onda y solidaridad.
Como escribir este texto me parece insuficiente para devolverles una experiencia perfecta, he decidido operativizar mi agradecimiento: como el tercer libro de Los perros necesitan LIBERTAD, en el que se incluye El perro Valiente aún no estaba impreso he decidido incluirles en las fotos que acompañan al protocolo, sustituyendo y complementando a las que habíamos elegido originalmente, con mucha menos carga significativa. Timón, Rocket y, en general, el primer grupo oficial de Personas y Perr@s Valientes, la primera Manada Valiente, estarán presentes por siempre en Los perros necesitan LIBERTAD (y le debo un regalo de los buenos a mi maravillosa, paciente e imprescindible maquetadora, Ana Loureiro, que me soporta estas cosas con cariño y buena cara).
Y ahora a por las próximas ediciones de El Perro Valiente, que ya no queda nada 😀
Ya puedes empezar a leer Los perros necesitan LIBERTAD y comprarlo en Dogalia 🙂 🙂
El gestionalismo como alternativa
Sucede que a veces la estrategia que adoptamos para afrontar una determinada situación –y da igual por qué la hayamos adoptado- encaja con nosotros de tal manera que nos aporta beneficios profundos más allá del éxito puntual: nos ofrece una forma de afrontarnos a nosotros mismos, al mundo en el que vivimos y/o a los otros de un modo valioso, tanto que se/nos transforma en una forma de ser, una forma de estar.
La aspiración del modelo gestionalista es que eso mismo, en la mayor medida posible, les suceda a los perros.
Desde el primero de estos libros propongo abandonar el enfoque sobre la intervención comportamental basado en un control férreo y constante de la conducta canina. Y no únicamente porque la búsqueda del control se base en nuestras necesidades y deseos, dejando en un segundo plano –en el mejor de los casos- aquello que sería lo óptimo para los perros. Es que tampoco creo que nos ayude a ser felices a las personas.
Porque el control, en lugar de la autonomía, nos exige atención continua sobre la conducta canina para prohibirla, potenciarla o manipularla de algún otro modo.
Para cualquiera (vale: para casi cualquiera) son evidentes las ventajas que supone en una relación de convivencia que ambas partes sean lo más autónomas posibles, y que el comportamiento necesario para entenderse y actuar de la manera adecuada sea una elección voluntaria.
“¿Tendré que hacer esto toda la vida del perro? ¿Tengo que llevar comida siempre? ¿No le estoy sobornando? ¿Cuándo podré dejarle a él solo?”. En todas estas cuestiones subyace el deseo de que el perro elija actuar correctamente por sí mismo, algo que con los modelos tradicionales simplemente no es posible. Esa es la fortaleza del enfoque gestionalista: que logra que el perro entienda el mundo de una determinada manera y sea él quien elige comportarse correctamente para gestionarlo.
Al elegir el gestionalismo como forma de intervención en el comportamiento de los perros nos aseguramos de obtener los mejores resultados educando a un compañero, a un sujeto con derechos, y no programando una máquina.
Y por eso la SALUD COMPORTAMENTAL y el análisis e intervención TETRADIMENSIONAL en el comportamiento se completan con este tercer libro -el más extenso- sobre cómo empoderar a los perros de sí mismos (gestión emocional) de su entorno físico (gestión del entorno objetual) y de su entorno social (gestión del entorno social). Porque la LIBERTAD de los perros es una meta exigente, que requiere dotarles de capacidades complejas para ser alcanzada.
Imagina…
¿Imaginas que tu perro desarrolla capacidades que le permiten superar el miedo ante las cosas que antes se lo provocaban, o no tener ansiedad cuando se queda solo, hospitalizado o en un residencia canina? ¿Que deja de ponerse agresivo al ver a otros perros por la calle o a personas enfrente de la puerta de casa? ¿Y que haga todo eso él sin que tú se lo tengas que pedir, sin que tengas que estar cerca siquiera?
¿Imaginas que sea capaz de elegir qué hacer cuando se está solo en casa y que decide hacer cosas que le divierten, pero que están permitidas? ¿Que te puedes olvidar de esconder el cubo de basura, de impedirle el acceso a los nuevos macizos de flores que acabas de plantar porque elige no tocarlos?
¿Imaginas que adquiere capacidades para entenderse y hacerse amigo de esos otros perros con los que tanto le costaba relacionarse? ¿Que aprende cómo jugar con el hurón o con el gato de casa de manera que los dos se lo pasen igual de bien? ¿Que socializa con personas adultas y con niños como un auténtico gentledog,con cuidado y delicadeza, controlándose sin tu ayuda?
Estas situaciones son representativas de los tres ámbitos sobre los que se explica cómo trabajar en este libro: GESTIÓN EMOCIONAL, GESTIÓN DEL ENTORNO OBJETUAL y GESTIÓN DEL ENTORNOS SOCIAL de los perros.
El enfoque gestionalista busca que el perro, ante el surgimiento de estímulos o situaciones que provocaban respuestas inadecuadas o insalubres, decida de forma autónoma, voluntaria y proactiva un rumbo de acción adecuado y saludable que le permita solventar eficazmente dicha situación o estímulo. Desde no comerse la basura del cubo cuando no hay nadie en casa, hasta no asustarse de un claxon inesperado, pasando por ser competente en un encuentro frontal con otros perros o personas desconocidas.
El trabajo sobre las capacidades del perro de gestionarse a sí mismo –sus emociones- y a su entorno –físico y social- son una revolución en la forma de entender la educación canina que lleva los resultados a un nivel de eficacia, naturalidad, autonomía y solidez que hasta ahora era imposible alcanzar.
… ahora ya no tienes que imaginarlo.
En el primer libro de Los perros necesitan LIBERTAD I. Conocer y cuidar la SALUD COMPORTAMENTAL de los perros aprenderemos qué es y cómo evaluar y mejorar la salud comportamental, que es global, y requiere de una evaluación específica, alejada de la evaluación de los problemas de comportamiento concretos, porque la salud comportamental no es –ni de lejos- la ausencia total de problemas de comportamiento o de comportamientos disfuncionales: un perro podría no tener ningún problema de comportamiento y tener una salud comportamental insuficiente, y al revés, podría tener problemas de comportamiento y una buena salud comportamental, pudiendo suceder que la empeorásemos al enfocar nuestro trabajo en los problema de comportamiento, dejando un perro sin problema comportamental, pero más insalubre que cuando empezamos a trabajar, algo más frecuente de lo que supondríamos.
La mejora del problema de comportamiento era el ingrediente principal del plato que –hasta ahora- preparábamos para nuestros clientes, podíamos medirlo con precisión de cirujano. Pero las pautas que iban más allá, esas que añadíamos para mejorar, avant la lettre, la salud comportamental, no dejaban de ser el aliño, que añadíamos como quienes son inexpertos al cocinar: a ojo. Elegidas como la mezcla y cantidad de especias con las que sazonamos un nuevo plato que ensayamos en casa. A veces nos sale muy bien, otras no tanto y casi nunca queda perfecto.
Pero no podemos limitarnos a trabajar sobre la salud comportamental. El cuidado de la salud comportamental debe ser nuestra base, marcar una nueva forma de convivir con los perros, pero no es la herramienta principal para analizar y solventar sus problemas de comportamiento. Y eso es lo que nos da de comer en EDUCAN. Uno de los motivos para publicar estos tres libros a la vez es que nadie dijera “si, esto de la salud comportamental está muy bien, pero ¿cómo hago para resolver los problemas concretos de conducta de los perros de mis clientes, de los míos? ¿por qué suceden?”. Ese es el objetivo de los otros dos libros que componen Los perros necesitan LIBERTAD.
Libro II Análisis e intervención TETRADIMENSIONAL en el comportamiento. Este libro de tecnología es una historia de amor.
Querer bien es centrarse en el otro, convertirle en protagonista mientras nos hacemos a un lado. Usar el amor para conocerle, entendiéndole, aceptándole y potenciándole como individuo autónomo con motivaciones propias y entidad por sí mismo.
Ese es el objetivo de Análisis e intervención TETRADIMENSIONAL en el comportamiento canino: explicar objetivamente lo que podemos hacer para comprenderles, mejorar su vida y facilitarles el acceso a la felicidad, porque todo eso se consigue a través de la tecnología del comportamiento.
Querer bien a cada perro –y no “a los perros” en genérico- implica estudiar cómo se siente, analizar qué le sucede y aprender qué podemos cambiar para hacerle sentir mejor. Para lograrlo hemos desarrollado y probado protocolos reproducibles y eficaces, que se recogen en este libro, y que son la forma de convertir lo mejor que sentimos hacia ellos en una herramienta operativa para eliminar sus problemas de conducta, ayudarles a entenderse con nosotros y lograr su bienestar.
El análisis TETRADIMENSIONAL del comportamiento emplea los conocimientos actuales, desde la clásica topografía de la conducta, hasta los objetivos mentales y estados emocionales relacionados con ella, para comprender lo que hace un perro. Porque el comportamiento no solo es lo que se muestra, sino que está sostenido sobre factores menos evidentes, que deben incluirse en su evaluación para conocerlo en profundidad antes de plantearnos si es o no “adecuado”.
La intervención TETRADIMENSIONAL en el comportamiento es el conjunto de protocolos y recursos para cambiar las cosas que un perro elige hacer. Son nuestra base operativa para afrontar exitosamente todos y cada uno de los frentes necesarios del trabajo comportamental con perros.
Desde cómo enseñar un código de comunicación entre perros y personas que nos permita entendernos, hasta la forma de aprovechar sus capacidades de olfateo para solucionar problemas de conducta, pasando por la manera de construir y evaluar objetivamente una relación de afecto y confianza con ellos o el diseño de actividades grupales de todo tipo.
Aprenderás a diseñar y programar las sesiones de trabajo necesarias para solucionar sus problemas de conducta, distribuyendo pautas para que sean eficaces, pero no supongan una carga excesiva para su familia, porque también hay protocolos para lograr la colaboración eficaz de quienes viven con los perros.
Podrás usar Análisis e intervención TETRADIMENSIONAL en el comportamiento canino como un manual de modificación de la conducta tradicional, aplicando sus contenidos para que los perros hagan o dejen de hacer conductas concretas, pero te permite, te propone y te anima a ir más allá: a intervenir en su comportamiento de manera que su salud comportamental mejore y se mantenga óptima, cambiando la forma que tienen los perros de interpretar lo que sucede en este mundo extraño en el que les hacemos vivir, logrando que lo comprendan mejor, sean capaces de gestionarlo de manera adecuada por sí mismos y puedan integrarse felizmente en él. Tú decides.
La belleza del plan radicaba en su sencillez: tres volúmenes, el primero exponiendo el conocimiento actual sobre cómo son y aprenden los perros, Tu perro piensa y te quiere, el segundo con nuestras propuestas para los problemas de comportamiento y el tercero con los protocolos de adiestramiento COGNITIVO-EMOCIONAL. Saldrían cada dos años, requiriendo un total de siete, porque antes del primero invertí un año extra para dotar al conjunto de una estructura que mantuviera la coherencia interna.
Cuando viajamos a Argentina por última vez, en enero de 2017, estaba terminando el segundo volumen, con un retraso de un año que entendía como razonable por su extensión y minuciosidad. Todo salía según lo previsto, estaba feliz. ¡Me encanta que los planes salgan bien!
¿Por qué no se publicó el segundo volumen en 2017 y se ha retrasado otros dos años?
Estábamos en Buenos Aires, todo el equipo de EDUCAN analizando aspectos de detalle del libro, en concreto hablando sobre esas medidas que todos los profesionales recomendamos para ir más allá de la solución de un problema comportamental, mejorando el bienestar de los perros que tratamos: sacarles al campo, jugar con ellos, ofrecerles paseos relajados… y surgió un momento eureka, que -para nosotros al menos- lo ha cambiado todo respecto a las intervenciones comportamentales, y, en consecuencia, para el que sería el volumen dos, que ha sido necesario reescribir por completo, y se ha extendido hasta convertirse en ¡¡tres libros!! que –todos tranquilos- ya están en imprenta y saldrán a la venta simultáneamente. A lo largo de esta semana iré dando detalles sobre fechas de salida, presentación, temas de los otros dos…
Pero antes debo exponer aquello que lo ha cambiado todo y a lo que está dedicado el primero de los libros que constituyen Los perros necesitan LIBERTAD.
Conocer y cuidar la SALUD COMPORTAMENTAL de los perros. Un nuevo paradigma para vivir y trabajar con ellos.
Las intervenciones en el comportamiento canino han tendido históricamente a basarse, de un modo u otro, en la conducta problemática, en el problema de comportamiento.
Y cuanto más se avanzaba más aparecía una sensación de incompletitud.
Los profesionales sentíamos que faltaba algo, y queríamos alcanzarlo recomendando actividades de calidad: ejercicio, salidas al campo, adiestramientos que promovían interacciones positivas entre el perro y su familia, jornadas de juego para los cachorros… medidas basadas en generalidades, en ideas amplias y difusas sobre qué es bueno para nuestros compañeros caninos.
En realidad todas estas propuestas aspiraban a mejorar su salud comportamental, pero no teníamos nada que nos permitiera saber objetiva y concretamente dónde, cuándo y cómo hacerlo ¡Ni siquiera existía el término salud comportamental!
La salud comportamental del perro funciona e influye en sus conductas concretas como un todo, es la base que sostiene no solo aquellos comportamientos de nuestro interés, sino la calidad de vida de nuestros perros, sus posibilidades de integrarse felizmente en el mundo.
Las cuatro dimensiones de la salud comportamental: la física, la emocional, la cognitiva y la social, pueden ser definidas y evaluadas objetivamente, así como cuidadas y mejoradas cuando sea necesario a través de los protocolos expuestos en este libro.
La apuesta de este libro es ambiciosa: ofrecer un (1) modelo operativo y evaluable de salud comportamental, así como (2) medidas concretas para mejorarla, usándola como base de cualquier intervención profesional en el comportamiento canino.
Esto supone un cambio radical en la manera de entender el trabajo y la convivencia con los perros. Un nuevo paradigma.
Y no creo que exista vuelta atrás porque, además de las mejoras que se logran en el bienestar y acceso a la felicidad de los perros, el paradigma de intervención basado en la salud comportamental ofrece niveles de resultados estratosféricamente superiores respecto a los obtenidos por aquellos modelos de trabajo enfocados en los problemas de conducta.
Cambiar del paradigma de modificar conductas problemáticas al de analizar y construir la salud comportamentalrequiere esfuerzo, porque nuestra cabeza está amueblada en base a eliminar o promover conductas concretas, pero los resultados compensan sobradamente: perros felices e integrados que además mejoran su comportamiento de forma sólida y profunda.
Debemos cambiar nuestra manera de entender la relación de nuestro perro con su casa, con nosotros, con los otros perros… Debemos potenciar aquellas de sus capacidades que le permitan una mayor integración con personas y con sus congéneres, así como empoderarse de su vida.
Tengo la convicción absoluta de que definir, evaluar y aprender cómo cuidar la salud comportamental de los perros es el paso necesario que nos toca dar en nuestra relación con ellos. Y ese es el objeto de este libro.
Hacerlo será el primer paso hacia una nueva y mejor manera de vivir juntos, de educarles y de intervenir en su comportamiento.
Porque los perros necesitan LIBERTAD.
Pues ya es oficial, Tu perro piensa y te quiere (Dogalia 2014) es el primer libro de un entrenador español que se traduce y publica en otro idioma, el inglés.
Esto me parece muy importante, porque los libros sobre entrenamiento me parecen muy importantes.
Los libros sobre entrenamiento permiten conocer no solo qué y cómo piensa el autor, sino sus limitaciones, sesgos e incluso sus errores, favoreciendo que el lector haga un análisis crítico para avanzar y construir su propio camino. Al escribir desnudamos nuestras propuestas de todo el maquillaje y ayuda que puedan hacerlas brillar en seminarios, redes sociales u otros escenarios de lucimiento, donde múltiples apoyos nos elevan y sostienen, garantizando que nuestra forma de entrenar siempre salga guapa en la foto. Los libros, lo queramos o no, reflejan lo bueno y lo malo de lo que hacemos.
Por eso es tan positivo para nuestro sector que cada vez más entrenadores de aquí -los que tenemos más cerca, con los que más fácilmente podemos comunicarnos y relacionarnos- hagan el esfuerzo de reflejar su forma de trabajar y entender a los perros en libros, que les (nos) obligan a revisar y ordenar su pensamiento, ofreciéndolo de forma coherente y ordenada.
Era una consecuencia normal de este momento de efervescencia en la publicación de libros de adiestradores españoles que, tarde o temprano, alguno de ellos se tradujera a otro idioma. Pero nunca hubiera pensado que fuera a ser uno de los míos, porque son largos, exigentes y destinados a un target muy específico: los entrenadores caninos o quienes desean serlo, factores que complican su traducción y edición en otro país.
Así que estoy doblemente feliz porque Tu perro piensa y te quiere se publique en inglés como Your Dog Thinks And Loves You.
Esto no es un mérito única o principalmente mío, existen muchos factores que lo han hecho posible, empezando, por el masivo éxito de ventas y crítica en su idioma original, que es siempre el primer aval para abordar la traducción de un libro.
Así que l@s primer@s en hacerlo posible sois quienes lo habéis comprado, leído y valorado. Muchas gracias por llevarlo hasta el punto donde traducirlo se volvía una inversión de interés, sin vosotr@s esto no habría sucedido, lo tengo más que claro y asumo que os debo más de lo que podré pagaros, porque me habéis convertido en el primer entrenador español que traduce y publica un libro en EE.UU., algo que me acompañará siempre y que es vuestro regalo.
Por cierto, que si aún no lo has leído y estás indeciso, puedes ver y leer aquí las sinopsis en video y texto del entrenador David Montero, de Conecta Adiestramiento, a quien estoy muy agradecido por estas acciones de divulgación.
Para publicar en EE.UU. también ayuda el interés creciente que hay allí por la cognición como la tercera vía para entender e intervenir en el comportamiento canino, y ha sido un gran apoyo que el libro esté prologado por Josep Call, uno de los científicos que estudian la cognición mas importantes del mundo. En la misma línea, ayudó que me eligieran para encabezar el panel de expertos de Dognition, pues tanto Dognition, como su fundador Brian Hare han aparecido repetidamente en todos los medios estadounidenses (y mundiales) dando a conocer la “revolución cognitiva” en el entrenamiento y convivencia con los perros.
Pero no creo que todo lo anterior hubiese bastado, la pieza final, y una de las centrales, para lograr este hito es el trabajo de la directora de EDUCAN en EE.UU., Eliana González, que con el éxito rotundo de nuestra primera delegación allí, EDUCAN Miami-Dade, ha despertado el interés por nuestra manera de analizar e intervenir en el comportamiento canino, de entenderlo. Y era normal que la presentación del libro se hiciera de su mano y en el lugar que tan bien nos está acogiendo.
Así que el sábado 20 de octubre de 2018, a partir de las 15´00, estaré en Miami presentando Your Dog Thinks And Loves You, en las instalaciones de D.O.G. Gables. Si quieres acompañarnos escribe a miami@cognitiveemotionaltraining.com
D.O.G. es una franquicia estadounidense de day care, residencia, peluquería y actividades canina. Y es la primera gran empresa de EE.UU. que creyó en el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL, contando con EDUCAN para prestar servicios de adiestramiento y actividades formativas con sus clientes y en sus instalaciones. Me parece más que adecuado que sea allí donde empiece la andadura de anglosajona de mi libro.
La verdad es que lo que mejor resume cómo me siento ahora es una expresión que no sé yo cómo se traduciría al inglés.
Estoy que lo flipo.
#Tuperropiensaytequiere #EDUCANtodosabordo #nauininglis
#YourDogThinksAndLovesYou #jointheCOGNITIVEEMOTIONAL
Nuestro curso El Perro Valiente(no tiene ansiedad) de enero de 2019 ha tenido una respuesta desbordante, las cuarenta y dos plazas se llenaron en menos de veinticuatro horas, pero han mostrado interés en recibirlo muchas (muchas, muchas) más personas de las que podemos recibir en nuestras instalaciones.
Por la abrumadora respuesta decidimos buscar fecha a una segunda –y última- convocatoria para obtener el certificado como Preparador/a de Perr@s Valientes, que puedan superar cualquier forma de ansiedad, que se realizará los días 21, 22, 23 y 24 de febrero en nuestras instalaciones de Madrid.
El Perro Valiente es una potente herramienta para diferenciarse y destacar en un mercado tan competitivo y “poblado” como el de la gestión del comportamiento canino, puesto que la temática y el nivel de éxito e innovación que aportan El Perro Valiente y La Manada Valiente en una de las áreas más demandadas garantizan un retorno de inversión rápido y continuo. Porque nadie más ofrece un servicio así, y tengo la convicción de que quienes lo hagan tendrán una ventaja estratégica importante hasta que la competencia empiece a plantearse alternativas similares.
Normalmente informamos de nuestros nuevos cursos primero a nuestros alumnos, para darles unos días de ventaja a la hora de conseguir plaza antes de hacerlos públicos. Esto no se hizo con la primera convocatoria de El Perro Valiente, éramos conscientes de su potencial y atractivo, y buscamos maximizar su efecto promocional para facilitar que se acercasen al trabajo C-E quienes todavía no lo conocieran. Fue un gran éxito, porque en menos de un día se llenaron las cuarenta y dos plazas de Madrid y más de la mitad del curso en Argentina, pero muchos de nuestros alumnos, por este cambio de estrategia, se quedaron fuera.
Decidimos dar a conocer esta segunda – y última- convocatoria primero en los espacios de alumnos de EDUCAN, indicándoles que esta semana se haría pública. Hacerlo de esta forma fue decisión mía, y lo hice por dos razones, una noble y otra egoísta: la noble es que me pareció justo ofrecerles esa ventana de oportunidad de unos días a la que están acostumbrados, y que no tuvieron en la anterior. Pero no penséis demasiado bien de mí, porque también pensé que así se llenarían bastantes plazas, quizá la mitad o incluso más, y podríamos cubrir el resto en pocos días, reeditando el impacto promocional de mostrar cómo las plazas volaban.
Peeeero nuestros alumnos desbordaron mis previsiones y las cuarenta y dos plazas se han llenado en ¡¡menos de diez horas!!, no quedando ya ninguna disponible. Este es un nivel de éxito inesperado, pero me dejó a contrapié, porque ahora no parecía muy lógico publicitar un curso que ya estaba lleno. Muchas gracias por hacer siempre más y mejor de lo mejor que pueda pensar, sois flipantes.
Y como no quería renunciar al golpe de efecto de un llenazo exprés (¿menos de diez horas para cuarenta y dos plazas, really?) he decidido publicarlo de este modo: explicando cómo gestionamos estos eventos para, además de llenarlos, lograr que resulten impactantes y atraigan el interés de potenciales alumnos. No es algo secundario, porque, por ejemplo, este trimestre tenemos 97 alumnos inscritos en nuestros cursos largos, muuuchos más que cualquier empresa de la competencia, y ese nivel de éxito es debido a cómo se gestionan un montón de aspectos, entre ellos la manera de publicar e informar sobre las diferentes actividades de la empresa. Of course, decir esto aquí y ahora es también una elección estratégica 😉 😉
#ElPerroValiente #elÉXITOseaprende #nadasepareceaEDUCAN
La ansiedad -como el miedo o el estrés- no supone un problema en sí misma, tiene una utilidad, un fin adaptativo: prepara al perro para recibir información pertinente con alguna expectativa negativa de cara a solucionarla, evitarla y/o amortiguar el impacto negativo que pueda producirle.
Pero la ansiedad no siempre funciona como debe, si deja de ser adaptativa se convertirá en una fuente de sufrimiento inútil para nuestro perro, impidiéndole alcanzar el mínimo bienestar. Cuando esto sucede se hace necesario intervenir.
La mejor manera de prevenir y gestionar correctamente la ansiedad es a través del desarrollo de capacidades de afrontamiento activo y pasivo, que el perro pueda emplear en cualquier situación que pudiera inquietarle.
La mejor manera de construir las capacidades de afrontamiento de situaciones generadoras de ansiedad es a través del trabajo en equipo, donde el perro está sostenido y apoyado por una persona de referencia, que le aporta a través del andamiaje social un núcleo de seguridad y confianza. Aunque el perro después deba quedarse solo.
La mejor manera de lograr adhesión a unas pautas por parte de los tutores de los perros es (1) que vean su aplicación directa al problema y (2) que sean parte activa en la evolución, (2A) teniendo la capacidad de evaluar cuál es el nivel de avance de su perro en cada momento, y, consecuentemente, (2B) pudiendo –asesorados- elegir por sí mismos los criterios de avance sucesivos para llegar hasta el final del trabajo. Para seguir avanzado cada día, en cada nueva situación.
El Perro Valiente es un programa desarrollado por EDUCAN de entre ocho y doce sesiones tuteladas para construir las capacidades de afrontamiento activo y pasivo de las situaciones generadoras de ansiedad usando trabajos conjuntos del perro con su persona de referencia, que aprende a su vez a evaluar qué nivel de avance tiene su perro, qué necesita para progresar y cómo puede ayudarle a hacerlo.
Esto se traduce en (1) éxito más rápido que con otras opciones, logrando perros y personas asertivos y proactivos ante las situaciones que pudieran generar ansiedad, (2) exportable a cualquier escenario, desde la separación, hasta quedarse en una residencia, pasando por visitar al veterinario, aunque surgiera de manera novedosa, incluso años después de completar el programa, y (3) con un nivel de implicación, comprensión y adhesión de los tutores a las pautas incomparable con ninguna de las maneras tradicionales de afrontar la ansiedad.
El Perro Valiente acaba con los puntos ciegos históricos que ha generado el abordaje tradicional de la ansiedad en perros, basado en dos pilares: (1) técnicas especializadas para tratarla asociada a la separación y (2) afrontarla como una secuela, un síntoma, de estrés más que como un proceso propio.
(1) La naturaleza de la ansiedad por separación -que implica la ausencia de personas de referencia- nos ha enfocado en trabajar las capacidades del perro que no necesiten de andamiaje social para desarrollarse, lo que es más lento que trabajar en equipo, y nos centra casi exclusivamente en las capacidades de afrontamiento pasivas, que requieren más volumen de trabajo para ser funcionales que las activas. Además muchas técnicas para la ansiedad por separación son tan específicas que no son exportables a otras situaciones generadoras de ansiedad.
(2) Minimizar o evitar el estrés, es una buena cosa porque ayuda, de manera colateral, a reducir el número de situaciones en las que el perro se pone ansioso. Pero deja de ser útil cuando lo hace, porque incide en la ansiedad únicamente de manera indirecta, buscando evitar que surja, pero no provee -ni al perro, ni a sus tutores- de ningún recurso para gestionarla cuando ya está ahí. Además el tutor tampoco sabe qué situaciones puede afrontar su perro en cada momento y cuáles le superan, con lo que no se siente seguro de estar haciendo algo realmente útil, ni parte activa del proceso, lo que minimiza su adherencia a las pautas.
El Perro Valiente y La Manada Valiente, su variante para trabajar en centros caninos con varios binomios a la vez, no solo completan lo que faltaba en el afrontamiento de la ansiedad canina y logran el compromiso de los tutores de los perros, sino que son una potente herramienta para diferenciarse y destacar en un mercado tan competitivo y “poblado” como el de la gestión del comportamiento canino. Porque preparar perros valientes trae los mejores resultados, pero también es la mejor publicidad.
Por eso son nuestra propuesta estrella para iniciar el 2019, impartiéndose cursos de cuatro días en Madrid y Argentina, en Concordia, en nuestro nuevo centro formativo para toda Hispanoamérica. Ya tenemos alumnos de España, Argentina, Uruguay, Chile, Colombia, Bolivia, Méjico, EE.UU., Bulgaria y Suiza (y eso de momento).
Porque tenemos la convicción de que la temática y el nivel de éxito e innovación que aportan El perro valiente y La Manada Valiente en una de las áreas más demandadas garantizan que el retorno de inversión para los profesionales sea rápido y continuo en el tiempo. Nadie más ofrece algo así.
Y es que si en 2019 solo sabes tratar la ansiedad cuando está referida a la separación, o la consideras únicamente como un síntoma del estrés…
#ElPerroValiente #nadasepareceaEDUCAN #diquequieresunaREVOLUCIÓN
El mejor trabajo del mundo, aquel en el que viviría y en el que no me importaría morir, es el de las integrantes del coro Gospel de Frank Sinatra cuando canta “That´s Life”, para mí su mejor canción. Y me explico.
No querría ser el público, que, siendo todo gozo, es ajeno al torrente que se les descubre y regala.
No querría ser Sinatra, la parte principal del talento, que está trabajando muy duro todo el tiempo para desplegarse y lograr sus objetivos. Además me aburre y detesto a partes iguales el protagonismo.
Son las integrantes del coro quienes tienen la posición perfecta para disfrutar la canción durante su transcurso: hacen posible el momento, y eso les da un derecho especial -bien ganado- a sonreír y mover sus cuerpos, sabiéndose parte activa del milagro que está aconteciendo: Sinatra canta que se subirá a un gran pájaro si el mundo no merece la pena y ellas pueden asentir, porque las cuatro ocasiones en las que responden a Frank “that´s life”, reiterando lo que acaba de cantar, le ayudan a existir, a pasar mayo y llegar hasta junio. Pero, entremedias, construido el momento, son libres para ver crecer y subir a la canción desde dentro.
Pinchando en este enlace lo tenéis subtitulado en castellano, no permite ser insertado en otras páginas web, que era mi idea original
El nuevo Curso Avanzado está diseñado del mismo modo: para que los profesores disfrutemos no como protagonistas, sino como participantes de la inteligencia, de la empatía y del despliegue de capacidades de los (¡MIS!) alumnos. Que tienen que coger el micrófono y, enfrentándose al auditorio, elevar la voz y cantar.
Y es que a veces en los cursos de adiestramiento parece divertido pisar las ideas de los alumnos que ya tienen conocimientos previos, abrumándoles con el protagonismo y posición de autoridad del profesor, desconfiando (con un sesgo muy de nuestra profesión) de su capacidad e implicación para ser autónomos a la hora de asumir responsabilidades y emplear lo que saben.
Así que planeamos un curso con una didáctica específica para quienes tienen (1) conocimientos de entrenamiento, (2) implicación especialmente fuerte para ejercer la profesión, (3) capacidad para enfrentarse en público a todos los fantasmas e inseguridades que implica dicho ejercicio y (4) voluntad de pensamiento crítico, en particular consigo mismos. Porque el pensamiento crítico que no se dirige hacia sí mismo primero es sofistería pintada de colores.
Un curso no solo para ofrecerles nuevos conocimientos y protocolos de trabajo, sino para afinarles en la evaluación de los que tuvieran y de los que puedan encontrar, para dotarles de herramientas con las que desbrozar las falacias, los sesgos, las simplificaciones, los falsos tecnicismos y la manipulación de “maestros” poseedores de cualquiera de las muchas verdades absolutas disponibles en nuestro mercado formativo.
Un curso para pasar de todo o pasarlo bien pasándolo mal, en el que los profesores hacen los coros y los alumnos asumen el protagonismo, eligiendo cómo ejercerlo.
Un curso sin excusas, que algunos (siempre) abandonan en su transcurso, porque es difícil estar en él cuando surgen otros problemas o frentes duros en la vida, es demasiado exigente. Volverán cuando estén preparados para disfrutarlo.
Pero esto acojona a quienes damos clase, hemos sufrido en cada una de las tres ediciones de este nuevo formato, porque cuando empiezas y ocupas ese lugar secundario no sabes bien qué harán, cómo lo harán, los alumnos ¿Aceptarán toda la carga y la llevarán adelante? ¿Disfrutarán de lo difícil y serán capaces de poner sus inseguridades a la vista de sus compañeros para acabar con ellas entre todos?
Porque sin que entren en el juego la cosa no rula, si se quedan esperando que les digas qué hacer en cada momento y quieren indicaciones para avanzar cada paso en lugar de asumir el rol directivo que implica ejercer como adiestrador y técnico en la gestión del comportamiento el curso no puede funcionar. Porque con Chiquilicuatre como solista la canción cambia, y si es gracioso verlo es únicamente porque es ridículo.
Así que, al empezar, siempre me asusta el riesgo de que se sienten esperando que les den todo digerido, incluyendo lo que deben pensar y hacer en cada momento. Porque si eso sucede el curso no puede levantar el vuelo.
La promoción del curso avanzado Octubre-Diciembre de 2017 ha sido conmovedora e impresionante. Muy impresionante. Muy conmovedora. Cómo se han coordinado y cooperado para empujarlo hasta el máximo que puede dar, como han sabido estar juntos, manteniendo un objetivo común desde las discrepancias, sabiendo que quien piensa diferente lo piensa con la misma voluntad de hacerlo bien (y de hacer el bien) que ellos mismos. Entendiendo que debemos estudiar lo que pensamos, lo que creemos, desde el punto de vista de aquellos que no lo comparten. Y que si algo no es falsable probablemente sea falso y seguro que no es útil como herramienta técnica.
Trabajar con ellos ha sido muy, muy exigente, porque ellos han sido muy, muy exigentes con su trabajo.
Pero todo compensa cuando a quien haces los coros es a Sinatra, porque sabes que estás ayudando al mejor, y este curso ha decidido que merecía la pena ser los mejores, poniéndose delante de cada limitación para superarla. Llevando todo a su máxima expresión.
Ha sido un curso en el que los alumnos han hecho una y otra vez elecciones duras para ellos, y que siempre eran lo mejor para el perro y para la calidad del trabajo, quedándose su interés propio en un segundo plano. Como ejemplo diré que la única queja -seria, en su aspecto mejor y más profundo, y bien planteada- sobre una nota ha sido de un alumno que consideraba (y así ha sido por su propia decisión) que debía suspender un examen que yo le insistía que había aprobado.
Un curso en el que han llevado la cooperación entre entrenadores hasta el punto de que ya no entienden ese modelo de entrenador-isla que tanto abunda y tanto limita el crecimiento de la profesión. Hasta el punto de crear redes y espacios de colaboración para seguir haciéndolo siempre, entendiendo que juntos son mejores y más capaces de afrontarlo todo, diseñando un modelo para seguir cooperando fuera del curso como lo hacían en él.
Un curso en el que han enfrentado problemas emocionales y relacionales de los perros sosteniéndoles y llevándoles a mejorar con un andamiaje tan sutil que no lo advierten, pero tan firme que no les dejaba caer nunca.
Y es tan hermoso vivirlo, ayudándoles desde el coro, asintiendo y siguiendo su ritmo, ayudando a que se mantenga mientras ellos llevan el peso de la canción, que desearía decirle al tiempo “detente en este instante tan hermoso”, sabiendo que si así sucediera no perdería nada que pudiera ser más valioso que lo que estoy recibiendo.
Estar allí y ser parte activa cuando los alumnos, como dice Frank, se sienten poetas, peones o reyes cuando descubren que aunque se caigan de bruces, siempre se pueden levantar, sacudirse el polvo y reincorporarse a la carrera.
Tengo que daros las gracias a tod@s por regalarme estos tres meses haciendo el mejor trabajo del mundo, aquel en el que viviría y en el que no me importaría morir, no puedo dejar de sonreír y disfrutar mientras os veo cantar la mejor versión de la mejor canción. Solo puedo decir, ahora que me toca:
«That´s life…».
Os quiero bastante, por cierto.
Un error común es suponer que los perros actúan y se comunican igual sea cual sea su tipo de relación y sea cual sea el momento en el que se da la situación comunicativa.
De los tipos de relaciones hablaré más extensamente en un próximo artículo, ahora me centraré en las diferentes fases de la comunicación, pues podemos facilitar a los perros el éxito comunicativo en cada una de ellas, y evaluar la calidad de la relación entre varios perros según cuál aparece. Por ello son centrales en el diseño y evaluación objetiva del trabajo para la mejora de la gestión relacional.
Empecemos por fijarnos en el mamífero social cuya conducta nos es más cercana: los seres humanos. Nosotros, al ser presentados a un desconocido solemos sonreír y actuar de forma ostensible para mostrar nuestra buena disposición (o la mala, sin nos han presentado a un oponente de algún tipo), enfocamos nuestros sentidos de manera que nuestro interlocutor reconozca que tiene toda nuestra atención. Sin embargo verás que, si la relación no es de un gran valor emocional para nosotros –alguien que queremos seducir, como un jefe o una potencial pareja, o alguien que consideramos peligroso en algún sentido, como un competidor- al rato todo eso se relaja y la comunicación continúa en un nivel más tranquilo.
Nuestro laconismo relacional llega al máximo con las personas más cercanas, las más queridas. Dentro de tu vida cotidiana estás abstraído leyendo y puede suceder que cuando llegue tu pareja apenas levantes la mano para saludar o que estés en un reunión, entre un buen amigo que ves con frecuencia y únicamente os hagáis un gesto con la cabeza el uno al otro.
Igualmente verás que cuando dos perros se acaban de conocer su atención mutua, sus rituales de saludo y sus acciones de comunicación son mucho más intensas y continuas que en el caso de que ya se conozcan bien. Pero cuando varios perros viven juntos será frecuente que, en casa, muchas veces toda la respuesta del perro a que otro integrante del grupo se mueva es seguirle con la mirada sin levantarse de su cómoda camita, sin ni siquiera levantar la cabeza.
Esto sucede porque la exuberancia relacional es poco económica, y solo se emplea cuando es necesaria. De hecho uno de los principales indicadores de la buena calidad de una relación es la cantidad de tiempo en común relajado y la sobriedad comunicativa.
La comunicación canina, por desgracia, se incorporó al discurso técnico del sector y , consecuentemente, a las intervenciones comportamentales para restaurar/mejorar las capacidades relacionales de los perros desde una interpretación poco científica y consistente, algo que la tecnología del comportamiento va a tardar muchos años en drenar por completo del sistema, para emplear única los conocimientos consistentes al respecto.
Uno de estos problemas sistémicos es hablar de la comunicación canina, intentar analizarla, explicarla y aplicarla única o principalmente en base a las comunicaciones ostensivas, porque al hacerlo estamos poniendo el foco en cómo resolver una situación problemática en lugar de en cómo lograr una situación normalizada, que se caracteriza por la economía comunicativa. Es esta mala interpretación y empleo de los procesos comunicativos la que lleva a no entender algunas cosas, como que el historial puede haber minimizado la comunicación sin que exista problema de fondo o, lo que es más importante, que la aparición de una comunicación ostensiva en una relación familiar o cotidiana muestra que pasa algo excepcional (bueno o malo), y no por que sea una comunicación eficaz y saludable debemos desatenderla o considerarla conveniente. Si cuando he saludado a mi pareja apenas con un gesto ella llega hasta mí, me cierra el libro y me dice “tenemos que hablar”, te puedo asegurar que me preocupo, por mucho que todas sus acciones demuestren una absoluta competencia relacional y un perfecta gestión emocional.
Afortunadamente cada vez más autores y ponentes -algunos españoles, es importante señalarlo- buscan ampliar, detallar y aprovechar cada vez mejor este área de conocimiento, que es una de las que enfocan el interés de los investigadores. Gracias a la ciencia de base sabemos más cada día y es una afirmación poco arriesgada el decir que en unos años todo lo que sabemos ahora nos parecerá rudimentario e incompleto ¡¡Pero es lo que tenemos en este momento!!
Las relaciones sociales implican moverse entre tres tipos de fases comunicativas: las ostensivas (objeto actual de mucho interés científico, de hecho la palabra ostensivo es una castellanización del término inglés ostensive, que hubiera debido traducirse más tradicionalmente como ostentoso), las normalizadas y las económicas. Y el significado de cada una de ellas en cada nivel relacional, y en cada momento nos aporta mucha información, permitiéndonos evaluar la mejora o empeoramiento de la relación, tanto en ese momento, como en su conjunto.
Fases ostensivas
Se caracterizan por el (1) uso de señales ostensivas, (2) atención intensa y continuada en la interacción relacional, existencia de (3) tensión social mantenida y (4) emocionalidad alta.
Las fases de comunicación ostensiva muestran la intencionalidad y capacidad del perro para entenderse con otros perros, y son determinantes para el éxito en las relaciones casuales y excepcionales.
Las fases ostensivas son necesarias (A) al interactuar con un sujeto ajeno al grupo social, pero al que se le reconoce como sujeto social, (B) en momentos de conflicto, sean dentro o fuera del grupo, (C) en momentos de reencuentro con sujetos pertenecientes al grupo social, ya sea en relaciones familiares, ya sea en relaciones cotidianas, y durante (D) la realización de actividades coordinadas con cualquier tipo de sujeto social, pertenezca o no al grupo social del perro.
Las fases de comunicación ostensiva tienen la función adaptativa de maximizar la emisión y recepción de información en aquellos momentos en los que resulta crítica, por ello su aparición en otros momentos o su desaparición en ellos determina su significado en la gestión relacional.
Cuando un perro no muestra fases de comunicación ostensiva en momentos en los que debiera mostrarla, como al conocer a otro sujeto, la gestión relacional es mejorable. Esto serviría, por ejemplo, para saber que un perro que al ver un gato se lanza a perseguirle no le está viendo como un sujeto social.
Algunos perros no podrán hacerse jamás amigos de otros de su sexo sin que exista problema relacional alguno, un perro socialmente sano quizá termine peleándose con otros de su mismo sexo, pero antes aparecerá una fase de comunicación ostensiva, si no es así debemos sospechar que su capacidad de gestión emocional y/o relacional es insuficiente.
Hemos hablado de la función de las fases ostensivas, hablemos ahora de los objetivos. Porque maximizar la comunicación tiene un objetivo: lograr coordinarse de algún modo.
Así las fases ostensivas tienen varias etapas:
Comunicación ostensiva descoordinada o de búsqueda de coordinación
Cuando dos perros que no se conocen bien, típicamente en relaciones excepcionales y casuales, se encuentran normalmente mantendrán mucha atención en el otro y empezarán a emitir señalética social ostensiva.
Cuando esto no pasa, no atienden al otro, y/o no emiten dicha señalética podemos intervenir: empleando el modelado con correa, el código de comunicación y/u otros recursos de ITC para enfocar su atención, lateralizándole, y/o ayudándolo a mostrar las conductas de acercamiento competente que hayamos entrenado previamente.
Pero, sea de manera asistida o autónoma, esta primera comunicación entre ambos sujetos es descoordinada, lo que se nota en que no hay un ritmo de intercambio de conductas, sencillamente cada perro suelta las suyas y observa las del otro.
La búsqueda ostensiva de comunicación también se utiliza en relaciones construidas para lograr la atención de otro sujeto que esta lejos o no está atento y con el que se pretende hacer algo.
Comunicación ostensiva de coordinación diacrónica
Si todo va bien en poco tiempo veremos que coordinan las conductas comunicativas de manera diacrónica: es decir uno de los perros realiza algunas señales y justo después el otro le responde con otras. Es como cuando se habla por un walkie-talkie, se comunican por turnos.
Esta es quizá la etapa que requiere más ayuda externa para ser exitosa, porque en los perros existe tal variedad de carácter, morfología, niveles de actividad… (como decíamos en este artículo) que no resulta fácil: un perro muy nervioso puede emitir demasiado rápido para que uno tranquilo siga su ritmo al hacer turnos, uno grande puede no reconocer que otro pequeño ha respondido a su señal, y algunos tienen una expresividad limitada por características morfológicas que pueden llevar a que el otro no reconozca la comunicación o la malinterprete, un bulldog al respirar puede hacer pensar a otros perros que gruñe, y, además, los perros braquicéfalos tienen la necesidad de acercarse frontalmente, porque al lateralizarse no pueden ver al otro sujeto por la disposición de sus ojos en un plano frontal.
Los perros tienen herramientas muy buenas para comunicarse, pero la selección de extremos –actividad/tranquilidad, gigante/toy, braquicefalia.. – lo complica mucho. La mayor asistencia que podemos prestar a los perros cuando encuentran a un congénere que no es conocido es ayudarles a conseguir comunicarse en turnos coordinados: modélale para que espere y atienda a la comunicación del otro, ayúdale a iniciar la suya en el momento adecuado para que aprenda el ritmo de los turnos…
Esto también aparece en relaciones ya construidas cuando surge un conflicto por algún motivo, es la forma de ritualizar el desacuerdo, empleando señalética ostensiva, señales de amenaza, apaciguamiento y frecuentemente ambiguas, que muestran el nivel de enfado o incomodidad, así como la persistencia de la postura del perro sobre el asunto, con un mínimo riesgo
Comunicación ostensiva de coordinación sincrónica
Cuando han establecido turnos los perros han alcanzado un punto muy importante y difícil, la comunicación coordinada, pero no su punto máximo.
Ahora verás que empiezan a sincronizarse, es decir que las comunicaciones son continuadas y ya no podemos diferenciar con claridad los turnos. Es como un baile, en el que quizá uno lleva, pero el otro responde de manera inmediata y se mueven como si estuvieran unidos, en armonía.
En esta etapa no puedes ayudar al perro directamente, pues cualquier elemento externo romperá el ritmo de la sincronía, pero sí puedes facilitarlo indirectamente: llevando cansado al perro o haciendo un espacio de calma antes de la interacción si sabes que es muy nervioso y eso le dificulta comunicarse, trabajando mucho el espacio de juego si sabes que le cuesta sincronizar… Pero antes o después, no durante la etapa de coordinación sincrónica.
Cuando llega allí tiene que pilotar él la nave, es el momento de que le dejes la dirección al perro.
Trabajar la gestión relacional en las fases ostensivas.
Es muy importante señalar que las fases ostensivas que se prolongan muestran que existe un problema, aunque los perros muestren coordinación sincrónica, la coordinación no es el fin, sino un medio. No se comunica para comunicar, se comunica para entenderse respecto a algo, para llegar a algún tipo de acuerdo sobre lo que genera el conflicto, sea la aceptación del otro perro en relaciones casuales y excepcionales, sea la propiedad de un recurso o el seguimiento de una norma en relaciones cotidianas o familiares.
Por eso durante estas fases es normal que aparezca señalética de amenaza, no sucede nada mientras se llegue a un acuerdo final, lo que veremos en que disminuyen las señales ostensivas. El baile ha superado el crescendo y se desliza con suavidad hacia su final.
Cuando tras lograr una comunicación coordinada y eficaz no se pasa a una fase moderada o económica es que los perros no están llegando a ningún acuerdo, y existe un alto riesgo de conflicto: es como cuando dos personas que se acaban de conocer empiezan a disentir radicalmente en política, eso sí con la máxima educación, si vemos que no deciden abandonar el tema o relajar la comunicación tarde o temprano romperán a pelear: porque están poniendo lo máximo de su parte, pero no pueden llegar a ningún acuerdo. Eso mismo sucede con los perros.
Si ves que una fase ostensiva no lleva al entendimiento y cada vez aumentan más las señales ostensivas de amenaza, puedes decidir retirar al perro de la situación. Lo que es sencillo si estás en un aula relacional, posible si ambos perros llevan bozal, pero muy complicado en otros casos, porque la ruptura de la comunicación podría precipitar una pelea. Para minimizar el riesgo debes tener construido un trabajo de modelado con la correa de calidad, para que el perro genere emociones positivas al modelarle y se reenfoque con facilidad. Pero claro, eso debe hacerse con ambos perros si no has tomado medidas de seguridad o trabajas fuera de un aula relacional.
La decisión de romper una comunicación coordinada porque no llega a ningún sitio y aumenta el riesgo de pelea es complicada, algunos perros emplean más tiempo que otros en esta etapa y tienen expresiones comunicativas más vistosas que otros. Recuerda que lo determinante no es que aparezca el conflicto, y con él la señalética de amenaza, sino que, una vez que aparece, las señales se vayan haciendo más o menos exuberantes y frecuentes.
Fases normalizadas
Porque si los perros llegan a algún acuerdo verás que todo parece empezar a aflojarse, siguen comunicándose, pero la tensión desaparece y es sustituida por fluidez y naturalidad.
Es una broma habitual decir que una relación no es seria hasta que puedes dejar de meter tripa y eso es lo que sucede en las fases normalizadas, que el perro empieza a ser él mismo con el otro perro. A ser como es en el día a día, a relajarse y a normalizar la relación.
Las fases de comunicación normalizadas muestran el éxito relacional, y son el evaluador directo más importante del estado óptimo de los perros respecto a la dimensión social cuando está junto a otros perros.
En este video Semi, pastor alemán adulto, y Ak, kelpie australiana cachorra, (ambos de José Ramón Tormos Oliver) muestran una fase normalizada de comunicación, la más frecuente en interacciones relacionales dentro del grupo familiar, coordinándose para jugar sin necesidad de ostensión, pese a la presencia de varios recursos valiosos (un hueso de morder y un juguete):
En las fases normalizadas estamos en un punto medio: aparecen tanto (1) señales ostensivas, como (2) señales económicas o sutiles, pueden tener (3) interacciones intensas y continuadas, pero (4) pueden desconectarse de ellas y atender a otras cosas que surjan, la (3) tensión social puede no aparecer o, si lo hace, es ocasional, la (4) emocionalidad es media o alta, pero principalmente de valencia positiva.
Las fases normalizadas son necesarias (A) para jugar y operativizar el afecto dentro del grupo social, (B) para desarrollar las capacidades y ajustes necesarios para las acciones cooperativas.
Las fases normalizadas tienen la función de mejorar las relaciones afectivas, hacerlas deseables, ajustarlas y potenciar la capacidad de acción coordinada de los integrantes de un grupo social.
Aquí se repiten las posibilidades de comunicación coordinada diacrónica y sincrónica (la búsqueda de coordinación siempre implica una fase ostensiva), pero ahora no son etapas progresiva, sino diferentes formas de relación normalizada que buscan diferentes fines.
Fases normalizadas de coordinación diacrónica
Muchas veces los perros buscan interacciones secuenciales, por turnos, como al jugar a perseguirse. De hecho, la coordinación diacrónica normalizada es la manera más frecuente de ajustar el comportamiento propio a cada interlocutor, como al jugar: tú haces esto, yo hago esto.
Porque todos somos un poco diferentes con cada una de las personas que queremos: más gansos, más cuidadosos… todo eso, ese ajuste fino, se logra con las fases normalizadas de coordinación diacrónica.
Fases normalizadas de coordinación sincrónica
La coordinación sincrónica normalizada es mucho menos usual en perro “de casa”, porque la capacidad de coordinación sincrónica fuera de los momentos de tensión suele estar relacionada con el éxito en actividades cooperativas, como la caza, donde los comportamientos deben ajustarse entre sí casi simultáneamente para lograr los objetivos.
Sin embargo, la coordinación sincrónica normalizada, es, como decíamos al principio del libro, la base de nuestros protocolo de adiestramiento deportivo, uno de los tres explicados en el próximo volumen de la colección, y hemos comprobado que cuando los perros trabajan sistemática y repetidamente a través de coordinación sincrónica, después tienden a hacer más juegos de coordinación entre sí.
Cuando las fases normalizadas se repiten hacia el otro sujeto termina siendo aceptado como relación cotidiana, y, por cierto, nos dejaría de servir como figurante para mejorar las capacidades de comunicación ostensiva del perro. Y recordemos que para mejorar lo que hace nuestro perro cuando se encuentra con uno desconocido eso es justo lo que debemos seguir trabajando, nuestro objetivo no es que el perro se haga amigo del figurante, sino que mejore sus capacidades al encontrarse con otro sujeto social que no es parte de su grupo. A veces los árboles no dejan ver el bosque, y se considera un éxito que el perro se haga amigo de un perro figurante, si eso no tiene trasferencia a la situación relacional en la que era incompetente no es gran cosa.
Fases económicas
Se caracterizan por la (1) escasez de señales, el uso principal de (2) señales económicas, (2) atención escasa y discontinua en la interacción relacional, (3) ausencia de tensión social y (4) estados emocionales de calma.
Las fases económicas muestran la capacidad del perro de compartir tiempo y espacio de manera normalizada con otros perros, y son los evaluadores directos más claros para determina el éxito en relaciones entre perros que deben compartir espacio de manera frecuente.
Las fases económicas son necesarias (A) después de acciones coordinadas exigentes con los miembros del grupo, (B) después de situaciones de gran tensión emocional y/o relacional, entre las que entrarían el aprendizaje, las sesiones de avance para mejorar la gestión emocional o relacional y las fases ostensivas, (C) en momentos de malestar o agotamiento físico.
Las fases económicas tienen el objetivo de lograr estabilidad relacional, eliminar la entropía, promover la restauración física y emocional del perro y permitir la introspección dentro del grupo social, componentes necesarios para la salud relacional y el éxito a largo plazo de los grupos.
Como mencionaba antes, el tiempo en común, relajados, es el más importante, quizá es el elemento más característico y diferencial de las relaciones más cercanas (y no solo en los perros). Pero esto puede llevar a una mala interpretación sobre qué es una fase de comunicación económica, porque todo ese tiempo en común relajados que pasamos con nuestros perros en casa son fases económicas, pero nos las únicas fases económicas que existen.
También pueden aparecer en relaciones fuera de la familia, y con las mismas características y objetivos. Cuando los perros no se hacen caso entre sí en el parque, o cuando un perro acepta a otro, pero no le cae muy bien y no desea interactuar con él, se dan fases económicas. Ese perro que ignora a otro mientras están en el parque esta en una fase comunicativa económica. Fíjate que sirve para lo mismo que dentro de casa, estabilidad relacional, recuperación después de una fase ostensiva, evitar la tensión dentro del grupo…
De hecho para mí los perros más competentes relacionalmente son aquellos capaces de tener una comunicación económica con aquellos sujetos con los que, por diferentes motivos, no pueden normalizar una relación íntima. Puesto que les permite convivir eficazmente y sin generar tensión social con individuos que no les resultan afines.
A veces sí podemos ayudar a los perros a entrar en fases económicas, cuando después de una comunicación ostensiva eficaz vemos que no hay feeling y que no van a conectar más allá de tolerarse, podemos facilitar el paso a una fase económica dando un paseo en lugar de quedarnos quietos o modelando suavemente, lo justo para ayudarles a terminar el proceso de desatender al otro perro.
Resumiendo…
Para hacer intervenciones comportamentales destinadas a mejorar las capacidades relacionales de los perros debemos conocer las diferentes fases comunicativas, ostensivas, normalizadas y económicas, así como la evolución de la coordinación comunicativa. No hay comunicaciones buenas o malas, sino eficaces o ineficaces, y eso debemos reconocerlo en que tipo de señales y qué nivel de coordinación muestran en cada momento y a lo largo de nuestra intervención que, en buena medida, se basará en facilitar por diferentes medios el éxito comunicativo.
La variedad y adecuación de los perros con los que trabajemos será un factor muy relevante, porque en muchas ocasiones se hace necesario ayudar al perro a gestionar el encuentro con diferentes tipos de perros: muy activos, muy pequeños… todos aquellos grupos que comparten características comunes que nuestro perro interpreta con más dificultad, o para lo que emite menos competentemente.
Cuando un perro aprende a relacionarse mejor, por ejemplo, con perros braquicéfalos, que bufan al respirar y se acercan tiesos y frontales, no necesariamente podrá transferir lo aprendido a perros nerviosos, que no son capaces de esperar a que él les responda para seguir enviando información. En el primer caso es muy posible que se requiera ayuda en la búsqueda ostensiva de coordinación, mientras que con los nerviosos debemos centrarnos primero en facilitar que establezcan turnos de relación y después que estén físicamente preparados para sincronizarse, por ejemplo cansando o calmando al más activo antes de ir al aula relacional.
Los mamíferos sociales tenemos que aprender cómo afinar, ajustar y complementar con aprendizaje nuestras tendencias innatas de sociabilidad para que lleguen a ser útiles. Esto se vuelve crítico si nuestras necesidades de competencia social deben servir para conectarnos eficazmente con múltiples sujetos que no forman parte de nuestro entorno familiar cotidiano y se suman necesidades de trato diferenciado por otros factores. A nosotros nos pasa no personas de otras culturas, entornos laborales y/o culturales, ideas políticas…
A los perros también: el dimorfismo extremo, con tamaños brutalmente desiguales, puede hacer difícil que un gigantesco dogo alemán y un minúsculo terrier de Yorkshire intercambien una señalética clara,o cómoda y segura para ambos. También los cambios de expresión y, consecuentemente, de comunicación debidos a características físicas lo complican: los perros braquicéfalos tienen que mirar de frente y su jadeo roncante puede parecer un gruñido, ambas cosas peliagudas para iniciar una relación. Y hay muchas más, como el enmascaramiento de acciones de comunicación que sufren los perros peludos y los de pellejo colgante… Todo ello vuelve falsa a nivel práctico la idea de que son suficientes los innatismos relacionales, aunque fuera correcta a nivel conceptual: los perros, como nosotros, deben hacer muchos esfuerzos para pulir sus competencias relacionales de modo que resulten eficaces para todo lo que esperamos de ellos. Y no pueden hacerlo por sí mismos, hay que ayudarles (recordemos que la autonomía es el fin, no el camino).
Una de las cosas que resultan importantes a la hora de aumentar/ajustar nuestras capacidades relacionales es el dónde.
Cuando trabajamos para ayudar a algún perro (o a varios de ellos) a relacionarse competentemente con otros el lugar, el espacio físico, en el que lo hacemos es importante.
Una de las mejores maneras de minimizar los riesgos y maximizar los resultados de estos trabajos es disponer de un espacio diseñado para facilitar el avance relacional, en EDUCAN hemos desarrollado uno específico, que nos ha permitido llegar a otro nivel de resultados y seguridad: las aulas de gestión relacional.
La idea surgió cuando vimos que en muchos centros caninos, residencias, protectoras… perros poco compatibles eran capaces de terminar comunicándose cuando estaban en jaulas contiguas. Sin embargo, esto no siempre sucedía, estudiamos las diferencias y encontramos cuáles eran los elementos que facilitaban y cuáles los que dificultaban que los perros que se encontraban a ambos lados de las vallas se comunicaran eficazmente y aprendieran a convivir.
- Facilitaba la aceptación social que la valla fuera rígida y no elástica, porque al no ceder cuando en un momento de tensión uno de los perros la empujara, aportaba seguridad: no podían producirse situaciones en las que uno de los perros sintiera físicamente que el otro se le echaba encima.
- Facilitaba la aceptación social que el largo de la valla en común permitiera a los perros pasear y moverse en paralelo a ella, pudiendo interactuar lateralmente mientras veían por completo al otro perro. Es evidente que las vallas cortas no facilitan los primeros contactos en los que los perros suelen usar todo su cuerpo, lateralizarse al máximo y moverse con cuidado.
- Facilitaba la aceptación social que, en caso de tensión o conflicto, pudieran separarse de la valla lo suficiente como para que el otro perro quedara fuera de su distancia crítica. Así, si un perro se ponía agresivo o abrumador, el otro podía alejarse lo suficiente como para mantener una emocionalidad saludable.
- Pero además descubrimos que ver a otros sujetos en espacios separados y sin una valla compartida, permitía a muchos perros estar tranquilos y dedicar tiempo a observar, manteniendo una emocionalidad positiva y autocontrolada, a otros perros que – por diferentes motivos, como la brusquedad, el tamaño o las respuestas de miedo/agresión- causaban reacciones emocionales fuertes al estar directamente al otro lado de la valla.
¿Qué es un aula de gestión relacional?
De acuerdo a todo lo anterior:
Las aulas de gestión relacional son un espacio con el perímetro delimitado y dividido -por una estructura interna de malla rígida y sólida- en distintas áreas cerradas de trabajo, desde cada una de las cuales se puede interactuar con alguna de las otras existiendo para ello la única limitación que implica la separación de malla rígida. Cada área debe permitir la visión de todo el espacio que constituye el aula de gestión relacional. Esto nos permitirá trabajar con diferentes niveles de contacto: solo visual o prácticamente completo, con la única limitación que implican las mallas rígidas interiores.
Las dimensiones mínimas de cada una de las áreas que forman el aula de gestión relacional está en correspondencia con (1) el tamaño del perro que la use y (2) con la ocupación de las áreas de trabajo adyacentes. La longitud de la malla que separa un área de trabajo de otra u otras en las que se encuentra/n otro/s perro/s, debe permitir al perro que la ocupa dar un mínimo de diez pasos a ritmo tranquilo para recorrerla en paralelo, y el ancho del área debe permitir que separemos al perro perpendicularmente de la malla lo suficiente como para que un perro pegado a ella desde el otro lado quede fuera de su distancia de conflicto.
El alto de la malla de separación es más complejo, idealmente dispondríamos de dos aulas con diferente altura: una que sea claramente más alta que la cabeza (no la cruz) del mayor de los perros con los que vayamos a emplearla. En este aspecto es una altura suficiente a nivel universal un metro y medio. Un aula relacional que solo disponga de esta altura es plenamente funcional.
Pero sería perfecto disponer de una segunda aula relacional, con una menor altura, que permitiese a los perros pasar la cabeza sobre la malla de separación. En este caso la malla de separación entre áreas de trabajo ha de ser doble, con un ancho suficiente para impedir que uno de los perros pueda morder al otro al pasar ambos las cabezas sobre las mallas. El objeto de este segundo tipo de aula relacional es permitir otro tipo de interacción visual, desvinculado del elemento de separación, que promueva el deseo de acercamiento tranquilo y controlado.
Para que te hagas una idea: imagínate un campo de adiestramiento vallado y dividido en cuatro por una cruz de malla rígida, es muy importante que sea rígida por lo que vimos antes. La división no tiene porqué ser en cuatro, pero como ejemplo es ideal, porque permite visualizar que en cada área de trabajo el perro podría tener contacto directo a través de la malla con otras dos áreas de trabajo y contacto únicamente visual con la otra, que hace esquina con ella y por lo tanto no comparten valla.
¿Para qué sirven las aulas de gestión relacional?
Las aulas de gestión relacional aportan un entorno física y emocionalmente seguro para que los perros inicien interacciones sociales. La separación de malla rígida, permite que los perros se huelan, contacten y se comuniquen sin la incomodidad y limitaciones expresivas que implicarían otras medidas de seguridad, como un bozal, lo que ofrece el mejor marco posible para recibir y emitir señalética voluntaria e intencional.
El efecto de contactar incluso táctilmente, pero con la interposición de la malla, es óptimo por varios motivos, conceptuales y prácticos:
- En primer lugar, a nivel conceptual evitamos conductas demasiado invasivas o abrumadoras, como ponerse encima del otro perro o golpearle con la pata de manera impertinente, esto modera a los perros bruscos y aporta seguridad a los medrosos o sensibles al comprobar las limitaciones que implica la malla, por el mismo motivo se potencia la búsqueda y aprendizaje de formas de comunicación que no implican contacto brusco, que son las que permiten las circunstancias.
- A nivel práctico las ventajas no son menores, desde el hecho evidente de que podamos dejar a los perros llegar al contacto con la seguridad de que si rompe un conflicto podremos retirarles para disminuir ese tipo de reacción, modelándoles de la correa sin que puedan morderse, lo que sería un motivo suficiente para usar las aulas relacionales, hasta la posibilidad de ayudarles a construir diferentes formas de acercamiento y de respuesta al acercamiento: podemos moverles en paralelo y en el mismo sentido a lo largo de la valla, podemos hacerlo en sentidos opuestos para que haya un acercamiento algo más complicado. Incluso podemos acercarles frontalmente, la manera más tensa de iniciar un contacto, para luego enseñarles a lateralizarse y tomar una cierta distancia cuando eso suceda.
- Por supuesto, la opción de trabajar también en áreas que solo implican contacto visual no tiene menos ventajas: desde ofrecerle a un perro la posibilidad de conocer sin riesgo de confrontación directa a otro, hasta el trabajar con dos perros en contacto tal como se exponía antes, mientras un tercero puede verlo (esto puede requerir más de cuatro áreas), aprender por observación y asociar una emocionalidad segura a todo lo que sucede.
Las aulas de gestión relacional son la manera óptima en todos los aspectos de ofrecer intercambios sociales seguros y educativos a los perros con problemas de este tipo, permitiendo un desarrollo máximo de su competencia social y su capacidad para iniciar y llevar a buen término cualquier encuentro con otro perro (u otro tipo de animal).
En la siguiente secuencia Leko, un vehemente pastor alemán, ayudado por Ancor Cárdenes, que ahora trabaja en EDUCAN, aprende durante nuestro Curso de Adtor. Profesional Avanzado y Técnico en Gestión de Comportamiento COGNITIVO-EMOCIONAL de julio de 2017 (pedazo de curso: tres de l@s alumn@s se han incorporado a nuestro equipo, empatados con el anterior avanzado de Sevilla, que también nos permitió incorporar a tres nuev@s compañer@s a la empresa), cómo dirigirse correctamente a Aka, kelpie acompañada por Jose Ramón Tormos. Les asistimos Estefanía Pérez y yo mismo (mismamente), ambos EDUCANitos de pro.
Leko era muy brusco y físico en los acercamientos, y aunque su señalética era afiliativa resultaba intimidante para muchos perros, en particular los pequeños. A eso sumábamos que si su partenaire se sentía abrumado y reclamaba espacio usando señalética de amenaza Leko fácilmente iniciaba un pelea («¿Me acerco de buen rollo y me gruñes? ¡Ahora te vas a enterar!»). Así que trabajamos en el aula relacional para que se hiciera amigo de varios perros, entre ellos la pequeña Aka, aprendiendo a lateralizarse en lugar de llegar tan frontal como tenía por costumbre en los primeros contactos, a no usar el contacto físico como primera estrategia afiliativa y a modular sus señales en general. Aprendió a graduar múltiples expresiones corporales y empezó -de manera autónoma- a mostrar señalética afiliativa más graduada, sutil y competente de la había usado nunca ¡¡Y le entusiasmó comprobar su éxito, porque Leko eligió seguir haciéndolo y ha logrado iniciar amistad con más perros que nunca en su vida!!
¿Cómo se usa un aula de gestión relacional?
La realización de sesiones de trabajo en la aulas de gestión relacional requieren conocer una serie de normas para optimizarse y evitar algunos problemas potenciales.
En primer lugar algunos perros, en particular los que viven en casas de campo, pueden tener asociados automatismos emocionales y/o respuestas reactivas de agresión o, como mínimo, de sobreactivación, al ver o percibir de algún modo a sujetos al otro lado de una valla. Esto debe contracondicionarse con trabajos de olfato antes de iniciarse las sesiones de avance. Nosotros empleamos unos días para desactivarlos, primero sencillamente sembramos el suelo de comida y después de dos o tres sesiones.. Cuando el perro al entrar al área de trabajo ya se plantea que va a buscar, introducimos (previamente por las normas de fondo y figura) a un perro tranquilo en una de las áreas con las que solo tiene contacto visual. En realidad, esto cumple con un prerrequisito básico del trabajo relacional: construir antes una gestión emocional suficiente y saludable. Los automatismos emocionales y respuestas reactivas relacionadas con los vallados son problemas de gestión emocional que impedirían al perro iniciar una relación competentemente.
Al comprobar que se han desactivado los problemas anteriormente citados podremos iniciar el trabajo específico.
Me gusta particularmente iniciar el trabajo haciendo búsquedas de comida en paralelo en dos áreas de trabajo, porque permite que los perros puedan desconectarse uno del otro y ocupar su cabeza con algo que les centra y estabiliza emocionalmente, permitiendo una buena progresión y ayudando a evitar sobreactivaciones típicas de los primeros contactos. No es secundario, hemos comprobado que cuando un perro afronta una relación excepcional o casual sin excitarse demasiado las posibilidades de que aparezca una pelea disminuyen drásticamente.
Si es posible, prefiero (de nuevo atendiendo a las normas de fondo y figura) trabajar con más de dos perros, nuestra aula relacional – en las fotos se ve- es como la del ejemplo: un cuadrado dividido en cuatro por una cruz, pero esto no limita necesariamente a cuatro el número de perros que pueden estar allí. En una de las áreas de trabajo puede haber dos, tres o más perros que se lleven bien, aumentando el número de figurantes para diluir el enfoque del/los perros con los que trabajamos.
Personalmente me gusta como configuración de inicio la de un grupo socializador tranquilo en una de las áreas, un perro socializador solo en otra de ellas y dos perros en tratamiento en cada una de las dos restantes. Aquí dependerá de los perros concretos en tratamiento el que compartan malla o solo puedan mantener contacto visual. Pero esto es solo una preferencia personal, entiendo que otros colegas prefieran que únicamente haya un perro en tratamiento, aunque solo sea porque no dispongan de personal cualificado para manejar más.
Cuando un perro requiere demasiado apoyo para relacionarse con un perro o tipo de perro concreto (grandes, pequeños, activos…) hacemos varias sesiones en las que ese perro o tipo de perro está en el área que solo permite el contacto visual, para evitar la fijación de automatismos y/o de un nivel de ayuda excesiva, que no permita al perro gestionar el encuentro con autonomía suficiente.
Una de las ventajas que he mencionado es que las aulas relacionales nos dan la posibilidad de no usar bozal, esto es una ayuda importante en los inicios del trabajo, pues el perro está desarrollando sus capacidades para ser competente socialmente y limitar su expresión o el reconocimiento de la expresión de otros lo dificulta, y eso suponiendo que el proceso de habituación/positivización del bozal sea óptimo y no cause otras distorsiones emocionales. Pero trabajar en estos espacios no implica no usar bozales, sino emplearlos en una fase posterior: cuando el perro ya es competente relacionándose con otros dentro del aula relacional, pasaríamos a sesiones que se hicieran en espacios abiertos, y ahí es donde podríamos usar los bozales como medida de seguridad. Haciéndolo de este modo los inconvenientes se minimizan, porque el bozal aparece cuando el perro ya maneja con solvencia la situación relacional, lo que le permite adaptarse a las limitaciones del bozal con facilidad, siendo capaz de interpretar y emitir señalética afiliativa pese al “artefacto”. Este sencillo cambio del momento en el que se emplea el bozal conlleva un mayor nivel de éxito y una disminución del número de sesiones necesarias para alcanzarlo.
Fijaos si nos parece una buena idea…
Por supuesto, las bondades de las aulas relacionales no implican que no pueda hacerse todo el trabajo propuesto fuera de ellas empleando todos los recursos técnicos de los que disponemos, pero si las incorporáis a vuestro trabajo comprobaréis que lo facilita de una manera que no puede imaginarse hasta que se comprueba en carne propia.
Tanto es así que hemos diseñado, y estamos en proceso de patentar, con patente libre of course, un modelo de aula relacional trasportable, que nos permite llevarla con nosotros para usarla en diferentes lugares y modularizarla en cada caso para cada diferente tipo de perro. Así podríamos hacer una de las zonas de trabajo más grande si el perro que la ocupará es enorme y otra más pequeña si sucede lo contrario. Además esto permite ajustarla para que sea montada en diferentes espacios de dimensiones y formas variables.
Recomiendo a todos los profesionales que las prueben, trabajen del modo que trabajen, la seguridad y velocidad en la progresión al usarlas, la ayuda de la que proveen a los perros cambia por completo la manera de entender el trabajo de gestión relacional.
En el mundo del perro solemos leer mal, dejando que nuestros sesgos -y todos los tenemos, pues no puede evitarse- dirijan nuestra opinión en mayor medida que la información que estamos recibiendo. Leemos prevenidos y preparados para entusiasmarnos con los afines y sospechar de lo que dicen quienes trabajan, piensan o, de alguna otra manera, se alinean en/con algo contrario (y en este contexto «contrario» suele ser sinónimo de «diferente») a lo nuestro. Esto, además de generar un ambiente de viscosa precaución y tristísimos frentismos, nos impide aprovechar lo mucho de bueno que hacen otros entrenadores, restringiendo nuestro movimiento a un estrecho cerco de ortodoxia (sea cual sea) que se retroalimenta de sus prejuicios para perpetuarse.
Pero el trabajo en las aulas de gestión relacional es demasiado importante, aporta demasiadas ventajas, mejora demasiado la seguridad y la práctica eficaz deontológicamente correcta como para que no lo pruebes, aunque lo adaptes a tu pensamiento, aunque alguna de las cosas que has leído aquí te parezcan pésimas o aunque el trabajo C-E te resulte absurdo y/o antipático. Si trabajas mejorando las capacidades de relacionarse entre perros, lo hagas como lo hagas, te diría:
… Si crees que deben estar siempre libres, quítales la correa y prueba tu trabajo dentro de un aula de gestión relacional.
… Si crees que hay que trabajar con bozal de manera inequívoca, pónselo y prueba tu trabajo dentro de un aula de gestión relacional.
… Si crees que requieren más ayuda y adiestramiento, ayúdales, entrénales y prueba tu trabajo dentro de un aula de gestión relacional.
… Si crees que esto es lo mismo que hacías al acercar al perro que trabajabas a la valla de los chalets, prueba a hacer lo mismo que hacías en esa situación dentro del aula de gestión relacional.
Y así hasta mil, porque trabajes como trabajes, siempre que sea de manera que logres el éxito, tus resultados y la seguridad del proceso mejorarán al hacerlo dentro de un aula de gestión relacional.
Sólo en EDUCAN…
Las aulas relacionales y los protocolos de gestión relacional, tanto para trabajar en ellas como en cualquier otro escenario en el que sea necesario para ayudar a los perros a llevarse bien solo es una parte de los desarrollos técnicos que encontrarás en nuestro Curso Avanzado.
Si quieres acompañarnos en esta increíble aventura que es ayudar a los perros a relacionarse competentemente de manera segura, ética y sin riesgos, puedes apuntarte al próximo, en abril, infórmate aquí. Y recuerda que en este curso solo hay veinticuatro plazas, si lo tienes claro ¡¡no tardes en apuntarte!!
Hasta ahora EDUCAN Concordia era la única delegación de EDUCAN en Argentina, como estamos haciendo en EE.UU., necesitamos adaptarnos al mercado del país y comprobar que nuestras delegaciones son un negocio rentable en él antes de comprometer el trabajo y la apuesta de futuro de nadie. Una vez que nuestra primera delegación -dirigida por alguien con un compromiso y capacidad excepcional, en este caso Luis Raggio- resulta exitosa es el momento de crecer juntos.
Y ahora empezamos a hacerlo en Argentina, con dos nuevas delegaciones de EDUCAN en Buenos Aires, algo de lo que no solo me apetece hacer una noticia al uso, algo que me apetece contar con más detalle.
Porque, aunque consideramos a todos quienes entran en EDUCAN especiales, nuestros nuevos delegados, Emilse Díaz en Capital Federal Este y Federico Giacomino en Pilar, son especiales de una manera muy reconocible, que representa cosas importantes para nosotros.
EDUCAN CABA Este. Emilse Díaz y la calidad del agua.
Emilse ya era una profesional exitosa el mundo de la gestión de comportamiento canino, su emprendimiento Perros de Ciudad había crecido tanto y tan bien que ya cuenta con otra adiestradora en su staff, Paula, que es impresionantemente sensible, eficaz e inteligente (no cambie de color señorita 😉 ). Lo sé bien, la tuve como alumna, que ahora sea nuestra compañera es todo un lujo. Y mi alegría es que Emilse había decidido no dedicarse a los perros y fue el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL, los primeros cursos que dimos en Buenos Aires, lo que la volvió a esperanzar, lo que la ayudó a ayudar a los perros.
Emilse representa lo mejor que podemos hacer como escuela, nos demuestra que si lo hacemos bien ¡¡¡nuestros alumnos lo harán mejor!!!
Ver cómo alguien luminoso y bueno recupera la ilusión en nuestros cursos, verla triunfar con esa ilusión como arma (en su sonrisa cabe el mundo) y verla ahora integrarse en EDUCAN, es emocionante y bonito. Pero decirlo es peor que explicarlo. Intentaré, por ello, explicarme.
Las nutrias son uno de los mejores marcadores de la calidad del agua, en cuanto se contamina abandonan el lugar, pues solo viven y son felices en la máxima pureza. Emilse es como las nutrias, la mezquindad, la medianía, la alejan, la disminuyen, la rompen, la asfixian, mientras que lo bueno la fortalece, la alegra, la energiza… Por eso Emilse: ¡¡Gracias por venir!!
EDUCAN Pilar. Federico Giacomino, hacer las cosas bien y divertirse.
Federico es uno de los perfiles que siempre deseo ver en EDUCAN, alguien que ya ha triunfado como empresario, y que sabe que la rentabilidad y la eficacia de un negocio son premisas necesarias. No basta con hacer las cosas bien, con tener buenas herramientas, no basta con saber cómo ayudar a los perros y a las personas que viven con ellos. Para lograrlo debe contratarnos un número suficiente de gente, tener buenos números que nos garanticen hacerlo durante años y ser lo suficientemente conocidos como para que, a consecuencia de nuestro éxito, se divulgue que los perros piensan y nos quieren, y que eso es todo lo que necesitamos para entendernos y convivir.
Federico sabe que el éxito de un mensaje, de una forma de entender a los perros, es consecuencia del éxito profesional de quienes la promueven. Sin buenismos en redes sociales u otras vías de Pataletas/Grandes Declaraciones Para El Mundo Entero. Y sabe lo que es el éxito profesional, ya lo ha logrado con sus otras empresas.
Además es una de las personas más divertidas, alegres, cooperativas y animosas que he conocido. Es un genio total: creo que es única persona con la que hablando de marketing no me podía parar de reír.
Estoy muy feliz de que estemos juntos en esto. No solo vamos a tener éxito, no solo vamos a ayudar a que se entiendan y sean más felices un montón de perros y persona. Además nos vamos a divertir.
EDUCAN ya es Argentina: nueva web y nuevas redes sociales.
Para dar cabida y soporte a este proceso de implantación y expansión, de argentinización de EDUCAN, hemos estrenado la página web de EDUCAN Argentina, donde puedes contactarles además de hacerlo a través de las páginas de Facebook de cada una de estas nuevas delegaciones: pinchando aquí iras al de CABA Este, para hablar con Emilse, y pinchando aquí al de Pilar, donde te atenderá Federico. Y si quieres saber todo lo que se cuece por EDUCAN en Argentina no te olvides de pinchar y seguir el Facebook general de EDUCAN Argentina
Estamos muy ilusionados, llenos de orgullo y cariño, porque ya no estamos en Argentina, ahora somos Argentina.
#nadasepareceaEDUCAN #entrenarperrosesotracosa #EDUCANtodosabordo
Empezaré 2018 volviendo a Chile.
La primera vez que salí de España para impartir formación sobre aquellas “cosas raras” de entrenar a los perros en base a sus capacidades cognitivas y emocionales fui a Chile, primero unos seminarios de introducción, y -ante una avalancha de empatía con el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL– rápidamente algunos cursos.
Así que Chile es especial.
Pero no solo lo es para mí o para EDUCAN.
Porque en Chile cuando alguien es valiente y atrevido a pesar de las dificultades se dice que es aperrado, y un trotamundos es un patiperro. No conozco ningún otro país cuyo lenguaje popular otorgue cualidades tan positivas, activas y poderosas a las personas cuando las compara con perros.
En Chile los perros importan. Y eso lo convierte en especial para todos los que amamos a los perros:
“…que estamos cosidos a la misma estrella,
estamos cosidos por la misma música tendida
de uno a otro,
por la misma sombra gigante…”, que diría Huidobro.
Llevamos tres años haciendo cursos de verano en Buenos Aires, disfrutando de la calidez, el humor y el compromiso de los argentinos.
Y cada vez que, en estas jornadas porteñas, nos visitaba un entrenador chileno, cada vez que hacían ese esfuerzo, y después peleaban por el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL, enarbolándolo como una arma de progreso y avance frente al “siempre se ha hecho así”, frente a las ideas desfasadas, a los conductismos superados, iba creciendo una deuda de lealtad con ellos .
También éramos deudores de todos los que desde las redes sociales, comprando nuestros libros, siguiendo nuestras actividades, apoyando, animando, dando feedback de nuestras publicaciones… han apoyado y divulgado el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL en la medida en la que han podido, construyéndonos un lugar donde acudir con su cariño y su entusiasmo. Ayudando a que pudieran cambiarse las ideas que no eran antiguas, sino viejas. Las que no funcionaban o lo hacían a costa de demasiadas cosas.
Vamos a Chile porque no solo los Lannister pagan sus deudas 😉 ;-), y la mejor manera de dotarles de herramientas de avance es con nuestros cursos especializados: porque es otra cosa con guitarra.
He tardado más de diez años en volver, hemos avanzado mucho, tenemos muchas cosas interesantes que contar, formas innovadoras eficaces y respetuosas para trabajar con nuestros perros en diferentes especialidades del adiestramiento, para intervenir en su comportamiento, mejorándolo, de manera que logremos una convivencia y manejo fácil, feliz y natural.
Así que vuelvo a Chile, EDUCAN vuelve a Chile para celebrar dos cursos y seminarios, con los mismos profesores que los imparten en España.
Pincha aquí, descubre lo que vamos a hacer (temarios, fechas…) y porqué #nadasepareceaEDUCAN
Realizaremos dos cursos largos, los dos más populares y demandados que tenemos, de dos semanas de lunes a viernes, y dos especialidades, que implican dos fines de semana cada una de ellas. Para que haya opciones y posibilidades de conocernos para todos quienes quieran hacerlo, EDUCAN en Chile 2018: #EDUCANtodosabordo
Pincha y descubre nuestro: Curso de Adiestrador Profesional y Técnico en Modificación del Comportamiento COGNITIVO-EMOCIONAL
8 | 9 | 10 | 11 | 12 | 15 | 16 | 17 | 18 | 19 | enero 2018. El curso de entrenador profesional mas exitoso y que más personas han realizado en todo el mundo. EDUCAN no es solo o principalmente una escuela de entrenadores: es la empresa que más entrena, educa e interviene profesionalmente en el comportamiento canino de toda Europa. Con más de dos mil casos tratados anualmente no te vamos a vender nada que suene bonito en la clase pero no te sirva para lograr resultados. Nadie entrena más perros que nosotros, y #elÉXITOseaprende.
Pincha y descubre nuestro:Curso de Técnico en Terapia Asistida por Perros COGNITIVO-EMOCIONAL
22 | 23 | 24 | 25 | 26 | 29 | 30 | 31 | enero | 1 | 2 | febrero 2018. Un curso que cambia por completo la perspectiva, las posibilidades y la forma de trabajar con los perros para que nos ayuden en la rehabilitación y/o terapia de quienes más lo necesiten. Olvídate de todos esos que hablan de los perros como «herramientas», descubre cómo incorporarlos en los procesos terapéuticos como compañeros proactivos. Porque #entrenarperrosesotracosa
Pincha y descubre nuestra: Especialidad en trabajo de OLFATO
13 | 14 | enero 2018: Seminario I_* de Trabajo de OLFATO para USOS DIDÁCTICOS, RECREATIVOS Y TERAPÉUTICOS [15 horas] El olfato como herramienta de mejora de problemas del comportamiento, de bienestar y diversión de los perros, el sustituto más ventajoso de la práctica totalidad de los fármacos del comportamiento y como servicio diferencial para destacarte de tu competencia.
20 | 21 | enero 2018: Seminario II_* de Trabajo de OLFATO para LOCALIZACIÓN DE SUSTANCIAS [15 horas] Localizar sustancias consistentemente no es obsesionar a un perro con una pelota, puedes lograr una mejor búsqueda, más concentrada, más larga, más estable… ¡más eficaz!, una mayor coordinación con tu perro y hacer avances que no pensarías posibles en un solo fin de semana usando el adiestramiento COGNITIVO-EMOCIONAL.
¿Te imaginas no enseñar a un perro de asistencia conductas concretas de ayuda sino darle normas para comprender y modificar su entorno y después dejarle elegir su forma de hacerlo en cada caso?
En el más puro estilo de María Montessori, hemos diseñado un protocolo de trabajo que no enseña conductas concretas que el perro se limita repetir mecánicamente cuando le decimos una palabra, vamos a enseñarle al perro a tener control sobre su entorno y modificarlo de manera segura, creativa y prospectiva para ayudar a su usuario y tutor. #diquequieresunarevolución
27 | 28 | enero 2018: Seminario I Introducción y Asistencia para DISCAPACIDADES MOTORAS
3 | 4 | enero 2018: Seminario II Asistencia para DISCAPACIDADES SENSORIALES y AJUSTE DE BINOMIOS
Hay demasiados chilenos a los que agradecer que esto haya sido posible, todos los que han confiado y empleado el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL a lo largo de estos años, y como no quiero hacerlo a la carrera, prefiero dejarlo para otro post, porque hay que hablar de ellos, reconocerles y nombrarles. Son demasiado importantes como para no hacerlo.
Pero debo hacer un punto y aparte con nuestro principal compañero en esta aventura: Andrés Dunivicher, quien con su apoyo, su esfuerzo y su compromiso organizativo ha hecho posible este viaje. A veces quienes hacen el trabajo más duro son demasiado discretos para darse a conocer, no dejaré que eso pase con él. Gracias de corazón.
Para más información y reservas:
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En la última edición de nuestro curso avanzado cambié por completo el modelo didáctico y buena parte del contenido, incorporando los nuevos protocolos de gestión del entorno objetual y relacional, para que los perros no se limiten a emitir/inhibir conductas, sino que desarrollen capacidades para su gestión autónoma, promoviendo a la vez su empoderamiento a través de actuar de manera voluntaria y adecuada ante las situaciones que antes causaran la conducta problemática.
La primera edición en Sevilla ha sido una experiencia maravillosa, pero agotadora, tanto que pospuse la siguiente convocatoria –estando casi llena- para reajustar algunas cosas y asegurar así que resulte óptima a nivel formativo. Este curso es «mi curso» y quiero que funcione milimétricamente bien (quienes me conocen saben a qué extremos puedo llegar en estas cosas, parafraseando el póster de Pemulis «Sí, soy un neurótico, pero ¿soy lo bastante neurótico?»). Es el único en el que imparto personalmente la gran mayoría del contenido y en el que le «arrebato» la jefatura de estudios al mejor profesor que he conocido en el mundo del perro y jefe de estudios de EDUCAN, Javier Moral, para asumirla yo .
Lo primero que he visto es que por la manera de trabajar de los grupos de alumnos hace falta un entorno formativo más similar a un centro de investigación que a un centro canino tradicional, afortunadamente tenemos el nuestro al ladito del centro formativo 😏 . A partir de ahora nuestros cursos avanzados se realizarán allí, dejando nuestro centro formativo para todos los demás, que se benefician de sus instalaciones más cómodas y amplias, pero menos interactivas.
Y me explico, para la gestión de entorno objetual, hemos creado una “casa de los perros”, una casa real en la que los alumnos podrán dejar al perro solo recreando a conveniencia las situaciones reales que se hace necesario trabajar en los domicilios: comida en la mesa, cubos con basura, subirse o entrar a lugares prohibidos… Incluso hemos incluido un pequeño jardín para trabajar con perros que escarben, arranquen los riegos, las plantas o similares. Todo controlado con cámaras que permitirán a los alumnos evaluar en tiempo real cómo responde el perro a sus medidas de trabajo, bien desde una cabina de control cuando trabajen por su cuenta, bien desde el aula cuando estemos poniendo el trabajo en común o ¡glups! evaluándolo.
También hemos creado pistas especiales para la gestión relacional –un diseño de EDUCAN que seguro que veremos generalizarse en breve- porque permiten a varios perros interactuar sin riesgos, asegurando su bienestar, evitando acciones abusivas o abrumadoras de unos sobre otros, asegurándonos así de la construcción segura y progresiva de sus capacidades relacionales. Porque la relación completamente autónoma es la meta pero no es el camino. Como sabe bien mi amiga Yolanda😉😉 (que por cierto ha leído un pequeño fragmento del nuevo libro y le ha gustado, graaacias por el feedback).
Uno de los ajustes que he tenido claro que eran necesarios es limitar el número de alumnos de este curso a veinticuatro, pues tener que analizar, tomar decisiones y diseñar técnicas novedosas en grupo, requiere apoyo a través del debate, la exposición colectiva, el análisis crítico y otros recursos didácticos que serían inviables en grupos mayores.
Y por eso escribo esta nota, debido a este menor cupo de alumnos ya solo quedan ocho plazas en la convocatoria intensiva, que se lleva a cabo en la segunda mitad de Julio, y doce, la mitad, para la convocatoria extensiva, que haremos de octubre a diciembre (gracias, gracias, recontragracias por tanta confianza💚💚). Como casi siempre que presentamos una nueva formación se dispara la demanda prefiero avisar sobre las plazas disponibles, para que quienes lo tenéis claro podáis apuntaros. Si estás convencido, solo te puedo dar el consejo de Gandalf: «¡Corred insensatos!»
Os aseguro que es una experiencia formativa totalmente diferente.
#nadasepareceaEDUCAN #EDUCANtodosabordo #entrenarperrosesotracosa
El post que puse ayer ¿Leer a los perros? Not my cup of tea, en el que hablaba de que no me gusta el término leer a los perros y considero que tiene efectos nocivos, ha tenido algunas respuestas interesantes, tanto en el blog como en mis redes sociales, que requieren una respuesta detallada.
Comenta Chema sobre mi antipatía al término leer a los perros lo siguiente:
“Bueno, pues dentro de mi ignorancia infinita, m encuentro con que la quinta acepción del verbo “leer” según la RAE es: «Descubrir por indicios los sentimientos o pensamientos de alguien, o algo oculto que ha hecho o le ha sucedido». Luego, lingüísticamente hablando, ¿estaría correcto?. Un saludo”
Creo que es una observación muy interesante, porque contiene lo necesario para desgranar los argumentos que me llevan a opinar que: sí, pero no.
O sea, que sí es correcto, pero no creo que deba usarse.
Eso sí Marcos, cuando las explicaciones detalladas entran por la puerta, la brevedad sale por la ventana. Lamento dejar el laconismo del primer post que tanto te había gustado. No se puede tener todo.
Empezando por la conclusión: no creo que sea exactamente (y después me explico) incorrecta la expresión leer al perro, creo que es inadecuada. Que no me gusta, vaya. Porque, en mi opinión, es correcta del mismo modo que lo es amo, puesto que poseemos legalmente a los perros, que no tienen el estatus legal de sujetos, sino de objetos. Nadie puede negar la corrección literal de la expresión amo, pero lo cierto es que cuando se considera a los perros como sujetos y no como a objetos es difícil que guste, y será probable que se prefieran otras expresiones que, siendo también correctas, acoplen mejor con la forma en la que vivimos nuestra relación con los perros.
Por eso digo en el post que no me gusta, no que sea incorrecta.
Para ver porqué no me gusta debemos desplegar el motivo de que antes haya dicho que no es “exactamente” incorrecta.
Y es que, como bien citas en el significado de la RAE, la “lectura” del otro no hace referencia a la recepción de información intencional, directa y expresa, sino a “descubrir por indicios” y después a “algo oculto”. Ahí es donde está el problema.
Los indicios son, según los dos significados de la RAE (los paréntesis y negritas son míos):
- Fenómeno que permite conocer o inferir la existencia de otro (fenómeno) no percibido.
- Cantidad pequeñísima de algo, que no acaba de manifestarse como mensurable o significativa
O sea, que hace referencia a (1) leer esas señales sutiles que implican algo subterráneo que no se muestra y/o que nos (2) permiten descubrir que sucede algo con el perro que no vemos de manera expresa.
Ahí esta el problema. Por eso tampoco creo que sea exactamente correcta.
Si consideramos que son los indicios los que deben llevar el peso de la comunicación mal vamos (este es un tema que trate extensamente en Tu perro piensa y te quiere).
Claro que es conveniente leerlos, pero como fuente secundaria: lo primero debería ser atender a la información que se nos trasmite de forma intencional y expresa. Y potenciar que el perro use y busque usar cada vez más esa comunicación voluntaria para decirnos cómo le hace sentir lo que sucede y hacemos, con lo que cada vez sería menos necesaria la lectura de indicios como fuente principal de información sobre cómo va la relación.
Los indicios, como dice la RAE, se leen, las comunicaciones directas se escuchan. Y creo que debemos leer menos y escuchar más a los perros.
Porque si alguien me dice claramente “me molesta/gusta eso que haces” no necesito leer indicios sutiles de que está a gusto/disgusto. Y esto los perros lo hacen, lo pueden hacer, con su señalética social voluntaria.
Por eso para mí el trabajo ideal ofrece al perro una situación en la que puede, y sabe que puede, expresarse con claridad, en la que no necesitemos los indicios como fuente principal de información. En la que lo importante sea escucharle, atender a la información expresa e intencional que nos envía, y no leerle, fijarse en los indicios sutiles e involuntarios que da.
Veamos unos ejemplos:
¿Si el perro me trae el juguete y me lo pone a los pies debo leerle o más bien escucharle?
¿Cuándo se tumba conmigo en el sofá y da con la cabeza en la mano para que le acaricie debo leerle o más bien escucharle?
Esto no quiere decir que no convenga, además atender y reconocer los indicios:
Debo leerle cuando gira 22 grados una oreja y eso me muestra que está a otra cosa.
Debo leerle cuando su forma y lugares de descanso varían y eso implica una modificación de su estado de bienestar.
Porque reconocer los indicios y actuar de acuerdo con ellos es una muestra de calidad de un buen entrenador.
Pero estas lecturas deberían ser la salsa en el plato, y no su componente principal.
Si la forma de hablar de alguien expresa que la salsa es la base de su cocina, y nunca alude a la importancia de la calidad del ingrediente principal no seré yo quien vaya a comer a su restaurante.
Así pues, resumiendo, creo la expresión es correcta, pero no del todo, porque pone el foco en los indicios, que son involuntarios, y no en la comunicación voluntaria, expresa e intencional. Que es donde creo que debería estar.
Por lo anterior no me gusta, aunque sea (prácticamente) correcta la expresión leer al perro como elemento principal de la calidad de un entrenador y prefiero escuchar al perro.
¿Entonces todo esto es una cosa de esa mierda del lenguaje políticamente correcto?
Ahora se me podría hacer una objeción razonable ¿no es esto cogérsela con el papel de fumar de lo políticamente correcto?
Esta crítica es aparentemente lícita, porque en varias ocasiones yo mismo he denunciado que está apareciendo un lenguaje cursi y absurdo dentro del mundo del perro, que me parece que dificulta la comunicación técnica (entre profesionales, no con los perros) sin aportar beneficio alguno, incluso resultando perjudicial.
La base está en que yo creo que las cosas deben hacerse –decirse/escribirse en este caso- por algo, con un objetivo, cuando una expresión solo resulta más “bonita” y no evita un rumbo de pensamiento nocivo no debería adoptarse, por eso no comparto cosas como usar las palabras peludos, cuatro patas, perrihijos en lugar de perro, que no tiene ninguna connotación negativa, ni implica un rumbo de pensamiento objetualizador, especista ni peligroso o nocivo en ningún sentido para ellos.
E incluso voy más allá, tampoco me gustan los eufemismos que facilitan acciones graves, odio cosas como dormí al perro. Ni siquiera me gustan los términos eutanasia ni sacrificio, pues tienen un tono positivo que suena demasiado bien y parece facilitarnos en demasía tomar la decisión unilateral de acabar con una vida, de matar a un individuo que es, que habrá sido, irrepetible y que no volverá a sentir ni a interactuar con el mundo. Una personalidad que se borra, una manera única de actuar que desaparece. La muerte es terrible, y es terrible nuestro poder de decisión sobre la vida de los perros, y ya sucede que a veces nos pesa demasiado nuestro sufrimiento o incomodidad -no creo en absoluto en esa idea generalizada de que normalmente somos muy generosos matándoles para evitarles sufrir, antes bien creo que esta decisión suele tomarse demasiado rápido- si le sumamos palabras bonitas me parece que subimos demasiado el riesgo de tomar una decisión precipitada. Yo siempre hablo de matar, lo que creo que elimina sesgo positivo, pero entiendo que en textos técnicos sean correctos, al fin y al cabo eutanasiar es provocar la muerte para evitar el sufrimiento, pero aún así mi postura personal es preferir la palabras más duras en estos casos.
Entonces ¿cuáles son las consecuencias nocivas que veo en la expresión leer al perro?
En mi opinión son tres:
1 Desvío del foco de atención de lo prioritario. La más grave a nivel técnico.
Si nos centramos en los indicios, si les damos el primer lugar como elemento valioso para la interacción con el perro, secundarizamos el atender, promover y escuchar la comunicación voluntaria e intencional del perro, que debería ser la prioridad comunicativa. Esto es lo que he expuesto al principio en detalle.
2 Objetualización de la relación. La más grave a nivel relacional.
El enfoque en la lectura de indicios, en descubrir y aprovechar las intenciones y deseos del otro a través de su comunicación no intencional, le objetualiza. Porque buscamos cómo manejarle y actuar sobre él de acuerdo a lo que no ha expresado voluntariamente.
Aquí reconozco que influye bastante mi feminismo (sí, además de animalista soy feminista, así pongo más fáciles las descalificaciones ad hominem), y es que esta visión de lectura de indicios, de “expertos lectores de indicios” es lo que ha propulsado la existencia y fama de elementos tan repugnantes como Alvarito Reyes, que se dedica a explicar cosas como que si una chica al decirte “no quiero ver tu puta cara en el resto de mi vida, baboso de mierda” –comunicación clara, expresa e intencional- se inclina de manera que puedas entrever su escote –indicio involuntario- es que lo que quiere, aunque probablemente no sea completamente consciente de ello, es que te la folles.
Y me parece que ya tenemos rulando bastante lenguaje que lleva a justificar y promover la unilateralidad en el trato hacia los perros, si podemos ir cambiándolo por expresiones que les aporten más voz, que los conviertan en una parte más activa del proceso, deberíamos hacerlo.
Sin eliminar la unilateralidad no podemos realizar una tutela responsable y eficaz, si el perro no tiene capacidad de expresar voluntaria y directamente, no a través de indicios, lo que siente y opina sobre lo que sucede para influir en ello solo podremos aspirar a una especie despotismo ilustrado: todo para el perro, pero sin el perro.
Y aquí quiero responder a Alex, que en el post escribe:
“¿No crees que puede haber una lectura bidireccional si tenemos.en cuenta que el perro nos “lee” a nosotros también constantemente muestro lenguaje corporar, manera de actuar y demas? No estoy de acuerdo en que por leer al perro se le robe la condición de interlocutor…
Por ejemplo el término se utiliza mucho en el deporte como “leer al rival” y no se objetualiza ni se le quita a ese rival su capacidad innata de comunicarse, simplemente en leer sería la manera de otro de interpretar ciertos gestos, conductas, expresiones corporales etc..
Vaya por delante que creo entender a lo que quieres hacer alusión pero discrepo en que por leer al perro el pierda su capacidad de interlocutor y no pueda hacer él lo mismo con nosotros..”
Piensa, en primer lugar, que el ejemplo que has puesto es muy claro: leer al rival, a quien no desea comunicarnos sus intenciones, a quien deseamos ganar. Normalmente siempre que se habla de leer a alguien hacemos referencia a quien no desea o no puede comunicarse con nosotros franca y directamente. El rival no quiere que sepamos sus intenciones, por eso la lectura de indicios es tan valiosa. En aprendizaje social -como conté en TPPYTQ- es muy, muy importante la diferencia entre indicios y comunicación expresa. Los indicios nos sirven principalmente para eso, para saber lo que otros sujetos sociales no quieren que sepamos.
Además, y de eso hablé bastante en mi último libro, es falso que los entrenadores busquen una lectura bidireccional de indicios. Precisamente suele buscarse lo contrario, que el perro se siente antes de nuestra palabra sienta, porque le hemos dado indicios corporales de que se lo vamos a pedir, es algo que aprendemos a eliminar ¡¡no queremos que el perro nos lea, queremos que nos escuche!! No queremos que pueda anticiparse a nuestras indicaciones expresas, queremos que espere a nuestra comunicación intencional y clara, y bien que trabajamos para que sea así. Y cuando le damos una indicación “camuflada” antes de un ejercicio, por sutil que sea, no cuenta: porque seguimos teniendo intención comunicativa clara y expresa.
Más bien, mientras buscamos leer al perro, trabajamos para que él no nos lea, sino que nos escuche. Muy simétrico no suena. Porque no creo que nadie diga que cuando el perro se sienta al decirle sienta nos esté leyendo, al menos no en el sentido que le da la RAE y que citaba Chema.
Otra cosa es lo que plantea Olga: la importancia del reconocimiento de indicios cuando la comunicación intencional y expresa, por algún motivo, es insuficiente. Por supuesto que entonces es de máxima relevancia leer lo que desea, lo que necesita el otro a través del mínimo indicio que nos dé y debemos centrarnos en hacerlo, pero cuando la comunicación intencional y expresa es suficiente ahí es donde debe estar la prioridad. Y no hablo de dejar de atender a los indicios, sino de colocarlos en segundo lugar cuando la comunicación voluntaria pueda estar en el primero.
3 Aumento del ya excesivo misticismo que existe en nuestra profesión.
Es la menos importante, sin duda, pero todo lo que vaya quitando del mundo del perro ese rollo de gurús, “capacidades especiales” y basura de autoayuda en general me parece bueno y saludable.
Esto no es una enmienda a la totalidad, no todos quienes usan o han (hemos, que yo también la empleaba hace años) usado la expresión de leer al perro, están en el grupo de quienes promueven estas cosas. Pero para quienes promueven estas visiones lo de leer a los perros sí que suele ser uno de los pilares de su ideario, por aquello de que se necesitan años, agudeza, dones especiales y bla, bla, bla.
Afortunadamente es muy sencillo diferenciar el grano de la paja: si cambias «leer al perro” por “reconocer los indicios no intencionales del perro” y el discurso sigue siendo coherente y consistente sencillamente es una manera de expresarse (que no me gusta) dentro de una propuesta seria. Pero si al hacer el cambio la cosa se queda sin cimientos, resulta confusa, poco clara y se tambalea es que nos estaban dando mística de saldo por adiestramiento técnico. Y este es un experimento fácil que cualquiera puede hacer en casa 😉
Espero que esta exposición de los motivos por los que no me gusta la expresión leer al perro, prefiriendo escuchar al perro sea suficientemente clara y detallada, porque tengo que volver a sumergirme en el trabajo y desaparecer de las redes sociales.
Pues trabajando en mi próximo -y empieza a ser un próximo de cercano y no únicamente de siguiente 🙂 – libro he pensado en compartir un pequeño corta y pega aquí:
Durante el entrenamiento y en la convivencia enseñamos y usamos indicaciones, señales, comandos… que el perro debe aprender y a los que ha de responder para saber qué le estamos trasmitiendo en momentos de interés, para avanzar.
Que el perro nos entienda, es necesario, está muy bien y mola.
Pero es insuficiente para una relación saludable, porque toda relación saludable entre sujetos es bidireccional. No solo debemos emitir y entrenar al perro para recibirnos, también debemos entrenarnos para recibir la información que el perro nos envía sobre cómo se siente y le influyen nuestras acciones.
Es prioritario establecer una comunicación bidireccional –un diálogo- entre perro y guía que permita transmitir información a ambas partes sobre el estado de la relación social, del entrenamiento y de otros aspectos de la convivencia, y no únicamente sobre la calidad de las conductas entrenadas.
Cuando reconocemos y respondemos a las señales del perro este mejorará su capacidad de comunicarse con nosotros, afinándose cada vez más, llenando de sutileza y complicidad nuestra relación.
Ellos también notan que son escuchados, entendidos y que su aportación es reconocida y tomada en consideración, que son parte activa en la dinámica del grupo, y eso lleva todo a otro nivel. Al mejor nivel, el del compañerismo entre sujetos que se reconocen como tales, se quieren y desean coordinarse para ser felices juntos.
Es lo que se denomina coloquialmente como leer al perro, término que no me gusta nadita nada, porque una vez despojado de su brillo místico (debe pronunciarse en plan iniciado y/o con mirada displicente por parte del «lector experto», sin eso resulta solo la mitad de cool), lo que queda es otro término objetualizador y especista: no nos comunicamos con él, no le concedemos la condición de interlocutor, sino que lo leemos como a un libro. Sencillamente somos tan listos (nosotros) que conocemos bien el idioma en el que está escrito.
Y así no vamos a salir nunca de un modelo de convivencia que roba a los perros su condición de participantes, que les maquiniza y se horroriza ante la menor muestra de autonomía y empoderamiento por su parte.
EDICIÓN: Este post ha promovido una serie de interesantes cuestiones por parte de los lectores, tanto que para responderlas he preferido hacer otro detallando los motivos de lo mi antipatía por la expresión leer a los perros, que puedes leer pinchando aquí.
¡¡Reabrimos una de nuestras delegaciones históricas, Valencia!!
Y lo hacemos de la mano de dos personas a las que quiero y admiro más allá del plano profesional: Susana González y Jorge Andreu. De hecho, este post no es tanto para anunciar la reapertura de la delegación, como para explicar cuál ha sido el proceso de cómo hemos decidido trabajar juntos. Porque ha sido bonito y emocionante.
Susana González: «Esta tía es la pera»
Hace un tiempo se puso en contacto conmigo, no recuerdo si por teléfono o por mail, Susana González, de ActivaDogs en Valencia.
Ya conocía a Susana -coincidimos hace años en un seminario- pero no tenía una opinión formada acerca de ella. Sabía, de manera difusa, que era entrenadora profesional, que colaboraba con protectoras y que practicaba OCI. No es mucho, pero es que Susana tiene una característica que la define: es tremendamente discreta. Y en este mundillo del perro donde todos estamos sobreactuados y tendemos a las declaraciones grandilocuentes, donde parece que buscamos por unos u otros medios ser los protagonistas de la película, quienes no emplean un discurso maximalista tienden a situarse por debajo del radar.
Así que me sorprendió cuando, clara y ordenadamente, pero con toda la gentileza posible, me contó que tenía interés en conocer el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL, porque le generaba dudas sobre si podría resultar demasiado invasivo con los perros o tenía limitaciones de algún otro tipo.
Me aclaró que le gustaría viajar desde Valencia, porque deseaba hablar personal y detalladamente sobre ello, dando ocasión a que pudiéramos exponer y analizar cada cosa en detalle.
Susana vino a Madrid y dedicamos una mañana a hablar sobre perros, sobre entrenamiento y sobre deontología profesional, era muy consciente de que hacer las cosas bien es un proceso complejo y continuo, más hacia dentro que hacia fuera y sin final. Porque nuevos conocimientos redefinen lo que hacíamos hasta ayer, o nos permiten hacer nuevas cosas.
Siempre valoro y agradezco que alguien se plantee conocer realmente el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL, salir de las simplificaciones, de los hombres de paja y de cualquier acercamiento sectario (sea a favor o en contra).
Y cuando se fue lo dije por primera vez: “Esta tía es la pera”.
Susana se apuntó a nuestro curso de Adiestrador Canino y Técnico en Gestión del Comportamiento COGNITIVO-EMOCIONAL, aquí no traté con ella demasiado, porque no daba clase en su curso. Pero cuando le pregunté a Javier Moral, nuestro jefe de estudios, por ella me resumió su impresión: “Es la pera.”
Después se apuntó al Curso Avanzado, y ahí sí tuve ocasión de trabajar y tratar con ella largamente. En ese curso «conectamos» en el ámbito profesional: no le gustaban los símiles o metáforas para simplificar la explicación de las cosas, sino que quería conocerlas en toda su complejidad. De principio a fin, desde la ciencia de base que las sustenta hasta la manera segura y eficaz de aplicarlas. Sin buscar atajos, sin buscar explicaciones “for dummies” para procesos complejos.
Sobre las sensaciones durante ese curso en concreto escribí este post.
Y empecé a descubrir a Susana.
A descubrir que lleva años siendo una entrenadora comprometida y no hablo de grandes declaraciones en las redes sociales. Que eso es fácil, y al final solo sirve para sentirse estupendo uno mismo.
Hablo de trabajar cada día, uno detrás de otro, para ayudar a los perros que están en refugios.
Hablo de preguntarse cada día, uno detrás de otro, cómo hacer que los entrenamientos sean éticos y eficaces.
Hablo de comprometerse con sus perros, con los de la protectora y con los de sus clientes cada día, uno detrás de otro, para que la convivencia entre perros y personas sea una la puerta de acceso a la felicidad para ambas partes. Pero un poco más para el perro, que es mú perrista.
A descubrir a una entrenadora extraordinariamente inteligente, pero que no hace ningún alarde de nada. Tienes que ser tú quien se fije en lo que hace, en cómo lo hace y en lo que consigue para darte cuenta. Ella ni cuenta ni exhibe que es estupenda, más bien tiene un educadísimo pudor, tan inusual como refrescante, que la lleva a ser muy, muy discreta sobre lo que sabe y hace bien. Hay que estar atento, hay que dedicar un tiempo largo a fijarse para saber lo inteligentemente que trabaja. Y eso me gusta.
Me gusta la gente que es más cuanto más te fijas.
Me gusta la gente en la que tienes que ahondarte para conocerles.
Durante el curso, aunque no en horas lectivas, analizamos juntos algunos problemas que tenía Moon, su border collie rescatada, al trabajar OCI. Al hacerlo descubrí y, sobre todo, disfruté de su agudeza para analizar las cosas, de lo afinadísima que es como entrenadora y de una cosa que quizá es la que más valoro: de manera natural trabajaba en equipo.
Esta capacidad no es frecuente de encontrar entre los entrenadores, que somos unas prima donnas del siete. Normalmente o bien intentamos hacer las cosas como nosotros creemos que deben hacerse o bien dejamos el trabajo en manos de otro entrenador, que consideramos que nos puede solventar el problema. Y luego ya veremos cómo aplico yo en casa lo que haga.
Con Susana, al realizar un trabajo conjunto, las áreas de análisis y decisión se reparten con naturalidad de acuerdo a las capacidades y conocimientos de cada uno de los entrenadores participantes, de manera fluida cada uno sabe dónde enfocarse y asumir responsabilidades directivas, y dónde dejar que sea nuestro compañero quien nos dirija mientras ponemos nuestro trabajo a su servicio, con un feedback mutuo fluido y natural, donde que el otro sepa más en algo no minimiza al compañero, ni le genera inseguridad, sino que le fortalece, le afirma en sus conocimientos y le hace crecer. Un trabajo donde ninguno pude atribuirse el mérito del avance, porque es claramente un producto cooperativo. Esto no es sencillo pero es que… ¿he mencionado ya que Susana es la pera?
Al final de nuestro curso avanzado, además del resto de conocimientos, Susana había desarrollado una técnica individualizada para Moon, que le permitía tanto gestionar el estrés que pudiera generarle el entrenamiento, como eliminar el que tuviera acumulado, llevando a la perra a lograr la concentración relajada: disfrutando de lo que hacía y mejorando su bienestar.
Después de trabajar juntos y descubrir lo bien que lo hacíamos, lo natural, enriquecedor y eficaz que nos resultaba a ambas partes, quisimos seguir haciéndolo de manera permanente. Y tras estudiarlo nos pareció que Susana sería perfecta para incorporarse a EDUCAN, como delegada en Valencia, con ella allí podríamos llevar nuestra sinergia hasta sus máximas posibilidades.
Jorge Andreu: el hombre bueno del mundo del perro.
Así que Susana acudió de nuevo a Madrid, en esta ocasión para recibir la formación interna que realizamos para nuestros delegados. Y fue entonces cuando nos dijo que había pensado en contar con Jorge Andreu para la delegación de EDUCAN en Valencia ¿Cómo lo veíamos?
Pues hombre, considerando que Jorge es mi amigo y alguien por quien siento admiración tanto personal, como profesional (ya sea como entrenador o como artesano y director de GoodCan), pues me parecía maravilloso. Un fichaje perfecto.
Además Jorge es de las pocas personas que conozco en el mundo del perro sobre las que todo el mundo tiene una opinión unánime: es un hombre bueno, que es lo mejor que se puede decir de nadie, porque es lo mejor que se puede ser. Jorge es un Botswan humano, lo que no es ser poco: la bondad sin debilidad, la honestidad sin simpleza, la ética sin vanidad…
Así que Susana llamó a Jorge para contárselo, para proponérselo y ver si le interesaba. También le comentó que tendría que hacer los cursos de EDUCAN para conocer en profundidad los protocolos de trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL (por nuestra amistad y por diferentes seminarios Jorge ya conocía bastante del C-E), por desgracia tendría que esperar hasta Abril de 2017, porque ese mismo día empezaban nuestros cursos y él estaba justo en un seminario de OCI al otro lado de España.
¿Que si le interesaba? Jorge agarró su furgoneta y al día siguiente estaba en Madrid empezando el curso con su compañero Elvis (mi viejo, dulce y tierno amigo Elvis, de quien he podido disfrutar estos días en vivo, porque en video me lo conozco mejor que a mis perros).
Jorge no tuvo dudas porque el sí conocía bien a Susana y, como nosotros, tenía la convicción de que trabajar con ella no sólo era una garantía de éxito profesional, sino de disfrutar del camino y de hacer las cosas de manera honesta, ética y comprometida.
Y así ha empezado esta aventura en la que todos estamos muy ilusionados y felices, no por los resultados, que serán fantásticos, sino por tener la ocasión de trabajar juntos.
Me hace muy feliz que EDUCAN crezca con los buenos, porque los buenos hacen cosas buenas. Y eso es lo que importa.
#nadasepareceaEDUCAN #súmatealCOGNITIVOEMOCIONAL #tuperropiensaytequiere
Trabajando en el libro me encuentro con los seis puntos mínimos que consideramos necesario cubrir para emplear a un perro o a otro animal (o a un grupo de perros u otros animales) como socializadores, como «figurantes» en ITC destinadas a mejorar la gestión relacional del perro que es objeto de la intervención. Estos puntos son:
- Medidas de seguridad
- Elección del perfil adecuado
- Derecho de renuncia
- Evaluación emocional durante el trabajo
- Duración y frecuencia de las sesiones
- Medidas de recuperación y bienestar emocional
Y me comentan que podía ser de interés contar aquí qué es el derecho de renuncia y cómo velar por él. Pues vamos anticipando cosillas del libro:
Consideramos que el derecho de renuncia es un derecho fundamental de todo perro que participa en cualquier actividad cuyo objetivo es la mejora o beneficio de otro sujeto y no el suyo propio, como serían perros socializadores, perros de IAP, perros de trabajo deportivo y perro de utilidad principalmente.
El derecho de renuncia consiste en ofrecerle al perro a la posibilidad de abandonar las interacciones con los otros sujetos y/o las situaciones de trabajo en (1) cualquier momento que lo desee, (2) cuando le causa perjuicio y/o (3) cuando no le causa beneficios.
El derecho de renuncia es una garantía necesaria para (1) la calidad del trabajo, para (2) la garantía del bienestar y seguridad emocional de los perros que participan en esta actividades y para (3) la práctica deontológica de la intervención profesional en el comportamiento.
Asumir y tutelar el derecho de renuncia de los perros no solo es relevante para los perros figurantes en ITC de gestión relacional, sino que debería ser una garantía obligatoria para todos los perros que realizan trabajos que no son para su propio beneficio, sino para el nuestro o el de terceros: sean perros de intervenciones asistidas, sean perros de trabajo deportivo, como los de IPO, OCI, Agility u otros reglamentos, o sean perros de utilidad, como los de rescate, búsqueda de sustancias o detección médica.
Definimos tres niveles de renuncia:
Renuncia momentánea
Llamamos renuncia momentánea a romper y abandonar la interacción o el contacto, sea visual o físico, con el perro con el que trabajamos o la situación de trabajo, separándose y aumentando la distancia con ellos.
Es muy importante dar siempre esta opción, porque el salir y entrar de la distancia de otros, alejarse en momentos tensos de, permite la gestión correcta de la situación para afrontarla después de la mejor manera posible. Los protocolos que no permiten el abandono momentáneo del perro no solo son poco respetuosos con ellos, sino que pueden provocar una tensión emocional acumulada que dificulte, ralentice o impida el progreso.
Renuncia a la sesión
La renuncia a la sesión es la retirada por parte de su guía del perro de la sesión en curso por causarle perjuicio de algún tipo.
Obviamente la decisión de dejar la sesión no está en manos, en patas, del perro, sino del guía. Para decidir la renuncia a la sesión debemos considerar que se dé al menos uno de los siguientes criterios:
- Las renuncias momentáneas se dan en un número superior a las acciones proactivas de acercamiento/trabajo hacia el sujeto que se beneficia y/o es objeto de dicho trabajo.
- Tras las renuncias momentáneas el estado emocional del perro es negativo y se mantiene negativo.
- El perro evita activamente y de manera persistente el contacto con el sujeto que se beneficia y/o es objeto del trabajo.
- El estado emocional del perro es negativo y se mantiene negativo durante el desarrollo de la sesión, aun cuando sea debido a motivos externos a esta.
Renuncia al trabajo
El perro debe poder renuncia a cualquier trabajo cuyo objetivo sea beneficiar a terceros cuando le cause perjuicios sistemáticos y/o no le produzca algún tipo de beneficio.
Aunque en los perros figurantes en la mejora de la gestión relacional no suele ser un problema la renuncia a su papel, en otras disciplinas sí lo es. Decidir que el perro no debe hacer algún trabajo deportivo, participar en intervenciones asistidas o realizar trabajos de utilidad es algo muy duro para su guía, que puede haberlo seleccionado cuidadosamente y preparado durante años. En estos casos la sensación de tiempo perdido, la negación del fracaso y el vértigo ante la perdida de la inversión de ilusión, tiempo y energía puede hacernos querer persistir en usar, y sería esa la palabra, pues objetualizaríamos por completo al perro, al perro para un trabajo que merma su bienestar y le resta posibilidades de acceso a la felicidad.
No soy en absoluto enemigo de estos trabajos, muy al contrario soy un defensor acérrimo de los perros de utilidad y del deporte con perros, creo que es algo que puede ser genial para ellos. Pero es nuestra obligación emplear para ello a (1) perros que obtengan beneficios de este tipo de prácticas y (2) técnicas que promuevan dichos beneficios. Cuando este tipo de trabajo les perjudica estamos usándolos únicamente para nuestro interés (o el de terceros), sea este del tipo que sea, por noble que parezca ante el público.
Existen varios criterios para que el guía sepa cuando debería dejar que su perro abandonase un trabajo:
- Es usual que el perro deba renunciar a las sesiones, de acuerdo a lo expuesto antes. Si el perro desea abandonar más del treinta por ciento de las sesiones el trabajo está siendo nocivo para él.
- El estado emocional de perro al iniciar el trabajo o realizar acciones directamente relacionadas con él, empeora sistemática y regularmente. Cuando las sesiones producen un estado emocional previo peor al basal del perro es trabajo es nocivo para él.
- Tras el trabajo o de alguna otra manera relacionada directamente con él, el estado emocional del perro no mejora significativa y regularmente. Cuando el trabajo no produce un estado emocional mejor al basal el perro no está obteniendo beneficios, lo que no hace deontológicamente aceptable su participación en un trabajo diseñado principalmente para el beneficio de otro sujeto diferente al perro.
Por supuesto, antes de decidir que un perro abandone un trabajo, cuando empezamos a ver aparecer de manera preocupante alguna de estas pautas, podemos -y debemos- replantear la manera de trabajar y comprobar si con el cambio el perro empieza a disfrutar del trabajo, en cuyo caso podría continuar haciéndolo, pues con los cambios hemos logrado que disfrute y se beneficie de trabajar.
Pero si persiste el problema debemos respetar el derecho de renuncia del perro, porque como tutores es no solo nuestra capacidad, sino nuestra obligación. Cualquiera que considere que el perro, pese a lo que diga la legislación, es un sujeto con derechos debe asumir la obligación consecuente de velar por esos derechos, sin eso solo quedan las palabras bonitas y las frases de galleta de la fortuna compartidas en redes sociales.
#súmatealCOGNITIVOEMOCIONAL #diquequieresunarevolución #EDUCANlaterceravía
Empezaré por la noticia: actualizamos por completo nuestro CURSO AVANZADO, el contenido y la didáctica. Y además lo hacemos por primera vez en España fuera de Madrid. El primer trimestre de 2017 en Sevilla.
Cuando terminé mi libro Tu perro piensa y te quiere anunciamos una actualización relevante de contenidos de nuestro Curso de Adiestrador Profesional y Técnico en Gestión del Comportamiento Canino COGNITIVO-EMOCIONAL.
Creo que los protocolos de adiestramiento COGNITIVO-EMOCIONAL y de gestión EMOCIONAL que actualmente se exponen en dicho curso son una de las propuestas más serias, eficaces y ordenadas que existen para convertir en trabajo eficaz los nuevos conocimientos sobre cómo son los perros y cómo aprenden.
En realidad los protocolos de gestión EMOCIONAL que explicamos pertenecen a mi próximo libro, que me alegro de anunciar que termino este mes (por fin) y cuya labor de edición empezará en febrero, a mi vuelta de Argentina. En él concreto cómo podemos intervenir a nivel práctico en la conducta de los perros para que gestionen correcta y eficazmente tres cosas: sus EMOCIONES, sus RELACIONES CON OTROS SUJETOS y su ENTORNO OBJETUAL.
O sea, además de los protocolos de GESTIÓN EMOCIONAL, que ya explicamos en nuestro curso actual, el nuevo libro también incluye protocolos de GESTIÓN RELACIONAL y protocolos de GESTIÓN DEL ENTORNO OBJETUAL.
- La gestión RELACIONAL o gestión del ENTORNO SOCIAL está referida a cómo relacionarse con perros, personas u otros sujetos sociales. Hacerse amigo de otros perros mientras pasea suelto por el parque o pelear con ellos, aceptar al gato de casa o perseguirle por todo el salón cuando estamos en el trabajo, recibir adecuadamente a las personas que nos visita o conoce… Todo lo que implica relacionarse (bien 🙂 🙂 ) con otros. Con este protocolo, en una «clase extra» de menos de una hora, el año pasado logramos que una perra que llevaba años queriendo «comerse» a un hurón con el que vivía se acercase amigablemente y le olfatease.
- La gestión del ENTORNO OBJETUAL es todo lo que el perro hace en la casa o durante su paseo y no está causado por problemas emocionales, como pudiera ser abrir basuras, meterse en el barro a retozar, robar comida o adoptar lugares de descanso o evacuación que no sean adecuados. También escapar del jardín o destrozar las plantas, si no tienen su origen en un problema emocional, pertenecerían a este ámbito. Los perros no solo responder a estímulos, y los asocian a conductas. Tienen objetivos mentales y anclajes motivaciones que dirigen su conducta.
La clave de la diferencia de enfoque está en que en trabajo cognitivo-emocional no consideramos que la conducta, social u objetual, pueda ser única o principalmente una respuesta ante un estímulo, sino que la conducta puede y suele ser una acción prospectiva para alcanzar un objetivo que va más allá de los estímulos presentes en el entorno, estableciéndose entre conductas y estímulos relaciones prospectivas, que harán que los estímulos, contextos o situaciones permitan al perro hacer una previsión de qué objetivos de su interés podrá alcanzar y cómo hacerlo. Los perros tienen objetivos mentales que buscan lograr, las conductas que llevan a cabo son una forma de intentarlo, la clave está en ayudarles a crear los objetivos correctos y lograrlos de la manera adecuada, no en las conductas. Pero de esto ya hablaremos en muuuuchos posts de ahora en adelante.
Ahora lo importante es que aprovechamos la incorporación de estos nuevos protocolos para cambiar en profundidad nuestro CURSO AVANZADO.
Porque además de cambiar los contenidos cambiamos la manera de enseñarlos: incorporamos las mejores, las más eficaces novedades de la didáctica cognitiva… para personas 😉 😉
Un sistema inmersivo, interactivo y exigente, en el que los roles de profesores y alumnos se diluyen y mezclan para empoderar al alumno de los nuevos conocimientos, para que les resulte natural y sencillo lograr resultados en “la vida real” desde el primer minuto.
Y lo sacamos por primera vez de Madrid.
La presentación y primera impartición de este nuevo modelo de Curso Avanzado, del que tengo la suerte de ser uno de los profesores, se realizará en Sevilla, el primer trimestre de 2017. Después, en el segundo trimestre, se hará en Madrid.
No se parece a lo que has aprendido hasta ahora.
No se parece a cómo has aprendido hasta ahora.
Of course, tenemos en cuenta a aquellos de nuestros alumnos que ya han realizado el Curso Avanzado:
Quienes lo hayáis hecho con los manuales Actividades Grupales y Gestión del ENTORNO OBJETUAL, tendréis la posibilidad de recibir gratuitamente on-line el módulo temático Gestión RELACIONAL. También podréis acudir presencialmente al seminario específico sobre este tema, en el que grabaremos la actualización, con un precio simbólico. Los alumnos anteriores del Curso Avanzado han visto un temario demasiado diferente para que se pueda solucionar el «salto» con un seminario, por ello tendrán un descuento especial (y enorme) para que vuelvan a realizar el curso completo en el momento en el que deseen.
#nadasepareceaEDUCAN #descubrealosperros #diquequieresunarevolucion #EDUCANlaterceravía
Acabo de volver de Uruguay y estaba escribiendo un post sobre nuestra visita allí, que ha sido muy especial. Pero va a tener que esperar un poco.
Porque ha surgido algo importante que contar, una historia sobre personas buenas. De las que lo son activamente y a costa de su esfuerzo, de las que son mejores cuanto más falta hace.
A veces los entrenadores nos quejamos del compromiso de nuestros clientes, de su impaciencia…
Cecilia y Federico en 2014 perdieron su trabajo y su casa. Pero se consideraban afortunados, porque les acompañaba Garo. Y nos cuentan que en tiempos duros «solo sienten agradecimiento hacia Garo, por ser incondicional cuando no quedaba nada». Porque es «un perro como esos de las películas». Pero sin cámaras.
Y si recibes mucho y lo sabes ¿qué haces si eres justo?
Agradecerlo.
Pero los buenos no agradecen con palabras, sino con hechos.
Así que adoptaron a Polo, que había sido rescatado por Refugio de Vida Animal para compartir y ayudar, como habían sido ayudados por Garo. Y empezó el problema. Garo y Polo empezaron a agredirse de manera extremadamente violenta. Y Federico y Cecilia sabían que les tocaba ayudarles ¿qué otra cosa si no?
Contactaron con Marcos Rostkier y Cathy López, les presentaron uno de los casos más complicados que puede encontrarse un profesional del comportamiento canino: dos poderosos perros machos adultos, que vivían juntos, y que se agredían ferozmente. Aunque intentaron darles pautas de mejora, el caso exigía una atención que en ese momento no podían dedicarle y se lo derivaron a Analía Soler, de JUST DOG it.
Marcos, Cathy y Analía son las personas que nos han llevado a Uruguay, los pioneros del trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL allí. También son tres amigos muy, muy queridos y comprometidos por completo con esta forma de trabajar a los perros, que va mucho más allá de las tradicionales.
Y es que este caso ilustra algo más que los conceptos y técnicas del trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL, porque es un ejemplo de cómo podemos los entrenadores ayudar a las personas buenas y de cómo la intervención en la conducta canina, puede ser una empresa colaborativa y cooperativa. De cómo el éxito depende de que los entrenadores nos consideremos una comunidad y abandonemos los protagonismos excesivos, que tanto nos lastran y limitan.
Porque Marcos y Cathy supieron que debían remitir el caso a una colega con la misma formación y experiencia que ellos (no a una superstar del adiestramiento consagrada), porque exigía más tiempo del que ellos podían dedicarle en ese momento y lo justo era que lo atendiese quien pudiera dedicarle todo el necesario.
Pero es que Analía, viendo la dificultad que entrañaba, lo puso en común con un grupo de amigos entrenadores que habían realizado nuestro curso avanzado con ella en España: Andrés Dunivicher, de Chile, Abelardo Rivero, de Venezuela, pero ejerciendo en España, en Telde, dirigiendo Unimascota, Arantxa Hernández, de Valencia y Ana Rodriguez de Bicos de Can en BCN.
Han trabajado juntos durante más de un año. Y en el video que sigue a este párrafo está el proceso y los resultados, recomiendo verlo entero, son quince minutos muy bonitos, muy emocionantes y absolutamente ejemplarizantes. Además ilustra perfectamente estos rollos que intento explicar en este artículo sobre el enfoque gestionalista frente al conductista. Todo este post es para que veas el video, porque no puedo escribir nada mejor que su contenido. Ni tú. Ni nadie.
Si no conoces el trabajo C-E, en el video verás cosas que te sorprenderán, que contradicen mucho de lo que habrás escuchado desde las ópticas que intentan explicar las relaciones sociales de los perros a través exclusivamente de mecanismos asociativos.
Y al final, con el éxito, verás también resultados a los que no suelen llegar estos modelos conductistas, que normalmente recomiendan evitar ¡para siempre! determinadas interacciones libres entre los perros, particularmente cuando aparecen recursos: verás cómo Garo y Polo comen juntos, cómo Garo y Polo juegan con una pelota o cómo Garo y Polo comparten lugar para dormir.
La sistematización de restricciones en estos aspectos muestran que, en realidad, los enfoques más conductistas no entienden que las relaciones sociales tienen leyes propias: cuando logras la amistad entre dos perros el historial previo deja de tener peso, porque desearán activamente evitar los conflictos entre sí. Porque nadie quiere hacerle daño a un amigo. Así que lo más importante no es el historial de asociaciones (aunque es importante, sobre todo al inicio, y parte del trabajo, pero no la principal). Lo más importante no es evitar la aparición posterior de recursos que pudieran reactivar asociaciones previas, sino lograr la amistad entre los perros para que ellos eviten activamente las peleas.
Porque en un enfoque gestionalista no es nuestra prioridad que no aparezca el enfado para evitar que se fije por condicionamiento respondiente ¡¡el enfado es una emoción reguladora necesaria en las relaciones sociales y sirve precisamente para evitar peleas!! Lo importante es que el enfado aparezca, que sea reconocido y se convierta en un operador para evitar la agresión en lugar de ser su precursor.
El enfado es la trasmisión emocional de que algo que realiza un miembro del grupo social causa malestar en otro miembro del grupo, como entre los perros no existía vinculación social -el segundo es adoptado cuando ambos son adultos- inicialmente el enfado regulador -que jamás va acompañado de castigos- lo muestran los propietarios, que son queridos por ambos perros (siempre me preocupan las personas que piensan que enfado es sinónimo de maltrato ¿cómo son los enfados de estas personas con sus hijos, con sus parejas para hacer una suposición tan errada?). Esto aprovecha el efecto de andamiaje social y cognitivo que las personas queridas generamos en los perros y del que habla Josep Call en esta entrevista que le hice, como en el minuto 26´30´.
Posteriormente, cuando los perros ya buscan entenderse y no solo agredirse, se permite que muestren el enfado entre sí de manera controlada, actuando de manera que se evite la conducta emocional inadecuada, la agresión, pero no la aparición de la emoción, el enfado, que debe de aprender a ser gestionada. Si la emoción no aparece nunca aprenderán a gestionarla.
Porque lo importante no es la conducta, sino la gestión de la emoción.
¡Ojo! Esto no siempre quiere decir que usando trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL los resultados sean tan buenos como los obtenidos con Garo y Polo, pero uno de los criterios más importantes para valorar un protocolo de trabajo es hasta dónde puede llegar en caso de tener éxito: una de las ventajas de trabajo C-E es que cuando sale perfecto no existen limitaciones continuas que deban seguirse el resto de la vida de los animales, la relación se normaliza por completo. Y eso constituye una característica diferencial relevante.
Pero si todo esto te parece fatal te voy a rogar, contra las normas usuales de este blog, que no escribas una crítica como respuesta a este post. Hazlo en otro, en el que he enlazado o en cualquiera de los que haya escrito sobre el tema. Allí estaré encantado de debatir y analizar. Porque todos los entrenadores les debemos a Cecilia y Federico todo nuestro apoyo y todo nuestro cariño: por estar ahí, aunque fuera largo y difícil, por ser lo bastante estrictos para cumplir su parte día a día y por ser lo bastante generosos como para compartir su felicidad y su éxito con todos nosotros. Aquí estamos para celebrar juntos, entendamos el adiestramiento como lo entendamos.
Gracias Analía, Andrés, Ana, Arantxa y Abelardo, gracias Marcos y Cathy, por hacer un trabajo tan extraordinario, por lograr lo que parecía imposible. Pero sobre todo, gracias por hacerlo juntos, por mostrar que la intervención en el comportamiento es algo que funciona mejor de manera colectiva. Que los entrenadores podemos ser el mejor apoyo de los entrenadores y que no es cierto que dos entrenadores solo puedan estar de acuerdo en que un tercer entrenador lo hace mal.
Y por quedarse hasta el final 🙂 🙂 .
Federico y Cecilia tienen dos hijos: Mikah y Juanita que serán, que ya son, mejores porque se han criado con Garo y con Polo, porque han visto que a la familia, independientemente del número de patas, se la cuida y que los problemas se afrontan en cualquier circunstancia. Juntos, y trabajando cada día. Sin esperar milagros y sobreponiéndose al dolor, llorando mucho en los momentos bajos pero sin aflojar. Sin dejar que la pena sea un excusa, sin ser indulgentes con ellos mismos porque la situación sea dura y todos entendieran que abandonasen. De mayor quiero ser como vosotros.
Quiero dar las gracias a Cecilia y a Federico más que a nadie: por hacerlo bien, por comprometerse, por ayudar hasta el final de sus fuerzas a Garo y a Polo, pero sobre todo por regalarnos para el futuro a Juanita y Mikah, que han aprendido la bondad firme con el ejemplo, y la solidaridad y el compromiso con la práctica. Por vosotros todos somos mejores, y eso es lo más hermoso y lo más importante.
#súmatealCOGNITIVOEMOCIONAL #entrenarperrosesotracosa #descubrealosperros
Al hacer nuestros nuevos compañeros de viaje en EE.UU. un estudio de mercado muy amplio y consistente se encontraron con unos datos que hacían este país optimo para llevar allí EDUCAN y el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL. Esto les resultó tan evidente con los resultados del estudio en la mano que decidieron iniciar un camino que les exige grandes inversiones durante varios años (tienen que invertir al menos cien mil dólares en los primeros dos años para que les permitan instalar la empresa, que allí pocos juegos). Un camino que les hará cambiar su vida: su lugar de residencia, su trabajo… todo.
¿Qué es lo que encontraron y cómo se relaciona con EDUCAN y el C-E para que tuvieran tan claro que será un éxito?
Encontraron que en EE.UU., como en otros lugares, hace unos años se instaló en el entrenamiento de animales un buenismo demagógico que, después de unos años de auge, ha causado una fuerte reacción en contra del público, de quienes eran sus clientes. La falta de claridad deontológica y el uso continuado de la acusación como herramienta de trabajo para culpabilizar de tooooodo lo que no funciona a otros profesionales y a quienes conviven con los perros no han podido seguir justificando su falta de resultados.
El problema está en que el extremo contrario, la vía opuesta, al buenismo demagógico es el resultadismo absoluto, que admite cualquier práctica si es eficaz para modificar la conducta del perro, siendo su único criterio de calidad la consecución de resultados concretos para aumentar o disminuir la conducta sobre la que se interviene.
El mercado estadounidense, que es muy exigente y muy reactivo, a resultas de lo anterior, cambió hacia la que parecía la única alternativa, la que les habían “vendido” como la otra vía: el resultadismo.
Como consecuencia directa la franquicia de adiestramiento que más ha subido es Sit Means Sit, cuya traducción literal es “Sienta significa sienta”, lo que es a la vez un nombre, un eslogan y una declaración de intenciones que no llama a engaño sobre su opción por la vía resultadista. Una empresa que, en su página de inicio, muestra como “bandera” un collar eléctrico con el nombre, logotipo y colores de la franquicia.
Sit Means Sit, basándose en un mensaje radicalmente resultadista, ha sido la mayor beneficiada del descontento causado por el auge y caída del buenismo antes imperante. Más de ciento veinte delegaciones desde 2010. Desde ayer como quien dice.
Una empresa que debe su rápido éxito a aprovechar un cambio de tendencia.
Que debe su éxito al siempre peligroso, al siempre equivocado, péndulo buenismo/resultadismo: después de unos años de comprar buenismo masivamente el mercado estadounidense, decepcionado, se ha movido ahora hacia el resultadismo. Pero tengo la convicción de que esto es una reacción de compensación, no una demanda de fondo.
Es consecuencia de un mercado que se ha creído que solo existen dos vías para elegir, algo que es falso, pero que, no nos engañemos, les interesa a quienes están y promueven tanto el resultadismo como el buenismo. Porque, ya sabes, si estás descontento la próxima vez vota a Kodos.
Esta es una polémica falsa, que divide el mundo del entrenamiento entre dos bandos igualmente destructivos, poco profesionales y nocivos para el avance y dignificación de nuestra profesión.
Por eso llevamos ahora a EE.UU el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL, la tercera vía del trabajo con perros. Porque no es cierto que estemos entre la espada y la pared. Esa es la mentira más insidiosa y tóxica con la que nos han intoxicado.
Elegir entre dos vías contrarias: una mentira rentable.
El entrenamiento canino siempre ha tendido a moverse y explicarse a través de la confrontación entre dos opciones que se muestran como simétricamente opuestas e incompatibles.
Parece que los entrenadores, y consecuentemente los propietarios de perros, tienen (tenemos) permanentemente que elegir bando en un sistema bipartidista, lo que genera problemas técnicos para progresar y posicionamientos más ideológicos que conceptuales en muchos casos.
Este frentismo no es una casualidad, es fruto tanto de las limitaciones formativas e inseguridades de algunos profesionales, que se muestran defensivos y cerrados cuando se cuestionan sus prácticas o se plantean prácticas novedosas, como de los intereses espurios de algunos entrenadores y escuelas que basan su marketing en la comparación favorable con “los malos”.
Así, parece que quienes contratan un entrenador o aquellos que buscan formarse como entrenadores deben elegir siempre entre dos vías, una les debe parecer buena y la otra mala.
Parece que desde el principio el interés principal está en encarrilarnos, en captarnos y en cambiar el pensamiento crítico por prejuicios y partidismos radicales.
Aunque hoy día perviven estas confrontaciones, el surgimiento de la propuesta de trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL que hicimos desde EDUCAN a finales de los noventa creó una tercera vía para el entrenamiento, la educación, y la intervención sobre el comportamiento canino.
Una tercera vía que se está mostrando como la solución a los problemas tanto ideológicos como técnicos del sector de los profesionales del entrenamiento, siendo la que más aceptación, crecimiento y éxito está teniendo en todos los lugares donde se incorpora, cambiando el sector profesional de cada país en el que es introducida.
Una tercera vía que promueve la visión crítica y el diálogo, pues son casi, casi la misma cosa. Que potencia la objetividad y la cooperación entre profesionales, la relación horizontal y la colaboración desde el disenso, nada de optar entre el seguidismo o la confrontación.
Una tercera vía para los que prefieren estar a favor de cosas que estar en contra de cosas, para los que consideran que quien afirma que todo está inventado solo está confesando su incapacidad y que quien dice tener la exclusiva de lo que funciona está equivocado y frecuentemente desea tener la razón más para usarla como una cachiporra contra los que no le reconocen su posición de gurú preclaro que para ayudar a las personas y a los perros.
Y esto lo logramos incorporando cinco elementos novedosos a la manera de analizar e intervenir profesionalmente en el comportamiento de los perros.
Los cuatro primeros son la gestión emocional, el aprovechamiento de capacidades cognitivas de los perros más allá del aprendizaje asociativo, el afecto como herramienta de trabajo sistematizada (que no es lo mismo que quererles mucho) y una deontología explícita, objetiva y pública, que puede encontrarse tanto en nuestra página como, más extensamente, en nuestro último libro Tu perro piensa y te quiere.
Incluso el nuevo Laboratorio EDUCAN de Medición Fisiológica del Bienestar Canino está pensado para ser una herramienta de medición objetiva sobre cómo influye lo que hacemos en el bienestar de los perros y así afinar cuáles son las prácticas objetivamente preferibles de entre las que obtienen resultados.
El quinto elemento no es Mila Jovovich, que ya quisiéramos, sino el carácter dinámico, abierto e inclusivo del trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL, respetando sus bases conceptuales cualquiera puede (¡y debe!) sumar nuevas propuestas, nuevas técnicas. Así, en los países en los que el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL ha sido exitoso, han surgido protocolos para actualizar de manera más eficaz y saludable herramientas de trabajo tan problemáticas emocionalmente como el clicker, protocolos para lograr el éxito deportivo en diferentes disciplinas de manera que guía y perro sean colaboradores necesarios, nuevas propuestas de análisis e intervención sobre los problemas de comportamiento… Incluso quienes no sienten simpatía por esta forma de trabajar han incorporado a su práctica y léxico términos como “estado emocional”, “gestión emocional”, “cognición canina” o “gestión del entorno”.
Y justamente por este motivo, por la relevancia global de esta tercera vía, nos han insistido en la necesidad (¡y oportunidad!) de implantarnos en los EE.UU, porque allí está muy vivo el modelo de confrontación que “rompe” en bandos a nuestro sector a través de dos enfrentamientos para los que EDUCAN y el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL suponen una tercera vía alternativa y mejor.
Existe un primer enfrentamiento respecto al lugar de donde nacen las técnicas y protocolos que empleamos para intervenir en la conducta de los perros y otro, que en realidad es consecuencia del primero, que enfrenta la ética a los resultados.
Primer enfrentamiento: La ciencia antipática frente a la pseudociencia y pensamiento mágico.
La primera confrontación es entre la ciencia y las ideas creenciales, mágicas y pseudocientíficas como fuente de la que nutrirnos para diseñar y llevar a cabo cualquier proceso de intervención comportamental.
Hasta la revolución cognitiva en el entrenamiento canino científico han sido dominantes dos modelos de trabajo basados en ideas científicas antiguas que “maquinizan” al perro:
- Uno conductista, en el que el perro es una máquina de aprendizaje asociativo, que se limita a vincular sucesos del entorno con las conductas que estuviera realizando en ese momento.
- El otro instintivista, que plantea que el perro es una máquina de emitir respuestas instintivas, de manera principalmente reactiva, ante determinados estímulos del entorno.
Muchos profesionales del entrenamiento actual se adhieren todavía a una de estas dos visiones, o a una mezcla de ambas.
Pero las dos ven al perro como una máquina que responde a lo que pasa, sin capacidad prospectiva. Sin posibilidad de gestionar de manera activa su entorno.
Esta ciencia emplea mensajes e ideas que no nos gusta escuchar: el perro no nos quiere, sino que lo parece porque nos asocia a comida y otras cosas buenas, el perro no comprende las situaciones sino que se limita a responder a ellas, el perro no tiene intencionalidad, sino instintos… sencillamente el perro es algún tipo de máquina de conducta más o menos programable si conoces el lenguaje de programación.
Esto promovió la atracción de muchos por los “cantos de sirena” de la pseudociencia, que secuestró para su uso privado palabras que la ciencia maquinista del comportamiento desechaba o miraba con desprecio: “emoción”, “vínculo”, “afecto”, “empatía”, “comprensión”. Términos e ideas atractivos que se emplearon desde la visión supersticiosa sin ningún rigor, para promover los entrenamientos basados en “energías”, basados en el pensamiento positivo, en comunicaciones telepáticas, en liderazgos casi chamánicos y otras ideas similares. Basados en nada.
La tercera vía: el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL, ciencia sólida y con mensajes que el público desea escuchar frente a la ciencia antipática y la pseudociencia.
Esta confrontación entre una ciencia sólida pero antipática y la pseudociencia está superada por la ciencia cognitiva, que ofrece una ciencia comprensible, con mensajes que son positivamente recibidos por el público y que coinciden con la sensibilidad y la óptica de quienes tienen perros y les quieren, de quienes tenemos perros y los queremos.
Los perros tienen capacidades de pensamiento que les llevan a intentar comprender su entorno y modificarlo con su conducta, en lugar de limitarse a reaccionar a él, son prospectivos y no solo reactivos. Buscan empoderarse del ambiente, no responder a él.
Los perros sí nos quieren, el afecto es un motor de conducta importante, no hace falta comida para que realicen las cosas que les pedimos.
Además tienen formas de aprendizaje especiales, especie-específicas, para relacionarse con los individuos a los que quieren y para aprender a integrarse en un grupo social de manera armónica. Si usamos principal o únicamente refuerzos individuales como la comida para educar a nuestros perros, en lugar de estas capacidades afectivas y sociales, les haremos menos competentes a nivel social, comunicativo y afectivo. La comida está bien para enseñar conductas nuevas, pero no debe usarse sistemáticamente como herramienta relacional, porque puede tener efectos muy destructivos.
EDUCAN y el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL son la tercera vía más allá del pensamiento mágico y la ciencia de ayer, con protocolos de trabajo que incorporan la ciencia del comportamiento más actual y aceptada. Una ciencia que congenia perfectamente con la manera de entender al perro de quienes viven con ellos y les quieren.
Con el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL ya no hay motivo para elegir entre hacer un entrenamiento científico que no cuadra con nuestro conocimiento empírico de los perros como amigos y compañeros o dejarnos seducir por la pseudociencia. No hay motivo para hacer un entrenamiento con el que no nos sentimos cómodos, ni necesidad de refugiarse en las mentiras amables de la pseudociencia, que nos ofrece lo que deseamos sin apoyarse en ningún dato. Sin nada más allá de intentar a toda costa decir lo que quieran escuchar, lo que quieran “comprar” los propietarios de perros.
Segundo enfrentamiento: buenismos frente a resultadismos.
Pero la polémica más extrema, la más frecuente, la que más divide a la profesión, la que más parece presionarnos para elegir entre bandos y la que más ha pesado para iniciar la aventura de EDUCAN en EE.UU. es la que iniciaba este texto, la que enfrenta la vía resultadista con la vía buenista.
- Los resultadismos, consideran admisible toda aquella forma de práctica profesional que logra los objetivos conductuales deseados. Esta es una puerta abierta al maltrato, al abuso profesional, a la simplificación excesiva y a la objetualización del perro, en oposición al reconocimiento de su valor como individuo.
- Los buenismos, hacen grandes declaraciones de intenciones, pero no concretan de manera objetiva aquellas prácticas que consideran válidas y aquellas que no. Esto da lugar a juicios diferentes sobre prácticas iguales, al sectarismo, acaba con el debate profesional, inunda de lugares comunes la profesión y distorsiona los mensajes que reciben los potenciales clientes sobre la profesión, su objetivo y su praxis.
Esta polémica nace porque en un momento dado, y como respuesta ante las maneras abusivas de entrenar que se habían vuelto frecuentes, surgió un movimiento ético que planteaba que no todo es válido para conseguir que el perro realice o deje de realizar una conducta que nos interesa.
Este era un cambio necesario, imprescindible, que hubiera debido llevarnos al desarrollo de una o varias deontologías profesionales que permitirían a los propietarios saber cómo trabajaba cada profesional antes de contratarles, lo que funcionaría como regulador, pues el mercado preferiría progresivamente a quienes lograsen los mismos resultados de las maneras menos invasivas, más amigables y más éticas. Evitar el maltrato y promover el conocimiento de la especie con la que trabajamos, respetar su imagen y necesidades, así como promover el bienestar y el acceso a la felicidad de los perros durante su adiestramiento siempre ha sido un tema central en nuestro acercamiento.
El problema empezó cuando algunos descubrieron que la ética podía ser el principal e incluso el único argumento de venta de su producto y simultáneamente era una forma muy eficaz de desacreditar a su competencia para posicionarse en el mercado.
Esto llevó a una radicalización del discurso en su forma, pero una dilución en su fondo: cada vez se proclamaba más alto y más vehementemente la calidad ética propia y la falta de calidad ética de “los otros”, pero cada vez se definía menos objetivamente cuáles eran las prácticas concretas de un entrenamiento ético, una actuación propia de sectas pseudocientíficas y no de quienes basan su praxis en cualquier tipo de ciencia.
La estrategia era perder a quienes indagaban, llevándoles por un laberinto de lugares comunes, de frases buenistas indefinidas y llenas de posibles interpretaciones para que así creyesen haber oído lo que deseaban y lograr su adhesión.
Y es que el buenismo NUNCA es lo ético, el buenismo es lo contrario de la ética: la representación teatral e impúdica de una apariencia de bondad para venderse. El buenismo siempre son la rapacidad y el ego disfrazados, y en muchos casos también la ignorancia defendiéndose del conocimiento y pretendiendo destruirlo.
Porque esta es una polémica falsa, que divide el mundo del entrenamiento entre dos bandos igualmente destructivos, poco profesionales y nocivos para el avance y dignificación de nuestra profesión.
Una polémica que nace únicamente de una carencia que ninguno de los dos bandos quiere subsanar, porque no les interesa: la falta de una deontología profesional objetiva y comprobable.
Lo que realmente quiere el público es un entrenamiento con una ética real, de la que se deriven normas de buena y mala praxis objetivas y comprobables, pero que también sea eficaz y les convierta en compañeros y tutores cualificados de sus perros, no en permanentes sospechosos de maltrato, siempre en déficit, siempre fallando.
La tercera vía: EDUCAN, la deontología profesional definida, explicita y pública.
La deontología profesional es lo contrario al buenismo, es la exposición honesta clara y objetiva de las prácticas que consideramos aceptables en el ejercicio de nuestra profesión y de las que no.
Estas prácticas deben responder a parámetros y criterios que puedan comprobarse y medirse de tal modo que puedan evaluarse objetivamente por parte de un tercero.
La correcta práctica profesional al intervenir en el comportamiento canino, en nuestra opinión, está determinada por tres aspectos, que deben poder ser evaluados de manera objetiva:
- En primer lugar su eficacia, si una intervención no es eficaz sencillamente no tiene sentido.
- En segundo lugar su incidencia en el bienestar del perro. Podríamos obtener resultados conductuales, que el perro haga o deje de hacer algo, a través de mecanismos que causaran deterioro en la calidad de vida del perro a medio o largo plazo ¡o con otros que la mejorasen! estos últimos serían los adecuados.
- En tercer lugar su deontología, debemos ser explícitos sobre qué prácticas consideramos adecuadas y cuáles no. Existen diferentes sensibilidades hacia la interacción con los perros y, aunque nuestra intervención sea eficaz y aumente el bienestar del perro de manera objetiva, debemos informar a nuestros clientes previamente a contratarnos sobre cómo trabajamos y sobre los motivos que nos llevan a ello, para que elijan libremente y de manera informada al profesional con quienes se sientan más cómodos e identificados. Esta es la única manera de permitir que los clientes realmente hagan una elección informada sobre las prácticas del profesional que contratan.
Por supuesto, por clara que sea nuestra deontología profesional, siempre pueden surgir situaciones ambiguas, en el límite entre lo que es aceptable y lo que no. En estos casos tendremos que realizar una valoración ponderada sobre qué es correcto en dicho caso concreto, para ello es recomendable consultar con colegas que comparten nuestra deontología y que nos aportarán perspectiva.
Pero si hemos definido bien nuestra deontología profesional los casos dudosos serán residuales y absolutamente excepcionales. Si aparecen con frecuencia nuestra deontología no es clara y/o suficiente.
Quienes no tienen su deontología profesional accesible al público, quienes dicen frases estupendas y preciosas, llenas de «amor», pero que no son objetivamente evaluables por un tercero, no están actuando éticamente bien a nivel profesional, pues no asumen un compromiso real de buenas prácticas que les pueda ser exigido y no informan suficientemente a sus posibles clientes sobre su manera de trabajar, hurtándoles la posibilidad de una auténtica elección informada sobre el profesional al que contratan.
EDUCAN y el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL son la tercera vía porque proponemos un auténtico entrenamiento ético, porque definimos con claridad qué prácticas nos parecen correctas y cuáles no de manera que un tercero pueda observarnos trabajar objetivamente y evaluar si las cumplimos.
La tercera vía: un camino público y sin propietarios
Pero ¡ojo! también están en la tercera vía todos los profesionales del comportamiento que avanzan con el conocimiento, que lo aceptan aunque les contradiga y les obligue a cambiar lo que hacen. Los que no dejan congelado en el tiempo el momento de la ciencia que les gusta, o con el que se sienten cómodos (lo que es un dogmatismo contrario al pensamiento científico).
Están en la tercera vía todos los profesionales que se niegan a posicionarse en frentes ridículos, todos los que se preocupan primero y principalmente de exponer lo que ellos hacen de modo claro y sincero, en lugar de centrarse en decir qué hacen mal sus competidores y soltar frases bonitas como brindis al sol para gritar su estupendez.
Todos ellos están con nosotros en esta tercera vía del trabajo con perros, se hayan incorporado hace tiempo o lo hagan ahora, estén más o menos de acuerdo con algunas de nuestras maneras de hacer algunas cosas, nos resulten simpáticos o antipáticos. Eso es lo bueno de la tercera vía, que nadie tiene que concederte su permiso para entrar, que no existe una selección sectaria, ni nadie que emita (cobrando) los carnets de acceso: basta con hacer bien y honestamente las cosas a nivel técnico y profesional.
Y creemos -tenemos la convicción- que la gran mayoría de entre quienes contratan servicios para intervenir en la conducta de sus perros están deseando incorporarse a esta tercera vía del comportamiento canino.
#súmatealCOGNITIVOEMOCIONAL #entrenarperrosesotracosa #EDUCANtodosabordo
Hoy, tras terminar nuestro curso avanzado extensivo, al encender el ordenador me encuentro con estas palabras de Susana González, directora de ActivaDog:
Uno de los momentos más cansados del año para mí suele ser justo después de nuestros cursos avanzados, porque es un curso difícil con el que los alumnos adquieren un fuerte compromiso, lo que lleva a que los días de exámenes teórico y, sobre todo práctico, sean técnicamente complejos y emocionalmente agotadores para todos los que participamos.
Los exámenes tienen algo eminentemente desagradable e injusto para todas las partes: los alumnos han de mostrar su trabajo con los perros “aquí y ahora”, los profesores debemos evaluar a alumnos que también son colegas profesionales, lo que siempre es incómodo -salvo que uno tenga un cierto complejo de Napoleón- porque rompe la siempre deseable horizontalidad en la relación.
Pero tengo la convicción de que estas exigentes pruebas finales son la manera de lograr un cambio de mentalidad necesario no solo para aprovechar nuestro curso avanzado, lo que es coyuntural, sino para conseguir que los entrenadores que formamos dejen para siempre de ser únicamente replicadores de las técnicas que aprenden y pasen a ser capaces de diseñar maneras de trabajar con los perros completamente nuevas, propias y adaptadas a sus talentos y capacidades.
Y al final, con el bajón del cansancio siempre tengo la duda de si merece la pena que todos pasemos tanta tensión, si no sería mejor hacer algo más sencillo, menos duro, para evaluarles. Si no termina siendo algo que distorsiona y tensa el cariño y respeto que siento, que sentimos, por su individualidad como entrenadores.
Hoy al encender el ordenador me encuentro con estas palabras de Susana González, que durante el curso ha desarrollado de manera autónoma una técnica completamente nueva para solventar un problema de entrenamiento que arrastraba con su compañera Moon, y me ha emocionado muchísimo. Porque llega justo en el momento de las dudas y el agotamiento, porque refleja exactamente el espíritu de nuestro curso avanzado.
Llegan estas palabras con un timing ( o como se diga Noemí 😉 ) perfecto y vencen al cansancio y a las dudas, consiguiendo restaurar el primer evaluador de un buen trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL: mi estado emocional vuelve a ser perfecto.
Gracias Susana González, pero también…
Gracias Virginia por la sangre verdísima como la esperanza. Por la lección de constancia y esfuerzo, y gracias a tu familia y amigas por el esfuerzo y el apoyo. Y: 2-3-4, tampoco tiene mucho mérito recordarlo 😛
Gracias Juan Manuel y Noemí por la discreción en la inteligencia y por las prorrogas para la calidad.
Gracias Iván y Vanes(s)a 😉 por la naturalidad, por la normalización, del entrenamiento.
Gracias Óscar y Rocío por el compromiso con vuestros perros, por el compromiso con vuestros amigos. A un amigo no se le deja sólo cuando tiene problemas.
Gracias Carlos por disfrutar en todo momento, aun cuando las cosas no parecían fáciles.
Gracias Álvaro y Santi Aldea por la constancia, por vencer la desconfianza y romper pronósticos.
Gracias Esther por dejarme trabajar con una persona tan grande como Zeus, y gracias Luis por ayudarle a ayudarte: e-xi-ta-zo.
Gracias Eduardo por la buena onda, el compañerismo, la discreción, los textos, las fotos de copas y por reavivar la Dobermannfilia.
Gracias Tomás por no dejar que todo lo que está alrededor te arrastre el pensamiento y con él la forma de adiestrar.
Gracias Mario por romper tópicos sin dejar de bromear sobre ellos.
Gracias Asier por la persistencia, la implicación y… por quedarte 🙂 🙂
Gracias Diego por tomarlo tan en serio, aunque a veces eso duela.
Gracias Gema por venirte, incluso sin carnet.
Gracias María José por el humor y por poner los puntos sobre… la perra.
Gracias Santi Bernal por cómo entiendes los protocolos y por la manera de analizar cada problema que surgía.
Gracias María Moreno por querer ir más allá de la conducta y dejarme que te ayudara a mejorar cosas más importantes.
Gracias Ío (a ver qué pongo para que llores…) por decirme cómo te había hecho pensar y, sobre todo, sentir el curso. Fue importante y revitalizador para mí.
Gracias Andrea por dejarme llevarte por las ramas cuando tú preferías ir al turrón.
Gracias Isidro por mostrar un excelente trabajo, por reconvertirte y por empezar de nuevo con nueva ilusión.
Gracias Susana Lozano por la naturalidad en cooperar con los perros, por enseñarles y tratarles con tantísima consideración y gentileza.
Gracias Tania por el buen humor, los esfuerzos tecnológicos y la buena onda.
Y por supuesto gracias a las compañeras de EDUCAN que hacían este curso, María Martín y Pili Pérez, que solo con estar ya me alegraban el día, y a mis compañeros Javier Moral, el mejor profesor que conozco en el mundo del perro, a Eliana González, que es una de las personas más impresionantes que he tenido el lujo que conocer, Eva y a María José, que nunca fallan.
Gracias a tod@s por la confianza, por el esfuerzo, por creer que el ÉXITO se aprende y, sobre todo, por el privilegio de trabajar con vosotr@s.
#elÉXITOseaprende #nadasepareceaEDUCAN #súmatealCOGNITIVOEMOCIONAL #EDUCANesEDUCAN
En Enero de 2017 volvemos a nuestra segunda casa porque, como dijo Borges: «Olvidadizos de que ya lo éramos, quisimos también ser argentinos.»
De nuevo un enero porteño para EDUCAN.
De nuevo un enero COGNITIVO-EMOCIONAL en Argentina.
De nuevo la ilusión de explicar que LOS PERROS PIENSAN Y NOS QUIEREN, y que eso es lo único que necesitamos para entrenarles.
De nuevo la posibilidad de exponer los protocolos más eficaces e innovadores, los que nos han convertido en la empresa que más perros adiestra, más problemas de conducta trata y más profesionales forma en Europa. La empresa que mejor comprende y conoce todos los aspectos del ÉXITO profesional.
Te lo habrán contado tus amigos, tus compañeros que hicieron cursos con EDUCAN los años anteriores: te habrán dicho que NO TE LO PIERDAS ESTE AÑO, que es diferente y especial. Y quizá no puedas terminar de entender su entusiasmo y su insistencia.
Es porque EDUCAN no se parece a nada.
Es porque va a cambiar tu manera de ver a los perros, de ver el entrenamiento y la educación: ENTRENAR PERROS NO ES COMO TE LO HABÍAN CONTADO.
Y eso no es una frase, es lo que ha causado el mayor éxito formativo de unos cursos en la Argentina, más de ciento cincuenta alumnos en Enero de 2015, nuestro primer año, más de doscientos alumnos en 2016.
Una experiencia de buena onda colectiva con el conocimiento, el descubrimiento, la renovación y la eficacia profesional como vehículo.
El año pasado recibimos alumnos de Argentina, Chile, Bolivia, Colombia y Uruguay que viajaron no solo desde sus países, sino desde Italia, desde Estados Unidos… para formarse como entrenadores y educadores COGNITIVO-EMOCIONALES.
Y ahora es tu oportunidad.
Nuestra formación este año incluye nuestros cursos más exitosos y eficaces y, como siempre, como regalo al interés, a la implicación y apoyo que siempre tenemos allá, una especialidad completamente nueva, que impartimos por primera vez, de manera exclusiva, en Buenos Aires.
Aquí tienes el enlace al evento general, con todos los cursos y seminarios y sus fechas.
- La primera quincena de Enero de 2016 el curso de Adiestrador Profesional y Técnico en Modificación del Comportamiento COGNITIVO EMOCIONAL, el más importante de nuestro programa. El que permite conocer los nuevos conceptos y protocolos de Adiestramiento COGNITIVO-EMOCIONAL y de GESTIÓN EMOCIONAL. Aquí tienes un enlace al evento de Facebook de este curso.
- La segunda quincena de Enero de 2016 nuestro curso Avanzado de Educador Canino COGNITIVO-EMOCIONAL, este curso es de acceso exclusivo para alumnos aprobados de nuestro curso de Educador Canino Cognitivo-Emocional, tanto de quienes lo cursaron en 2015 o 2016, como para los que lo hagan en esta convocatoria de la primera quincena de Enero del 2017. Nuestro curso avanzado lleva el conocimiento del trabajo Cognitivo-Emocional a otro nivel, y además ofrece herramientas para rentabilizarlo al máximo a nivel comercial. Aquí tienes un enlace al evento de Facebook de este curso.
Y en 2017 también habrá dos diferentes especialidades que puedes cursar los fines de semana:
- Los fines de semana de la primera quincena de Enero de 2016 tienes la posibilidad de conseguir la Especialidad en Trabajo de OLFATO repetimos nuestros dos seminarios de olfato, en los que aprenderás tanto su uso para mejorar problemas emocionales en perros de clientes, como para divertir a tus perros. Pero también te servirán para iniciarles en las disciplinas de búsqueda más exigentes, pero de manera saludable. Sin volver al perro un obseso de la pelota para lograr resultado. Aquí tienes un enlace al evento de Facebook de esta especialidad.
- Los fines de semana de la segunda quincena de Enero de 2016 una novedad absoluta, impartimos por primera vez la Especialidad de GESTIÓN DEL ENTORNO social y objetual. Dos seminarios que pueden cursarse por separado, que te permiten obtener justo lo que te faltaba para intervenir eficazmente en todos los comportamientos que puede mostrar un perro. La última pieza de tu formación. Aquí tienes un enlace al evento de Facebook de esta especialidad.
¿Y qué es eso de gestión del entorno social y objetual y por qué es tan importante?
Existen muchos tipos de conductas voluntarias que el perro realiza además de aquellas que le enseñamos y pedimos a través del entrenamiento, buena parte del éxito de un profesional del comportamiento está en ser capaz de mejorar el comportamiento del perro sin necesidad de comandos, sin necesidad siquiera de su presencia o la del propietario u otra persona.
Eso es la gestión del entorno: la manera que tiene el perro de relacionarse con lo que le rodea en los momentos y situaciones en los que puede elegir qué hacer.
Esta especialidad muestra la manera de trabajar el comportamiento voluntario del perro cuando no podemos decirle cómo comportarse, cuando ni siquiera estamos allí: romper la casa o escaparse del jardín, hacerse amigo de otro perro mientras pasea suelto por el parque o pelear con él, aceptar al gato de casa o perseguirle por todo el salón cuando estamos en el trabajo…
- El primer seminario sobre Gestión del ENTORNO SOCIAL: relacionarse con perros, personas u otros sujetos sociales. Los alumnos del año pasado recordarán que hicimos una pequeña muestra de este protocolo haciendo que una perra iniciase su amistad con un hurón al que llevaba toda su vida queriendo cazar
- El segundo seminario de esta especialidad hace referencia a la Gestión del ENTORNO OBJETUAL: como al quedarse solo en casa o en el jardín, donde puede interactuar con objetos, como las camas, la valla o los objetos personales de los habitantes humanos de la casa.
Una especialidad que es una novedad absoluta, nuestro regalo de año nuevo para que quienes ya han confiado en EDUCAN tengan más motivos que el cariño para volver a visitarnos. Aunque, por supuesto, cualquiera puede apuntarse e iniciar 2017 reinventándose y redescubriéndose 🙂 🙂
Acompáñanos y DESCUBRE A LOS PERROS.
#elÉXITOseaprende #súmatealCOGNITIVOEMOCIONAL #descubrealosperros #EDUCANtodosabordo #tuperropiensaytequiere
Para informarte y apuntarte envíanos el siguiente cuestionario ¡Y recuerda que la plazas se suelen completar unos meses antes del inicio!:
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Estamos probando un nuevo formato para los posts más técnicos, para esos conceptos necesarios para hacer trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL de calidad. Y es ofrecer, además de mi típico texto laaaaaargo como el horizonte, un pequeño extracto de lo fundamental en video.
Así que, lo primero, os dejo un video cortito donde expongo y explico este mismo tema:
Y a partir de aquí el post, que es un extracto de mi próximo libro 🙂 🙂 🙂
Una diferencia fundamental de nuestra propuesta es que consideramos que el perro al generar la mayoría de las conductas tiene unos objetivos mentales, por ello centraremos nuestro trabajo sobre dichos objetivos y no únicamente sobre la conducta que muestre para alcanzarlos.
El concepto de refuerzo referencial es fundamental en nuestra propuesta y debemos refrescarlo:
Aprendizaje REFERENCIAL
Un refuerzo referencial es aquel que no solo es consecutivo, simultáneo o previo a la conducta del perro sino que además es concordante con dicha conducta de manera directamente causal, guardando refuerzo y conducta una correspondencia lógica directa -sin necesidad de aprendizajes voluntarios previos- que es perceptible por el aprendiz en el momento de iniciar su actuación y que la dirige.
El reforzamiento referencial, consecuentemente, es el proceso en el cual una conducta prospectiva aumenta su probabilidad de aparición, intensidad o frecuencia por alcanzarse un objetivo prefigurado.
Quien observe cómo un perro busca la manera de abrir un cubo de basura tiene un buen ejemplo de refuerzo referencial, el perro tiene claro que la “comida” que obtiene está directamente causada por su conducta. Alguien podría objetar que el olor es lo que le da la pista ¡pues claro! Eso es lo que quiere obtener. Igual que al enseñarle comida en nuestra mano, pero en un caso puede proyectar cómo obtenerla, levantando la tapa, y en el otro le sería imposible proyectar que será la conducta de, por ejemplo, tumbarse, la que «abrirá» la mano. En el caso del cubo la comida es un refuerzo referencial, pero no lo es en el caso de la mano.
Cuando los perros pequeños o los cachorros se esfuerzan por acceder a nuestros cómodos sofás o camas nos muestran lo poderoso, adaptable e inteligente que resulta el comportamiento motivado por un refuerzo referencial: cambios de estrategia, adaptaciones, nuevos enfoques… la conducta está todo el rato sirviendo al objetivo mental de llegar arriba, por eso es tan persistente, plástica y eficaz. Porque lo importante no es la conducta, sino el objetivo mental.
También existe, por supuesto, castigo referencial que, de modo equivalente al refuerzo, además de la cercanía con la conducta a la que se asocia, tiene una relación directamente causal, teniendo también castigo y conducta una correspondencia lógica directa perceptible por el aprendiz.
Cualquiera que haya visto a un cachorro abordar la situación de bajar una escalera no tendrá duda de cómo proyecta en su cabeza el riesgo, el castigo, que implica hacerlo sin tener cuidado. La caída está prevista en la cabeza del perro como castigo referencial ante la falta de eficacia al intentar bajar el escalón, por eso el cuidado, la atención, la medida de sus movimientos…
Aprendizaje CIEGO o PSEUDOSUPERSTICIOSO
Habitualmente en adiestramiento no usamos demasiados refuerzos referenciales, puesto que la aparición de comida de nuestra mano después de sentarse o de realizar alguna otra habilidad no tienen ese valor referencial. El perro inicialmente no puede prever que sentarse le llevará a conseguir comida, como sí lo hace cuando abre el cubo de la basura, claro ejemplo de referencialidad. A este tipo de refuerzo que adquiere su valor y se vincula a la conducta por asociación, pero no tiene carácter prospectivo, lo llamamos refuerzo ciego o pseudosupersticioso.
Los refuerzos ciegos o refuerzos pseudosupersticiosos son aquellos que no tienen una relación causal previsible y directa con la conducta y por ello no pueden ser percibidos como referenciales, sino que inicialmente solo se correlacionan con la conducta, adquiriendo su valor reforzante respecto a dicha conducta posteriormente por asociación.
El que aparezca un click y una comida que no estaba presente en el entorno tras sentarse es un ejemplo típico de refuerzo ciego, la conducta de sentarse, frente a la de abrir el cubo de basura, no tiene una relación causal directa con obtener comida: es más similar a realizar una danza de la lluvia esperando influir a una deidad para que nos conceda la lluvia.
De manera simétrica los castigos ciegos o castigos pseudosupersticiosos son los que no tienen relación causal directa previsible con la conducta, sino que se correlacionan con ella adquiriendo su influencia sobre ella por la probabilidad estadística de su aparición conjunta.
Uno de los grandes problemas de los sistemas de castigo remotos, que generan un estímulo desagradable o aversivo al perro cuando se pulsa un botón, es la falta de referencialidad. Al no poder el perro proyectar qué causa el estímulo desagradable su nivel de estrés sube enormemente y existen riesgos de generar problemas emocionales por este motivo. Algo completamente diferente a la situación del cachorro cuando tropieza al bajar las escaleras, que sabe muy bien qué ha sucedido y que de inmediato será capaz de modificar su conducta para evitar que suceda de nuevo.
La denominación pseudosuperticioso se debe a que el refuerzo se vincula con la conducta inicialmente porque se correlaciona con ella, sin ser causal, que es la manera en la que se produce el aprendizaje supersticioso: asociamos algo con una consecuencia sin que realmente sea su causa, como al sucedernos algo malo podríamos vincularlo con que antes hemos pasado bajo una escalera o al sucedernos algo bueno pensar que es porque llevábamos determinado sombrero y empezar a considerarlo nuestro “sombrero de la suerte”, esto es lo que les sucede a muchos deportistas que usan diferentes amuletos/prendas de la suerte porque al llevarlas en alguna ocasión les salió muy bien la jornada.
Vemos que no existe relación causal directa e inevitable entre la conducta y el refuerzo, somos nosotros los que la generamos arreglando la aparición del refuerzo ciego de manera que se vincule a la conducta. Por eso la denominación de pseudosupersticioso, porque nosotros generamos que el refuerzo adquiera un valor causal para el perro arreglando que aparezca correlacionado sistemática y regularmente con la conducta, el perro aprende que tiene valor causal, pero no puede preverlo como sí sucede desde la primera vez con la conducta de abrir la basura.
Los refuerzos ciegos o pseudosupersticiosos no tienen valor para el diseño de tareas, para la gestión prospectiva del entorno, salvo que sea de manera secundaria, pero no pueden constituir el objetivo principal que busque el perro con su conducta. Aunque sí serán, en su medida, necesarios y útiles para el adiestramiento.
¿Qué hacemos con todo esto?
Cuando buscamos que el perro cambie la manera de alcanzar un objetivo prefigurado debemos plantearnos localizar los refuerzos referenciales que activan dicha conducta y cambiarlos, por ejemplo: si la referencia para estar cómodo es el sofá, no trabajaremos únicamente sobre la conducta de subirse, sino que introduciremos nuevos elementos de referencia como una cómoda colchoneta.
Los refuerzos y/o castigos deben diferenciarse nítidamente según la capacidad de prospección y control, de empoderamiento, del entorno que le aportan al perro, porque afectarán a su manera de ver el mundo, de sentir que lo comprende, más allá de su efecto sobre la conducta.
El aprendizaje referencial potencia la capacidad de prospección del perro y le aporta control del entorno.
El aprendizaje mediante refuerzos y castigos ciegos merma la capacidad de prospección del perro y le vuelve reactivo al entorno.
No parece que usar única o principalmente refuerzos ciegos al intervenir en el comportamiento sea una buena manera de ayudar al perro a sentir que conoce, comprende y controla el mundo que habita, más bien parece dejarle en una situación de dependencia respecto a nosotros, de habitar un lugar con normas imprevisibles dictadas por dioses bondadosos o severos, según sea el tipo de refuerzos y castigos ciegos que empleemos. Una forma de intimidar a su mente para que se retraiga, para se sienta insuficiente para gestionar un entorno ilógico e incomprensible, de necesitar el aprendizaje asociativo para dar el mínimo paso. Y después de romperles la prospección diremos que son «adorables cabezas de chorlito que aprenden solo por asociación».
Aprende a usar refuerzos referenciales y regálale el mundo a tu perro.
#descubrealosperros #tuperropiensaytequiere #entrenarperrosesotracosa #súmatealCOGNITIVOEMOCIONAL
La semana pasada daba la noticia de la apertura de nuestro laboratorio de medición fisiológica del bienestar en perros, nuestro mayor proyecto para mejorar la vida de los perros.
Conté la gran inversión que suponía, pero me callé que nos apoyamos en otro proyecto tan grande a nivel empresarial como lo es el laboratorio a nivel técnico.
O más.
Porque EDUCAN inicia la implantación de su red de franquicias en los EE.UU., el mayor mercado del mundo en nuestro sector.
EE.UU. está empezando a interesarse mucho a nivel popular por la cognición canina, es un tema atractivo porque allí la visión predominante sobre el entrenamiento y capacidades de los perros era radicalmente conductista. Este enfoque no es simpático para los propietarios de perros, por mensajes tan plofantes como que el perro se alegra de vernos y “hace eso que entendemos por querernos” únicamente como fruto de asociarnos con la comida que le damos, las salidas a la calle y otros «premios», por nosotros mismos ni nos miraría. Además plantea que sus capacidades de aprendizaje son simplemente asociativas, reactivas al ambiente y completamente dependientes de su entorno.
Hasta hace unas décadas esta visión era poco amable, pero la más «científica», pero en los últimos años el enfoque de las ciencias del comportamiento ha cambiado, demostrando que los perros tienen capacidades afectivas innatas, nos quieren sin necesidad de asociarnos a nada, están diseñados para el cariño, y tienen capacidades de pensamiento más complejas que las de asociar cosas: son prospectivos, tienen objetivos mentales al iniciar sus acciones y buscan modificar activamente el ambiente para alcanzar dichos objetivos mentales y conseguir beneficiarse de ello.
Estamos descubriendo de nuevo a los perros.
¿Y esto qué tiene que ver con ningún tipo de negocio?
Mucho, porque en EE.UU. el sector del comportamiento canino, importantísimo a nivel económico, basa mayoritariamente su discurso en premisas que ahora se han visto rebatidas. Los mensajes, el enfoque, están superados. Y (casi) nadie explota el discurso y mensaje de la ciencia del comportamiento actual.
Porque entrenar perros no es como lo habían contado 😉 😉
¿Parece todavía poco claro?
Vamos a ir aclarándolo: los nuevos conocimientos no se suman a los anteriores, sino que los contradicen en puntos en los que ofrecen un mensaje mucho más atractivo para el consumidor y que muestra a los actuales profesionales como una opción de mucho menor interés: una base científica obsoleta y un mensaje antipático.
Lamentablemente emoción, empatía, afecto, comprensión… eran palabras secuestradas por la visión supersticiosa, por los entrenamientos basados en “energías”, basados en ideas de pseudociencia. Basados en nada. Era fácil desacreditarles e imposible tomarles en serio. Pero la revolución cognitiva ha rescatado a la emoción, la empatía y el afecto, les hemos recuperado para la ciencia y para su aplicación en la educación canina: EDUCAN tiene todos sus servicios diseñados con esta nueva visión, con mensajes sólidos a nivel científico y que, además, el público desea oír. Tenemos en marcha un modelo de negocio cimentado en esta nueva tecnología del comportamiento, que los potenciales clientes prefieren. No tenemos que desarrollarlos, nuestro Know-How está basado íntegramente en esta nueva ciencia del comportamiento, en este mensaje, que en EE.UU. es innovador y atractivo. Y es que… nada se parece a EDUCAN.
Por eso creemos que en este momento EDUCAN tiene una situación privilegiada respecto al mercado del comportamiento canino estadounidense y pensamos aprovecharla, sacarle toooodo el partido antes de que se sumen más jugadores.
Trabajo, trabajo, trabajo… ¡¡como debe ser!!
Esto ha exigido mucho trabajo, porque esta no es una de esas operaciones informales en las que se deja que alguien conocido use el nombre de tu empresa en plan amiguetes: el mero hecho de registrar la marca allí ha sido un trámite largo y complicado.
Además, para iniciar la difusión “en gordo” de la franquicia legalmente y entrar a formar parte de su registro nacional de franquicias debemos poner en marcha una primera delegación de EDUCAN y demostrar su éxito financiero, debo reconocer que en el aspecto profesional ¡¡me encanta ese país!! No te dejan vender humo, no puedes franquiciar un negocio sin demostrar que funciona. Nada me podía gustar más 🙂 🙂 🙂
Tras mucho picar en la trastienda ayer firmamos la apertura de nuestra primera delegación, en Miami, Florida. En unos meses EDUCAN abrirá sus puertas en Estados Unidos por primera vez.
Posteriormente está ya prevista la apertura de varias delegaciones más, pero esto se pondrá en marcha cuando esta primera de Miami demuestre su rentabilidad, para lo que hemos calculado que serán necesarios un par de años.
Tengo la convicción, de que será la manera de educar a los perros que preferirán todos quienes conviven con ellos allí.
Tengo la convicción de que EE.UU. se sumará al COGNITIVO-EMOCIONAL.
#Tuperropiensaytequiere #EDUCANesEDUCAN #nadasepareceaEDUCAN #entrenarperrosesotracosa #elÉXITOseaprende #descubrealosperros #súmatealCOGNITIVOEMOCIONAL
EDUCAN acaba de poner en marcha el primer laboratorio de España dedicado exclusivamente a la medición de marcadores fisiológicos (cortisol, oxitocina, serotonina, dopamina…) de la influencia en la calidad de vida de los perros de las diferentes acciones que las personas realizamos con ellos, en particular al entrenarlos, educarlos o emplearlos en tareas de asistencia, utilidad o en prácticas deportivas.
EDUCAN se convierte así en la primera y única empresa de adiestramiento y educación canina del mundo que cuenta con instalaciones de investigación química (principalmente) propias para comprobar de manera 100% objetiva la incidencia del adiestramiento en el bienestar y en las posibilidades de los perros de ser felices.
Esto ha supuesto una inversión enorme de recursos, de hecho la práctica totalidad de nuestros beneficios de los últimos años ha ido destinada a montar tanto este laboratorio, como nuestro centro de investigación del comportamiento. Las dos estructuras que sostienen el inicio de nuestra labor de estudio y validación objetiva de la eficacia y seguridad de las diferentes intervenciones que hacemos sobre el comportamiento de los perros.
Antes de exponer lo que se puede lograr con este laboratorio, así como de explicar el porqué de abrirlo, quiero agradecer a los miembros del equipo de EDUCAN por preferir unánimemente que toda nuestra inversión fuese a dotarnos de estas estructuras de investigación y no al beneficio personal de los miembros del equipo. Se han, nos hemos, apretado el cinturón a cambio de obtener un conocimiento real, objetivo y consistente sobre cómo resultan de eficaces y de beneficiosas para los perros las técnicas que empleamos para educarles.
Y ahora sí, explicaré la relevancia y necesidad de estas instalaciones en detalle, por lo que no será un texto corto.
En la educación canina se han instalado dos falsos profetas que están intoxicándonos e impidiendo el avance colectivo y la comunicación honesta entre profesionales.
- Los resultadismos, que consideran admisible toda forma de práctica profesional que logra los objetivos conductuales deseados. Esta es una puerta abierta al maltrato, al abuso profesional, a la simplificación excesiva y a la objetualización del perro, en oposición al reconocimiento de su valor como individuo.
- Los buenismos, que hacen grandes declaraciones de intenciones, pero que no concretan de manera objetiva aquellas prácticas que consideran válidas y aquellas que no. Esto da lugar a juicios diferentes sobre prácticas iguales, al sectarismo y a la exclusión, inunda de lugares comunes la profesión y distorsiona los mensajes que reciben los potenciales clientes sobre la profesión, su objetivo y su praxis.
Estas posturas paródicas impiden por completo el desarrollo de una deontología profesional, que es la exposición clara de las prácticas que consideramos eficaces y aceptables en el ejercicio de nuestra profesión y cuáles no.
Dichas prácticas deberían responder a parámetros y criterios que puedan comprobarse y medirse de tal modo que puedan evaluarse objetivamente por parte de un tercero.
La ciencia es la única manera de conocer la realidad que subyace a las diferentes propuestas de tecnología del entrenamiento, por esto en EDUCAN tomamos la decisión de investigar sobre cómo de eficaz es una determinada manera de entrenar y cómo afecta al bienestar del perro, a su acceso a la felicidad.
Cuando empezamos a diseñar nuestro programa de investigación nos encontramos con algunos problemas.
Comprobar la eficacia real de las propuestas de entrenamiento requiere un alto número de perros, demasiadas veces, con voz demasiado alta, esgrimen los resultadistas los éxitos logrados es una única disciplina de adiestramiento, con una única raza de perro, como prueba de su eficacia universal. Esto es ridículo.
La muestra sobre la que debe reposar una afirmación de eficacia debe ser amplia y representativa de todo tipo de perro al que después se le vaya a aplicar. Sin eso no existe prueba real de las bondades de una propuesta de entrenamiento para lograr resultados.
Esta primera dificultad nos exigió crear un lugar dedicado plenamente a la investigación y destinar personal a esta labor, fue algo exigente en recursos, pero que dependía únicamente de nosotros. Fruto de ello nació el Centro EDUCAN de Investigación Desarrollo e Innovación Tu perro piensa y te quiere para el estudio y bienestar animal.
Pero la eficacia de una técnica de adiestramiento o educación para lograr una determinada conducta es insuficiente para validarla como apta para su aplicación, es necesario conocer también qué repercusión tiene dicha técnica para la salud emocional del perro. Y en esto las grandilocuentes afirmaciones buenistas no valen: es necesario demostrar objetivamente cómo afecta cada cosa a los perros para determinar la ética de su uso.
Inicialmente nos parecía que medir esto no sería demasiado complicado, qué pardillos.
Pensamos en medir el ritmo cardíaco como marcador del estrés que generaba cada técnica aplicada, esto sería ideal: medición no invasiva, sencilla y barata.
Descubrimos que existían dos problemas con esta idea.
El primero es que se ha comprobado que el ritmo cardíaco puede ser un dato de apoyo para aportar consistencia a otras mediciones fisiológicas, pero como único parámetro no aporta mediciones ni mínimamente fiables sobre el nivel de estrés.
El segundo problema era más grave, porque era un problema de enfoque. El estrés nos puede hablar de lo “mala” que es una técnica para el perro ¡¡pero no buscamos las técnicas menos malas sino las buenas!! La técnica ideal no es la que resulta eficaz sin dañar el nivel de bienestar del perro, sino aquella que es eficaz e INCREMENTA dicho nivel de bienestar. Necesitábamos marcadores de la mejora del bienestar además de marcadores de su merma.
Además el estrés no es necesariamente malo, muchas de las cosas que más disfrutamos pueden generar estrés, si (1) de manera simultánea aumentan otros marcadores de bienestar y se comprueba que (2) el estrés se disipa rápidamente (un marcador fiable de que estamos ante un estrés “bueno”) podremos considerarlas seguras y saludables.
Además debíamos encontrar formas de medición no invasivas para los perros: la toma de muestras de saliva para medir cortisol (estrés) y oxitocina (bienestar social) eran óptimas.
Peeeero resulta que los laboratorios no están muy por la labor de medir estas variables en nuestros compañeros de cuatro patas, no parece haber demanda suficiente como para que les compense configurar sus máquinas para la medición en perros, ni para destinar a su personal a hacerlo. Encontrar uno que aceptase era difícil y casi parecían hacernos un favor, en estas circunstancias podríamos haber sacado adelante nuestro primer experimento, que empieza esta semana, pero no podíamos garantizarnos la necesaria continuidad que se requiere para lograr objetivos globales de conocimiento y comprensión sobre cómo influyen nuestros actos en el bienestar y la felicidad de los perros.
Así que, reunido con el equipo de trabajo, decidimos que nuestra mejor posibilidad era adquirir nosotros el equipo y montar un laboratorio que nos permitiera hacerlo. Todos estuvieron de acuerdo: los perros nos han dado mucha felicidad, y ahora tocaba invertir en una buena manera para devolverles al menos una parte.
Ya puestos a montar un chiringuito de esta entidad, quienes me conocen lo pueden imaginar 😉 , preferimos no quedarnos limitados a la medición de estas dos sustancias.
Nos hemos dotado también de recursos para medir decenas de parámetros importantes para conocer el bienestar de los perros, como la serotonina, la dopamina, la adrenalina, la noradrenalina… algunas cosas en saliva, otras en orina. También tenemos la posibilidad de medir en plasma diferentes sustancias, aunque de momento no consideramos necesario ni justificado tomar muestras de sangre para ninguno de los estudios proyectados, pero mejor tener una estructura de laboratorio demasiado grande, que demasiado pequeña. También mediremos cuando convenga como dato de apoyo el ritmo cardíaco a través de pulsómetros, al fin y al cabo cuando nos dijeron que era una medición insuficiente ya los teníamos comprados :-/
Por supuesto, como decía el tío Ben, un gran poder implica una gran responsabilidad y por ello este laboratorio de medición fisiológica del bienestar no es algo solo para EDUCAN, queremos que todo el mundo de la educación canina, de la investigación sobre perros en nuestro país y también quienes emplean a los perros tanto en diferentes labores de utilidad (asistencia, terapia, localización…) como deportivas (Agility, IPO, Disc Dog…) pueda acceder a la evaluación de aquellos parámetros que garanticen que su trabajo, además de eficaz, está contribuyendo a mejorar la calidad de vida de sus perros.
Aunque aún tardaremos unos meses en poder ofrecer servicios de medición a otras entidades, la posibilidad de hacerlo, sin búsqueda de beneficio económico alguno por nuestra parte, es una de las ideas que nos animaron en este proyecto, que puedo asegurar que está al servicio de todos aquellos que elijan el camino de la comprobación objetiva de su trabajo.
Elige el conocimiento.
Hazle frente al frentismo.
Comprueba, mide y colabora.
Podemos convertir el mundo profesional del perro en una empresa colaborativa. Hagámoslo.
¡¡Di que quieres una revolución!!
#laboratorioEDUCAN #descubrealosperros #EDUCANtodosabordo #EDUCANesEDUCAN #nadasepareceaEDUCAN #elÉXITOseaprende #bienvenidosalmundodelmañana #EDUCANdiquequieresunarevolución
En mi libro Tu perro piensa y te quiere dedicaba bastante tiempo a explicar qué es y a diferenciar entre estímulos, contextos y situaciones. Esto no era por una vocación de conocimiento, sino porque es algo de máxima relevancia a la hora de intervenir en el comportamiento de los perros. Una pieza de análisis fundamental para definir nuestra manera de trabajar y para llegar a resultados eficaces, en este post anticipo una pequeña parte de mi próximo libro, referido a cómo tomarlo en consideración e incorporarlo a nuestro trabajo.
Los perros tienen una gran facilidad para contextualizar, muchas evaluaciones comportamentales son incorrectas porque se enfocan en los estímulos que anteceden a los comportamientos, cuando en realidad dichos estímulos generan diferentes respuestas según el contexto en el que aparezcan.
Muchas intervenciones comportamentales no alcanzan el éxito debido a problemas de análisis contextual, ya sea porque (1) ignoran que los problemas se dan asociados a uno o varios contextos, ya sea porque al trabajar con el perro (2) crean un contexto de trabajo, en el que el perro actúa correctamente, pero que no se trasfiere a las situaciones problemáticas reales.
Y esto sucede porque, en contra de la idea más popular en nuestra profesión, los perros no están preparados para el aprendizaje únicamente estimular, siempre tenderán a buscar un contexto o situación adaptativa en el/la que encuadrar lo aprendido. Esto es porque los perros son prospectivos, lo que no solo es algo que podamos aprovechar a nuestro favor, sino que determinará siempre su manera de aprender y “encajar” lo aprendido a nivel asociativo en algo más amplio, como la pieza de un puzle, que no tiene sentido en sí misma, sino como parte de algo mayor.
La contextualización impide la generalización. Por eso quienes creen trabajar a nivel únicamente estimular tienen sus mayores quebraderos de cabeza cuando buscan generalizar lo que el perro ya ha aprendido. El intento de que el perro aprenda únicamente asociando estímulos y comportamientos, sin un marco que los encuadre, es inútil: si no le aportamos nosotros un marco contextual o situacional, será el perro quien lo busque y lo determine: las sesiones de trabajo, el lugar de entrenamiento, la presencia del entrenador, la hora de entrenamiento… combinaciones de estos. Y después será muy trabajoso sacar al perro de su proyección contextual.
Además, a mayor trabajo comportamental dentro de un contexto, menor transferencia fuera de él de lo aprendido. Por eso no tiene sentido ponerse a entrenar con un perro sin conocer el contexto en el que aparece, y que provoca, en buena medida, el comportamiento. Si trabajamos un comportamiento problemático fuera del contexto correcto podremos hacer que el perro aprenda otro contexto nuevo en el que actuará correctamente, pero que no solo dificultará, sino que puede impedir por completo, la trasferencia de la mejora al contexto en el que aparecía originalmente de manera problemática.
Es por estas cosas que suele decirse aquello de “con el adiestrador funciona, pero conmigo no”, esto no suele ser debido a la incompetencia del propietario para aplicar las pautas de trabajo, como muy negligente y mezquinamente suelen afirmar muchos entrenadores, sino a la creación de un contexto de entrenamiento fuera del cual el perro no generaliza lo aprendido, cuanto más fuerte sea este contexto, menos trasferencia a otras situaciones lograremos de aquello que le enseñemos al perro.
La mejor manera de evitar la vinculación del entrenamiento con contextos concretos es llevándolo al plano situacional y sacándolo del plano objetual: si pretendemos basar el entrenamiento en la asociación de conductas y estímulos es casi inevitable que el perro genere un contexto de trabajo en el que encuadrará estas asociaciones ¡¡los perros no están diseñados para aprender a nivel únicamente estimular, necesitan encuadrar lo aprendido!! Si subimos el entrenamiento al plano situacional, convirtiéndolo en una forma de relación social competente, que sistematiza la comunicación, el intercambio afectivo y que se basa en relaciones de coordinación social, será funcional en cualquier contexto, sin necesidad de ninguna generalización.
Por otra parte, en los problemas comportamentales que no implican necesariamente a su guía como parte activa, tendremos que analizar el contexto en el que se muestran, definir cómo trabajar en dicho contexto y enfocar nuestro trabajo tanto en la activación del contexto problemático para tratar la situación, como en no crear un contexto de entrenamiento que impida la trasferencia de la mejoría conductual. Por supuesto se puede trabajar puntualmente fuera del contexto problemático para enseñar o iniciar algunos comportamientos que fueran difíciles de generar desde el principio en dicho contexto, pero siempre considerando esto como una sala de montaje de comportamientos que luego debemos utilizar en el contexto correcto, aquel en el que se da el problema.
Porque los perros no son máquinas de comportamiento que se programan a través de asociaciones estímulo/respuesta, sino que buscan comprender activamente el mundo de manera global, si nuestro entrenamiento no les ayuda a este fin siempre será limitado y generará distorsiones cognitivas que minimicen su eficacia.
Como sabéis mi libro Tu perro piensa y te quiere era uno de los actores secundarios de la película que ha sido la gran triunfadora en los últimos premios Goya: Truman.
Cuando lo supimos decidimos celebrarlo organizando un pase privado el día del estreno, en el que muchos de vosotros nos acompañasteis en una jornada de buen rollito total, además Javier Cámara cerró la buena onda de la noche enviándonos un tweet de parte todo el equipo de la película.
Y ahora mi editor, Carlos Dangoor de Dogalia, que es como la pera, pero en rollo tranqui, me envía de repente un ejemplar de mi libro.
¿Pá qué a estas alturas?
Pues por esto, que me he encontrado al abrirlo:
Así que, mira tú por dónde, ya me han puesto el ánimo de fiesta 🙂 🙂
Y es que parece que Truman piensa y nos quiere 😉
#Tuperropiensaytequiere
#SúmatealCOGNITIVOEMOCIONAL
#Entrenarperrosesotracosa
Mi amigo troceó varias lonchas de bacon crujiente sobre la lechuga cortada, picó encima queso cheddar, puso una generosa cantidad de croutones de pan frito y terminó su labor añadiendo tres grandes cucharadas de una espesa salsa César: “Es que quiero empezar a cuidarme y ya sabes que la ensalada es lo más saludable, lo mejor para adelgazar.”
Parece obvio que la ensalada será más o menos saludable o más o menos eficaz para adelgazar según cómo la preparemos, sin embargo a muchas personas les parece que cualquier cosa que puedan hacer entrar en la definición de ensalada será, mágicamente, saludable y ligera.
El trabajo de olfato es la ensalada de los entrenadores caninos: desde que se han descubierto sus potenciales beneficios parece que cualquier trabajo de olfato que hagamos será saludable para el perro y le ayudará a mejorar su gestión emocional.
Pero todo depende de cómo preparemos la ensalada.
En ocasiones se promueven y recomiendan, con la mejor intención del mundo, algunos modelos de entrenamiento de olfato que son eficaces -muy eficaces- para alcanzar resultados, pero que en realidad son insalubres para los perros.
Debemos saber cuáles son la premisas para que un trabajo de olfato sea emocionalmente seguro y saludable, y es muy sencillo.
Los beneficios del olfato se originan en gran medida en que el perro disfruta de lo que está haciendo, con lo que puede aplazarse la obtención de los resultados, encontrar, sin que el perro genere problemas emocionales.
Esto es importante porque (hoy) sabemos hacer muy pocas cosas con los perros que nos permitan diferir en el tiempo la obtención de una meta sin hacer que se obsesionen con ella.
Lo que permite que disfrute de todo el proceso es que el perro durante el trabajo de olfato de manera natural obtiene, llamémosles así en pro de la claridad, tres «refuerzos»: buscar, encontrar y lo que obtiene al encontrar.
Estos tres «refuerzos» deben mantener un balance entre sí para que el perro continúe disfrutando del conjunto de la búsqueda, siendo particularmente importante mantener el placer de buscar, de explorar el olor. Y eso es lo que solemos romper.
Los perros no necesitan encontrar nada para pasarlo bien olfateando, se quedan largo rato oliendo cosas interesantes sin llegar nunca a localizar su origen: si por tu casa pasan unos gatos, verás cómo después tu perro olisquea con intensidad. Aunque nunca encuentre a los gatos no dudes que cada vez que pasen por allí tu perro volverá a pasar un largo rato oliendo. Un rato divertido.
Los principales problemas, a nivel de salud emocional, con los trabajos de olfato surgen por dos motivos, que se potencian el uno al otro:
- Elegir mal el refuerzo que le ofrecemos cuando localiza, lo que puede generar adicciones.
- Entrenar de manera que todo el interés del perro se concentre en encontrar, lo que desvaloriza la búsqueda.
Muchas veces lo que el perro busca es directamente lo que hace valiosa la búsqueda, como al buscar comida o los rastros de otros animales, en estos casos se da una natural proporcionalidad entre intensidad e interés en la búsqueda y satisfacción al encontrar lo buscado. Sin embargo, en otras ocasiones queremos que encuentre algo que no tiene interés directo para él, como drogas, café u otras sustancias que ni le van ni le vienen. Para lograrlo asociamos la sustancia con algo que sí le guste al perro, pero si lo que obtiene es excesivamente excitante y valioso con respecto a la búsqueda podremos generar adicciones, que es el tipo de maltrato, soterrado y discreto, que más frecuente se ha vuelto en el entrenamiento canino y del que no solemos darnos ni cuenta. Sobre ello realicé hace tiempo este artículo.
Además, es usual traernos nuestro enfoque en adiestramiento de obediencia al trabajo de olfato. Si nos fijamos, veremos que en la mayoría de los entrenamientos de obediencia (no en el C-E) lo que se hace es atrasar progresivamente la entrega de un refuerzo individual de interés para el perro, esto hace que se muestre activo e interesado, pero tiene un coste: el perro trabaja con concentración tensa, centrado solo en lo que obtendrá, lo que es vistoso y eficaz, pero emocionalmente insalubre, en lugar de mostrar concentración relajada, centrado en lo que está haciendo, que es el tipo de concentración que trae mejoras en la gestión emocional. Esto lo expuse en detalle cuando escribí sobre la concentración relajada. Este enfoque es completamente errado en el olfato, y, sea como sea nuestra manera de entrenar, innecesario: lo adoptamos por inercia, por la pereza, que nos tienta a hacer lo mismo que nos funciona en otra área del entrenamiento, pero si entrenas olfato con la misma cabeza que te pones para entrenar obediencia estás entrenando olfato mal.
En el trabajo de olfato es fundamental mantener un balance entre (A) el tiempo y (B) dificultad de búsqueda, (C) el valor de lo que se obtiene al encontrar y (D) el estado emocional que genera el refuerzo elegido.
Nada más nocivo para el perro y para su formación en olfato que combinar estas dos cosas: (1) asociar al principio del entrenamiento un refuerzo demasiado valioso y excitante, típicamente un mordedor o pelota, a encontrar y (2) hacer que las primeras búsquedas sean muy cortas y sencillas en pro de una pretendida “intensidad” y facilidad.
La combinación de búsquedas muy cortas y sencillas con la obtención de refuerzos muy valiosos y excitantes lleva al perro a desvalorizar la búsqueda y obsesionarse con encontrar. Esta obsesión “parece” intensidad, pero es debido a la concentración tensa: el perro quiere llegar al punto final y hasta que lo consigue en lugar de disfrutar del proceso está mostrando ansiedad por no alcanzar su refuerzo. Quien se da un atracón de estudio porque necesita aprobar un examen, mostrará una actividad muy intensa, con ello podría parecer que tiene más interés y que logrará más resultados que quien disfruta de estudiar un tema que le gusta, y que, debido a la concentración relajada, se muestra más tranquilo cuando lo hace, sin conductas exuberantes. Pero lo cierto es que el que aprende mejor en el largo plazo y, sobre todo, el que disfruta del proceso es el segundo. Sin embargo caemos con frecuencia en la cortedad de miras que supone ver a un perro obsesivo y ansioso mientras busca y considerar deseable, incluso necesario, ese estado emocional insalubre.
La obsesión nos puede traer excelentes resultados, sobre todo a corto plazo, pero no es necesaria para lograrlos y además destruye la salud emocional del perro. El mundo del entrenamiento habrá dado un paso de gigante cuando decir que un perro “es un yonki de la pelota” sea un diagnóstico y no una alabanza.
Para hacerlo bien, en el sentido de saludablemente, es importante empezar con búsquedas que no sean demasiado cortas y con refuerzos que no exciten tanto al perro, típicamente la comida. Debemos mimar al máximo el disfrute durante la búsqueda, pues es el mecanismo que hace del trabajo de olfato algo bueno para el perro. Si lo destruimos podemos olvidarnos de la mejora de la gestión emocional. Esto no quiere decir que no usemos mordedores o pelotas, pero no al inicio, es mejor introducirlos más adelante, cuando las búsquedas son más largas y complejas y, pese a ser divertidas y satisfactorias, generan algo de eustrés en los perros, que podrán descargarlo a través del juego coordinado con su guía usando el mordedor.
Un recurso extraordinariamente útil para evolucionar las capacidades olfativas de nuestros perros de manera sana, sobre todo cuando nuestro objetivo es algún tipo de búsqueda deportiva o funcional, es entrenar los recursos de olfato con ejercicios y búsquedas alejados de los que deseamos finalmente. En el Club de Olfato EDUCAN, en nuestros cursos de trabajo de nariz y en los seminarios que impartimos sobre este tema, como el que daré yo la semana que viene en Kireba, es frecuente que algunos entrenadores se sorprendan de ver cómo sencillos juegos de nariz pueden ser las herramientas perfectas para conseguir mejoras impresionantes en casi todo lo que es valioso para las competiciones o búsquedas funcionales: marcaje de objetos, tiempo de búsqueda, discriminación de olores, superación de dificultades… Y sin necesidad de obsesionar al perro, ni rayarle para que se ponga como loco.
No caigamos ni en el error de mi amigo al preparar la ensalada y no supongamos que todo trabajo de olfato será necesariamente saludables, ni en el simplismo resultadista de suponer que un trabajo eficaz y que no implica pegar al perro será siempre seguro y bueno para el perro.
Porque en el trabajo de olfato es sencillo hacerlo bien, pero es igual de fácil hacerlo mal 😉
En esa obra maestra que es Futurama, el lema de la Universidad de Marte es El conocimiento produce miedo. Y, como suele decirse, es gracioso porque es verdad.
Pocos gremios muestran más temor ante las novedades, ante los cambios en el conocimiento, que el de los educadores caninos. Parece que cuando encuentran algo que funciona muchos entrenadores se aferran a ello y se niegan a pensar que existan o se descubran otras cosas que funcionen, ni mucho menos que funcionen mejor.
Pero la ciencia y la tecnología no van de ese palo: el conocimiento avanza, se redefine, lo que ayer parecía una verdad global hoy podríamos saber que es parte de algo más grande, los carromatos fueron un grandísimo avance, pero no eran absolutos ¡claro que funcionan! Pero hoy solo se usan en determinadas circunstancias en las que son la mejor o la única opción, para todas las demás tenemos coches, aviones, trenes…
Es imprescindible que los entrenadores y educadores tengamos claro que estamos en el neolítico de la tecnología del comportamiento canino. Lo que hemos logrado es monumental frente a lo que había hace unas décadas, pero es minúsculo frente a lo que se puede conseguir, a lo que se va a conseguir.
La tecnología del comportamiento canino está en su infancia, no en su madurez.
Cuando un entrenador dice que está todo inventado solo muestra su miedo ante la idea de que existan cosas más allá de las que conoce, comprende y maneja. Cuando un entrenador dice que está todo inventado lo que dice, en realidad, es que no está cualificado para enseñar.
Porque casi todo está por inventar, porque lo que sabemos no es la meta, sino la puerta que hemos abierto hacia lo que viene. Lo que ahora hacemos (y funciona) no debe ser un ancla para mantenernos quietos, sino un trampolín para saltar hacia lo que haremos mañana.
La ciencia nos está mostrando que los perros no son, no aprenden, como creíamos: tenemos que tomar estos nuevos conocimientos y usarlos para desarrollar nueva tecnología de entrenamiento y educación.
En mi nuevo libro plantearé varios protocolos innovadores, sistematizados y reproducibles para trabajar con los perros que se basan en estos conocimientos, protocolos de gestión emocional, relacionales…
Solo de entrenamiento aportaré tres protocolos diferentes:
- Uno para el adiestramiento para el manejo cotidiano y la convivencia, en el que el perro obtiene beneficios directos y se mejora su acceso a la felicidad por lograr integrarse en la vida cotidiana con los personas con quienes convive, basado en las capacidades cognitivas del perro, permitiendo que trabajar con quien se quiere sea suficiente refuerzo para mantener la eficacia del entrenamiento, y que es, con algunas actualizaciones, el que desde hace algo más de un año enseñamos en los cursos de adiestrador profesional de EDUCAN (junto al protocolo de gestión emocional). Pero la cosa no queda ahí.
- El segundo protocolo de trabajo, que nos ha costado muchos años de desarrollo, está referido al adiestramiento deportivo y de utilidad, donde el beneficio directo es para las personas, hemos diseñado un modelo de entrenamiento en el que damos el control del trabajo al perro. Basta de que el entrenamiento ético sea una graciosa concesión del entrenador, que puede retirarla cuando desee, con nuestra propuesta el perro puede decidir interrumpir el trabajo unilateralmente, sin que sea posible que el entrenador le obligue de ningún modo a continuar. Si les pedimos que hagan algo que nos beneficia a nosotros tenemos la obligación ética de asegurarnos que disfruta de lo que hace de manera saludable, sin maltrato, sí, pero también sin adicciones: a la pelota, al clicker o a ninguna otra forma de refuerzo. Hacer que el perro tenga no solo voz, sino voto de calidad sobre lo que hace, sobre lo que le pedimos que haga, es muy difícil para los entrenadores, acostumbrados, deseosos y habituados al control, pero es la única manera realmente justa de entrenar a un perro para algo que nos aporta beneficios a nosotros. La única manera de garantizar que disfruta de lo que hace y elige hacerlo es… que pueda elegir no hacerlo 😉 .
- Por último (referido al entrenamiento) el libro incluye los protocolos de entrenamiento que hemos diseñado para el entrenamiento de perros de asistencia, y cuyas líneas generales hemos presentado por primera vez en Buenos Aires este Enero de 2016, que tiene como pilares técnicos básicos (A) la capacidad del perro de empatizar con las personas y su deseo de ayudarlas, así como (B) la comprensión sobre sus acciones de ayuda y sobre (C) cómo puede modificar el entorno con su comportamiento. Esta óptica destierra por completo los peligrosos anacronismos de entrenamiento que, en mi opinión, son gran parte del motivo que lleva a que muchos perros de asistencia muestren niveles de estrés insalubres, así como pérdidas en su calidad de vida y posibilidad de acceder a la felicidad. Los asistentes a estos seminarios pudieron comprobar cómo los perros realizaban conductas con la única intención de ayudar a su guía, cómo abrían cajones por primera vez de manera completa y controlada cuando entendían y tenían por objetivo alcanzar lo que estaba dentro, cómo eran capaces de entender el concepto de avisar, haciéndolo con conductas diferentes e innovadoras según lo requiriese la situación y cómo adaptaban su manera de moverse y comportarse con su guía según actuase este, ofreciendo diferentes conductas adaptadas a sus circunstancias sin necesidad de ningún entrenamiento previo de dichas conductas. Crear compañeros que ayudan y no “herramientas” de ayuda. Eso en dos fines de semana.
Pero estas propuestas que haremos en mi próximo libro no son ni mucho menos un final, son nuestro aporte en este momento, hacen faltan más para que la tecnología del comportamiento canino avance y se desentumezca. Ese era el objetivo de Tu perro piensa y te quiere, ofrecer a los entrenadores los conocimientos actuales que les/nos permitirán desarrollar nuevas técnicas de trabajo. Incluso tuvimos un seminario para enseñar lo fácil que es hacerlo y hacerlo bien (que en breve imparto en solitario en Zaragoza, para Factor Amigo). Esa es la tarea colectiva: Inventemos, innovemos.
Y no hay que preocuparse de que se pongan nerviosos quienes se instalan en lo conocido y no quieren avanzar, porque es inevitable estar o bien entre quienes tienen miedo, o bien entre quienes lo provocan 😉 😉
Existe una manera muy sencilla y accesible de (1) potenciar los resultados del adiestramiento, (2) los beneficios que reporta en la convivencia y de (3) hacer del trabajo una parte deseada y apetecible de la convivencia entre el perro y nosotros, algo particularmente interesante para aquellos que emplean/empleamos la relación social y el afecto de manera sistemática en el entrenamiento: solicitarle a nuestro perro en casa, dentro de casa, las conductas que ya conoce.
El perro en casa, con nosotros, se encuentra en un estado emocional positivo estable y tranquilo, pero, como habrás visto, están encantados de que suceda cualquier cosa novedosa ¿notas que aunque esté tumbado tu perro frecuentemente lo está en la misma habitación que tú? ¿en muchas ocasiones te sigue del despacho al salón cuando vas para allá pero tampoco es inusual que se quede en el sofá largo rato? Ese es el estado emocional perfecto para este trabajo. Solo tienes que seguir una mínimas instrucciones para que salga bien.
Cuando le pidas cosas el perro se activará, pero no queremos convertirlo en una sesión de enseñanza de conductas, con la excitación que es frecuente en dicha situación, para ello tendremos las siguientes precauciones:
No usar ningún otro premio que nuestro cariño, evita juguetes, comida, clickers (recuerda todos los riesgos que implican, sus efectos son opuestos a los que buscamos aquí). No queremos convertir la casa en un sitio en el que nuestro perro se sobreactive, ni crear un contexto de “ahora a trabajar” o asociaciones emocionales excitantes, solo incorporar lo que sabe hacer a la relación cotidiana. Hazlo igual que cuando le pides que se levante cuando está tumbado y tienes que barrer o le llamas para que no entre a pisar una habitación recién fregada ¿A que ahí no usas ningún otro premio que una amigable caricia y una sonrisa (que los perros saben interpretar)? Pues así.
Del primer punto sale la segunda premisa: naturalidad, no le pidas nada de manera excitante, ni te muevas o coloques de manera extraña o rígida, tampoco esperes una ejecución rapidísima. Se trata de normalizar el trabajo y convertirlo en algo cotidiano, una manera de interacción fluida y sin picos emocionales. Ya sabemos que eso no afecta negativamente a la velocidad de ejecución que después le puedas pedir en la pista si eres competidor, al menos si su velocidad viene de la comprensión de lo que hace, y no de automatismos emocionales logrados por insalubres asociaciones respondientes, si eres de los que cree que hacer algo lento en otro contexto afectará a la ejecución del ejercicio en competición tienes que actualizarte con lo que sabemos hoy sobre cómo se puede conseguir velocidad de respuesta. Queremos pedirle al perro las conductas de manera relajada y que él, sincronizado con nuestra calma, nos las ofrezca con igual tranquilidad.
Esto funciona porque los perros en casa están cómodos, relajados y bien dispuestos a hacer algo que introduzca una novedad suave en su mañana, como pedirle que acuda, que realice alguna posición, que permanezca quieto… Piénsalo respecto a dos ejercicios muy importantes:
- La llamada, estará encantado de ir contigo ¿has visto algún perro al que le cueste ir con las personas a las que quiere cuando está en casa sin nada que hacer? Recibir un premio social será más que suficiente. En la calle las distracciones y diversiones lo hacen más exigente, también a los niños cuando están jugando les resulta difícil ir con sus padres y prefieren seguir con lo que están, y eso no implica que no les quieran. Pero ¿en casa? Ya verás que siempre acude y se encuentra más que feliz de que eso provoque una sesión de caricias e intercambio afectivo. Y esa asociación emocional se queda con la llamada… y contigo 😉
- La permanencia, los perros fallan la mayoría de las veces por la tensión emocional de estar separados de su dueño o por los picos emocionales que supone alguna dificultad imprevista, como un perro que se les acerca. En casa esto no pasa, está en un entorno seguro y previsible. Incluso puedes pedirle que permanezca tumbado en el salón contigo a la vista mientras ves la televisión o lees para alargar el tiempo de permanencia y mejorar su estado emocional. Al prolongarlo te darás cuenta de que llega a dormirse y cuando le indicas que puede levantarse le tienes que “recordar” que estaba tumbado por tu indicación. Perfecto para tener un quieto estable, prolongado y emocionalmente positivo y seguro. 🙂
Pero cualquier otra cosa que le pidas de esta manera se beneficiará de esta mentalidad de slow training, que tan saludable y eficaz resulta. No se hace más porque creo que a los entrenadores lo que sale fácil y es poco vistoso nos aburre, a veces entramos en una óptica del más difícil todavía que al final termina generando en el perro una tensión emocional y una sobreactivación que puede dar resultados en pista, pero que resultan insalubres y poco consistentes para el manejo cotidiano.
Quienes más limitaciones tendrán y necesitarán ser más cuidadosos para que les funcione bien esta manera de trabajar son aquellos que enseñan las conductas en casa, particularmente si lo hacen con elementos que sobreestimulan, como pueda ser un juguete o un clicker. Estos perros fácilmente activarán automatismos emocionales de excitación al recibir la mínima indicación de trabajo de sus entrenadores, lo que es el efecto contrario al deseado.
Aunque no soy demasiado partidario de iniciar la enseñanza dentro de casa de ejercicios muy activos, ni, en general, de nada que no pueda lograrse de manera relativamente tranquila, entiendo que determinadas disciplinas, típicamente el Trickdogging, se prestan a esta manera de trabajar por las posibilidades y comodidad que ofrecen. Quienes entrenen de este modo pueden aprovechar los beneficios de esta propuesta creando un ritual de inicio de sesión para la enseñanza de conductas nuevas que diferencie para el perro lo más claramente posible estas sesiones, donde tendrá que estar activo y recibirá estímulos excitantes, de lo que le podamos pedir tranquilamente en la vida cotidiana.
Es frecuente que los entrenadores o quienes formamos a entrenadores cometamos un error discretamente triste y terrible, que es reducir la ilusión que les producen los perros a quienes contratan nuestros servicios profesionales.
Acudir a un entrenador para quien convive con un perro, tomar la decisión de aprender a entrenar perros para quien los ama, son experiencias que en la mayoría de los casos se inician con unas expectativas casi mágicas. Son actos cuyos primeros pasos están repletos de emocionalidad. Y eso es bueno.
Quienes llegan a nosotros nos entregan esa ilusión, que es muy frágil e inicialmente suele estar contaminada de lugares comunes y creencias equivocadas ¡si apartamos esas capas sin cuidado la romperemos! No es más profesional quien muestra asepsia e indiferencia al analizar lo que le sucede a un perro y al intervenir en su comportamiento, ni mucho menos quien parece disfrutar usando el conocimiento como una escoba para barrer esos pajaritos de la cabeza de sus clientes. Qué mezquino y qué lúgubre eran ese compañero y ese momento que nos hablaban sobre los reyes magos para mostrarnos a la vez su conocimiento y nuestra inmadurez.
A veces parece que tener conocimientos consistentes implica disfrutar viendo cómo se puede deshacer con palabras la magia que sentían quienes nos contratan. Disfrutar desarmando los argumentos que sostienen esa emoción especial que evocan los perros.
Y son esas actitudes las que mantienen vivos profesionalmente a los gurús que venden pseudociencia, energías inespecíficas y buenrollismo de saldo, porque no tienen nada de realidad pero atienden a la importancia emocional de la relación con los perros para la persona que les consulta, no la mejoran, porque ese no es su negocio, pero no la rompen, saben alimentarla pervirtiéndola y devorando el sentido crítico de quien confía en ellos para así engancharle a sus fórmulas falsas, pero fáciles, suaves y deseables.
La tecnología del comportamiento más meticulosa nada tiene que ver con la seriedad o la frialdad, con soltar un “eso es ansiedad por separación y esto es lo que tiene que hacer”, mientras alargamos una hoja impresa de pautas.
La ciencia es una herramienta para comprender e interactuar con la maravilla que es nuestra relación con los perros y así debemos trasmitir los conocimientos que de ella derivan, usándolos de manera amable para limpiar de errores y hacer más brillante la ilusión de quienes llegan a nosotros, nunca para romperla.
Es nuestra responsabilidad profesional aprender a ser cuidadosos y delicados, a que nuestros consejos, nuestras enseñanzas, nunca degraden algo tan excepcional como resulta el querer y ser querido por ¡¡un individuo de otra especie!!
Hay tres motivos para esto:
Primero estaremos dejando sin su única arma a los embaucadores, a esos vampiros que con discursos de sirena atraen a los confiados amantes de los perros hasta que naufragan en su superchería miserable
Segundo, nuestros clientes se fidelizarán y contratarán más servicios para descubrir y avanzar más en su relación con los perros. Esto es un valor cuantificable, hacer bien las cosas es rentable.
Pero, sobre todo, con la de pocas cosas que últimamente tenemos para ilusionarnos me parece un delito de lesa humanidad robarle ninguna de ellas a nadie. No tenemos derecho, en realidad nadie lo tiene.
Este artículo esta extraído y modificado de Aprende a diseñar nuevas técnicas de adiestramiento y educación canina, seminario cuya primera edición impartí con Josep Call en el Instituto Tecnológico EDUCAN, y que gustó tanto a todos los asistentes que fue el primero de cuantos hemos realizado que repetimos hasta cuatro veces. Allí exponíamos una técnica que desarrollamos para facilitar el inicio del ejercicio de salto vertical para determinados perros.
Hay perros sensibles que son remisos a iniciar nuevas acciones físicas de manera vigorosa. Esto es un problema para enseñarles a saltar, pues es frecuente que no empleen la energía de salto suficiente y que sientan prevención ante el obstáculo a superar, prevención que puede llegar al rechazo cuando sufren alguna mala experiencia. En muchos casos rehusan saltar, haciendo muy delicado o lento su entrenamiento. Cuando los saltos son muy exigentes puede suponer un auténtico freno y convertirse en algo poco disfrutado por el perro.
Encontré un artículo científico sobre la coordinación motora donde se exponía una revisión de conocimientos que concluía que el énfasis tradicional sobre el aspecto motor de una conducta que implicase vigor y/o coordinación parecía equivocado, puesto que se aprendían más rápidamente, con mayor seguridad y con más consistencia aquellos comportamientos físicos que eran usados para alcanzar un objetivo prospectivo deseado más amplio que el de lograr el movimiento. O sea, que cuando el movimiento se elegía voluntariamente como parte de una estrategia para alcanzar una finalidad posterior se aprendía mejor y con mayor seguridad que cuando lo que se intentaba aprender era el movimiento en sí mismo.
Inferí que si los perros sensibles se encontraban jugando con el entrenador y este lanzaba el juguete a un lugar al que solo se pudiera acceder saltando los perros podrían aprender a saltar con más seguridad y rapidez si elegían hacerlo de manera prospectiva, con el objetivo mental de recoger su juguete para continuar jugando con su guía, sin que este le pidiera el salto o hiciéramos ninguna otra cosa que pudiera enfocar su atención principalmente en el salto. Y diseñamos una técnica basada en esta inferencia.
Eso sí, son prerrequisitos para usar esta técnica (además, obviamente, de la salud y capacidad física del perro):
- Que el perro disfrute de jugar.
- Que cuando se excita con el juego sepa autocontrolarse y no sea obsesivo.
- Que tenga una relación afectiva suficiente y saludable con su entrenador.
- Que entienda el juguete como algo para interactuar con su entrenador, no buscando «quedárselo», sino siendo su deseo al alcanzarlo ir con él a su guía para seguir el juego entre ambos.
En EDUCAN construimos y evaluamos la relación afectiva, el juego cooperativo y el autocontrol durante el juego a través de varios protocolos previos, como el Espacio de Juego, hasta no hacerlo no enseñamos esta técnica.
Aquí tenemos a Gastón, el perro de Eva, en casa, aprendiendo a saltar sin darse ni cuenta, por supuesto no hay señal de salto:
Este es un trabajo muy conceptual en el que debemos ir más allá de las apariencias, porque…
…Si el perro es un obseso del juguete, lo desea como un objetivo final y no como un elemento de interacción con su guía, y además no tiene entrenado el autocontrol, cuando vaya a buscar la pelota saltará como un loco y tropezará. Los adictos a la pelota no tendrán buenos resultados con esta técnica, pues tenderán a arrollar el salto.
…Si el perro lo trae como acción de obediencia esta técnica es ineficaz, tampoco si el perro sólo se lo lleva al entrenador para que este se lo arroje, y no para interactuar con él.
…Tampoco el channeling (usar el entorno para promover la conducta) debe ser lo relevante, sino que es un recurso de ayuda, que sirve al concepto, pero NO es la técnica. Con channeling puedes hacer que el perro no tenga otra ruta excepto saltar, pero si se fija en el salto, si enfoca su atención en él, tendremos las sensibilidades a flor de piel, muchos perros sensibles son enseñados con channeling y esto no les ahorra ningún problema, sólo evita rehuses, pero, como hace que el perro se vea sin otra opción, les lleva a generar más estrés ante la idea de encontrarse en un corredor, donde estará obligado a saltar. Dándonos la misma progresión lenta a la que aludía al principio y generando la misma prevención si el salto le molesta en algún momento, un trabajo pobre y que suele tener el efecto contrario al deseado a nivel emocional: máximo enfoque en el salto, máxima preocupación por no poder hacer otra cosa, miedo a flor de piel. Por eso, por ejemplo, en nuestro trabajo nunca verás túneles de salto que no dejan al perro otra opción que saltar. El perro siempre puede irse de la situación y pasar del tema, saltar es su elección. Si decide hacer otra cosa la progresión del trabajo no se afecta en absoluto, si se preocupa sí.
El trabajo no está en la conducta, sino en la percepción adecuada de cada elemento para que se construyan los objetivos mentales deseados: queremos que salte de manera voluntaria, relajada, eficaz y natural. Para ello el enfoque principal no puede estar en el salto, lo que haría que el perro estuviera precavido y que cualquier roce le sobresaltara, ni en el juguete, pues el salto no sería percibido suficientemente y el riesgo de no saltar eficazmente y tropezar sería excesivo. El enfoque debe estar en continuar el juego con su guía, lo que permite al perro no centrarse en el obstáculo, pero percibirlo eficazmente para afrontarlo con éxito.
Si el perro eligiese no saltar ¡mala suerte! Sencillamente no seguiremos jugando con él, como cuando al tirar un juguete se cuela en un sitio inaccesible. No pasa nada.
Todo lo que implique protagonismo del salto, atención del perro sobre él u obligación de hacer cualquiera de las conductas es incompatible con esta técnica. Por eso no hay señal de salto inicialmente, yo no le pido que salte, yo le tiro el juguete como parte del juego y, si él quiere, saltará para recogerlo y continuar jugando conmigo.
Por supuesto, después de obtener el salto y la seguridad emocional se irá progresando: se introducirá una señal, se le pedirán acciones ya conocidas para acceder al salto… Aquí tenéis algunos pasos para ir progresando con Indi:
Con esta manera de entrenar conseguimos con facilidad que los malinois nos ofrezcan rápidamente y con seguridad saltos de hasta un metro diez centímetros. Esto es más que suficiente para el IPO, al entrenar reglamentos más exigentes, como el Ring Francés, que exige alturas superiores, tenemos que añadir más adelante otras estructuras y técnicas, como los targets dinámicos y estáticos, que nos permitan subir más alto, pero este sigue siendo nuestro trabajo de iniciación favorito.
Quienes trabajamos en lo que nos gusta con frecuencia, y por diferentes motivos, olvidamos lo afortunados que somos y debemos hacer el esfuerzo de recordarlo, de recordárnoslo.
Sin embargo, en otros casos todo encaja de tal manera que la consciencia de esta condición privilegiada llega involuntaria y torrencialmente.
Así ha sucedido durante mi visita a Lima para impartir los seminarios EDUCAN de Introducción al Adiestramiento Cognitivo-Emocional y de Gestión Emocional para la mejora de problemas del comportamiento, invitados por All Q Perú.
Y eso que llegábamos preocupados, porque Ángel y Gisella, cuerpo y alma de All Q Perú se veían obligados a permanecer en España durante los seminarios por el trabajo de Ángel, que es bombero y con los incendios de este verano ígneo sólo pudo conseguir permiso para estar con nosotros el día de la inauguración, teniendo que volver en menos de veinticuatro horas a España. Pero Martha, la hermana de Gisella, llevo adelante la organización fantásticamente, multiplicándose, sonriendo, estando siempre atenta y siempre ahí. Un lujo conocerte y trabajar contigo Martha 🙂 🙂
Y gracias, Ángel y Gisella, por vuestra confianza y vuestro trabajo. Gracias especiales Ángel por el esfuerzo del viaje relámpago para abrir los seminarios, darse esa paliza para estar un solo día es algo que no debe olvidarse.
En esta ocasión se han combinado un país absolutamente acogedor, una gastronomía impresionante y alumnos implicados, divertidos y muy entusiastas, llevando a que todo encajara de manera que disfrutar de Perú fuera un continuo, sin altibajos emocionales entre el tiempo de trabajo y el de ocio. Es mejor que algo perfecto: es algo lleno de maravilla, ¿irrepetible? Hummm, espero que no 😉
Los casi cuarenta asistentes tenían perfiles muy diferentes: agilitistas, profesionales de la educación (canina y humana), psicólogos, unidades cinófilas de diferentes cuerpos del estado… y venían de muchos sitios: Colombia, Chile y Brasil, además de diferentes puntos del Perú. Desde gente muy joven, hasta el fundador de la sección canina del Serenazgo en 1961 (eso sí es pedigree). Gente con buen conocimiento del trabajo C-E y otros que tenían su primer contacto.
En ocasiones, esta diversidad puede llevar a que las preguntas e intereses de cada alumno sean demasiado particularizados y no ayuden al avance del grupo. Pero no ha sido así, todo el mundo ha mantenido la visión global y los ejemplos y consultas más especializados han resultado ilustrativos de los conceptos generales en todo momento. Esto es mérito de los asistentes, no me cansaré de hablar bien del grupo de alumnos, que han sabido enfocarse en lo importante en lugar de buscar “trucos” o técnicas para mejorar algún aspecto del entrenamiento de un perro en concreto. Por supuesto hubo consultas de este tipo, es bueno que las haya, pero en los momentos en los que no se estaba haciendo la clase.
Esta era la segunda ocasión, tras nuestra visita a Buenos Aires en Enero de este año, en la que entregábamos los CIEs (Carnets Internacionales EDUCAN), con los que acreditamos la formación en Adiestramiento Cognitivo-Emocional de nuestros alumnos, evitando picarescas que ya han empezado a surgir con el éxito a nivel mundial del enfoque Cognitivo-Emocional y la consecuente demanda de profesionales que lo apliquen. La entrega de los diplomas y carnets se convirtió en una fiesta, que después prolongamos en una cena espectacular en la que pude disfrutar de la compañía de los asistentes de manera relajada y donde nos divertimos mucho (supongo que los “chilcanos” debieron ayudar ;-).
Aprovecho para recordar que la próxima ocasión para certificarse o ampliar la certificación como entrenadores Cognitivo-Emocionales con EDUCAN Internacional será en Enero de 2016 en Buenos Aires, donde esperamos repetir la magia del año anterior. Por cierto, que están casi agotadas las plazas para nuestro curso avanzado, que exige haber hecho antes el Curso de Adiestrador Profesional y Técnico en Modificación del Comportamiento COGNITIVO EMOCIONAL, o sea que quienes se están apuntando antes son quienes ya han hecho formación previa con nosotros. Por algo será 😉
Aunque he disfrutado conociendo a todos los asistentes a esta perfecta visita a Lima, quiero agradecer particularmente:
A Meche y Sergio (argentino “adoptado” por el Perú, que me ha guiado en la senda de los postres peruanos extracalóricos) por todas las facilidades y ayudas para la organización, promoción y realización de este curso, además de por las fotografías y por las risas. Buena onda 🙂
A mi amigo Richard Jiménez, de Huancayo, el primer peruano que, hace muchos años ya, se cualificó con nosotros como entrenador Cognitivo-Emocional y ha sido pionero del sistema en su país. Gracias por la confianza, gracias por la persistencia.
A Gabriel y Mariela de Bogotá, Colombia, cuya empresa El Parche Canino (“parche” es un coloquialismo de “grupo de amigos”, la traducción en España sería “La panda canina”) está reinventando el cuidado y la atención a los perros. Un trabajo impresionante y en la línea de los mejores del mundo en el sector ¡Felicidades!
Desde Chile, desde mi querido y añorado Santiago de Chile, al que espero y deseo volver pronto, a los divertidísimos Paola y Bruno. Este un país muy especial para mí, fue el primero de Hispanoamérica en interesarse por nuestra propuesta de trabajo y tengo amigos muy queridos allá, a los que ahora se suman Paola y Bruno.
También cruzaron fronteras Fátima y Cris de Sao Paulo, que me encantaron por combinar un acercamiento muy técnico y actual al entrenamiento con una naturalidad y fluidez en la comunicación y en el trato que hicieron muy fácil comunicar los conceptos, analizarlos y debatir sobre ellos, con muchas consistencia, pero con muchas risas también. Creo que son, que sois, una muestra perfecta del perfil de los entrenadores de éxito del futuro. Hacen falta más como vosotras.
Desde Brasil también, desde Rio de Janeiro en su caso, a mi amigo Pedro Mack, formado en trabajo Cognitivo-Emocional en España y al que por error le dimos el carnet de EDUCAN Trainer, cuando le correspondía el de EDUCAN Coach ¡el nivel más alto de Formación que hay actualmente en Hispanoamérica! Y que hasta ahora solo tenía una persona: Eliana González, de Pet´s Pro, en Medellín, Colombia. Pedro Mack está realizando una impresionante labor de promoción del Adiestramiento Cognitivo-Emocional en su país, algo que le agradezco desde aquí.
Debería mencionar a todos: a Jorge, que me ayudó con el Pisco (y a aumentar mi estatura), a Luis, que consiguió traer vivo a su “puma” particular, mereciendo su “atado”, a Hernán, que lleva tiempo siguiendo nuestros seminarios on-line, a Jimmy, a Ruth… Pero es imposible en el espacio de un solo post. Perdonad que os agrupe para daros las gracias por las risas y las facilidades de trabajo, por el clima de confianza… por esta experiencia compartida.
Deseo volver al Perú, reencontrarles a tod@s, y no repetir, sino mejorar esta primera experiencia maravillosa.
En su imprescindible libro Genios, Brian Hare, director de Dognition y creador del Duke Canine Cognition Center (primer centro de investigación de la cognición canina que se ubica en y como parte de una universidad) habla de su sorpresa cuando le invitaron a dar una charla sobre la cognición canina en un conocido fórum estadounidense de adiestramiento canino y descubrió que muchos de los ponentes promovían el uso del entrenamiento con clicker.
Brian escribió cosas como: “Se proyectaron diapositivas de hacía décadas en las que se veía a ratas y palomas en cajas de Skinner”, “a continuación vino una oda a B. F. Skinner por haber descubierto los principios universales del aprendizaje” “Los clickers habían vuelto a la palestra”.
Todo esto le causó una sensación que describe perfectamente: “Fue como si una nave espacial hubiera aterrizado y un montón de alienígenas hubieran bajado de ella para anunciar que nos iban a llevar a los años cincuenta”.
Brian señala en su texto que no hay ninguna evidencia científica de que el clicker acelere o mejore el entrenamiento canino, habiendo un único estudio comparativo entre adiestramiento con clicker y enseñanza de la misma destreza sin clicker, trabajo en el que la velocidad de aprendizaje fue igual entre los perros que aprendían sólo con un reforzador primario y aquellos a los que “marcaban” la conducta con el clicker antes de entregar dicho reforzador. En esta única investigación el clicker no mostraba ningún beneficio.
Es bien sabido que estas ideas han llevado a Brian a tener duras polémicas con entrenador@s con clicker tan reputados como Jean Donaldson (cuyo libro El choque de culturas nos parece bastante nocivo para la comprensión de los perros y de la manera de relacionarnos con ellos a la mayoría de autores relacionados con la cognición canina, pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión).
En la misma línea, hace poco Claudia Fugazza publicó un estudio comparativo enseñando algunas destrezas a perros con Clicker Training (entendido este como moldeado libre) y a través de Do as I Do, una técnica de aprendizaje cognitivo basada en la imitación. El resultado es que el aprendizaje con la técnica cognitiva resulta más eficaz.
Y ahora nosotros publicamos una entrevista con Juliane Kaminski, autora de «The Social Dog: Behaviour and Cognition» en la que dice que usar el clicker no tiene sentido en la educación de un perro, que los perros entrenados con clicker parecen mostrar menos capacidades de resolución de problemas y que, de hecho, han tenido que rechazar en la investigación cognitiva perros entrenados con clicker porque parece que este entrenamiento les impide hacer inferencias complejas para resolver una situación, o sea: que parece empeorar las capacidades cognitivas de los perros, incluso que podría destruirlas de manera permanente (todo esto a partir del minuto 28 aproximadamente). Afirma que el entrenamiento con clicker «reduce al perro a algo parecido a una máquina». Tan relevante resulta esta situación que actualmente se está llevando a cabo una investigación sobre cómo afecta negativamente el Clicker Training a las capacidades cognitivas, sociales, emocionales y comunicativas de los perros, como también menciona Juliane en el video.
En EDUCAN ahora mismo estamos colaborando en un proyecto de investigación internacional sobre mejoras técnicas y éticas para el entrenamiento (que espero poder contar en detalle en unos mesecitos) y la única condición que se nos ha puesto desde la dirección del proyecto, que parte de investigadores de la cognición animal, es que los perros que preparemos no pueden ser entrenados con clicker. De hecho las palabras fueron: “Que no hayan escuchado un clicker en su vida”.
Joder, qué fuerte.
¿Qué nos pasa a los cognitivos con el clicker? ¿Es tan “malo” como parece sugerir todo lo que he escrito?
En el mundo del perro tendemos a los bandos, y esta progresiva descalificación del Clicker Training por parte de “los cognitivos” ya ha causado enfrentamientos y frentismos en EE.UU. y otros países, en donde se ha llegado a excesos como tildar de maltratadores a los entrenadores que practican Clicker Training, con la furibunda respuesta que era esperable por parte de quienes lo usan.
El objetivo de este artículo es, si no evitar la polémica, porque muchos en nuestro sector parece que se “nutren” de la confrontación y que les encanta, al menos minimizar la tensión entre los entrenadores razonables de ambas tendencias antes de que entremos en (otra) lucha absurda, debilitante y creadora de división. O sea, lo del título: poner la tirita antes de que llegue la herida.
En primer lugar deben mencionarse los argumentos en contra del clicker que aportan los cognitivos.
Un primer argumento, que es muy repetido y resulta injusto es descalificar al clicker por ser arcaico. Sin duda es cierto que es una herramienta antiquísima a nivel de tecnología del comportamiento, entiendo que a Brian y a otros investigadores de la cognición les pueda causar la misma sensación de anacronismo que un teléfono fijo con disco de marcar a un adolescente. Y desde luego no ayudan aquellos entrenadores que lo publicitan como la herramienta del “entrenamiento moderno”, y que deberían ser más cautelosos o precisos en sus expresiones.
Pero más veterana es la correa y aún no hemos encontrado nada que la sustituya para llevar al perro de manera segura y cómoda en determinadas circunstancias. Su antigüedad no es per se un motivo para descalificar al clicker y cuando escucho a alguien usar seriamente este argumento me parece que se roza el esnobismo intelectual.
Sin embargo sí existen una serie de argumentos consistentes, basados en los conocimientos actuales sobre las capacidades emocionales, cognitivas, sociales y comunicativas de los perros, que muestran riesgos reales en determinadas maneras de usar el clicker, principalmente el moldeado libre, que es el que, con algunas variaciones, siempre se ha defendido como mejor y principal forma de enseñanza con clicker desde los sectores más “ortodoxos” de uso de esta herramienta.
Veamos cuáles son esos riesgos:
Sufrimiento emocional del perro.
Cuando los perros se encuentran en situaciones de interés en las que no saben cómo actuar y están acompañados por personas queridas, emiten señales sociales intencionales para buscar su ayuda y apoyo. El perro sufre cuando ignoramos estas señales, como recomiendan algunas escuelas que plantean entrenamientos de moldeado libre sin que el entrenador o propietario se dirija al perro, sin responder a sus señales con información social de ningún tipo, sino “quedándose como un palo” y emitiendo información solo con el clicker cuando el perro realiza alguna aproximación a la conducta deseada.
También causa sufrimiento emocional el proceso de reforzamiento diferencial que implica avanzar a través aproximaciones sucesivas, pues antes de ofrecer el siguiente avance el perro debe extinguir el anterior, y hoy sabemos que los procesos de extinción de conducta causan altos niveles de estrés y ansiedad, más que el reforzamiento negativo en muchos casos. No entraré a exponer y valorar el peligro adicional de que el perro, una vez entrenado, pueda ofrecer conductas parciales en situaciones de estrés, iguales a alguna de las aproximaciones que se han premiado, porque es un problema técnico para la calidad del entrenamiento y no un riesgo para el perro.
Atrofia de las capacidades de comunicación social y deterioro de la relación afectiva.
Que no respondamos a las señales sociales de nuestro perro y que no emitamos información social durante las sesiones de moldeado libre tiene otro efecto potencialmente más grave que el sufrimiento durante la sesión: y es que el perro, viendo que su comunicación social no es recibida y que, a su vez, el entrenador no le emite ninguna información social tienda a extinguir esta forma de comunicarse. Con lo que el perro empeorará una de sus más impresionantes y potentes capacidades cognitivas sociales: la de comunicarse con nosotros como individuos queridos. Este es un riesgo real, severo y que puede empeorar para siempre tanto nuestra relación con los perros, como su capacidad de aprendizaje, puesto que hoy sabemos que el aprendizaje social es de los más «potentes» en nuestros compañeros.
Además esto impide un entrenamiento cooperativo, en el que el perro sepa que puede informarnos sobre sus emociones y capacidades durante el afrontamiento de una situación. Sin señalética social sus únicas posibilidades son hacer o no hacer y esperar nuestra respuesta. No podemos sostener su estado emocional con señales sociales para trasmitirle calma y seguridad, el perro está solo para afrontar la situación.
Esto «semaforiza» al entrenador, que para estas propuestas de entrenamiento idealmente sería un emisor de clicks y comida para el perro, al menos en las etapas iniciales de enseñanza, las que suelen generar más estrés y más demanda de apoyo. Una tristísima relación que, como dice Kaminski en el video, puede ser necesaria para el entrenamiento de animales no humanos, que no tienen relación social con las personas, no comunicándose con nosotros en este plano, pero que empeora las capacidades sociales de los perros e imposibilita que el entrenamiento pueda basarse en el afecto y confianza entre perro y entrenador. De hecho en algunos foros de clicker se ha llegado a publicar y difundir la idea de que cuando un modelo de entrenamiento o un entrenador hablan del afecto como elemento de trabajo están saliéndose de un modelo de adiestramiento científico ¡Lo juro!
Atrofia de las capacidades cognitivas de prospección e inferencia.
Esto es a lo que se refería Kaminski en el video, hoy sabemos que los perros no solo aprenden por asociaciones, sino que son capaces de hacer inferencias de manera que su conducta busque intencionalmente un fin. Esto, que puede parecer un tanto ambiguo puede verse en los siguientes vídeos:
Perro buscando cómo alcanzar su pelota naúfraga.
Whippet planificando una siesta en su mantita.
Estos perros intentan alcanzar un objetivo concreto y reconocible (un refuerzo referencial, que ahora veremos lo que es) con su conducta, no la emiten aleatoriamente, sino de manera prospectiva para alcanzar dicho objetivo. Obviamente evalúan la eficacia de la conducta según les acerque a él.
Este es el tipo de cosas que se investigan en cognición, cómo el perro es capaz de hacer inferencias sobre lo que su conducta causará en el entorno. Cómo resolver la situación.
¿Y por qué esto se afecta con el clicker? ¿No nos han dicho una y otra vez que las sesiones de moldeado libre precisamente potencian la capacidad del perro para “pensar” (un término sorprendente por parte de quienes defienden un modelo conductista de entrenamiento)?
Bueno, pues sí y no.
Es cierto que hace que el perro genere mucha conducta, pero no es conducta prospectiva sino pruebas «a ver qué pasa, a ver qué hace sonar al clicker». El perro piensa sí, pero en un nivel muy, muy básico. No hay aprendizaje inferencial, no hay interacción para modificar el entorno de manera planificada e intencional…
Para verlo partamos de uno de los conceptos importantes para la cognición, que menciono en mi último libro: los reforzadores referenciales -imprescindibles para hacer inferencias- que son aquellos que no se limitan a aparecer de manera consecutiva a la conducta del perro, sino que además guardan una correspondencia lógica y directa con el objetivo, correspondencia que es perceptible por el perro, permitiéndole planificar y elegir un rumbo conductual que previsiblemente le ayudará a modificar el entorno de manera propositiva para obtener dicho refuerzo.
Por ejemplo, el perro del video que quiere agarrar la pelota en la piscina o el cachorro de whippet que busca salir de su encierro para tumbarse en la toalla pueden proyectar que determinadas conductas les permitirán alcanzar estos objetivos, los refuerzos referenciales: alcanzar la pelota/tumbarse en la toalla. Como estos refuerzos son de este tipo especial, refuerzos referenciales, ayudan al perro a generar conductas intencionales dirigidas de manera prospectiva y proactiva hacia alcanzarlos. Esta es la cognición de calidad.
El clicker es un reforzador no referencial. El perro no puede proyectar qué conductas lo harán sonar, desea que suene, pero no puede diseñar una estrategia conductual para conseguirlo. Por tanto se ve obligado al juego de “frío” (no suena el click), “caliente” (suena el click) probando una conducta tras otra e intentando ver cuál consigue hacer sonar el clicker, con lo que la conducta no puede ser prospectiva, no hay planes, solo pruebas al azar. Un avance a tientas hacia un objetivo oscuro para el perro, un objetivo que solo está en la mente del entrenador.
El perro más bien aprende a ignorar el ambiente que a manipularlo a su favor, pues no le ayuda a predecir ni a planificar qué hacer. Además su evaluador de éxito es solo el click. Es como danzar para un dios misterioso esperando que nos envíe una señal para indicarnos cuál de nuestros pasos de baile le ha satisfecho. Le “robamos” al perro el control de su entorno, su capacidad prospectiva y le decimos que depende de fuerzas invisibles y caprichosas para saber cuándo su conducta es adecuada o no.
Es por esto que perros que han trabajado con clicker a través de moldeado libre no funcionan en los experimentos de cognición, cuando se les plantean situaciones en las que deben deducir qué hacer analizando su entorno y generando conducta prospectiva no lo intentan, sino que prueban conductas no relacionadas con la situación, esperando a que suene el click, y cuando no lo hace se frustran y no buscan soluciones proactivas. En lugar de analizar la situación para resolverla empiezan su danza esperando hacer algo que agrade al misterioso Dios del Clicker.
Sobreexcitación al obtener el refuerzo
Me hace notar mi amigo David Ordóñez de Perruneando, que he soslayado un problema. David es una de las personas que, en mi opinión, que podría ser parcial por el cariño que le tengo, más está haciendo avanzar en nuestro país las Intervenciones Asistidas por Perros hacia el ámbito de la seriedad y la consistencia científica. Es, junto a Rafael Martos, el artífice y «padre» del Máster Universitario Oficial en Intervención Asistida por Animales por la Universidad de Jaén y la Universidad Internacional de Andalucía, único título oficial del área en España.
Sobre este tema dejo el enlace a un post del blog de David donde lo explica requetebién. David me recuerda que otro problema potencial del clicker, muy importante en su área de especialización, las Intervenciones Asistidas por Animales, es la excitación que genera en el perro. Y tiene toda la razón del mundo. Me apunto un negativo por negligencia involuntaria, edito el post y lo explico:
La forma de responder cuando obtenemos un refuerzo referencial y uno no referencial, que no podemos prever cuando aparecerá, es diferente. Al alcanzar un refuerzo referencial se consigue lo que se preveía conseguir, el whippet llega a su mantita, el perro del otro video obtiene la pelota. Como su conducta está dirigida a este fin no hay sorpresa al alcanzarlo, de hecho, según se realiza la conducta el perro va viendo si está saliendo bien o no. Esto hace que al lograr el objetivo el perro «cierre» la excitación, que ha sido necesaria para alcanzar lo que deseaba.
Sin embargo, durante los moldeados libres, el perro no sabe qué conducta hará sonar el clicker por lo que cuando lo hace no se calma sino que se excita por haber acertado, puesto que no sabía qué era lo que le haría lograr que sonase. Esto es incompatible con la calma.
Además, según postula la misma Karen Pryor, existe una reactivación de la parte emocional del cerebro al sonar el clicker, que aumentaría la alegría, lo que se traduce en excitación. Esto puede ser un problema para trabajos, como menciona David, que requieran tranquilidad de ejecución o bien para perros fácilmente sobreexcitables.
Hasta aquí vemos que sí existen problemas severos que parecen justificar la poca simpatía de los científicos y entrenadores interesados en la cognición canina hacia el Clicker Training. Pero es que las cosas no son ni blancas ni negras, como suele suceder.
Porque se pueden tomar algunas sencillas precauciones que nos eviten estos efectos nocivos del clicker, mientras que nos permiten seguir aprovechando sus ventajas.
1- En primer lugar las sesiones de moldeado libre estricto solo serán nocivas si constituyen el grueso del entrenamiento del perro, pero si la mayoría del trabajo se hace con protocolos que no incluyan el clicker y que impliquen a la comunicación social como herramienta de relación y avance no supondrá un problema usarlo para las destrezas concretas que lo requieran. Mientras sea un porcentaje pequeño e informemos al perro de cuándo trabajaremos sin comunicación social, para que sólo la abandone en dicha situación, podremos evitar los problemas antes mencionados.
2- También podemos incluir la comunicación social bidireccional dentro del trabajo con clicker, lo que hace “daño” afectivo al perro es la propuesta clásica en la que el entrenador solo activa el click y da la comida. Pero si modificamos esa práctica estricta, caduca y nociva, introduciendo señales sociales por nuestra parte y respondiendo a las del perro podemos minimizar el riesgo enormemente. En este aspecto debo decir que las propuestas innovadoras de entrenamiento con clicker que se han diseñado en España, incorporando motivaciones sociales y pautas emocionales en sus protocolos, y que están muy siendo difundidas, son un paso de gigante e infinitamente más actuales, eficaces y saludables para los perros que las espantosamente rígidas que nos suelen llegar de los países anglosajones, y que son las que han dado lugar a las acusaciones de maltrato emocional que mencionaba antes. Si la propuesta de trabajo con clicker es igual para una gallina que para un perro la cosa va mal.
3- Deberíamos plantearnos usar el clicker sólo para la enseñanza de aquellas habilidades que realmente lo necesiten, por resultar conductas que muy difícilmente el perro nos ofrezca o podamos inducir, evitándolo en los procesos educativos que regulan la relación del perro con sus personas queridas. Al final la cosa es tan sencilla como usar una herramienta como tal y no como una forma de trabajo universal, puesto que ninguna herramienta es una forma de entrenamiento en sí misma.
Con las anteriores precauciones podremos evitar suficientemente los efectos adversos del clicker a nivel global, aprovechando su utilidad como herramienta de adiestramiento, pero algunos problemas como el estrés del trabajo por aproximaciones sucesivas (no el del aprendizaje, que es conveniente e inevitable, sino el debido a los procesos de extinción de las aproximaciones anteriores, que es el chungo) o el aprendizaje de conductas en segmentos no pueden separarse del trabajo de moldeado libre o dirigido, aunque podamos minimizarlo a través de responder a las señales sociales de los perros y de trasmitirles a nuestra vez comunicación social tranquilizadora.
Otros aspectos como la falta de referencialidad del refuerzo sencillamente no pueden suplirse, porque se desvirtuarían los mecanismos que hacen eficaz al clicker, pero es que en el entrenamiento del día a día también necesitamos enseñar al perro cosas que no pueda deducir del ambiente y por ello no siempre es óptimo el uso de refuerzos referenciales.
Lo que debemos hacer es recordar que un entrenamiento moderno debe actualizarse con los nuevos conocimientos, ni la actitud ética ni el avance técnico están en las herramientas. Hay que desecharlas o cambiar su forma de uso cuando descubrimos nuevas cosas sobre cómo afectan o influyen al perro más allá del aprendizaje de destrezas. Porque lo más urgente para los entrenadores pueden ser la conductas, pero lo más importante para los perros es el bienestar, el desarrollo saludable como animales sociales y el acceso a la felicidad.
El entrenamiento con clicker es viable e incluso divertido y saludable mientras suponga una pequeña parte del entrenamiento, pero cuando es la principal manera de enseñar, de educar y de relacionarnos con los perros puede causar problemas y dar lugar a disfunciones afectivas, emocionales, sociales y cognitivas.
Winston Churchill decía que un fanático es alguien que nunca cambia de opinión, sin importar los datos. No seamos fanáticos, el clicker sin duda e históricamente ha ahorrado mucho dolor físico y emocional a los perros, pero es el momento de intentar avanzar un paso más, de hacerlo un poco mejor que ayer. Sabiendo que lo que ahora hagamos dentro de unos años será modificado o abandonado porque sabremos más y podremos mejorarlo. La ética es continua, pero la técnica es temporal, tiene fecha de caducidad.
No es justo ni razonable etiquetar como sospechosos de mala praxis a quienes utilizan el clicker, entendiendo que sigue siendo una herramienta útil para el entrenamiento (y creo que lo será durante largo tiempo, al menos para algunos tipos de entrenamiento) siempre que limitemos y afinemos su uso, asegurándonos de aprovechar los beneficios que ofrece y evitando a la vez sus peligros para los perros que entrenamos.
Pero debe entenderse también que, al no ser el clicker una herramienta cognitiva por estos riesgos y por no aportar prácticamente ninguna ventaja a la hora de «tocar» la capacidades cognitivas (objetuales y sociales) de los perros, quienes investigan estas áreas y no entrenan perros vean el clicker con cierta antipatía y sospecha.
Los nuevos conocimientos redefinen lo que es bueno o malo para los perros durante su entrenamiento, quizá debamos optar por alternativas educativas al clicker en determinadas áreas, en las que su uso deberá restringirse progresivamente, pero tampoco desechemos o demonicemos por completo una herramienta útil y eficaz, incluso necesaria, para conseguir resultados en algunas acciones complejas.
No hagamos bandos con esta situación, debatamos pero no peleemos. Más bien se pueden abrir espacios de diálogo que nos permitan aprovechar los conocimientos y experiencia de entrenadores y científicos de diferentes ópticas.
Porque del disenso sobre conceptos, sobre ideas, y no sobre personas, de la discusión donde se respeta al que piensa diferente y se le presupone la misma buena fe en sus ideas y prácticas que tenemos nosotros en las nuestras, es de donde pueden salir los avances más notables para mejorar la tecnología del comportamiento canino. Y esta es, debe ser, puede ser, una empresa colectiva donde todos podemos encontrarnos.
El año pasado visitamos Buenos Aires para impartir los cursos de EDUCAN con su nuevo formato y los nuevos protocolos relacionados con los conocimientos que se recogen en mi libro “Tu perro piensa y te quiere”. Uno de los pocos textos de entrenamiento y educación canina que se han reseñado en una revista científica.
Fue una experiencia extraordinaria, un éxito formativo sin precedentes: más de ciento cincuenta matriculados entre todos los cursos, seminarios y especialidades.
Pero lo más especial fue la buena onda que se creó a base de trabajo duro, intenso y divertido. L@s alumn@s, ahora amig@s, conectaron por completo con nuestro modelo didáctico, un caso de serendipia colectiva y bilateral (con muchos asados y buena conversación).
Hay que repetirlo.
Hay que mejorarlo.
Solo sabemos una manera de hacerlo.
Hemos programado nuestras actividades para Enero 2016 en Buenos Aires, cursos y seminarios que dan acceso al sistema de capacitaciones para Educadores Caninos Cognitivo-Emocionales oficial de EDUCAN.
Aquí puedes ver la página del evento general.
Primero hablaré de la formación que hicimos en nuestra anterior visita y que repetiremos en 2016 por su éxito, lo que interesará sobre todo a quienes no se apuntasen el año pasado.
La primera quincena de Enero impartiremos nuestro curso de Educador Canino Cognitivo-Emocional, el más importante de nuestro programa. El que permite conocer los nuevos conceptos y protocolos de Adiestramiento Cognitivo-Emocional y de Gestión Emocional. El año pasado recibimos el máximo de alumnos posible en las dos convocatorias que realizamos: ochenta educadores de cinco países pasaron por nuestras aulas en Buenos Aires, aún así mucha gente quedó fuera. Ahora es su oportunidad.
Aquí os dejo un enlace al evento del curso.
También volvemos a impartir nuestros seminarios de olfato, en los que las plazas se agotaron muy rápido en la anterior edición.
Si pinchas sobre este texto visitarás el evento de la especialidad de olfato.
Os animo a todos los que penséis en hacer estos cursos para que consultéis con quienes los cursaron el año pasado, para que os puedan confirmar que fue una experiencia muy, muy especial. También animo a los alumnos que lo han vivido a compartir su experiencia, respondiendo a este post, en las redes sociales de EDUCAN o en las vuestras.
Pero claro, algo teníamos que hacer para nuestros alumnos del mágico año pasado. Algo nuevo y estimulante, algo que vuelva a encender la magia que iluminó Enero de 2015.
La segunda quincena de Enero de 2016 por primera vez en toda la historia de EDUCAN haremos un curso Avanzado fuera de nuestra escuela de Madrid, este curso es de acceso exclusivo para alumnos aprobados de nuestro curso de Educador Canino Cognitivo-Emocional, tanto del año pasado como de quienes lo cursen en la primera quincena de Enero del 2016. Este curso lleva el conocimiento del Adiestramiento Cognitivo-Emocional a otro nivel (lo hubiera llamado Curso de Super Saiyan Cognitivo-Emocional, pero no me han dejado 🙁 )
Conoce más sobre este curso, tan especial para nosotros, pinchado aquí.
También impartiremos dos seminarios presentando en absoluta primicia mundial, nuestra nueva propuesta para preparar perros de asistencia para la discapacidad a través del nuevo Adiestramiento Cognitivo-Emocional, que potencie el trabajo prospectivo, en el que el perro comprende lo que hace y desea colaborar, en el que el usuario ayuda al perro a ayudarle, creando un equipo que es eficaz principalmente por motivaciones afectivas. Nos ha llevado muchos años desarrollar este trabajo y esta será la primera ocasión para conocerlo.
Únete a la innovación en el entrenamiento de perros de asistencia en este enlace.
Para mí es importante impartir por primera vez esta propuesta de entrenamiento en Buenos Aires, porque sois los alumnos del año pasado con vuestro entusiasmo por el tema los que me convencisteis de que os impartiera una introducción a nuestra nueva forma de trabajo, que aún no estaba terminada. Y me “apretasteis las clavijas” para que la tuviese lista para mi próxima visita.
Promesa cumplida, con todo el agradecimiento y cariño para nuestr@s alumn@s del año pasado, que son quienes han empujado con su energía este esfuerzo para llevar a Buenos Aires de nuevo lo mejor y lo más nuevo de EDUCAN. Suena muy cursi, pero si no lo digo reviento: Sois el viento en las velas.
Gracias.
Os espero a tod@s.
En bastantes ocasiones he comentado que una didáctica cognitiva no debe evitar sistemáticamente los errores, sino que debe convertirlos en parte activa y beneficiosa del proceso de aprendizaje.
Conceptualmente la idea de un aprendizaje sin errores como modelo ideal de enseñanza ha quedado lejos gracias a la abundante evidencia científica actual sobre los beneficios de los fallos..
Sin embargo, a nivel práctico, enseñar aprovechando los errores era peliagudo, puesto que -como suele suceder al inicio de la investigación sobre un área concreta- los datos sobre su uso eficaz eran fragmentarios, incompletos e incluso contradictorios en algunos casos.
Y es que la ciencia no suele iluminar por completo una nueva estancia, una nueva área de conocimiento. Más bien funciona como una linterna que va mostrándonos pequeños rincones. Son necesarios muchos resultados parciales para hacernos una idea del conjunto, cuando se tienen suelen hacerse revisiones sistemáticas y/o meta-análisis de todos los datos para llegar a conclusiones globales sobre el fenómeno estudiado.
Afortunadamente sobre la gestión de los errores en el entrenamiento y aprendizaje se ha realizado mucho trabajo experimental, incluyendo un meta-análisis en 2008 que nos mostró algunos mínimos sobre aprovechar los errores. Aunque este estudio se realizó sobre personas, las normas de eficacia para enseñar a través de los errores parecen ser aplicables al entrenamiento de cualquier especie con capacidades cognitivas de resolución de problemas y afrontamiento prospectivo de las situaciones, como nuestros compañeros caninos.
Así, hoy sabemos que se aprende más deprisa y con más consistencia a partir de la aparición y gestión correcta de errores en el proceso de enseñanza-aprendizaje, pero esto debe suceder bajo algunas premisas:
- El error debe llegar tras una fase previa de entrenamiento exitoso, nunca al inicio del aprendizaje. Cuando los errores aparecían inicialmente el aprendizaje podía parecer más rápido, pero se volvía inconsistente.
- Es necesario informar efectivamente al aprendiz de que está cometiendo (o ha cometido) un error para que pueda mejorar su aprendizaje. Cuando no se informaba del fallo en muchas ocasiones pasaba desapercibido y tenía un efecto nocivo en el aprendizaje o era percibido de tal manera que provocaba inestabilidad emocional. Esta retroalimentación debe aparecer después de una fase de prueba en la que el aprendiz elige activamente una respuesta.
- Los errores son más eficaces para aprender conductas adaptativas que buscan solucionar de manera prospectiva una situación problemática, que para aprender conductas “mecánicas”, en las que el aprendiz se limita a repetir algo previamente aprendido en una situación nueva. No obstante ambas formas de resolver el error, la prospectiva (aprendizaje adaptativo) y la reproductiva (aprendizaje analógico) se benefician de los errores, si bien la primera lo hace en mayor medida.
- También parece relevante que el porcentaje de errores no sea excesivo, si bien aquí los datos científicos sobre cuánto es conveniente fallar se mueven en una horquilla demasiado amplia y poco definida. Puesto que existen múltiples razones para no abusar del error, desde la sensación subjetiva de fracaso que puede aparecer cuando se falla más que se acierta hasta la posibilidad de la creación de rutas neuronales que consoliden la respuesta fallida, siempre será mejor movernos en ratios error/acierto claramente favorables al segundo.
En EDUCAN tenemos protocolos concretos para conseguir que los errores aparezcan en el momento, forma y proporción óptimos para su aprovechamiento didáctico, pero no es necesario seguir nuestros protocolos: conociendo las premisas es relativamente fácil y seguro incorporar los errores como una herramienta de trabajo a nuestro entrenamiento, independientemente de cómo adiestremos.
Finalmente casi todos los entrenadores en un momento u otro llevamos al perro a una situación de potencial fallo, teniendo en consideración estas normas evitaremos que la elección del momento y las circunstancias sean completamente intuitivas, con los riesgos que ello supone.
No pretendo que eliminemos la intuición de nuestra manera de actuar como entrenadores, sino que la complementemos, que la dotemos de un “airbag” que disminuya los potenciales riesgos didácticos en caso de que falle.
Para no equivocarnos (o equivocarnos menos) al incorporar las equivocaciones al proceso educativo 🙂
Muchos seminarios y ponentes son interesantes, sin embargo todos sabemos que existen ocasiones especiales en el mundo del perro.
A veces el motivo es que el ponente resulta ser excepcionalmente didáctico, generoso o sabio. Su efecto es inmediato: se nos ensancha el corazón y despierta partes dormidas de nuestro cerebro. Nos hacemos mejores.
En otras ocasiones sucede porque nos ofrece una visión global que cambia nuestra manera de entender el entrenamiento, en lugar de técnicas específicas para aplicar en momentos determinados. Cuando se da esta condición se genera una lucha revolucionaria en nuestro interior, porque empezamos a ver todo con ojos nuevos y las nuevas explicaciones compiten con las que teníamos, hasta que salimos renovados. Renacemos como entrenadores.
Estas dos condiciones se dieron en el seminario de El perro social de Juliane Kaminski.
Pero hay una tercera condición que puede hacer muy especial una ponencia, para mí la más emocionante de las tres: cuando se ofrecen conocimientos que cambian lo que sabíamos de los perros como especie, porque inevitablemente cambiarán, determinándolo, el paradigma de inferencias que usaremos para entenderles y explicar sus acciones.
Aquí el cambio es más lento. Contrariamente a las otras dos condiciones, suele suceder que no somos conscientes de cómo nos moldean estos nuevos conocimientos. Al principio muchos dicen, “esto en realidad no influye en nada de lo que hago o pienso como entrenador”, pero cuando los escuchas hablar dos años después en su lenguaje y sus referencias todo ha cambiado, sin elegirlo, sin necesidad de que el cambio sea voluntario. Como una lluvia finísima pero continua, nos moja sin ser conscientes del momento exacto en el que ha calado nuestra ropa. Como una lluvia finísima pero continua, no podemos evitar que nos empape si estamos expuestos a ella el tiempo suficiente.
Y esto es para mí lo más importante de este seminario perfecto, los novísimos conocimientos globales del perro como especie, que nos llevará a pensar en ellos de una manera diferente.
Mi amigo Luis Souto y yo coincidimos en pensar que el seminario de Juliane Kaminski El perro social que acaba de impartirse en EDUCAN probablemente sea el que aporta más datos innovadores sobre los perros de cuantos hemos visto y ella la mejor ponente de cuantas hemos escuchado. Y juntos sumamos bastante experiencia sobre el tema, además de que considero el criterio de Luis muy, muy consistente, fino y ajustado.
Es imposible explicar todos los nuevos conceptos que expuso en un artículo, así que me limitaré a exponer brevemente algunos de los más “rompedores” o sorprendentes, entendiendo por “rompedores” aquellos que aportan una manera de entender a los perros radicalmente diferente a la usual entre los entrenadores caninos.
Sobre el inicio de la domesticación
Hasta ahora pensábamos que la domesticación empezó hace unos 15.000 años, pero han surgido nuevos datos que demuestran que sucedió hace unos 30.000 años.
Esto es relevante para saber cómo se inició el proceso de domesticación, hace 15.000 años existían asentamientos humanos que podían generar desperdicios alimenticios de manera regular, siendo posible que los lobos se agrupasen en sus alrededores para aprovecharlos, iniciando así el contacto entre las dos especies. Esta hipótesis es actualmente muy popular debido a la gran difusión del libro del matrimonio Coppinger que la apoya. Sin embargo hace 30.000 años estábamos en una cultura de cazadores/recolectores, que no se asentaban de manera fija ni generaban desperdicios suficientes para que los perros se hubieran alimentado de ellos de manera continuada. Además en ese momento se cazaban grandes presas, peligrosas y difíciles de abatir, pero que proveían de una sobreabundancia inmediata de recursos perecederos. Por eso Juliane propone que la hipótesis más adecuada para explicar los primeros contactos en este nuevo marco es la caza conjunta: lobos y personas se sumaban en los episodios de caza de estas grandes presas, lo que mejoraba su efectividad, consiguiendo comida suficiente para ambas especies.
Mola, porque estos primeros contactos hubieran sido colaborativos y no únicamente parasitarios por parte de los perros. Ya lo decía Coco (a veces Barrio Sésamo sí es la mejor universidad ;-)): sólo no puedes, con amigos sí.
Además nos explicó que el número de eventos concretos de domesticación fue muy pequeño, probablemente cinco o seis únicamente. Esto también debilita la hipótesis del parasitismo como inicio del contacto, porque nos muestra que esas pocas asociaciones con los perros debieron ser muy valiosas para el hombre, nos aportaban ventajas funcionales tan importantes como para que se mantuvieran y extendieran por todo el planeta.
Selección de las razas
Sobre las razas también nos dio noticias sorprendentes, a petición de los asistentes, nombró las más cercanas al lobo de acuerdo a las pruebas de ADN (excluyendo aquellas recientes que han incorporado directamente lobos al programa de cría, como los PLCs, pero si quieres saber más sobre estos perros visita esta página). Mucha gente se sorprendió de saber que los Shar-Peis o los Chow-Chows están muchísimo más cerca del lobo que los pastores alemanes, por ejemplo.
Pero esa no era, desde luego, la información novedosa sobre las razas.
Nos contó que se ha comprobado que el crecimiento óseo está controlado por un solo gen, por eso es tan fácil seleccionar razas extremas en su tamaño (terriers de Yorkshire, dogos alemanes…) o en su aspecto (carlinos, bulldogs). Pero los tejidos blandos son genéticamente mucho más complejos y no pueden adaptarse a los rápidos cambios óseos, siendo esta la causa de muchos problemas de salud de estas razas.
Los tejidos blandos no están preparados para esas morfologías extremas, los perros minúsculos son quizá quienes más lo sufren, pero también son frecuentes en razas gigantes, padeciendo, por ejemplo, problemas de corazón por no estar preparado para bombear sangre para un cuerpo tan grande.
En los casos de perros braquicéfalos tenemos abundantes muestras: como los ojos de los pugs, que no han podido empequeñecerse y cambiar de forma lo bastante rápido como para adaptarse a las cuencas oculares que los humanos hemos seleccionado, haciendo que estén desprotegidos y tiendan a salirse. Igualmente la falta de adaptación del cerebro de los Cavalier King Charles a su cavidad craneal provoca frecuentes dolores de cabeza a esta raza (alucinad: les sucede, a un nivel más complejo, lo que decían popularmente de los Dobermann).
Por tanto la selección de razas extremas en su tamaño y/o aspecto es inevitablemente insalubre, no solo por la disfuncionalidad que pueda causar su forma (como por ejemplo no poder respirar eficazmente los bulldogs), sino por el desarreglo entre las estructuras óseas y los tejidos blandos. Creo que es necesario desde el más mínimo criterio animalista no promocionar la cría de este tipo de razas.
Jerarquía
Pues hay que mentar la bicha, porque quizá este sea uno de los puntos más sorprendentes y que más chocó con las ideas generalizadas entre muchos entrenadores.
Casi todo lo que se ha escrito sobre las relaciones de dominancia entre perros se basa en inferencias sobre otras etoespecies cercanas o en observaciones casuales de las que se ha hecho norma general. Estas vías son valiosas cuando no disponemos de otras más fiables, pero Juliane expuso un trabajo (que se ha publicado como un capítulo entero de su libro The Social Dog. Behaviour and Cognition) que duró seis años, sobre grupos de perros asilvestrados en las afueras de Roma. Es el estudio más completo y actual sobre la manera que tienen los perros de estructurar grupos y relacionarse entre sí sin intervención humana directa. Por ello es muy valioso.
En primer lugar hay que explicar brevemente que existen tres formas generales de estructurar las relaciones de dominancia/sumisión en mamíferos:
- La lineal estricta, en la que A domina a B a C y a D, B domina a C y a D y C domina a D. Esta forma de relaciones de dominancia/sumisión es la más “dura”, es la que se observó en lobos en cautividad.
- Luego tenemos las relaciones triangulares, en las que existen uno o dos dominantes (A y B), uno de los cuales domina al otro (A domina a B), y el resto de los miembros del grupo comparten el estatus C por igual. Esta es la que se suele dar en los lobos en libertad y es bastante más relajada y colaborativa que la anterior, que se veía en lobos en cautividad por el aumento de la entropía que causa el confinamiento.
- Por último tenemos las relaciones de dominancia complejas en las que A domina a B, B domina a C, pero C podría dominar a A. Esta implica una estructura casi política del grupo, puesto que alianzas y contextos pueden variar las relaciones generales, esta forma podría resultar estresante, pero más por su complejidad (es como un episodio de El ala oeste de la Casa Blanca) que por su dureza.
Se había planteado, y se había vuelto un lugar común -aunque nada lo demostrase con datos- afirmar que los perros en libertad se relacionarían y estructurarían su relación sin establecer relaciones de dominancia/sumisión. Esto era bastante irracional y anticientífico, más lógico con los datos disponibles era pensar que los perros organizarían sus grupos con formas de dominancia “suave”, debido a los factores ecológicos. Yo mismo lo pensaba y casi todos los colegas con los que he hablado del tema compartían esta idea de relaciones jerárquicas suaves.
Pues no, esta investigación ha encontrado que los grupos estudiados usan una dominancia lineal estricta, la forma más “dura” de dominancia, la de los lobos cautivos y no la más relajada de los lobos en libertad. Debo reconocer que cuando conocí este estudio en el libro de Juliane me sorprendió absolutamente. Además son menos colaborativos que los lobos en varios aspectos, como la cría cooperativa de los cachorros. Jamás hubiera anticipado este resultado. Pero el estudio es robusto y consistente.
Esto, por supuesto, se refiere a la organización de la convivencia entre perros en un entorno de libertad y no aporta ningún argumento para justificar el maltrato y el abuso al convivir con ellos en casa y entrenarlos. Lo que también se explica en el libro de Juliane y que confirmó personalmente en la entrevista que nos concedió.
De este trabajo me habéis pedido las referencias varios compañeros, Juliane ha citado varios estudios, pero os dejo el enlace hacia el artículo que constituye el capítulo tercero de su libro, que es el que tiene toda la bibliografía y las conclusiones que ella expuso.
Sobre la adopción de perros en albergues
También nos comentó uno de sus trabajos en curso, el estudio objetivo de las expresiones faciales caninas a través de FACS (Facial Action Coding System). Aunque están empezando esta línea (pero ya publicaron el año pasado sobre ella nada menos que en PLOS ONE) ya han encontrado una unidad de acción concreta muy sencilla, la AU101, que han demostrado ser característica más relevante para que un perro sea adoptado en un albergue, por delante de color, movimiento de la cola, tamaño o otros factores. Una investigación que puede tecnificar y mejorar la gestión de albergues y protectoras, además de dotarnos de herramientas neutrales para estudiar las expresiones de los perros.
Cognición física frente a cognición objetual
De lo que menos hablaré es de la parte más extensa del seminario: el estudio de las capacidades cognitivas caninas. En primer lugar porque es menos novedoso para quienes seguimos la investigación en el área, pero además requiere explicaciones más complejas y detalladas de las que puedo ofrecer en este formato, puesto que es la más “práctica”: hay que ver los diseños y los videos de los experimentos para que sea sencilla de entender y productiva.
Sí señalaré que expuso la gran capacidad social que tienen los perros para aprender y relacionarse eficazmente con las personas. En contraste está su menor capacidad cognitiva para entender y gestionar el ámbito objetual.
También insistió en la importancia de adoptar un enfoque eco-evo-devo para estudiar y entender el comportamiento de los perros, abandonando la visión «aprendizaje versus instinto», tan arraigada en algunos sectores del entrenamiento.
Al entrevistarla explicó que, sabiendo cómo es el funcionamiento cognitivo de los perros, ella se desespera mucho cuando ve como muchos entrenadores y ópticas de entrenamiento usan principalmente información y capacidades de aprendizaje relacionadas con el ámbito objetual, llegando incluso a evitar las indicaciones y comunicaciones de índole social durante los procesos de enseñanza/aprendizaje, que son las que mejor podría emplear el perro para aprender y mejorar su relación con nosotros mientras lo hace.
Juliane Kaminski acaba de pasar por el Instituto Tecnológico EDUCAN como un auténtico huracán. Y la entrevista que nos concedió va a hacer lo mismo por todo el mundo del perro.
Como le dijeron a Fry: ¡¡¡Bieeeeeenvenidos al futuro!!!
La revista on-line “Ciencia Cognitiva”, la más importante de la red en castellano de entre las dedicadas a la cognición, acaba de publicar nuestro artículo de reseña y análisis sobre el libro “Tu perro piensa y te quiere”.
Esto es un exitazo que avala y reconoce la calidad científica expuesta en el texto y un auténtico hito, porque según me dicen (pero no he sido capaz de comprobar) es el primer libro sobre entrenamiento canino escrito en castellano que lo consigue ¡en toda la historia!
Pero veamos qué significa esto exactamente.
En ciencia existen mecanismos consolidados para validar la calidad y consistencia de las propuestas, esta es una de sus grandes ventajas. Se modera así el entusiasmo de la gente al comunicar sus ideas o hallazgos, puesto que cuando los someten a estos mecanismos reguladores saben que sus palabras y afirmaciones serán medidas con severidad y no se permitirán excesos.
La medida más frecuente y usual para dar garantías de que lo que dice un autor es sólido y no una mera especulación es la publicación en revistas científicas con revisión por pares. Este mecanismo es muy sencillo: se envía el trabajo a la revista, pasa un primer filtro, el de los editores de la revista, que deciden si el artículo es publicable por tres criterios: (1) está referido al ámbito de la ciencia a la que se dedica la publicación, (2) tiene algún tipo de interés científico y (3) aparentemente está basado en pruebas científicas serias.
Después de pasar este primer corte llega el proceso de revisión por pares propiamente dicho: primero el trabajo es enviado a un revisor que es un científico especialista en el tema que toca el texto. Esta parte es la más dura, puesto que el revisor exige que todo lo que se afirma esté probado científicamente y lo desmenuza para comprobarlo: puede rechazar el manuscrito como poco sólido, especulativo, incoherente o insuficientemente valioso. Aún cuando no lo rechace, lo más frecuente es que pida al autor más pruebas científicas que las que aporta inicialmente, por parecerles insuficientes. También pueden rebajar las afirmaciones que hace el autor en el texto, exigiéndole que no dé por probado lo que es una suposición o una posibilidad entre varias. Esta es la fase en la que más trabajos son rechazados. No es nada fácil superarla.
El primer revisor de nuestro trabajo, que hilaba muy, muy fino, encontró un tema que no habíamos documentado suficientemente: las diferencias comportamentales y de activación entre las conductas cuando están en aprendizaje o cuando se han convertido en hábitos (páginas 76 a 78 del libro). Nos exigió que aportásemos bibliografía concluyente en este punto o se rechazaría el artículo. Afortunadamente disponíamos de las referencias necesarias, las presentamos y el texto se aceptó (¡uff!). Aunque parecía que en la extensísima bibliografía que incluimos en el libro no se nos había escapado nada, ese fleco sí estaba colgando. Obviamente los artículos que comento serán incluidos en las próximas ediciones de “Tu perro piensa y te quiere”.
Cuando el texto ¡por fin! ha sido aceptado por el revisor especialista, pasa la revisión de un científico no especializado en el tema del artículo. Esta revisión debe garantizar que el artículo pueda ser entendido por personas con formación científica, pero sin necesidad de que sean especialistas en el área concreta a la que se refiere el artículo. Por ejemplo, cualquier psicólogo a biólogo no especializados en comportamiento animal debería entender con facilidad un artículo dedicado específicamente al comportamiento social de los perros que haya sido escrito por especialistas en ese tema. En ciencia es casi tan importante comunicar eficazmente como hacer nuevos descubrimientos. Esta revisión la pasamos sin problema 🙂
Cuando se superan estos filtros y finalmente se publica el artículo se ha garantizado que es sólido y acorde con las pruebas científicas existentes. Se puede estar de acuerdo o no, porque en ciencia a veces existen diferentes visiones sobre los fenómenos, pero los lectores estarán seguros de que lo escrito no es la “fantasía” del autor: cuando algo se publica en una revista científica con revisión por pares se tiene la seguridad de que no le han dejado “vender la moto”.
Alguien podría pensar que en las reseñas de libros la revisión es más tolerante: todo lo contrario, cuando el artículo se refiere a un tema que directamente contribuirá a que su autor obtenga beneficios, como en la venta de un libro, es cuando se ponen, con razón, más exigentes y tiquismiquis. Ninguna revista científica quiere ser usada como trampolín para la venta de productos, estos textos, que tendrán efectos publicitarios directos, provocan suspicacia y son aceptados en muy pocas ocasiones, porque los criterios de exigencia son llevados a su máximo extremo.
Y además el título no ayudaba nada, “Tu perro piensa y te quiere”, es (voluntariamente) muy, muy comercial, porque buscábamos dos cosas: “oficializar” el eslogan que EDUCAN sacó en los noventa y hacer una auténtica declaración de principios sobre nuestras premisas de entrenamiento. Bueno esas dos y, of course, vender libros. Pero afortunadamente los revisores científicos leen todo el texto antes de opinar sobre su seriedad, no juzgan a un libro por su portada… o por su título ;-).
La reseña de “Tu perro piensa y te quiere” ha logrado superar con éxito todos estos filtros y suspicacias, estas exigentes revisiones y análisis.
Me gusta haber pasado por la tensión e inseguridad (que han sido muchas) de las revisiones, hace que uno aprenda a pensarse muy bien lo que dice y cómo lo dice. Ahora sé que mi primer libro no hubiera superado este proceso. Agradezco que los revisores hayan diseccionado todo hasta encontrar los pequeños fallos y los hayan revelado, eso me permite corregirlos.
Y me gustaría que todos los que exponemos nuestras ideas sobre entrenamiento pasáramos por estos procesos que no sólo validan, en caso de merecerlo, nuestras propuestas, sino que evitan las ligerezas, las exageraciones y la posibilidad de que estemos escribiendo con redes de humo, para adormecer el sentido crítico y envenenar con sectarismos a quienes confían su valioso tiempo de lectura a nuestras obras.
Porque la ciencia es demostrar y exponer, nunca amordazar o intimidar.
Al escribir un libro es normal recibir consultas referidas a alguno de los puntos más novedosos o chocantes expuestos en él.
Lo normal es que los autores supongamos cuáles serán los aspectos que moverán la curiosidad de quienes nos leen, al menos cuando uno se dirige a un público muy determinado, como es mi caso. Pero si algo he aprendido es que los lectores siempre hilan más fino que lo previsto por el autor, viendo la importancia de cosas que no necesariamente son las más “vistosas” del libro.
Inesperadamente me están llegando bastantes consultas sobre los hábitos y sobre cómo trabajar con ellos.
En Tu perro piensa y te quiere explico muy brevemente que las “normas” de aprendizaje asociativo populares en el mundillo del entrenamiento y que pueden servir para aprender una nueva conducta no son las mismas que funcionan para modificar los hábitos, usarlas con ellos es una garantía de fracaso o abuso.
Aprender conductas nuevas es un proceso exigente a nivel de recursos físicos y mentales, requiere esfuerzo y atención. No es rentable usarlo para situaciones sencillas que ya sabemos afrontar.
Los hábitos son conductas no muy costosas de llevar a cabo, que en el pasado han funcionado repetidamente para una situación concreta y que se automatizan parcialmente como respuesta a dicha situación, disminuyendo drásticamente la atención consciente y el esfuerzo necesarios para llevarse a cabo. Pero esa pérdida de atención tiene su precio, a todos nos cuesta recordar si hemos cerrado una puerta con llave.
Sabemos lo difíciles de modificar que son los hábitos, más de un matrimonio pende de que alguien sea capaz de cerrar el champú después de ducharse o apagar las luces antes de salir de casa. No creo que nadie considere que la relación entre el esfuerzo de cerrar un bote de champú y el beneficio de mantener una convivencia feliz con tu pareja sea excesivo, pero nos cuesta muchísimo conseguir estos pequeños cambios conductuales.
Para los perros no es más fácil, y sin embargo los entrenadores en ocasiones dan a entender que resulta sencillo para un perro dejar de subirse a su dueño cuando llega a casa.
¿Por qué es tan difícil cambiar un hábito? ¿por qué una conducta no responde a las reglas del aprendizaje asociativo más tradicional?
Para saberlo tenemos que ver qué nos dice la ciencia del comportamiento sobre los hábitos.
El primer test fiable, diseñado por Dickinson, para determinar que una conducta se ha convertido en un hábito se basa precisamente en comprobar que el aprendizaje asociativo “normal” está distorsionado: se enseñaba a una rata a presionar una palanca a través de una recompensa, posteriormente se evaluaban dos condiciones para determinar que la conducta se había vuelto un hábito (1) el animal seguía haciéndolo a pesar de estar saciado, operación de abolición típica respecto a la comida, y (2) el animal seguía haciéndolo pese a recibir después un aversivo suave, que en animales no entrenados previamente se había comprobado que tenía efecto castigante respecto a la misma conducta. Si la rata continuaba presionando la palanca, si mantenía la conducta, a pesar de que lo obtenido no tuviera ningún valor, e incluso cuando obtuviera un aversivo suave se consideraba que la conducta ya era un hábito.
Esto es relevante: ni eliminar el reforzador final, ni usar aversivos en el nivel de molestia van a servir para que el perro deje el hábito de subirse. Ese discurso está equivocado, y ojo, que aquí no habla solo el cognitivo, alguien con formación conductista actualizada coincidiría en este punto (aunque no lo hiciera en la manera de explicar cómo y porqué sucede).
Para intervenir correctamente nos será de ayuda conocer el funcionando de los hábitos a nivel neuronal. Una vez más la neurociencia nos muestra el porqué profundo de lo que sucede a nivel conductual.
Cuando llevamos a cabo una conducta de manera consciente están activos durante todo el proceso los llamados circuitos neuronales de deliberación, que permiten reconocer las consecuencias de lo que hacemos y darle un valor positivo o negativo a la conducta. Según una conducta va convirtiéndose en un hábito va generando circuitos neuronales de hábitos, que (1) “empaquetan” como una unidad el conjunto de conductas que forman el hábito (un proceso que se conoce como chunking) y (2) hacen que deje de estar bajo control consciente continuo. Los circuitos neuronales de hábitos, una vez creados, no se pueden eliminar, pero podemos impedir que se activen.
Todo lo anterior se ha comprobado desactivando (mediante una técnica muy innovadora, la optogenética) las neuronas responsables de trasferir el control de la conducta de los circuitos de deliberación a los de hábitos. Efectivamente, al impedir ese cambio, la conducta se mantenía plástica y susceptible de ser modificada mediante la operación de abolición y la aparición de aversivos suaves antes descritas. O sea, que funcionaba como una conducta nueva, las que sabemos manejar los entrenadores.
Pero claro, mala solución sería tener que usar optogenética para que nuestro perro dejase de subírsenos al llegar. Y cara.
Tenemos que aprovechar los conocimientos actuales sobre los hábitos para desarrollar soluciones prácticas en el día a día. Así que, todo el rollo anterior ¿cómo nos lo comemos en cristiano?
Podríamos dividir un hábito, de la manera tradicional: la situación que lo activa, la realización de la conducta y lo que sucede después.
Durante la realización de la conducta no existe prácticamente control consciente, así que el trabajo en esa etapa será muy poco eficaz, si es que lo es en alguna medida. Aunque consigamos cortar la conducta en ese momento no estaremos disminuyendo la posibilidad de su aparición en el futuro. Mucha gente que lleva meses sin permitir que su perro se le suba al llegar a casa y ve cómo persevera puede dejar de sentir que lo hace mal: no funciona porque no puede funcionar ¡Ojo! esto no quiere decir que no sea útil en otros sentidos que el perro corte la conducta, sencillamente no es una técnica eficaz para disminuir su posterior aparición.
La neuroimagen nos ha mostrado que quedan bajo control consciente, y por tanto son zonas de trabajo posibles, tanto la situación que activa la conducta como sus consecuencias. Bueno, cambiar las consecuencias de una conducta es el trabajo de conductismo más básico e intuitivo ¿tanta literatura para llegar a lo mismo, al cambio de las consecuencias como “terreno” de trabajo?
Pues evidentemente no. Por el particular proceso cerebral que tienen los hábitos, y como muestran las pruebas experimentales, el final de la conducta, sus consecuencias aparentes, no es el mejor lugar para intervenir. La extinción no funciona, y tendríamos que generar en el perro reacciones emocionales negativas demasiado intensas para castigar un hábito (sea con castigo positivo o negativo), además sería un proceso que se prolongaría muchísimo. Dos características que hacen que el trabajo eficaz sobre las consecuencias resulte abusivo.
La mejor manera de cambiar un hábito es también la más sencilla y respetuosa: debemos trabajar sobre la situación que lo pone en marcha, haciendo que el cerebro mantenga la atención consciente, que los circuitos de deliberación no dejen de funcionar. Una buena opción serían los trabajos de olfato, que concentran al perro y le exigen atención, lo que no permite la puesta en marcha de los circuitos neuronales de hábito.
Así que al entrar a casa es mejor en todos los aspectos desperdigar un puñado de pienso, si es con algunos trocitos de salchicha como extras aún mejor, que ignorar los saludos del perro, intentar pedirle que se siente o, desde luego, que castigar la conducta de saludar, sea con castigo positivo o negativo. Aunque «tirar comida por el suelo» sea menos vistoso, menos rentable o nos dé una menor sensación de control, que son finalmente los motivos por los que se perpetúan técnicas ineficaces, obsoletas e incluso irrespetuosas.
Además el trabajo de olfato mejora el autocontrol, genera estados emocionales de calma, en muchos casos no requiere entrenamiento previo y resulta sencillo y cómodo de hacer para el propietario.
Y para lo del champú: lo mejor es dejarlo fuera de la ducha, en un sitio que nos requiera control consciente para buscarlo y cogerlo, lo que nos permitirá mantener en la cabeza el objetivo de cerrarlo después de su uso. Por ejemplo, poniéndolo dentro del armarito del baño o en una bolsa con cremallera. En poco tiempo no se nos olvidará nunca ponerle el tapón. Y lo mejor es que se le puede pedir a tu pareja que se haga responsable de guardarlo en el sitio “difícil” y así repartimos la responsabilidad de cambiar ese mal hábito 😉
Por supuesto, decir que esta propuesta es eficaz cuando el problema con el saludo se ha convertido en un hábito. Antes de que lo sea existen otras muchas maneras de evitarlo y enseñar alternativas. Este es un post sobre los hábitos, no sobre los saludos abrumadores.
Cuando hace tres años formamos al equipo de entrenadores del Zoo de Madrid para cambiar de un entrenamiento conductista a uno cognitivo-emocional escribí un post, Corazón de León, explicando el momento en el que uno de los leones marinos de California cambió el chip y empezó a trabajar para disfrutar con lo que hacía y de su relación afectiva con su entrenadora en lugar de buscando un arenque. Entonces escribí este párrafo.
“… no pudimos evitar emocionarnos, después de años de trabajo en los que lo único importante era obtener un premio de comida habíamos conseguido que Elvis prefiriese estar con su entrenadora y realizar las conductas “de gratis” que un seguro y suculento refuerzo de comida a cambio de una conducta.”
Este verano la responsable de EDUCAN en Argentina, como parte de su formación para incorporarse a nuestra empresa realizó todos nuestros cursos de entrenamiento comercial en España. Creía en el sistema, había decidido dar un giro a su trabajo y hacer adiestramiento cognitivo-emocional. Es una decisión valiente.
Como la mayoría de quienes hacen formación con nosotros su decisión se basaba en la consistencia de la propuesta de adiestramiento cognitivo-emocional y la idea de conseguir que su perro disfrutara de su trabajo y lo realizase basándose en su relación afectiva. Aun no había hecho «contacto».
Pasarse al adiestramiento cognitivo-emocional es un paso que da vértigo, hasta el momento del «contacto», en el que todo cambia, puedes sentirte inseguro. Pero puedes darlo tranquilo, la ciencia del comportamiento más actual, la más reconocida te sujetará. No en vano TODOS los investigadores actuales relevantes que estudian el comportamiento de los perros (Miklosi, Hare, Horowitz…) lo hacen desde una óptica cognitiva y relacional. Ninguno piensa ya que el conductismo permita explicar el conjunto de su comportamiento, ni mucho menos que sea la manera más ética ni eficaz de relacionarnos con ellos.
Un día, en el segundo curso, su perro tuvo su cambió de chip, fue tan rápido como todo en los border collies… Y empezó a trabajar en base al afecto. Ella empezó a llorar, primero lentamente y después como un manantial: su border, que meditaba cada cosa que le pedían, que parecía sopesar cada ventaja e inconveniente de realizar las conductas de una manera egoísta y manipuladora digna de Maquiavelo había cambiado. Estaba trabajando (que no es lo mismo que realizando conductas, le pese a quien le pese) en equipo, porque se querían, sin importarle otra cosa que disfrutar del trabajo y de su comunicación mutua.
El trabajo cognitivo-emocional es una revolución, pero para entrar del todo, con el corazón y no sólo con la cabeza, es necesario ver, sentir, a tu compañero de una manera completamente diferente: trabajando en equipo.
Cuando tienes la experiencia personal de dejar de funcionar como un expendedor de premios para ser un compañero, ese momento en el que dejas de ser el semáforo de las señales para realizar conductas y empieza la comunicación, cuando sobrepasas el aprendizaje asociativo para entrar en la didáctica ya no hay vuelta atrás.
Por eso entiendo a quienes necesitan afirmar que todo es aprendizaje asociativo, que los perros no sienten afecto por las personas y que solo se nos acercan y se mueven para obtener recursos individuales. Ellos nunca han sentido ese momento en el que todo cambia, en el que la conexión es personal y el perro y tú sólo queréis manteneros conectados, sincronizados a través del entrenamiento, en una intimidad en la que no tiene cabida ni sentido la expectativa de conseguir un trozo de salchicha.
Les entiendo y me apena su situación. Porque sin revelación no hay revolución.
Y por eso agradezco a los entrenadores del Zoo de Madrid y a todos nuestros alumnos que hayan salido de su zona de confort, renunciando a «programar» conductas, renunciando al control total que objetualiza al animal entrenado, para aceptar una didáctica negociada con él.
Es muy generoso y valiente dar un paso adelante y ofrecerles a los animales con los que convivimos y entrenamos la posibilidad de ser nuestros compañeros, de demostrarnos que piensan y que nos quieren.
Los entrenadores caninos somos técnicos del comportamiento, tenemos que disponer de una tecnología que convierta los conocimientos que aporta la ciencia de base en herramientas aplicables en el día a día para educar y adiestrar a nuestros alumnos caninos.
Sin embargo, la tecnología del comportamiento disponible en el mundo del perro se desarrolló con una óptica que hoy ha sido ampliada y superada. Aunque sea eficaz, nos impide aprovechar los nuevos conocimientos que han surgido y ofrecer un servicio de mayor calidad.
La ciencia que estudia el comportamiento ha cambiado su enfoque en los últimos años, mientras que antes sólo era objeto de interés científico la conducta observable ahora han pasado a primer plano los procesos cognitivos que sustentan a la conducta.
También sucedía que antes el estudio del comportamiento se centraba en los procesos de aprendizaje más generales y comunes a la mayoría de las especies, ahora ha pasado a atender también y especialmente a las capacidades de aprendizaje que son propias de cada especie e incluso de cada individuo.
Por último, los perros no habían despertado interés en quienes estudiaban el comportamiento, por lo que se infería su manera de actuar desde la comparaciones con otras especies, como los ratones o palomas estudiadas en laboratorio o los lobos observados en libertad. Sin embargo en los últimos años los perros han sido exhaustivamente estudiados respecto a sus capacidades cognitivas, tanto individuales como sociales, y de comunicación e interacción con las personas.
A finales de los noventa en EDUCAN iniciamos la tarea de desarrollar una nueva tecnología del comportamiento, diseñando protocolos y pautas de intervención comportamental para aprovechar estos nuevos conocimientos científicos. Hemos mantenido este mismo criterio desde entonces y, por supuesto, es el que anima mi nuevo libro: Tu perro piensa y te quiere.
Pero los investigadores que estudiaban estas capacidades y que estaban cambiando la manera de entender a los perros no parecían mostrar demasiado interés en la aplicación práctica de sus descubrimientos. Hoy también esto ha cambiado. Dognition es la primera muestra de ese cambio.
Dognition es una página web cofundada por Brian Hare, autor de Genios y director del Duke Canine Cognition Center, y que cuenta en su plantel de expertos con algunos de los investigadores más importantes sobre cognición canina. Su objetivo es ofrecer una evaluación personalizada de las capacidades cognitivas de cada perro a través de juegos sencillos que los propietarios pueden llevar a cabo en casa.
Dognition está desarrollando tecnología de evaluación cognitiva, lo que cuadra y encaja perfectamente con la labor de EDUCAN de desarrollar tecnología de entrenamiento y educación cognitiva.
Para entender la importancia de los desarrollos tecnológicos de Dognition pondré un ejemplo: mi compañero Javier Moral, Jefe de Estudios de EDUCAN, y yo somos profesores en nuestros cursos para entrenadores, aunque nuestra manera de preparar las clases es muy diferente.
Javier tiene una inteligencia muy visual y sus apuntes están llenos de diferentes colores, flechas, llaves y otras representaciones gráficas. Yo, en cambio, trabajo con palabras resumiendo, sinoptizando y redactando de diversas formas la materia que voy a explicar.
Si cada uno de nosotros tuviera que preparar sus clases con los recursos del otro no dudéis que nos costaría más esfuerzo y el resultado sería peor. Ninguno es más inteligente, sencillamente nuestras capacidades cognitivas son diferentes, es razonable que nuestra manera de trabajar se adapte para sacarles el máximo partido.
De igual modo, sabemos que nuestros hijos no aprenden igual y buscamos que aprovechen todo su potencial a través de algunas actividades que les permitan desplegar sus destrezas y de otras destinadas a potenciar sus puntos débiles.
Con nuestros perros deberíamos seguir estos mismos criterios. Sin embargo la tecnología de entrenamiento actual sólo dispone (disponía ;)) de recursos para aprovechar las capacidades de aprendizaje que son generales y comunes a muchas especies. Esto puede proveernos de herramientas de calidad para enseñar trucos circenses o rutinas repetitivas y mecánicas, pero para la educación integral de nuestros perros apenas resultan suficientes, nunca óptimas. Sobre todo en aquellas razas e individuos que más se alejan de la media en un sentido u otro. Los buenos entrenadores de manera intuitiva son capaces de salirse de las normas trazadas para adaptarse a cada perro, pero no disponen de ningún criterio técnico, de ningún evaluador objetivo, para hacerlo. Dependen únicamente de su talento.
Por eso EDUCAN y Dognition nos hemos unido en un proyecto que nos llena de ilusión a ambas partes: desarrollar una nueva tecnología del comportamiento que, en primer lugar, evalúe con objetividad y claridad cómo puede aprender cada perro individualmente y luego plantee protocolos y técnicas de trabajo adaptados a esta evaluación personalizada.
Y, antes de que me preguntéis, que os conozco bacalaos, os lo digo: sí, ambas empresas estamos trabajando para traducir nuestras páginas e información al otro idioma.
Esto dará lugar a una nueva manera de entender no solo el entrenamiento de los perros sino la convivencia con ellos. A través del entrenamiento podremos ayudarles a desarrollarse, conseguir una vida más plena e integrada con nosotros y, en última instancia, más feliz.
Se acerca una nueva estación, más luminosa, al entrenamiento y educación canina.
Bueno, necesitaba una broma en el título para que se me perdonen tres posts seguidos hablando de mi libro (bueno ha habido un inciso, pero también era para hablar de mis textos, así que no cuenta ;)).
Sé que empiezo a abusar de vuestra paciencia y prometo que las siguientes entradas estarán centradas en otros temas o, si se refieren al libro, contendrán “jugosos” extractos que aporten contenido técnico y no solo promocional.
De hecho empiezo a cumplir esa promesa ahora mismo: en la web de Dogalia han puesto disponible para la lectura el índice completo, mi prólogo y algunos extractos que nos han parecido interesantes a Carlos (Dangoor) y a mí. Así todo el mundo sabrá qué esperar de Tu perro piensa y te quiere. Entrenar perros no es como te lo habían contado.
Además quería contaros cómo va a ir el acto de presentación del libro, finalmente se hará en nuestro centro de formación de Madrid (por streaming directamente en tu sofá, las palomitas las pones tú), así quienes asistáis podéis traer vuestros perros. Se hará el Domingo 29 de Junio de 17´30 a 20´00 y después tendremos una pequeña fiesta.
Como explicaré de manera resumida las tesis planteadas en el texto, Dogalia ha considerado que merecéis un premio por aguantarme y por los spoilers: los asistentes presenciales recibiréis un cupón de descuento para comprar el libro en el evento por cinco euros menos que su precio de venta, los asistentes virtuales también tendrán su cupón, que supondrá que Dogalia os enviará el libro sin gastos de envío no solo a España sino a cualquier lugar del mundo. La editorial se ha tirado el rollo, reconozcámoslo.
Alguno me dirá “¡Hey! Yo ya compré el libro en la página de la editorial y pensaba asistir por streaming” ¡No podemos dejar que tu entusiasmo te cueste dinero! Si estás en el streaming y habías comprado el libro Dogalia te devolverá el importe del envío.
Para acudir, en vivo o por streaming, debes escribirnos a central@educan.es, indicando como asunto Fiesta de presentación Tu perro piensa y te quiere. Las plazas presenciales estarán limitadas, así que si quieres estar “in live” date prisa.
Ya expliqué que, para adaptarnos y aprovechar las innovaciones conceptuales del libro, cambiaremos los temario de nuestros cursos de formación de entrenadores. El primero en el que lo haremos será el Curso de Adiestrador Profesional y Técnico en Modificación de Conducta intensivo de este próximo Julio, en el que, además, impartiré personalmente los nuevos contenidos.
Esta noticia ha causado que se esté interesando mucha gente en esta edición del curso, particularmente me ha emocionado el alto número de antiguos alumnos que llevan tiempo ejerciendo exitosamente como profesionales que se han apuntado o están en proceso. También es un curso muy internacional: tenemos alumnos de Argentina, Méjico y Colombia. Por todo esto he decidido que esta convocatoria sea lo más especial posible: ¡la Edición Especial Tu perro piensa y te quiere de nuestro curso de entrenadores!
Una Edición Especial tiene que incluir contenidos adicionales que la hagan única, todo aprendiz de nerd sabe esta ley básica. En este caso serán.
- Dos talleres conmigo, fuera del horario del curso, uno para exponer y debatir sobre los puntos más interesantes del libro, que se titulará como este post: ¡Yo he venido aquí a hablar de mi libro! y otro en el que ofreceré ideas para hacer rentables profesionalmente los nuevos conocimientos: Tu cliente piensa y te contrata.
- Los asistentes a esta edición también obtendréis, además de los diplomas de asistencia y aptitud (si aprobáis), un certificado único, que no volverá a emitirse, con la leyenda: “Tu perro piensa y te quiere. Primera Promoción de Entrenadores y Técnicos del Comportamiento.”, que reproduce el dibujo de la portada del libro.
Este va a ser un verano muy, muy especial. Quienes pensamos que los perros son algo más estamos de fiesta. Para que os suméis a la celebración hemos puesto en marcha un concurso en Facebook en el que los residentes en España podéis obtener la asistencia gratuita al curso y los que estáis fuera libros autografiados y dedicados completamente gratis (incluyendo los gastos de envío a cualquier lugar del mundo).
El futuro es ahora, impresiona, pero no hay porqué ponerse nervioso O:-)
Mi nuevo libro, Tu perro piensa y te quiere, ya está colgado en Dogalia (por cierto ¡me encantan las tapas! ¿a vosotros no?) y tenía este post reservado para publicar la introducción que Josep Call ha tenido la gentileza de escribir para él. Sin embargo, tengo que hacer antes un comentario: mi amiga María me hizo saber que el día elegido para presentarlo podría coincidir con un partido España-Brasil del próximo mundial de fútbol. Como no querríamos restarle público a ese evento, hemos decidido hacerla al día siguiente: domingo 29 de Junio. La próxima semana explicaré con detalle cómo y cuándo será este acto de presentación, así como el proceso para solicitar invitaciones y los beneficios, además de pasar un buen rato entre amigos, que obtendrán los asistentes.
Y ahora vamos al turrón.
Creo firmemente que mi nuevo libro aporta novedades conceptuales de gran calado al entrenamiento canino, pero cuando Josep Call, uno de los científicos más importantes del mundo en cognición animal, se interesó en leerlo confieso que me sentí simultáneamente entusiasmado y aterrorizado. Uno está muy seguro de su trabajo hasta que una de las autoridades mundiales del tema dice que lo va a revisar, entonces la cosa cambia. Reconozco que lo releí por completo y reajuste aquellos puntos que me parecía que podían pecar de ambiguos o que podían ser explicados con más exactitud.
Tras haberlo leído se ofreció a escribir una introducción a mi texto como forma de apoyo y reconocimiento de la calidad e innovación de la propuesta. Esto me llenó de alegría, pensaba que no podía estar más feliz. Hasta que leí lo que había escrito, entonces descubrí que sí podía :). Ahora comparto con vosotros sus palabras a modo de anticipo (las negritas son mías). Y de nuevo: Gracias Josep.
Presentación de Tu perro piensa y te quiere. Entrenar perro no es como te lo habían contando, por Josep Call:
“La ciencia se nutre del cambio. Las nuevas metodologías producen nuevos resultados que a su vez requieren la formulación de nuevas teorías. El estudio científico de la conducta y del aprendizaje ha experimentado una importante doble transformación en las últimas tres décadas. En primer lugar, se ha mostrado particularmente interesado en los procesos cognitivos que sustentan la conducta, y no únicamente en la conducta. En segundo lugar, se ha interesado en el estudio del carácter concreto de cada individuo, y no únicamente en el de grupos o especies.
Este libro ha adoptado plenamente estos dos cambios fundamentales y como consecuencia permite importar los últimos avances en la ciencia básica del comportamiento al campo del entrenamiento canino. La tesis defendida en este libro representa un cambio audaz y radical en relación a los actuales regímenes de entrenamiento, a menudo únicamente preocupados en la modificación de la conducta aplicada a cualquier especie. Tres aspectos en concreto hacen que la perspectiva defendida en este libro sea especialmente única y atractiva. En primer lugar, el autor ha situado las tareas y procedimientos dentro de un marco ecológico y evolutivo adecuado. De tal modo que escapa a la simplificación excesiva de algunos etólogos que consideran a los perros como una versión ‘light’ de los lobos y de algunos psicólogos que consideran a los perros como palomas sin alas o ratas que menean la cola. Obviamente, los perros comparten ciertos rasgos conductuales y cognitivos con los lobos, las ratas y las palomas, pero los perros son algo más, como el autor argumenta de forma convincente.
Su detallado análisis de las causas subyacentes de la conducta que incluyen la cognición, la emoción y la motivación (así como sus correlatos neuronales) representan la segunda característica que hacen que la lectura de este libro sea extremadamente atractiva y fascinante. La conducta del perro se analiza desde una perspectiva multifactorial que revela un organismo complejo, intrigante y emocionante de descubrir, mucho más de lo que cabría esperar de una simple máquina de aprendizaje. En tercer lugar, el autor se toma en serio las diferencias individuales, no considerándolas una molestia que deba ser barrida debajo de la alfombra simplemente por el hecho de que no se ajusta a las recetas preestablecidas que a menudo predominan en muchas formas de entrenamiento animal. Por el contrario propone que dichas diferencias individuales son algo que el entrenador puede aprovechar para optimizar su trabajo.
En última instancia, se podría decir que un tipo de entrenamiento será juzgado por su eficacia (es decir, por su facilidad para ponerlo en práctica y mantenerlo en el tiempo sin necesidad de reentrenamiento o de programas de refuerzo constantes), no por la teoría en la que se sustente. No olvidemos que este es un libro sobre entrenamiento canino con una orientación esencialmente aplicada y los lectores pueden tener la tentación de considerar que el marco propuesto no es nada nuevo, solo una mera refundición de las técnicas antiguas adornadas por una nueva terminología. Sin embargo, creo que hacer caso omiso de los fundamentos teóricos en que se basa esta propuesta o asimilarla a otras ya existentes sería un grave error tanto para los entrenadores de perros como para sus dueños.
Desde el punto de vista del entrenador, el aprovechamiento de las predisposiciones naturales del perro, en lugar de ignorarlas o suprimirlas, así como de sus mecanismos de regulación cognitiva, pueden permitir un entrenamiento más efectivo, tanto en términos de velocidad de adquisición como en durabilidad en ausencia de refuerzo externo. Dicha optimización puede lograrse, entre otras formas descritas en el libro, mediante el entrenamiento de la motivación intrínseca que permite que el perro realice ciertas tareas sin necesidad de obtener un refuerzo externo en forma de comida. Por cierto, téngase en cuenta que la motivación intrínseca ¡también funciona muy bien con los niños! Además, el enfoque propuesto permite aprovechar los recursos cognitivos que hacen del perro un organismo flexible, permitiendo generar nuevas opciones de entrenamiento.
Desde el punto de vista del propietario, a sabiendas de que el desarrollo cognitivo también es crucial para los perros, y que el entrenamiento puede afectar sustancialmente a éste ¿no deberíamos entonces seleccionar un método que aproveche toda la gama de mecanismos cognitivos del perro y que simultáneamente tenga en cuenta su propia personalidad? Si simplemente se quiere que el perro aprenda un conjunto de rutinas fijas o trucos de circo no creo que sea necesario. Pero si se quiere dar una oportunidad al perro para que desarrolle plenamente las estrategias cognitivas que le ayudarán a hacer frente a los desafíos del día a día, y en consecuencia a mejorar su bienestar, se debería considerar muy seriamente la propuesta de este libro.”
Josep Call
Catedrático sobre los Orígenes Evolutivos de la Mente
Universidad de St Andrews.
El epicentro de las novedades: Libro nuevo ¡por fin!
Muchos sabéis que llevo bastante tiempo trabajando en un libro, algunos (yo entre ellos) empezabais a pensar que nunca saldría. Pues bien, en Junio ya estará disponible 🙂 :).
El libro, publicado por Dogalia, se titula Tu perro piensa y te quiere. Entrenar perros no es como te lo habían contado, es “gordito” porque mi objetivo ha sido aprovechar la totalidad de conocimientos científicos que existen a día de hoy sobre el comportamiento, las capacidades cognitivas y las capacidades sociales de los perros que pueden ser convertidos en herramientas prácticas para comprenderlos, darles una vida plena y feliz y, por supuesto, para entrenarlos.
Creo sinceramente que este libro aporta una manera de entender al perro, su relación con nosotros y el adiestramiento desde una óptica ecológica, evolutiva y del desarrollo (eco-evo-deco) totalmente innovadora. De hecho, si alguien lo lee y no encuentra ningún conocimiento o forma de trabajo que sean completamente novedosos para él me comprometo personalmente a devolverle el dinero gastado en su compra.
Con las propuestas del texto podremos analizar e intervenir sobre el comportamiento del perro de manera holística, no sólo mejorando sus conductas observables, sino también su estado emocional y su relación social con perros y personas. Un trabajo más allá del corto plazo, porque en el fondo la conducta observable es un síntoma de procesos más profundos e importantes.
Os informo también, aunque de momento muy brevemente, que haremos un acto de presentación del libro el sábado 28 de Junio por la tarde, a una hora que permita a nuestros amigos de Hispanoamérica unirse a la fiesta por streaming sin trasnochar. Además será más que interesante venir a la presentación porque todos los asistentes, presenciales y on-line, van a recibir regalos y beneficios por acompañarnos. Si no estás después no te quejes. Pero esto ya lo explicaré la próxima semana.
Cambios en los cursos de EDUCAN
Obviamente este importante cambio conceptual se traduce en cambios en la formación que impartimos, sobre todo en el curso de Adiestrador Profesional y Técnico en Modificación del Comportamiento en sus dos niveles.
Pero antes de que nuestros antiguos alumnos se asusten demasiado voy a explicar qué cambia mucho y qué cambia menos.
La base teórica del curso y la modificación del comportamiento son lo que más se renueva, pues adoptamos un innovador enfoque para analizar el comportamiento y una propuesta completamente nueva para intervenir sobre él.
Cambia menos el protocolo de entrenamiento, puesto que el nuevo se desarrolló de manera simultánea a la escritura del libro y hace unos años ya cambiamos los cursos hacia el modelo actual, previendo (con razón) que la publicación del libro se demoraría. De cualquier manera, si eres un adiestrador cognitivo, es muy sencillo que sepas si los protocolos que has aprendido son los nuevos o los antiguos:
- Los protocolos antiguos son los que salen en mi anterior libro, el trabajo se divide en tres etapas: aprendizaje, obediencia y ajuste. El protagonismo está en la fase de escalón, si usas el término fase de escalón es muy probable que te formases antes de los cambios. En este caso la manera de entrenar que proponemos ahora es completamente novedosa para ti.
- En los protocolos nuevos hay también tres etapas, pero son: vinculación y comunicación, enseñanza/moldeado de conducta y trabajo con la conducta aprendida. Si te has formado en el modelo nuevo habrás estudiado en detalle las estructuras de adiestramiento, que no aparecían en el anterior protocolo. En este caso sólo encontraras cambios menores en la forma de entrenar.
De cualquier modo, todos aquellos de nuestros alumnos que quieran renovarse con los nuevos conocimientos tendrán un 50% de descuento en los cursos que ya hubieran realizado, aunque en cada convocatoria habrá un número limitado de plazas para antiguos alumnos, evitando que estas facilidades para actualizarse lleguen a hacer algún curso económicamente inviable para EDUCAN :(.
Los primeros cursos que incluyen todos los cambios son los intensivos de Julio de 2014, además como siempre hago con los cambios de temario, y este es de los cambios más gordos de nuestra historia, yo personalmente impartiré el grueso de las clases nuevas no solo en el nivel avanzado sino también en el primer nivel, un curso en el que no doy clase habitualmente. Así que si hacer nuestro curso conmigo como profesor principal tiene algún interés para alguien (que lo mismo sí) puede aprovechar y apuntarse al de Julio, que será el único que imparta personalmente… en España.
EDUCAN en Hispanoamérica
Porque también impartiré personalmente las primeras convocatorias de nuestros cursos de Adiestrador Profesional y Técnico en Modificación de Conducta en Argentina, en Buenos Aires, y en Chile, en Santiago de Chile.
Desde hace muchos años tenemos propuestas para llevar EDUCAN a varios países de Hispanoamérica, no queríamos hacerlo hasta tener completados estos nuevos protocolos y publicado el libro. Somos la empresa de entrenamiento y formación más grande de Europa y no queríamos entrar a medio gas en un nuevo continente, teníamos que aseguramos de ofrecer un conocimiento completamente actualizado, novedoso y homogéneo a nivel de contenidos y didáctica respecto al que impartimos en España. Esto no es fácil, cuesta mucho tiempo y esfuerzo. Pero ahora estamos listos.
Posteriormente os informaré de los detalles de nuestros cursos allá, la formación de mayor calidad, con la escuela de la que han salido los mejores adiestradores. De momento me limito a deciros que están previstos para Enero de 2015 en Buenos Aires y para Marzo del mismo año en Santiago de Chile. Y los alumnos van a tener la posibilidad de hacer más que aprender con EDUCAN ;).
En fin, que no me podréis decir que es un post sin novedades.
Este año está siendo relevante para quienes tenemos una visión del comportamiento canino que va más allá del aprendizaje asociativo.
En el estudio del comportamiento humano la visión radicalmente conductista se encuentra en retroceso práctico y académico, solo mantiene cierta vigencia a través de áreas de aplicación muy pequeñas y definidas, o por el trabajo de conductistas abiertos, que integran el aprendizaje asociativo con los nuevos conocimientos que aportan enfoques como la psicología evolutiva, cognitiva y/o del desarrollo, la neurociencia y otros, que, en conjunto, forman la nueva ciencia del comportamiento.
Quiero aclarar que, aunque no la comparto, entiendo y respeto la postura de quienes mantienen una visión conceptual y científica que explica la conducta a través única o principalmente de relaciones de contingencia.
Sin embargo menos respetable es lo que sucede en el mundo del entrenamiento de animales, que, como la mítica aldea gala, se ha caracterizado por “resistir ahora y siempre al invasor”, manteniendo en muchos casos una militancia simplista, activa y beligerante hacia cualquier enfoque más allá del conductista.
En el entrenamiento de animales se nos da muy bien reducir la ciencia de base a lo que nos interesa para confirmas nuestras ideas técnicas y/o éticas, adaptando los conocimientos a nuestros sesgos y nuestra capacidad comprensiva. En algunos casos esto supone reducir mucho.
Gran cantidad de entrenadores, que se tienen por conductistas, ofrecen unas explicaciones que son versiones bastardas y simplificadas hasta resultar falsas, de lo que realmente aporta la investigación en conductología. Eso sí, lo que le falta de consistencia a estas afirmaciones se compensa con entusiasmo y descalificaciones hacia otros enfoques. Porque siempre es más fácil parecer bueno haciendo que los demás parezcan malos que siéndolo realmente.
Una de estas simplificaciones afirma que las hipótesis conductistas son las únicas avaladas por la ciencia, lo que es una barbaridad, pero servía/sirve para descalificar enfoques etológicos o cognitivos sobre el comportamiento. Como defiendo un enfoque cognitivo y etológico desde hace muchos años esta idea, que se estaba volviendo un lugar común, me resultaba molesta.
Pero este 2014 parece haber sido el año del advenimiento de la ciencia cognitiva al entrenamiento canino en España.
EDUCAN ha organizado seminarios con dos de los investigadores más relevantes de la cognición en animales del mundo: Irene Pepperberg y Josep Call, que nos han mostrado cómo la cognición animal es parte de la ciencia más actual y consistente, ayudándonos a conectar el aprendizaje asociativo con otras capacidades cognitivas, ecológicas y evolutivas. Una visión integradora característica de la ciencia cognitiva del comportamiento.
También Brian Hare ha publicado su libro Genios en castellano, con un enfoque completamente cognitivo y una notable base experimental. La editorial Dogalia ha traducido el libro de Claudia Fugazza, Haz lo que yo hago, en el que se propone aprovechar para el adiestramiento trabajos experimentales de Miklosi, Topal y otros sobre la imitación, un proceso eminentemente cognitivo.
Puesto que EDUCAN lleva desde finales de los noventa promoviendo la importancia de las capacidades cognitivas, emocionales y sociales de los perros para su educación, esta vuelta de tuerca sobre la consistencia científica del acercamiento cognitivo al entrenamiento nos encanta ¡Y no termina aquí!
Como cierre de este año los días 20 y 21 de Diciembre nuestros colegas de Implicán, organizan un seminario con Monique Udell.
DECLARACIÓN DE INTERESES
Antes de hablar de las bondades de este seminario, debo hacer una declaración de intereses. Hasta ahora, cuando he recomendado actividades, o bien eran actividades de EDUCAN, como nuestros cursos, que el lector sabe que nos generan un beneficio económico directo, o bien actividades de otras entidades que no nos reportaban esos beneficios, como en el caso del seminario que organizaron nuestros colegas de Cinco Huesos con Claudia Fugazza.
El Instituto Tecnológico EDUCAN es patrocinador del seminario de Monique Udell, por lo que es importante para valorar mi recomendación que los lectores sepan en qué consiste este patrocinio.
La idea de este seminario me pareció muy interesante cuando me enteré y creí conveniente darle difusión, hablé con los responsables de Implicán, comentándoles que me gustaría vincular al Instituto Tecnológico EDUCAN con esta actividad, apareciendo como patrocinadores. Yo entendía que nuestra presencia e imagen ayudaría a promocionar el seminario y también beneficiaría a EDUCAN, al aparecer asociados a un evento de calidad e interés. Los responsables de Implicán compartieron mi idea y adicionalmente han ofrecido un descuento a los alumnos de EDUCAN que acudan al seminario. Estas son todas las condiciones del patrocinio, en ningún caso EDUCAN o Implicán reciben contraprestación económica de la otra parte.
Una vez aclarado esto, paso a explicar porqué creo que tan interesante esta actividad formativa.
EL SEMINARIO ADECUADO EN EL MOMENTO ADECUADO
Monique Udell, además de investigar sobre cognición, es una entrenadora que conoce y maneja con soltura técnicas conductistas, su seminario es una buena manera de “encajar” los conocimientos que muchos ya tienen sobre entrenamiento, como manejo del clicker, programas de contingencia… con los nuevos conceptos de cognición canina que están calando a nivel mundial y llegando a España torrencialmente este año. Esto difumina la oposición entre formas de entender el entrenamiento, favoreciendo el encuentro, el diálogo y el intercambio enriquecedor entre conductistas y cognitivo-emocionales, que es lo que nos convendría a todos (aunque tengo la impresión de que habrá sectores radicales de entrenadores que no aceptarán que existe una nueva ciencia del comportamiento que incorpora inevitablemente la coordenada cognitiva, espero equivocarme, pero…).
Esa óptica integradora permite exponer fácilmente cómo interactúa el condicionamiento con mecanismos ecológicos, cognitivos y sociales del perro. Y cómo estos mecanismos pueden determinar su manera de aprender.
Todo enfocado hacia las áreas del trabajo más interesantes a nivel práctico: entrenamiento y modificación de la conducta.
Así que me parece que el seminario de Monique Udell es un broche de oro para un año en el que los vientos de cambio nos están refrescando el pensamiento y… el corazón 😉 .
Si queréis más datos aquí os dejo un enlace al evento de Facebook. Yo estaré allí.
Después de entregar, con un par de meses de retraso, el primero de los tres libros que espero sacar este año vuelvo al mundo de los vivos, o al menos de los e-vivos.
Y lo hago para hablar de un tema que me lleva preocupando un tiempo, vivimos un momento de “boom” de las propuestas de trabajo para perros emocionalmente problemáticos que se basan en la gestión conductual de aversivos: tanto BAT como CAT son protocolos que funcionan a través del refuerzo negativo, al que se le puede añadir eventualmente un refuerzo positivo. De primeras aclaro que creo que este es el camino adecuado, hoy sabemos que el uso del refuerzo negativo en un programa de refuerzo diferencial es lo más eficaz para este tipo de problema, como ya expliqué en un largo post, que gracias a vuestros extraordinarios comentarios se convirtió en muy, muy interesante. Además, el protocolo desarrollado en EDUCAN se basa en los mismos principios, así que esto no es una crítica a estos procesos en absoluto.
Sin embargo, lo “edulcoradas” que llegan a ser las formas de presentar estas propuestas para conseguir que el uso de refuerzo negativo les parezca aceptable a quienes tienen muchas suspicacias hacia este tipo de refuerzo conlleva un peligro implícito: que no seamos conscientes de que estamos usando refuerzo negativo y no sepamos precavernos de los riesgos reales que corremos y que debemos considerar e intentar minimizar al trabajar de este modo.
El mayor riesgo con el que nos encontramos tiene que ver con una eventualidad que parecemos no considerar cuando trabajamos: el comportamiento es continuo, no una suma de eventos aislados. En la mayoría de los casos el perro, durante la sesión, podrá reducir la intensidad del estímulo aversivo hasta hacerlo desaparecer con su conducta. Típicamente al dejar de mostrar una respuesta de agresión o miedo hacia otro perro (que es el estímulo aversivo en estos casos) o realizar alguna otra conducta observable que consideremos correcta alejará al otro perro (CAT) o se alejará de él (BAT y nuestro protocolo). Esto es muy adecuado al paradigma de refuerzo negativo, pero parecemos olvidar que antes de retirar o alejar el aversivo tenemos que introducirlo en la vida del perro, o sea que tenemos que sumar un estímulo aversivo (el otro perro) al entorno para poder empezar la sesión. Y sumar un estímulo aversivo al entorno es la manera de iniciar los trabajos de castigo positivo, el tipo de condicionamiento con efectos emocionales y conductuales más lesivos. Al explicarse estos trabajos se incide en los beneficios de que el perro gestione la situación aversiva con su comportamiento (refuerzo negativo) y se obvia sistemáticamente el cómo se le sitúa ante el aversivo (activación emocional equivalente a la del castigo positivo).
El perro existe, genera conducta y realiza asociaciones también cuando le llevamos a la sesión y sumamos a su vida elementos que le desagradan para iniciarla: el principal problema práctico al usar refuerzo negativo es cómo introducir el aversivo, no cómo retirarlo. Cuando esto se hace de manera descuidada es fácil que el perro elicite respuestas emocionales respondientes insalubres al acercarnos al lugar de trabajo, lo que puede darnos, en el peor de los casos, un incremento de respuestas reactivas de miedo o agresión o, en el mejor, una mala disposición hacia el lugar, personas y otros antecedentes fiables del inicio de la sesión, pues este inicio siempre actuará emocionalmente de manera insidiosa.
Este es un problema que no desaparecerá, pero que podemos gestionar con inteligencia para que los beneficios obtenidos durante la sesión superen con creces las consecuencias lesivas que supone su inicio y podamos hacer un uso inteligente y respetuoso del refuerzo negativo, minimizando sus riesgos. Las medidas que propongo son las siguientes:
- Mantén un ritual igual para llevar al perro a la sesión que para otras salidas que le resulten apetecibles. Si haces cosas diferentes para acudir a las sesiones terapéuticas el perro lo captará en seguida y empezará a generar una expectativa negativa en cuanto sepa hacia dónde va, esto nos llevará a que durante el traslado, que puede ser largo, se encuentre en un estado emocional negativo, lo que multiplicará su malestar. Sin embargo si haces lo mismo que cuando va a ir al campo a pasear tendrás un estado emocional positivo durante el viaje, la mejor manera de empezar.
- No llegues al lugar de la sesión y empieces con el trabajo. Otra manera de evitar que el viaje sea visto como un antecedente fiable de la sesión, con los efectos nocivos implícitos, es que llegues a la cercanía de la zona de trabajo con antelación y dediques un rato a pasear tranquilamente con tu perro, jugar con él o darle masajes relajantes si le gustan y lo haces competentemente. Déjale que se relaje y se olvide del coche y del viaje antes de empezar el trabajo.
- Ten un ritual de inicio de la sesión, incluyendo material específico. Todos los estímulos presentes en un entorno de interés (bueno o malo) pueden potencialmente asociarse a este y generar una respuesta emocional posterior. Sin embargo sabemos que esto no es lo más frecuente, al perro no le interesa asociar demasiadas cosas porque supone un mayor esfuerzo mental y además daría valor a muchos estímulos que realmente no fueran específicos del problema. Cuando aparece una situación de interés, el perro realiza un rastreo de señales para aprender a diferenciar los estímulos específicos y propios de dicha situación y asignarles el valor asociativo, convirtiéndolos en señales. Algunos estímulos, como el lugar concreto donde se lleva a cabo la sesión, pueden estar fuera nuestras posibilidades de acción, pero otros como el collar y correa de manejo, pueden controlarse fácilmente. Si usamos un ritual de inicio de la sesión y un material específico para esta conseguiremos que gran parte del enfoque asociativo del perro se quede en ellos, con lo que al realizar el ritual y ponerle el collar y correa de trabajo se agobiará, pues señalan que llegará la situación aversiva, pero al quitárselos o no usarlos disminuirá la emoción problemática. Podríamos decir que encapsulamos el inicio del aversivo y sus efectos adversos con el ritual y material exclusivos de la sesión, minimizando las asociaciones con otros estímulos presentes. En algunos casos en los que existe una generalización del miedo muy exagerada nosotros usamos collares de vibración para aumentar este efecto de discriminación de los estímulos que se asocian con la emoción nociva, reduciendo el enfoque del perro y dirigiéndolo hacia el material, mejorando así su activación emocional hacia el resto del entorno. Esta es quizá la técnica que más «choca» en nuestra propuesta y que es generadora de polémica, sin embargo es efectiva en casos muy severos donde se necesita que la emoción quede asociada a un contexto muy limitado.
- Después de la sesión no te vayas inmediatamente. Aunque salga bien, estos trabajos implican un alto nivel de estrés en el perro y una alta activación de sus capacidades emocionales, estos son motores que tardan en enfriarse, dales tiempo para ello. Antes de volver al coche para irte pasea de nuevo, calma al perro con masaje, dale tiempo para estabilizarse emocionalmente. Después intenta realizar una actividad divertida con él, si es en la misma zona perfecto, pero también puntúa hacer una parada en una zona de campo que le encante antes de volver a casa.
- Trabaja en pirámide. Se ha comprobado que el trabajo sobre emociones avanza y se consolida más rápidamente cuando la sesión se plantea de manera piramidal: partimos de un criterio (por ejemplo acercar al perro a diez metros del perro ayudante), subimos de criterio (por ejemplo le acercamos a ocho metros, luego a seis y luego a cuatro) y por último volvemos a bajar de criterio (retrocedemos de nuevo a seis metros, luego a ocho y terminamos en los diez iniciales). Terminar la sesión con el criterio más alto, una práctica usual pero equivocada, genera más estrés residual en el perro e implica una recuperación física y emocional de la sesión mucho más lenta e ineficaz.
- Espacia las sesiones no haciendo más de tres semanales, incluso puedes hacer solo dos. Por bien que lo hagas y por bajos que sean los umbrales de activación de la emoción, este tipo de trabajo implica estrés, con las alteraciones físicas consecuentes que todos conocemos y que, además, ralentizan y alteran el proceso de reconstrucción del cerebro que constituyen la realidad fisiológica del aprendizaje. Si vamos demasiado deprisa no conseguiremos que los efectos de la sesión terminen de remodelar el cerebro del perro, por lo que estaremos construyendo los posteriores avances sobre una base inestable. A todos nos tienta trabajar todos los días o al menos manteniendo el ritmo laboral normal: cinco sesiones a la semana, sin embargo, esto es demasiado rápido para procesos emocionales.
Como ves todos los puntos son fáciles de llevar a cabo, solo requieren tiempo, planificación previa y, sobre todo, ser conscientes de que estamos trabajando con refuerzo negativo y por ello debemos ser particularmente cuidadosos.
Acabamos de terminar el seminario de ABA actual con Jesús Rosales-Ruiz, con el que he disfrutado enormemente (¡¡espero que los alumnos también!!) porque, aunque es una visión muy diferente a la del C-E, siempre es un placer ver un trabajo conceptual, estructurado, inteligente y con una base consistente.
Este trimestre sólo nos queda mi seminario, “Cómo hacer viable una empresa de educación y gestión de la conducta canina en tiempos de crisis”, los días 14 y 15 de Diciembre. Siempre me parece difícil publicitar un seminario que imparto yo, porque hablar bien de uno mismo como que no. Así que intentaré explicar por qué he planteado este seminario, dejando que los motivos hablen por sí mismos: Obviamente un motivo era aumentar la rentabilidad del trimestre con un ponente que nos sale baratito después de haber traído a Jesús Rosales-Ruíz allende los mares, pero existen otros de mayor interés para los potenciales alumnos ;).
Como expliqué al presentar la nueva línea de formación que estamos llevando a través del Instituto EDUCAN de Formación Continua, creo que es necesaria la preparación empresarial para quienes nos dedicamos al adiestramiento, porque sin una mínima rentabilidad no es posible ninguna profesión. Tengo la suerte de trabajar en lo que más me gusta, sé lo bueno que es poder dedicarse a un trabajo vocacional y me gustaría que todos quienes lo deseen pudieran hacerlo.
Saber enfocar nuestra empresa es una prioridad: nos permitirá disfrutar de lo que hacemos, ofreciendo servicios que nos lleven a desarrollarnos como profesionales y realizarnos como personas. En nuestra profesión mucha gente queda “atrapada” por su falta de planificación, y aunque factura lo suficiente para vivir, deja de disfrutar de su trabajo por cómo tiene que realizarlo, esto es particularmente penoso en una profesión elegida desde la ilusión. Tengo la convicción de que mi seminario es de gran ayuda para que vivir del entrenamiento de perros sea más sencillo, más fácil y más agradable.
Como decía, lo he pasado muy bien con los dos seminarios que hemos dedicado al ABA, pero reconozco que ahora necesito un poco de desintoxicación de tanto conductismo, porque me termina dificultando un poco respirar con naturalidad, por eso este trimestre en el Instituto EDUCAN vamos a centrarnos en la cognición ¡Y cómo!
Los días 18 y 19 de Enero nos visita Juan Carlos Moreda, que impartirá un seminario de obediencia deportiva utilizando su sistema CoachinDog, este sistema, que parte de las premisas y conceptos del adiestramiento C-E, permite alcanzar resultados de máxima calidad a través de la relación de equipo entre el perro y su guía, potenciando el vínculo afectivo saludable entre ellos y mejorando las capacidades de gestión emocional en el perro, algo difícil de ver en trabajos de obediencia competitiva donde lo más usual es ofrecer motivaciones puramente individuales al perro, así como usar de continuo sobreactivaciones emocionales.
También me cuesta hablar del trabajo de Juan Carlos, porque es alguien por quien siento mucho cariño, es de casa, pero tengo la convicción de que si un anglosajón mostrase un trabajo la mitad de conceptual y solo una décima parte de bueno que el suyo estaríamos haciendo cola para ir a verle, pero a un español… parece que nos cuesta más.
Juan Carlos ha sido el sexto clasificado en el año 2012 del Campeonato Mundial de los Pastores Alemanes, WUSV, una de las competiciones de adiestramiento más elitistas del mundo, obteniendo la tercera mejor obediencia mundial tanto ese año como en este 2013.
Si practicas OCI o IPO este seminario puede hacerte cambiar lo que creías saber sobre la preparación de un perro para el deporte de alto nivel, si haces obediencias de manejo con adiestramiento C-E verás llevar los mismos conceptos que utilizas a su máximo exponente.
Juan Carlos no sólo sabe de competición, ha sido uno de los mejores adiestradores comerciales que han pasado por EDUCAN y sigue dedicándose profesionalmente a ello con su empresa Krusaiker, no es de esos ponentes que sólo saben trabajar su reglamento y con la raza óptima. Por eso, aunque traerá a Teo Togaricha, su compañero en la competición, los asistentes pueden venir con sus perros (con previo aviso) para que les ayude en aquellos puntos de la obediencia que deseen mejorar.
Febrero nos lo guardamos para hacer un evento que será gratuito, tanto presencial como on-line, y muy especial, pero aún no es el momento de anunciarlo, así que pasaré a Marzo.
El 22 y 23 de Marzo tenemos una ponente muy especial, para mí la más especial: Irene Pepperberg, una de las científicas más importantes, probablemente la más importante, de la historia de la cognición animal.
De Irene Pepperberg no me cuesta nada hablar, Fernando Trueba tiene a Billy Wilder y yo tengo a Irene Pepperberg.
Irene nos hablará sobre el estudio de la cognición de los animales a través de su entrenamiento, junto a su loro gris Alex (Avian Learning EXperiment, Experimento de Aprendizaje Aviar), la doctora Pepperberg cambió la manera de entender cómo aprendían los animales y cómo podían relacionarse con las personas.
Irene Pepperberg desarrolló un modelo de entrenamiento modelo-rival (que nos explicará) que permitió a Alex pasar del simple aprendizaje asociativo al aprendizaje de conceptos abstractos como forma, color, número, material… pudiendo etiquetar un objeto que se le presentaba según estas características, también comprendía conceptos relativos como “más grande”, “más pequeño” o «mejor», podía enumerar la diferencia entre dos objetos que se le presentaban, pero también comprendía el concepto “cero” y cuando se le presentaban dos objetos idénticos y se le preguntaba por la diferencia respondía “ninguna”. Era capaz de intentar usar las más de ciento cincuenta palabras que conocía para desarrollar nuevos conceptos y trasmitírselos a las personas, así cuando por primera se le presentó una manzana la nombró como “banerry”, combinando “banana” y “cherry” (cereza) para explicar lo que le parecía. Cuando Alex acertaba en los experimentos no era premiado simplemente entregándole la comida, tenía que pedirla: si se le entregaba una comida diferente a la que solicitaba la ignoraba o se la tiraba al investigador. También sabía contar y calcular cantidades😮 . Como puede parecer increíble os dejo este link a un vídeo, en inglés, qué se le va a hacer (me encanta un momento en el que explica que cuando dijo que creía que los loros tenían capacidades cognitivas similares a las de los niños lo que le respondieron fue “¿Qué has fumado?”, parece que ante la idea de la cognición en los animales algunas personas tienen una respuesta universal).
Si no te has dado cuenta aún, me permitiré señalar que, haber enseñado todo lo anterior (y otras muchas cosas) a un loro, y a uno con un carácter más bien difícil, convierte a Irene Pepperberg en la mejor entrenadora de animales de la historia, sin comparación posible.
Por eso, aunque nunca he sentido simpatía por la idea de anunciar los cursos y seminarios que uno imparte u organiza como “necesarios”, “imprescindibles” u otros epítetos que producen un cierto rubor al dirigirlos hacia uno mismo, me permitiré afirmar que todo el que realice este seminario saldrá renovado y quienes no lo hagan perderán una ocasión irrepetible de crecer en su manera de entender a los animales y su entrenamiento. Si puedes venir y no lo haces eres tont@, siento decirlo así.
Creo que este seminario es una ocasión para bañarnos en una luz más blanca, en lo que se refiere a conocer las capacidades de aprendizaje de los animales a través del entrenamiento. Saldremos respirando con más amplitud y frescura, el condicionamiento es una habitación demasiado angosta y oscura para albergar toda la maravilla del comportamiento de los animales, todas las potencialidades de nuestra relación con ellos, sobre todo las afectivas. Porque al final el entrenamiento es construir puentes para entendernos y comunicarnos con ellos, para poder amarnos de manera bilateral, consciente y cualitativa.
Alex murió la noche del 6 al 7 de Septiembre del 2007, esa noche se despidió de Irene diciéndole “Eres buena, te quiero”, ella le respondió “Yo también te quiero”, Alex dijo “Mañana nos vemos”, Irene contestó “Sí, mañana nos vemos”.
Yo no creo en Dios para poder agradecerle el milagro de que personas y animales tengamos la posibilidad de entendernos y querernos a través la ciencia aplicada, así que: Gracias Alex, gracias Irene.
En contestación a mi post anterior, en el que comentaba que la negociación será una de las incorporaciones de los nuevos protocolos que presentaremos a partir de Enero, Raquel J. me escribió alegrándose porque esto supusiera que pudiéramos eliminar alguna de las barreras que impiden al adiestramiento C-E incluirse dentro del adiestramiento en positivo. Como me parecía algo relevante y que ha dado lugar a no pocos malos entendidos, le pedí que me permitiese no publicar y contestar su mensaje, sino dedicarle un post monográfico al tema, Raquel tuvo la gentileza de acceder y a mí me corresponde ahora cumplir mi parte del trato.
Estrictamente la primera dificultad para decidir si el adiestramiento C-E puede considerarse adiestramiento en positivo sería técnica: la falta de una definición única sobre qué es exactamente adiestramiento en positivo, algo que ha llevado a que el término se haya vuelto en algunos casos muy elástico y relajado y en otros bastante rígido y estrecho, sin embargo existen tres puntos evidentes de fricción: Desde el adiestramiento C-E proponemos que es conveniente enfadarse con el perro, usar refuerzos negativos en su educación y usar refuerzo negativo diferencial para tratar determinados problemas emocionales. Veamos punto por punto cuáles son nuestros motivos:
Enfadarse con el perro
En una relación social sana es necesario que ambas partes puedan enfadarse con la otra, nadie querría un amigo o pareja con quien no pudiera hacerlo nunca. Los educadores caninos insistimos, y con razón, en el hecho de que un perro puede enfadarse, e incluso gruñir en determinados momentos, sin que sea una fiera peligrosa, sino sencillamente para comunicarnos que se están rebasando determinados límites. Enfadarse, cuándo y cómo corresponde, es una forma beneficiosa y necesaria para ayudar a la organización social y a la consolidación y mejora de los lazos afectivos. Además hay un motivo práctico: es inevitable cuando convivimos y queremos a nuestros perros que nos enfademos con ellos (¡por Dios, si hasta Turid Rugaas lo hace!), por lo que creo que es necesario sistematizar algún protocolo para hacerlo bien.
El problema no está en enfadarnos con nuestros perros. El problema está en su situación de indefensión si nuestro enfado rebasa lo saludable… Con tu pareja, familia o amigos la otra parte tiene recursos para controlarnos cuando se vuelve excesivo o inadecuado, sin embargo el perro no puede mandarte a casa de tu madre para “que te aguante ella, que es la que te ha educado así”.
Este es el punto que me ha dado más quebraderos de cabeza. La didáctica negociada es, a mi entender, una solución óptima (existe otra aún mejor, pero que sólo es válida para determinados perros y propietarios): si primeramente enseñamos al perro que hay límites a lo que podemos pedirle, que también él puede y debe exigirnos determinadas cosas durante el adiestramiento y que para avanzar es necesario que nos demande actuar adecuadamente, conjuramos el riesgo de enfadarnos demasiado o cuando no corresponde, pues ante la situación de enfado incorrecto la negociación se rompe y el adiestramiento de inmediato deja de avanzar. ¡Ojo! Esto no implica que el adiestrador renuncie a dirigir el adiestramiento, simplemente no podrá pedir cualquier cosa en cualquier momento ni de cualquier manera, si lo hace se arriesga a perder todo lo que ha obtenido hasta ese momento.
El trabajo negociado impide el abuso porque es incompatible con progresar e implica evaluadores objetivos inmediatos de cuándo nos estamos excediendo, lo que nos evita depender de la capacidad de cada entrenador para notar si está enfadándose más de la cuenta o en un momento inadecuado.
Usar aversivos para educar
El segundo punto es nuestra defensa del uso de aversivos de baja intensidad en la educación, se ha comprobado que los estados emocionales negativos de alta intensidad generan una huella emocional prácticamente imborrable, el aprendizaje del miedo o la agresión queda verdaderamente “tatuado” en el cerebro.
Sin embargo también sabemos que una de las maneras más eficaces de evitarlo es aportar estímulos aversivos suaves que el perro pueda gestionar con su conducta. Aquí hay un problema con los eufemismos, porque en realidad mucha gente que dice no usar aversivos en realidad sí lo hace: cuando le ponemos al perro un post-it o un suave goma en la nariz para que la aparte estamos usando aversivos, cuando le ponemos el collar y la correa para que se habitúe a ellos estamos usando aversivos, cuando le enseñamos a dejarse manipular, explorar y cepillar estamos usando aversivos, cuando le hacemos pasar por un suelo extraño que le genera inseguridad estamos usando aversivos. Y es lo correcto, porque, en el nivel de molestia y siempre sin superarlo, los aversivos son necesarios para construir las capacidades de afrontamiento de problemas que serán la base de la salud emocional del perro y de su capacidad para activar y gestionar correctamente el estrés.
Debemos dejar de pensar en si un estímulo es aversivo o apetitivo y centrarnos en cuál es la valencia emocional que tiene para el perro. He visto perros estresarse hasta llegar casi a la indefensión durante sesiones de moldeado con clicker y otros que cuando son modelados con las manos por sus dueños se deshacen de felicidad por el contacto ¿realmente nos importa más el tono del estímulo que lo que genera en el perro?
Usar refuerzo negativo diferencial para tratar problemas de conducta
El tercer punto es que para solucionar determinados problemas emocionales, particularmente los relacionados con casos graves de miedo y agresión, en el adiestramiento C-E consideramos que el refuerzo negativo diferencial es la mejor estrategia. Siempre me sorprende que esto genere rechazo, porque está más que demostrado experimentalmente: la mejora de la capacidad de gestionar correctamente las emociones problemáticas debe hacerse desde la activación emocional negativa, para así reconstruir la capacidad del perro de controlar el estado emocional negativo a través de su conducta.
Los tres protocolos actuales que más eficaces me parecen para mejorar problemas emocionales, el CAT (2009), el nuestro (2010, que hicimos público por primera vez en nuestro curso avanzado de Enero del 2011 con los perros “Negrín” y “Aris”) y el BAT (2011) se basan en el uso del refuerzo negativo diferencial. No hablaré del protocolo de EDUCAN por no arrimar el ascua a nuestra sardina y porque tendría que hablar largo y tendido de los nativos americanos y esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión, pero el CAT desarrollado por Jesús Rosales, probablemente el mejor especialista del mundo en ABA para perros, y el BAT que Grisha Stewart diseñó partiendo del trabajo de Rosales, son sistemas muy eficaces, aunque creo que buena parte de la popularidad de este último se debe a haber «escondido» en un segundo plano el término refuerzo negativo bajo el eufemismo de recompensa funcional, algo que, aclaro desde ya, no me parece mal. Si es necesario para el bien de los perros “maquillar” un término científico de manera que resulte más digerible me parece más que adecuado hacerlo. Pero, por supuesto, no se cambia la realidad objetiva de que es un trabajo que utiliza refuerzo negativo.
En todo caso es de justicia señalar que estos tres protocolos son posteriores al trabajo de Two-Rewards System de Jhon Fisher en los noventa, que es el auténtico pionero y a quien se le debe atribuir el mérito de la idea original.
Por lo anterior estos tres puntos son irrenunciables en nuestro trabajo, al considerarlos necesarios para construir la salud emocional y social del perro, así como para llevar a cabo intervenciones de calidad sobre determinadas alteraciones de su comportamiento emocional y no podemos, ni deseamos, estar incluidos en ninguna propuesta de entrenamiento o intervención conductual que no los acepte, aunque pienso con total sinceridad que la mayoría de los adiestradores actuales que tienen resultados y un trabajo de calidad, consciente o inconscientemente, velada o claramente, los usan. Otra cosa es cómo hacerlo y cómo de bonita se cuente la historia.
Hay varios puntos en el adiestramiento y la modificación del comportamiento actuales que me preocupan, creo que las fuerzas que han sido nuestros principales aliados y que han impulsado el avance de nuestra disciplina están empezando a ser lastres para el progreso más que sus socios eficaces.
El adiestramiento de perros es un trabajo multidisciplinar, en el que necesitamos beber de muchas fuentes para conseguir un resultado óptimo. Ha sido necesario importar conocimientos de aquellas disciplinas científicas que estudian diferentes áreas relacionadas, más o menos directamente, con el comportamiento y la conducta. Esta debe ser el ancla que nos impida derivar hacia las explicaciones míticas, tan atractivas y seductoras por su acariciadora sencillez y su perfecto acople con nuestros deseos sobre cómo debe ser un perro y nuestra relación con él.
Sin embargo ese saber no es suficiente, pues el adiestramiento no es, no puede ser únicamente, una reproducción, más o menos exacta, del trabajo experimental. Existen dos factores relevantes que implican la necesidad de incorporar otro tipo de conocimientos para llegar a un resultado eficaz y aplicable:
- La especial relación afectiva de los perros con las personas, que ha sido la causa de repetidos fracasos al intentar usarlos como sujetos de análisis experimental de la conducta. Sería extraño que pudiéramos obtener unos resultados completos aplicando unos conocimientos que en perros no pueden experimentarse y contrastarse con calidad debido a la gran cantidad de variables extrañas que incluye su relación con las personas.
- Los entornos diversos, muy cambiantes y poco susceptibles de ser controlados en los que debe funcionar un adiestramiento. Esta es una particularidad del trabajo con perros, que no se da en el entreno de otros animales, que suelen tener condiciones regulares y controladas en sus entornos y/o limitadas las situaciones en las que solicitaremos las conductas enseñadas. Por ello no podemos basar nuestro trabajo únicamente en la posibilidad de un control completo del entorno, de los estímulos que aparecerán y de cómo aparecerán, pues esto lo volverá un trabajo “de salón”, cuya eficacia se diluirá como azúcar cuando salgamos de las situaciones bien medidas que podemos crear en un laboratorio o durante un curso de formación. Los perros viven con nosotros y debemos manejarlos en una diversidad casi infinita de lugares y situaciones, lo que hace que sea irreal y falsa la idea de conocer, y no digamos controlar, todas las variables posibles.
Por ello, aunque el entrenamiento de perros debe necesariamente incluir estos procesos y conocimientos no puede limitarse a ellos.
En mi opinión hay tres cosas que debemos incorporar de manera sistemática y protagónica al trabajo con perros:
- La didáctica: A los que provienen de disciplinas científicas “duras” la didáctica puede no parecerles ciencia en absoluto, pero si nos ha servido para educar a todos los científicos que en el mundo han sido, a nuestros hijos y a nosotros mismos quizá deberíamos darle una oportunidad. Al fin y al cabo Brunner una vez me dijo “no toda la ciencia es estadística, no toda la estadística es ciencia”. Si el perro nos ve de una manera tan determinante como se ha demostrado, quizá, en lugar de intentar neutralizar nuestro protagonismo a través de herramientas y técnicas para relegarlo a un segundo plano, ha llegado el momento de ponerlo a trabajar para conseguir animar, implicar y dirigir el proceso de entrenamiento del perro, siendo enseñantes activos y protagónicos en la experiencia conjunta de enseñanza/aprendizaje.
- La negociación: Una vez aceptada la didáctica como herramienta necesaria y prioritaria debemos entender que existen múltiples opciones didácticas. En el mundo del entrenamiento de animales nos acechan tres grandes riesgos: el maltrato, la bambificación (Vicchio definió en 1986 esta forma concreta y nociva de antropomorfismo que consiste en la atribución de sentimientos y pensamientos humanos a los animales. La bambificación, además, intenta dar una visión de los animales extremadamente positiva y amigable, obviando cualquier cariz desagradable) y la despersonalización objetualizadora del aprendiz. El plantear el proceso de enseñanza/aprendizaje como una negociación entre dos partes, con protocolos y técnicas que nos exigen atender a las demandas del perro, además de enseñarle -como parte imprescindible del proceso- que tiene derecho y opción a exigirnos determinadas cosas como enseñantes, nos vacuna contra los tres riesgos antes mencionados: si maltratamos rompemos la negociación y por ello la posibilidad de mantener la didáctica, tenemos que recoger las demandas del perro y tomarlas en consideración para avanzar, lo que no permite atribuirle pensamientos o intenciones imaginarios, y su condición de sujeto dinámico e interactivo durante la enseñanza, nos impide objetualizarlo como un mero receptor de técnicas que genera conductas según le dosificamos estímulos.
- La valoración ponderada: La incorporación de consistentes conocimientos científicos ha llevado a que se busque la valoración objetiva de los casos y la elección de las técnicas en base al análisis de variables mensurables y definidas. Pero, puesto que los entornos y situaciones que tendremos con el perro son tan heterogéneos que las variables extrañas tienden a ser infinitas y además el didacta -me refiero al entrenador, no al malo de Halo 4, pedazo de juego- es otra fuente de variables extrañas, la valoración objetiva no es suficiente excepto en un reducido número de casos. Esto sucede en muchas disciplinas (si no en todas) que tienen un enfoque de aplicación practica y no es ningún drama: la medicina, la psicología (yo soy de los que considera la conductología otra disciplina diferente a esta), la enseñanza… que optan como mejor solución para ser eficientes por la existencia de un mediador cualificado que pondere cada caso para decidir qué es relevante y cuál es el rumbo a seguir para ese caso en concreto. Médicos, psicólogos, profesores y entrenadores caninos debemos tener una formación suficiente para analizar cuándo un caso nos permite una valoración objetiva, porque podamos recoger y analizar todas las variables relevantes, y cuándo eso es imposible o insuficiente y se hace necesario que realicemos una labor de mediación y valoración subjetiva ponderada para poder ofrecer resultados idóneos y un trabajo válido.
Tenemos que importar conocimientos de muchas disciplinas, pero si nos asimilamos a ellas perderemos el rumbo de nuestra actividad, que tiene características, necesidades y respuestas propias. Algunos enfoques empiezan a parecer visitas pesadas que al prolongar su estancia en nuestra casa generan una incómoda tensión y una evidente falta de naturalidad en nuestros movimientos. Han estado, han aportado mucho y nos ha hecho felices que vinieran, pero esta es nuestra profesión y tenemos que ser los entrenadores de perros quienes decidamos su dirección.
En EDUCAN hemos dedicado los últimos años a diseñar y probar nuevos protocolos basándonos en la incorporación de estas premisas: didáctica, negociación y análisis ponderado. Me alegra decir que a partir de Enero del 2014 presentaremos nuestras nuevas, y creo sinceramente que revolucionarias, propuestas para diferentes áreas del adiestramiento y la intervención en el comportamiento de los perros.
Y este es el primer anuncio de este tipo que he realizado en toda mi vida profesional.
En Septiembre iré a Argentina, a Buenos Aires concretamente, a impartir dos seminarios: Introducción al adiestramiento cognitivo-emocional y Gestión emocional para modificación de conducta -si pinchas en los títulos de los seminarios puedes ver los temarios y toda la información sobre su organización. Puesto que ambos seminarios ya están llenos (¡¡cuatro meses antes de su impartición!!) no creo que se considere un abuso publicitario que escriba sobre ellos en este blog ;).
Quienes me conocen saben que no soy demasiado aficionado a impartir formación fuera de EDUCAN, particularmente si tengo que desplazarme, y que suelo rechazar casi todas las propuestas en este sentido. Esto es porque, en primer lugar, me incomoda bastante el protagonismo que se lleva el ponente en este tipo de eventos. Nunca me ha gustado y no creo que consiga que me guste, no me parece saludable.
Otro motivo es que impartir este tipo de formación implica desatender temporalmente la gestión de EDUCAN, que exige una dedicación casi permanente para coordinar y atender todos sus frentes, máxime en este momento de crisis que nos lo está poniendo tan difícil a todos en España.
Sin embargo se han juntado razones de peso para aceptar.
La primera es que en toda América Latina, especialmente en Argentina y Chile, ha existido un interés continuo y creciente hacia el modelo de entrenamiento cognitivo-emocional desde que se editó el libro en el que recogíamos nuestra propuesta. Hemos evolucionado mucho los protocolos y me parecía de justicia que quienes tanto apoyo han mostrado hacia nuestro trabajo pudieran conocer de primera mano las muchas mejoras y avances que hemos introducido.
La sistematización del trabajo en pasos ordenados y reproducibles, así como la incorporación de evaluadores objetivos del avance son una necesidad en el entrenamiento comercial. En EDUCAN tenemos la suerte de realizar unos dos mil servicios al año entre adiestramientos comerciales y modificaciones de conducta, lo que nos proporciona un feed-back muy afinado tanto de la eficacia de los conceptos aplicados, como de la facilidad y comodidad de las técnicas concretas empleadas para hacerlo. Esto nos ha permitido diseñar un procedimiento seguro para un propietario particular que afronta la obediencia como una herramienta para la tenencia responsable de su perro (los adiestramientos comerciales), consiguiendo una comunicación más satisfactoria entre el entrenador y el propietario, así como entre el propietario y su perro. En la aplicación de este protocolo se centra la parte práctica del primero de los seminarios que impartiré.
Pero los avances más relevantes que hemos tenido en estos años están relacionados con la salud emocional. Clasificar correctamente los diferentes problemas de activación y gestión emocional es necesario para corregirlos, pues cada una de las alteraciones del sistema emocional genera diferentes problemáticas internas, aunque cursen con conductas similares. Sin embargo no es suficiente conocer dichas alteraciones emocionales, debemos conocer también las bases de la salud emocional para promover el bienestar y el acceso del animal a la felicidad a través de medidas dirigidas específicamente hacia estas bases. La salud emocional es más que la ausencia de problemas, y debe buscarse desde criterios técnicos definidos y claros, algo que, en mi opinión, aporta el segundo seminario. La formación sobre salud emocional es mi favorita y esta es la primera ocasión -y creo que será la única durante bastante tiempo- en la que la impartiré fuera de nuestro curso avanzado, creo que es una manera justa de agradecer el apoyo que siempre ha recibido el adiestramiento cognitivo-emocional por parte de los colegas entrenadores de América Latina.
Pero la pieza determinante para animarme a “cruzar el charco” ha sido la excelencia organizativa por parte de Marina Ruiz Rodríguez (Caricias Caninas). Marina estuvo en España y nos visitó durante la impartición de nuestros cursos para conocer de primera mano tanto nuestras necesidades didácticas como las de los alumnos, humanos y caninos, que reciben nuestra formación, algo determinante para mí, que soy entre un poco y muy neurótico sobre qué cosas son necesarias para que todo salga como debe. En todo momento ha sido fácil y cómodo trabajar con ellas y les estoy profundamente agradecido, esto nos permitió encontrar una solución al problema de muchos seminarios: las dudas al poner en marcha el trabajo expuesto. Hemos podido preparar unas sesiones tuteladas por mí para ayudar a consolidar la aplicación personalizada del protocolo expuesto. Me ha encantado que, al organizar estas sesiones, nadie se planteó en ningún momento añadir un coste adicional, me gusta trabajar con quienes se preocupan más por organizar bien las cosas que por cobrarlas bien.
Todos estos motivos hacen que esté muy feliz con la impartición de estos seminarios, deseando compartir nuestros desarrollos con mis compañeros de Argentina en particular y de América Latina en general, pues parece que vamos a disfrutar del lujo de conocer a colegas de muchos países que acudirán a los seminarios.
Esta dimensión internacional construye un punto de encuentro para el intercambio y la colaboración entre quienes nos dedicamos al entrenamiento canino y tenemos inquietudes comunes, para que sea un punto y seguido hemos decidido que todos los asistentes serán invitados al grupo exclusivo de Facebook para antiguos alumnos de EDUCAN, muchos ya reconvertidos en profesionales exitosos, El Laboratorio de Ideas EDUCAN, un espacio donde se exponen casos, se comparten experiencias y se colabora de manera igualitaria y con muy buena onda entre los integrantes.
Marina: Gracias por ofrecerme una visita tan ilusionante, espero responder a las expectativas y hacerlo tan bien como vosotras.
El adiestramiento C-E ha sido una de las primeras propuestas de adiestramiento en diferenciar entre la manera de funcionar de los refuerzos sociales e individuales, centrando buena parte de nuestros protocolos en conseguir que el perro disfrute del entrenamiento como una actividad conjunta con su guía y evitando que lo vea como un contexto de interés puramente egoísta en el que sólo le preocupen los refuerzos individuales.
He escrito un montón de artículos explicando los beneficios que tiene esto, frente al perjuicio social y relacional que causa la visión conductista de “si refuerza da lo mismo, cuanto más primario mejor reforzador”, que creo que ha causado bastantes males.
Incluso he diseñado un modelo tetradimensional (los espacios de aprendizaje) en el que se valoran las dimensiones social, cognitiva, emocional y física del perro para que siempre sepamos dónde estamos durante el adiestramiento y cómo afecta al perro nuestra línea de trabajo, permitiéndonos a través de evaluadores fiables ir adaptándolo a lo que consideramos eficaz y saludable.
Creo que he contribuido, en la medida de mis posibilidades, a que en nuestro país se vea el afecto como un elemento de calidad de vida necesario para el perro y para su entrenamiento que se puede evaluar, construir y optimizar desde criterios técnicos y no únicamente una declaración inespecífica de buenismo como sucede en muchos otros lugares.
Y precisamente por todo lo anterior me siento parcialmente responsable de una situación que empieza a ser preocupante.
Creo que es de Wilde la popular frase “cuando los dioses quieren castigarnos atienden nuestras plegarias” (no estoy seguro de la autoría pero sigo el consejo de mi hermana, que dice que una cita brillante estadísticamente será de Wilde, que básicamente era un señor que escribía frases citables, ahora con la moda de los microrrelatos sería lo más de lo más), desde luego yo he deseado mucho que se viera la importancia de diferenciar y trabajar de manera diferente los motores individuales y sociales de aprendizaje y generación de conducta, dándole la mayor relevancia a la parte afectiva de la relación. He trabajado todo lo que he podido en esta línea, tanto en el entrenamiento de perros, como en el de otros animales.
Pues ahora que parece que esta visión está calando me encuentro con que se está usando como otro martillo de herejes para machacar a quienes no utilizan/consiguen la activación social deseada de su perro durante el entrenamiento.
Yo reconozco que mi principal problema en el mundo del perro es que no las veo venir, estas cosas siempre me pillan por sorpresa.
Precisamente comento de manera recurrente con mis amigos que practican adiestramiento en positivo que encuentro un problema, el principal en mi opinión, en los tribunales de la ortodoxia que han surgido en torno a esta visión del entrenamiento, que aunque no comparto plenamente sí creo que ha sido necesaria y ha hecho mucho para reducir la trastienda de maltrato que existe en el entrenamiento de animales.
A veces lo importante no es tener razón, sino lo que haces con ella cuando la tienes. Algunos parecen desearla como guadaña de discrepantes o como el pedestal perfecto desde el que apedrear a los equivocados y a los confusos.
… Y ya me he encontrado con varios entrenadores novatos de los que me consta que su preocupación principal es el respeto y bienestar del perro -muchos de ellos adiestradores en positivo- a los que se les ha puesto en evidencia, acusándoles de no tener una relación saludable con su perro porque al trabajar éste se centraba en atender los refuerzos individuales, como la comida o el juguete, sin ser capaz de mostrar una interacción afectiva fuerte con su guía. Estos entrenadores se mostraban abrumados ante la posibilidad de que el vínculo con su perro resultara insalubre y que esto además fuera debido a su trabajo (trabajos, insisto, que usan refuerzos de valencia emocional positiva).
No os podéis imaginar lo que me jode afecta que el principal concepto que he defendido en los últimos diez años -cuando hablar de ello era como hablar en marciano- se haya convertido en una herramienta para hacer sentirse mal a buenas personas que quieren lo mejor para su perro. Porque además el análisis y el discurso de quienes hacen estas descalificaciones es de un reduccionismo tal que falsea el concepto, mostrando un desconocimiento de fondo del funcionamiento del afecto como parte integrada en el conjunto de procesos que generan el aprendizaje y la conducta. Menos almíbar y más conceptos.
Los perros, como nosotros y otros animales sociales, tenemos y necesitamos -Frans de Waal dixit– una parte egoísta y una parte altruista, una parte centrada en los intereses individuales y otra centrada en los motores sociales. No siempre están activas de la misma manera y eso no implica que no funcionen o no sean saludables. Patricia McConnell pone un ejemplo que me permitiré usar y extender: que un niño mientras juega al futbol con sus amigos no esté demasiado receptivo a los mimos de su madre no significa que no la quiera y que la madre deba sentirse fatal, de hecho probablemente sería más preocupante que el niño se fuera a abrazarla después de cada jugada.
Todos conocemos a parejas que durante cualquier actividad, un partido de tenis, una visita al museo, hacen tropecientas interrupciones para mostrarse afectivos, lo que a veces nos resulta chocante. Y con razón, puesto que no se puede estar realmente implicado en una actividad que exige concentración, como el deporte o el arte, haciendo continuas desconexiones emocionales de dicha actividad. Cuando esto sucede implica o bien ligereza e inconsistencia al realizarla o bien que las aparentes muestras de afecto se han convertido en rituales que se llevan a cabo de manera casi mecánica, por lo que no suponen una interacción afectiva real (bueno a un conductista le daría lo mismo mientras la conducta sea igual, pero si le damos peso real y no únicamente figurativo a la coordenada emocional y creemos que es relevante lo que pasa en la caja negra no podemos considerarlo así 😉 ).
Cada actividad permite un nivel de interacción afectiva determinado y concordante con lo absorbente, compleja y cómoda que resulte, para seguir con el ejemplo de McConnell consideraríamos razonable que el niño después de meter un gol o hacer una jugada excepcional mirase y sonriera a su madre para compartir esa emoción positiva de manera afectiva y social, así como que al final del juego fuera corriendo a rememorarlo con ella, pero si mantiene continua y repetidamente un contacto afectivo durante el desarrollo del partido es difícil creer que tenga mucho interés en el juego y será muy difícil que lo haga demasiado bien.
Con los perros sucede lo mismo: según sus capacidades, la dificultad y compromiso en la tarea y, sí por supuesto, la manera de entrenar, podrán mostrar una mayor o menor interacción afectiva durante los diferentes momentos del adiestramiento, precisamente por eso desarrollamos el modelo multidimensional que antes he comentado, que nos permite evaluar cuándo nos vamos por debajo de los mínimos adecuados para cada situación (que son muy variables) y debemos reevaluar el trabajo.
Pero no alcanzar la interacción social mínima en un momento concreto no señala necesariamente una mala o insuficiente relación afectiva del perro con su guía, de hecho este es el problema menos común de cuantos provocan esta desconexión, más frecuente es que el trabajo resulte demasiado difícil a nivel cognitivo o emocional y/o la información poco clara, requiriendo en ambos casos demasiada atención por parte del perro como para atender además al guía, esto es razonable: ¿qué hacemos nosotros cuando nos llama al trabajo nuestra pareja y estamos en un momento particularmente difícil o confuso? También, es cierto, resulta frecuente que la manera de trabajar, usando únicamente refuerzos individuales, haga que el perro en ese contexto no quiera saber nada de nosotros, pero esto suele estar circunscrito al ámbito del entrenamiento, mientras que la relación con el perro el resto del tiempo es saludable. Para solucionarlo tenemos diseñadas unas sesiones de transición que permiten enlazar el afecto del perro por su guía con el adiestramiento. Los casos en los que el problema es realmente un vínculo insuficiente son residuales y suelen darse en perros que viven fuera del núcleo familiar y única o principalmente se relacionan con su guía a través del adiestramiento, por lo que si éste no utiliza refuerzos sociales sí que afectará al conjunto de la relación.
Así que no hay que preocuparse tanto y sencillamente se ha de ir cambiando la manera de entrenar para cambiar con ello la óptica social, asumiendo que durante un trabajo que sea muy absorbente y divertido para el perro (como los trabajos avanzados de olfato, los más complejos, junto con los de protección para conseguirlo) no tiene sentido esperar más de lo que esperaríamos de nuestro hijo durante su partido, al fin y al cabo los perros solo son humanos 🙂 (premio al que sepa a quién le dijeron esta frase, sobre qué especie, por qué motivo y quién lo hizo).
La relevancia que están tomando las emociones, y particularmente las relaciones afectivas entre el perro y su guía, no debería servir para trazar otra línea divisoria entre los que lo hacen bien y lo hacen mal, sino ayudarnos a todos para avanzar y mejorar. Que algunos lo hayamos incorporado primero a nuestra manera de entrenar no nos genera ningún privilegio ni el derecho de veto. El conocimiento no tiene puertas, solo caminos, algunos son más largos y algunas personas viajan desde más lejos, a ellos es a quienes más hay que animar para que sigan caminando.
Cuando entrenamos a un perro tenemos que enseñar nuevas cosas a un animal de otra especie, esto no es moco de pavo: supone preparar y organizar una cantidad crítica de información de manera que se reciba correctamente, dándole el significado que nosotros deseamos. Algo que ya es difícil con individuos de nuestra especie (y si lo dudas comprueba cuántos malos entendidos causan las redes sociales).
Muchos entrenamientos empiezan iniciando al perro en las conductas de nuestro interés desde el primer día, también el adiestramiento C-E originalmente lo hacía así, se pueden obtener muy buenos resultados trabajando de esta manera, pero también existen algunos riesgos importantes.
La manera de comunicarse de perros y personas no es igual y hacerlo con efectividad requiere del cumplimiento de unas premisas previas.
La primera es que ambas partes tengan interés en establecer comunicación, parece una obviedad pero no lo es en absoluto, y la manera de conseguirlo determinará la actitud del perro (y la nuestra) ante el entrenamiento. En muchos casos nos basamos en metas puramente individuales, y no hablo solo del perro: a un adiestrador que no entiende el adiestramiento como algo que le permite conocer, conectar y afinar su relación con el perro y sólo tiene interés en obtener conductas, difícilmente se le ocurrirá construir la comunicación de otra manera que como un intercambio egoísta de refuerzos por conductas. Sin embargo también se puede obtener el interés del perro por comunicarse con nosotros por otro motivo: la existencia de una fuerte y saludable vinculación afectiva que hará que cuando interactuemos el perro nos ofrezca su atención y desee obtener la nuestra.
Desear comunicarnos, sea de una u otra manera, es condición necesaria pero no suficiente para conseguir que esa comunicación sea exitosa, hay que cumplir una segunda premisa: tener un canal de comunicación que ambas partes sintonicen adecuadamente, aquí también existen dos vías posibles: las dos especies somos mamíferos sociales con una gran capacidad para entendernos con otros miembros de nuestro grupo, pero lo hacemos de manera muy diferente, así que podemos optar por no establecer una comunicación usando el canal social, sino utilizar únicamente señales que marcan la aparición de estímulos individuales de interés para el perro, el canal diseñado para sacarle partido al entorno, que asociaremos con conductas o, por el contrario, construir un código de comunicación para el entendimiento social entre las dos especies que nos facilite a ambas partes la emisión-recepción de información con valor social, un canal social que emite/recibe en “spanglish” interespecífico.
En los actuales protocolos de trabajo C-E la primera etapa del trabajo está dedicada íntegramente a conseguir vinculación y comunicación con valor afectivo y social, hasta que no cumplimos estos objetivos no se inicia la enseñanza de conductas, ni el más simple sentado, así minimizamos dos problemas que, en mi opinión, son muy comunes en el entrenamiento de perros y cuyo origen está en la mala comunicación:
El colapso informativo, que consiste en que la acumulación de pequeñas informaciones que no se reciben o interpretan correctamente termina bloqueando el canal informativo, como nos sucede cuando escuchamos una conferencia en inglés y, aunque entendemos la mayoría de las cosas, algunas frases se nos escapan y al rato necesitamos salir un momento de la sala para despejarnos porque ya no nos enteramos de nada. Otro buen ejemplo de colapso informativo es lo que pasa cuando hablamos por el móvil y alguna interferencia hace que no escuchemos por completo lo que dice nuestro interlocutor, inicialmente podemos mantener la conversación, pero progresivamente se hace más incómoda hasta que no podemos seguir el hilo de lo que nos cuenta. Basta con que se pierda un diez por ciento del significado de una comunicación para que se produzca un colapso informativo, que llegará más rápido cuanto mayor sea dicha pérdida de información. Por ello entrenar y afinar nuestra capacidad y herramientas de comunicación con el perro antes de utilizarlas para trasmitir información es de vital importancia, creo firmemente que muchas de las situaciones que se suelen considerar sobreentrenamiento son en realidad debidas a este fenómeno, por alargar las sesiones hasta que finalmente colapsamos al perro. Por supuesto esto también le puede suceder al guía si no entiende las señales sociales que el perro emite, y por ello debemos mantenernos receptivos. Aunque nosotros seamos los profesores hay que saber escuchar a los alumnos para conseguir resultados y buen ambiente en el aprendizaje.
El otro problema relacionado con la mala comunicación tiene que ver con el emisor de la información y aunque puede afectar a ambas partes del binomio es más frecuente encontrarlo en el guía. Me refiero a la aparición de frustración ante la incorrecta recepción de la información que emitimos, frustrarse al no ser entendidos es una respuesta emocional involuntaria e inevitable, es lo que sucedía en Pekín Express a los atribulados concursantes cuando se enfadaban con un señor de Pekín (o sea un pequinés), que estaba tan tranquilo vendiendo naranjas (de la China) en su puesto del mercado y que no les entendía al preguntarle en correctísimo castellano por la dirección de un templo al que tenían que llegar con urgencia. Sin irnos tan lejos -literalmente- a todos nos sucede que cuando no se nos entiende por el móvil, debido a una mala señal o a interferencias, y nos piden una y otra vez que repitamos lo último que hemos dicho tendemos a abandonar la conversación por frustrante. Los buenos adiestradores no son los que no sienten frustración cuando el perro no les entiende, pues como digo es imposible evitarlo, sino los que, en lugar de aumentarla hasta que llega a ser insidiosa, insistiendo en repetir un mensaje que no se recibe correctamente, cambian la forma o el contenido del mensaje cuanto sea necesario para asegurarse de su buena recepción.
En adiestramiento C-E tenemos la etapa de vinculación y comunicación, diseñada especialmente para nuestro modelo, pero tengo la convicción de que a cualquier otro protocolo de adiestramiento le resultará ventajoso construir la relación y las normas generales de trasmisión de información de manera previa al entrenamiento de conductas.
Es frecuente que los adiestradores nos refiramos a perros con un enorme interés por jugar con mordedores o pelotas como “yonkis”. Lo curioso es que le damos un valor positivo a esta expresión, porque gracias a ello podremos obtener un adiestramiento deportivo o de utilidad (aquí no me refiero al adiestramiento destinado a mejorar la convivencia) positivo, implicado, proactivo y de calidad.
Sin embargo esta fuerte predisposición puede generar lo que es, en mi opinión, uno de los principales “riesgos ocultos” del entrenamiento: convertir a los perros en adictos, ya sea a los juguetes, la mordida, las pistas de obstáculos… Y cuando hablo de adictos me refiero exactamente a eso.
El límite entre la implicación y el disfrute de algo muy divertido y la adicción es difuso. ¿Cuándo pasa una gran afición al deporte a convertirse en vigorexia? ¿En qué momento exacto podemos decir que estamos rozando lo insalubre?
Para encontrar esa frontera debemos definir claramente el concepto:
La adicción se caracteriza por la pérdida más o menos completa del control al aparecer estímulos que anuncien la posibilidad de realizar la conducta a la que se es adicto, como sucede cuando un ludópata escucha el tintineo de una máquina tragaperras o cuando algunos perros practicantes de Agility esperan el inicio de la pista. Esto implica actuar incluso de maneras autolesivas o que serían inaceptables en situaciones de control cognitivo saludable, ignorando las consecuencias negativas de la conducta adoptada, así como ser incapaz de iniciar otras conductas altamente valiosas que impidan la realización de la conducta adictiva.
No debemos confundir la adicción con la dependencia que implica un síndrome de abstinencia físico cuando deja de suministrarse una sustancia, mientras que en la dependencia las alteraciones se relacionan con la carencia, en la adicción están relacionadas con la obtención, al parecer existe un desequilibrio entre los circuitos neuronales de búsqueda, que activan al perro para realizar una conducta, y los de gratificación, que hacen que se sienta satisfecho al haber obtenido lo deseado (como la pelota). Este desequilibrio se construye a través del aprendizaje, particularmente cuando se hacen programas de refuerzo de expectativa y programas de refuerzo intermitente. Obviamente esto no quiere decir que siempre que realicemos entrenamientos de este tipo vayamos a generar adicciones, pero debe ser tenido en cuenta al entrenar a perros que ya muestran un altísimo interés por los juguetes que le ofrecemos como reforzadores.
Evitar la adicción en determinados individuos y razas es algo difícil cuando se entrenan trabajos deportivos y es uno de los puntos sobre los que tengo más enfocada mi atención actualmente. Afortunadamente hay varias cosas que podemos hacer para disminuir este riesgo y mantener en el perro una alta implicación que permita una evolución máxima del entrenamiento. Y lo bueno es que puede hacerse casi con cualquier sistema de entrenamiento, no vale únicamente para el adiestramiento cognitivo-emocional.
1- Respeta su infancia:
Los cachorros están construyendo su forma de entender el mundo, si le das una relevancia excesiva al entrenamiento durante esta etapa, independientemente de lo respetuosa o positiva que sea tu manera de entrenar, potenciaras que el perro lo vea como el centro de su vida. Es importante trabajar con el cachorro, en ningún caso defiendo que no se inicie el adiestramiento hasta la madurez, pero desde luego nunca debería ser su actividad principal: clases grupales para cachorros (en EDUCAN tenemos unas estupendas), salidas de socialización… son opciones más interesantes para ocupar la mayoría de la puppy-agenda. Cuando veo cachorros con menos de seis meses que hacen prácticamente todo su reglamento siempre tengo la misma impresión que al ver a las gimnastas de doce años: que no han podido elegir si les gusta lo que hacen y que a esa edad hay opciones más saludables.
2-Convive con el perro:
Nada potencia más la adicción que mantener a un perro viviendo todo el día en una perrera y sacarle únicamente a entrenar. La convivencia implica la interacción con los perros en muchos contextos emocionales y sociales, y por ello una educación social mínima. Nadie tendría en su casa a un perro que le muerde la mano cuanto sacude una servilleta o que se pase toda la noche empujando una pelota para que se la tires. La convivencia hace del entrenamiento otra actividad con su dueño, si todo sale como debe, será la más divertida, pero no la única en la que el perro puede interactuar con él y obtener refuerzos sociales e individuales.
3-Pasea por el campo:
Sé que Dani Pardos, que es lo máximo en cordura que se sirve en adiestradores, cree que se ha abusado de la expresión “dejar al perro ser perro” hasta convertirlo en un mantra sentimentaloide y sin sentido, pero creo sinceramente que pasear con los perros libres por el campo les permite y potencia disfrutar de sus capacidades naturales mejor que ninguna otra cosa, recordándoles que no solo pelotas, mangas o saltos son divertidos. Sólo son algunas de las opciones para pasarlo bien.
4-Que se relacione con otros perros:
Los perros tienen que relacionarse con perros, les permite sutilezas de comunicación e interacción que engrasan sus capacidades sociales y evitan que haga de un juguete el centro de su mundo, por mucho que le guste. Si tienes un perro al que no le gusta interactuar con perros desconocidos (no me refiero a casos patológicos) te recomiendo incluir en tu familia un cachorro del sexo opuesto al de tu perro: en este caso dos en mejor que uno, se relacionarán entre sí y tú podrás pasar horas viéndoles jugar. Tampoco tienes que ser el centro del mundo de tu perro (ni de tu pareja, ni de tus amigos humanos) tooodo el tiempo ¿verdad? ¿O eres así de inseguro?
5-Trabaja en equipo:
Es curioso que todas las conductas adictivas en personas son conductas individuales (podríamos excluir las adicciones sexuales, pero en realidad también lo son, pues el partenaire está objetualizado), por ello el trabajo en equipo es muy eficaz para evitar la adicción. Al existir reglas de coordinación y subordinación que ambas partes –perro y adiestrador- deben conocer y seguir, necesitando de la interacción para alcanzar los objetivos, evitamos que el perro vea la pista, el juguete… lo que sea como algo que buscar obsesivamente: la pista es algo que requiere la colaboración de ambos y la pelota o el mordedor son elementos para jugar con su guía, no objetivos por sí mismos.
6-Ten una manera de indicarle cuándo ha terminado de trabajar:
Si a tu perro le encanta el adiestramiento y no sabe claramente cuando termina una sesión será fácil que mantenga la expectativa de continuarla, requiriéndote a ello de manera insistente. Ten un comando o señal que uses siempre cuando termines una sesión, si eres consistente en muy poco tiempo sabrá diferenciar cuándo puede acceder a la pelota y cuándo no, mejorando su autocontrol y aprendiendo a desconectarse del juguete.
7-Mantén una comunicación honesta con tu perro:
Debo reconocer mi antipatía a todo programa de refuerzo intermitente, cuando el perro no sabe si aparecerá o no el premio se obsesiona con él y no puede conectar su concentración relajada, disfrutando de lo que está haciendo sin pensar únicamente “pelota, pelota, ¡¡peloooota!!”. Veo muchos perros de razas afectuosas e inteligentes, como los malinois, convertidos en adictos por programas de este tipo. La comunicación honesta quiere decir que el perro sabe qué es lo que va a pasar cuando realiza una conducta: si le hemos indicado que conseguirá la pelota por hacer algo debe obtenerla siempre, si no se la vamos a dar el perro debe saberlo también. Quizá este es el punto que más excluyente resulte para determinados modelos de adiestramiento y es que es una seña muy identificativa del trabajo C-E. Pero si practicas otro modelo de entrenamiento que hace imposible la comunicación honesta no te preocupes, sé más escrupuloso al seguir el resto de los consejos de este artículo y mantendrás a tu perro lejos de la adicción sin necesidad de cambiar tu forma de entrenar.
8-No seas obsesivo adiestrando:
Los perros son muy empáticos, para tu perro será muy difícil no obsesionarse con el entrenamiento si tú lo estás. Hace muchos años un excelente entrenador y amigo me propuso dejarme a su perro un tiempo porque lo tenía sobreentrenado y no se consideraba capaz de parar si lo tenía en casa. A los lectores que no tengan interés en el adiestramiento deportivo les podrá parecer un caso exagerado, no creo que coincida con ellos nadie que lo practique. Es difícil cambiar nuestra actitud hacia el adiestramiento, pero es fácil ponernos unos límites: deja un par de días a la semana libres de entrenamientos, tú puedes pasar el mono viendo videos de adiestramiento en internet, leyendo sobre ello o incluso opinando en foros (pero sin abusar Payno, sin abusar en ningún sentido 😉 ). Además oblígate a pagarle al perro por cada hora que dedica al entrenamiento a la semana con otra hora de actividades divertidas de otro tipo, valen las descritas de pasear por el campo o jugar con perros, pero también sesiones de masaje relajante o (si no es lo que entrenas) sesiones lúdicas de trabajo de olfato, llévalo a nadar en un pantano o rio…. Esa contabilidad te asegura que le remuneras en calidad emocional por implicarse tanto en el adiestramiento, al fin y al cabo en Google, empresa famosa por los resultados y compromiso de sus trabajadores, tienen sillones de masaje y videojuegos para los empleados. Y no parece que les vaya mal.
La adicción es un riesgo real en los perros seleccionados y destinados al trabajo deportivo o funcional de casi cualquier especialidad, es nuestra responsabilidad mantenerles emocionalmente saludables para que disfruten del adiestramiento tanto como nosotros, pero se obsesionen con él bastante menos.
Pardo, por dos no me ha salido un decálogo, cada vez estoy más cerca.
Hace tiempo que tenía ganas de escribir un artículo sobre uno de los puntos más característicos y polémicos del trabajo cognitivo: la enseñanza y uso del “no” informativo, la indicación que le damos al perro para dejar de hacer alguna conducta. Como ha surgido el tema en nuestro Laboratorio de ideas creo que esta es una buena ocasión para sacarme la espinita.
Desde ya aviso que haré una encendida defensa de las ventajas de enseñar al perro una indicación para dejar de hacer, pero en modo alguno pretendo descalificar a quienes no lo hacen, pues conozco grandes adiestradores con excelentes resultados que ni entrenan ni usan esta indicación, aunque sí que me gustaría convencer a alguno de ellos para incorporarla a su trabajo con los argumentos que expondré 😉
Antes de empezar haré notar que he utilizado la palabra indicación y no señal o comando para hacer referencia al “no”, aunque coloquialmente se puedan utilizar estos términos (yo el primero), para ponerlo negro sobre blanco no me parecen adecuados, el primero es profundamente conductista y el segundo demasiado cognitivo (porque, al menos en adto. C-E, viene de los comandos de programación y no como parecen creer algunos de la jerga paramilitar). Son inadecuados porque dejan fuera el valor emocional y social que tiene per se cualquier indicación del guía para su perro, haciendo únicamente referencia a la asociación de una palabra o gesto con la realización de conductas concretas.
Por el contrario sabemos que las indicaciones sociales varían su valor y significado según la relación afectiva que tengamos con quien nos la da, según el tono emocional que emplee el emisor y según cómo sean las relaciones de coordinación y subordinación entre ambos. Usar términos que son equivalentes al cambio de color de un semáforo (señal) o al lenguaje de programación de un ordenador (comando) es hacer una renuncia expresa a considerar dichos valores sociales y emocionales como una parte de la ecuación, algo incorrecto puesto que son inevitables.
También se suele hablar del “no” informativo como una MAR, una marca de ausencia de refuerzo, esto es equivocado y particularmente incorrecto (es uno de los anacronismos que conservamos de la hoy superada visión/nomenclatura radicalmente conductista del aprendizaje), una incorrección que nos puede llevar a errores en su entrenamiento y/o uso. Una MAR es una señal que informa al perro que no recibirá refuerzo por la conducta que ha realizado, normalmente indicándole también que debe plantearse realizar otra distinta para conseguir ser reforzado. Una MAR es la bocina que suena cuando un concursante falla una pregunta en un concurso o cuando introduzco una moneda en una máquina de vending y se ilumina el cartel de “producto agotado”. No es equivalente al “no” informativo que proponemos en el trabajo C-E por dos motivos, el primero se deduce de lo anterior, al venir de una persona automáticamente el perro valora muchos más aspectos que el meramente informativo, en el ejemplo de la máquina de vending si alguien me indica que no quedan bebidas actuaré de manera muy distinta a la que tendría cuando se enciende el cartel: si me lo dice un desconocido es muy probable que pruebe, porque no tengo confianza en él y quizá se equivoque, si me lo dice mi madre (que es una santa) me lo creeré y no meteré la moneda, pero si me lo dice mi amigo Javier, que es bastante malévolo, probaré seguro, porque me lo puede estar diciendo para fastidiarme y que me quede sin bebida. Pero además de esta diferencia de base existe otra igual de importante.
El segundo motivo está en la respuesta que buscamos con el «no» informativo, si nos fijamos tanto en el ejemplo del concursante como en el de la máquina de bebidas la MAR aparece cuando ya se ha realizado la conducta, lo que hacen las MAR normalmente es impedir que se reitere o reafirme la conducta que ya se ha realizado, no que se corte durante su realización, esto con las MAR sólo se consigue combinando la MAR con la indicación al perro de que realice otra conducta que sí será reforzada. Es un trabajo que puede ser eficaz en un nivel superficial, pero nos impide que el perro obtenga los beneficios profundos de aprender a inhibirse, algo que podía suceder (y sucedía con relativa frecuencia, qué leche) con el primer protocolo de enseñanza del “no” informativo que proponíamos en trabajo C-E, el que aparece en el libro.
Esto pasaba porque ha sido posteriormente a su publicación cuando han empezado a conocerse bien los mecanismos y características de un proceso muy importante: la inhibición.
La inhibición es la capacidad cognitiva que permite interrumpir una acción o proceso mental ya iniciado, aunque en los perros nos limitaremos a hablar de la interrupción de las conductas.
La importancia y los mecanismos de funcionamiento de la inhibición no eran conocidos porque resultaban extremadamente difíciles de observar, no ha sido hasta el uso de la, tres veces sea bendita, neuroimagen que hemos sabido que la inhibición activa zonas y formas de funcionamiento del cerebro muy distintas a las que se utilizan para aprender conducta nueva o realizar conducta conocida (Wildenberg y col. 2006, Aron y col. 2007, Ray y col. 2009). Estos nuevos conocimientos han permitido, entre otras cosas, importantes avances en la comprensión y estudio de la enfermedad de Parkinson en personas (Obeso y col. 2011), al comprobarse que la capacidad de inhibirse se altera fuertemente al sufrir esta afección, lo que está directamente relacionado con la dificultad y lentitud de quienes la sufren para cambiar de tarea o aprender de manera implícita.
La inhibición es necesaria, entre otras cosas, para el autocontrol, la integración social, el desarrollo de la empatía y el establecimiento de lazos afectivos saludables ¡casi nada!
Como todas las capacidades cognitivas, la inhibición requiere entrenamiento para llegar a ser funcional y adaptativa, si entrenamos el “no” diciéndole al perro que no debe perseverar en la conducta que hace sino realizar otra que sí será reforzada o no entrenamos el “no” y nos limitamos a contracondicionar cualquier cosa que no nos interese que haga el perro, pidiendo y reforzando conductas incompatibles, lo que estamos haciendo es seguir entrenando la parte del cerebro que se dedica a hacer, pero sin poner en marcha ni entrenar las partes que deben emplearse para el no hacer. Nuestro trabajo tendrá resultados en la conducta del perro, pero no en el desarrollo saludable de su capacidad de inhibición.
Para aportarle al perro un buen entrenamiento de dicha capacidad de inhibirse debemos reforzarle por dejar de hacer algo, por interrumpirlo a medias. Una de las características que marcan el buen trabajo es que al construirlo el perro no llegue a terminar la conducta que deseamos inhibir, pero sin impedir que aparezca: activaremos la conducta a inhibir y debemos conseguir que la interrumpa una vez iniciada y antes de completarla. Esto era algo muy difícil con el protocolo de entrenamiento antiguo y por eso desarrollamos el actual, en el que el perro desea alcanzar algo apetecible en una situación controlada, le damos la indicación de inhibición y le reforzamos cuando interrumpe la conducta que ya estaba mostrando.
El entrenamiento de la inhibición dirigida, además de ayudar al desarrollo emocional y social saludable del perro, tiene un sentido práctico, pues el tener una manera positiva y clara de indicarle que deje de hacer determinadas conductas durante los paseos u otros momentos que estén fuera de los reducidos límites de una sesión de adiestramiento es una útil herramienta para la convivencia.
Al darle este valor positivo durante su entrenamiento inicial se hará más fácil su correcta trasferencia al ámbito social manteniendo un tono positivo.
Podría parecer que en dicho ámbito social inhibirse porque nos lo indica otro individuo es algo con valor emocional negativo, esto no es así: si un profesor le indica a un alumno durante un examen que su respuesta no es adecuada este le estará agradecido al profesor que le ha evitado un error (salvo que el profesor sea muy, pero que muy cabrón). Cuando la indicación de que nos inhibamos viene de alguien que merece nuestra confianza es considerada una ayuda y refuerza la calidad de la relación social entre los individuos, de hecho la adecuada capacidad de inhibirse es necesaria para el trabajo coordinado y es uno de los cimientos de la capacidad social.
Esto nos podría hacer pensar que nada es mejor para relacionarnos con nuestro perro que ir diciéndole que “no” a todo, obviamente esto no es cierto.
Es frecuente en las comedias estadounidenses la aparición de una pareja mayor en la que ella le dice a él que no haga/coma determinadas cosas, lo que a él le molesta profundamente y le impulsa a llevar a cabo precisamente lo que le acaban de decir que debería inhibir, normalmente con el resultado de que sale perjudicado porque su esposa, aunque fastidiosa, tenía razón.
¿Qué ha pasado en este caso para que el “no” informativo no ayude a mejorar la relación entre la pareja? Aparentemente se dan todas las condiciones necesarias para ello: la relación afectiva es suficiente, inhibirse trae efectos beneficiosos al marido… Lo que suele fallar es la proporción, la inhibición implica parar bruscamente un montón de procesos físicos y mentales que ya están en marcha, lo que supone un importante sobreesfuerzo para el organismo y el sistema cognitivo. Si durante el transcurso de nuestra relación la mayoría de las veces que damos indicaciones al otro, sea un perro o un marido sesentón, son para que deje de hacer en lugar de para que haga, estaremos causando un agotamiento mental y físico profundo que terminará traduciéndose en un estado emocional negativo. Como tantas cosas en la vida, la inhibición dirigida es algo bueno y saludable en la justa medida, mientras que su abuso resulta perjudicial.
Debemos limitar el número de ocasiones en las que pedimos a nuestro perro que se inhiba, siendo la mayoría de las indicaciones que le demos para que aprenda, para que realice conducta conocida o simples intercambios afectivos. Que las veces que le pedimos que se inhiba no superen el diez por ciento de las cosas que le solicitamos o enseñamos es una buena norma.
Por último decir que en lo que sí coincido plenamente con los críticos de la indicación “no” es en la dificultad de mucha gente para usar esta palabra en concreto con un tono adecuado, de ayuda. Parece que al decir “no” mucha gente saca al oficial prusiano que lleva dentro, haciendo que resulte amenazadora, lo que le dará un valor social y emocional negativo. Aunque el perro deje de realizar la conducta no será porque hayamos conseguido una inhibición saludable, sino debido a la aparición de miedo. Ya llevamos varios cursos diciéndole a nuestros alumnos que estamos pensando en cambiar la señal del “no” a “error”, “fallo” u otra que no tenga en quienes la utilizan el efecto de la pócima que inventó el doctor Jekyll. Creo que de este Abril no pasa.
Qué largo me ha salido, de esta me tengo que buscar una webmamaster nueva 🙁
El otro día recibí una nota informativa de nuestros colegas del centro canino “Cinco Huesos” sobre un seminario que organizaban: Traen a Claudia Fugazza a exponer su sistema “Do as I Do” (hazlo como yo).
En nuestro país se hacen muchos y buenos seminarios con ponentes de calidad, normalmente entrenadores de renombre de especialidades concretas (VPG, Agility, OCI, problemas de gestión emocional del miedo o la agresión…) que exponen y ponen en práctica sus filosofías, procedimientos y técnicas probadamente exitosas.
Este seminario es muy diferente.
Claudia Fugazza ha desarrollado un protocolo de trabajo, “Do as I do” (hazlo como yo), que utiliza el complejo proceso cognitivo y social de la imitación para enseñar al perro, esto significa que el perro aprende imitando lo que hace su guía humano. Me sorprendió mucho esta propuesta y aún más el hecho de no saber quién era la señorita Fugazza ni que existía el “Do as I Do” como protocolo de entrenamiento, pues suelo estar bastante actualizado y el tema de empatía, simpatía y sincronía está muy ligado a la imitación, al indagar descubrí que se había presentado oficialmente en un libro que se editó en diciembre del año pasado, o sea menos de medio año. Realmente es una noticia de última hora, así que me siento excusado por no conocer su trabajo hasta ahora.
En mi opinión esta es la propuesta más importante que ha aparecido en entrenamiento de perros desde… bueno desde que nosotros planteamos incorporar al entrenamiento de manera sistemática los procesos cognitivos de resolución de problemas, formación de conceptos y toma de decisiones, así como de trabajar la gestión emocional y llamamos al conjunto de nuestras propuestas adiestramiento cognitivo-emocional.
“Do as I Do” es tan importante porque no solo plantea la existencia en los perros de una capacidad cognitiva y social muy compleja, como es la imitación, sino que aporta un protocolo concreto y sistemático para aprovechar esta capacidad en el adiestramiento. Algo completamente novedoso y revolucionario.
He comentado lo relevante, en mi opinión, de esta propuesta con otros colegas y en varios casos he tenido una sensación de “déjà vu”, me han planteado que Claudia Fugazza no ha tenido grandes resultados en competiciones o que en sus videos el nivel de entrenamiento de su perro es inferior al que obtienen otros entrenadores que enseñan las mismas destrezas con métodos tradicionales.
¿Cómo se puede ser tan corto de vista? (el texto original era «¡Putos miopes!», pero me comentan que es inadecuado, así que no lo pongo :)).
El primer coche era menos eficaz que el último carromato, pero lo que suponía de avance conceptual era incuestionable y marcaba el inicio de una época… o el final de la anterior. Es normal que los protocolos y las técnicas concretas para aplicar la imitación como motor de enseñanza sean mejorables ¡acaban de empezar! Pero dentro de diez años las técnicas se habrán afinado y no entenderemos cómo podíamos entrenar sin tomar en cuenta la imitación. Y será gracias a la señorita Fugazza. Con esto no quiero decir que tengamos que dejar de utilizar los procesos de aprendizaje que se usaban hasta ahora para enseñarlo todo a través de la imitación (en rastreo en concreto no lo recomiendo en absoluto, salvo que uno tenga más experiencia que Pocholo Martínez-Bordiú), sino que tendremos una vía más de adiestramiento, no una técnica nueva, sino una nueva manera de enseñar.
Claudia Fugazza ha cambiado para siempre el entrenamiento de perros, sin vuelta atrás, da igual que después otro entrenador con más “mano” o interés en la competición consiga mejores resultados aplicando “Do as I do”, no importa que algunos lo utilicen, se beneficien de ello y después digan que en realidad era algo que siempre se había hecho y que no había novedad en la propuesta. No importa que los adiestradores más ancestrales y cerrados sonrían y se hagan gestos cómplices de desprecio al decir “…que los perros imitan ¡qué se inventarán ahora para vender cursos!”. Nada de eso importa porque esta brillantísima entrenadora nos acaba de regalar el siguiente paso en la evolución del adiestramiento de perros y si alguien no sabe verlo es él quien tiene el problema.
Como se puede deducir de mis palabras me parece necesario conocer el trabajo de Claudia Fugazza para tener una visión completa sobre cómo enseñar a nuestros perros aprovechando el máximo de procesos cognitivos y sociales, por ello veinte entrenadores de EDUCAN ya nos hemos apuntado a este seminario. Yo os recomiendo empezar a usar la imitación social como motor de aprendizaje 😉 .
Como ayer estuve respondiendo a los comentarios de mi anterior entrada, y además tuve que dedicar parte del día a escribir a algunas entidades que trabajan en enriquecimiento y bienestar animal sobre nuestro trabajo, he tenido que exponer muy sucintamente algunas de nuestras ideas sobre entrenamiento de animales, particularmente creo que los animales alojados en Zoos serían los más beneficiados de la adopción de un modelo cognitivo-emocional de entrenamiento. He pensado que podía compartir con vosotros, en forma de post, estas ideas generales.
En los últimos años se han llevado a cabo una serie de descubrimientos y desarrollos sobre aprendizaje y conducta, sobre tipos de reforzadores su funcionamiento e interrelación, nuestro punto de partida es que estos conocimientos deben traducirse en técnicas nuevas para el entrenamiento y bienestar animal.
Como consecuencia de lo anterior podemos deducir que los modelos de entrenamiento animal que se están utilizando tienen algunas limitaciones y pueden generar mermas en la calidad de vida de los animales, particularmente de los que se encuentran alojados en instalaciones zoológicas.
Existen varios ejemplos muy claros:
En primer lugar está el hecho de que existen una serie de conductas que el animal realiza espontáneamente cuando se encuentra emocionalmente saludable y que resultan intrínsecamente reforzantes, esto es, que no necesitan de ningún elemente externo al animal para realizarse. El animal las realiza porque se encuentra bien y para encontrarse bien. El animal disfruta de hacerlas “per se”.
Se ha comprobado que cuanto más premiamos con reforzadores primarios como la comida estas conductas de bienestar, tanto más disminuye su valor auto-reforzante y se realizan menos de manera espontánea. Esto quiere decir que si premiamos los saltos de los delfines con pescado para poder incorporarlos al entrenamiento y show estaremos disminuyendo la posibilidad de que disfrute de saltar en el tiempo en el que no está trabajando con sus entrenadores, que es la mayor parte de su tiempo, esto se traducirá en una merma en la calidad de vida del animal, puesto que hemos disminuido la posibilidad de que realice una conducta que le causaba bienestar emocional.
El entrenamiento actual debe ser capaz de potenciar la aparición de estas conductas de bienestar o, al menos, no disminuirla. En EDUCAN hemos desarrollado recursos técnicos y protocolos para conseguirlo.
También se sabe que no se gestionan de igual manera los refuerzos externos, que provienen del entorno, que aquellos que provienen del grupo social y son de naturaleza afectiva, la sobreabundancia de refuerzos del entorno causa una hiper-atención sobre este y una progresiva desvinculación del individuo con respecto del grupo social y de los refuerzos afectivos que surgen en este. Al entrenar principalmente con técnicas operantes aumentamos la atención de los animales sobre su entorno, lo que en un animal que vive en un entorno limitado, como son todos los alojados en instalaciones zoológicas, llevará, por el enfoque de su atención, a que esté necesariamente poco estimulado.
Las técnicas operantes, además, merman la interacción social por lo que disminuiremos el interés del animal por relacionarse con los otros animales con los que se aloja, incluso negativizando su presencia por ser competidores para obtener las recompensas que el entorno ofrece. Por ello el entrenamiento demasiado centrado en recursos operantes hará que disminuyan las interacciones afectivas y lúdicas entre los animales que viven juntos, pudiendo incluso aumentar el número de agresiones y la tensión de la convivencia.
El entrenamiento debería hacer lo contrario, potenciar el ámbito social lo que sería enriquecedor, puesto que la riqueza y complejidad de la interacción social, incluso en cautividad, es una de las más poderosas armas de las que disponemos para garantizar una vida emocional saludable al animal (obviamente aquí me refiero a animales sociales). Esto no es complejo cuando se sabe cómo incorporar el afecto como elemento de trabajo de manera adecuada. Se ha huido sistemáticamente del uso del afecto como motor de conducta en los protocolos de entrenamiento más operantes, en otros casos en los que entrenadores empáticos se han preocupado por vincularse emocionalmente con aquellos animales que entrenaban, se han dado situaciones de hiper-apego y dependencia que aún causaban un mayor malestar al animal, pues se encontraba infeliz excepto cuando podía interactuar con su entrenador, llegando a rechazar el contacto con los otros animales alojados con él. Un protocolo que entrena y equilibra de manera adecuada el uso del afecto es prioritario para mejorar la competencia social de los animales sociales alojados y su calidad de vida.
Otra carencia de los modelos imperantes de entrenamiento es que no trabajan sobre la capacidad del animal de gestionar correctamente el estrés, incluso intentado evitar su aparición a toda costa, algo que empeorará en el medio plazo dicha capacidad. De ello resulta una gran cantidad de animales que se afectan fuertemente por situaciones que realmente no son importantes. Esto también disminuye la calidad de vida de los animales, siendo muy fácil mejorar la capacidad de los animales de gestionar el estrés a través de protocolos relativamente sencillos, como los que hemos propuesto en el Zoo de Madrid.
Estos son sólo algunos de los planteamientos más sencillos y evidentes que surgen a consecuencia de los nuevos conocimientos que comentaba al principio, la realidad es que existen otros muchos parámetros de los procesos de entrenamiento que pueden y deben ser reajustados.
Nuestro objetivo es hacer del entrenamiento una herramienta holística de mejora de la calidad de vida de los animales, considerando los resultados en exhibiciones como una parte importante de los objetivos, pero siempre supeditada a la influencia global del entrenamiento en la vida del animal.
…Y si queréis ver todo esto en vivo, os invito a nuestro concurso de Facebook para acompañarme en una sesión de entrenamiento con leones marinos bebés :).
Finalmente el lunes día doce me tocó hacer la presentación oral en la EAAM (European Association for Aquatic Mammals) en la que hablaba de algunas de las conclusiones e ideas que hemos extraído conjuntamente el equipo de entrenadores del Zoo de Madrid y el equipo de EDUCAN sobre el trabajo desarrollado desde hace más de un año para incorporar un modelo de entrenamiento cognitivo-emocional para mamíferos marinos. El título de la presentación era “Más allá del condicionamiento operante: resultados de aplicar un modelo de entrenamiento cognitivo-emocional en leones marinos”, pero en inglés que suena como más y parece que cuentas algo un taco de serio.
Tenía que hacer la presentación en inglés, lo que me causó bastante estrés (del chungo, del más chungo que haya). Me gustaría deciros que la cosa salió mucho mejor de lo que esperaba y que al final todo el mundo me palmeó los hombros diciéndome que en realidad mi inglés no era tan malo y que era más la preocupación que el problema. En absoluto fue así, mi inglés es exactamente tan malo como sabía que era, por lo que resulté todo lo parecido que se pueda a Paco Martínez Soria declamando un texto original de Chaucer. Afortunadamente, en previsión de esto, nos encargamos de repartir copias escritas de la ponencia y además proyectamos su texto íntegro, aunque eso nos hizo renunciar al uso de videos (no viviré bastante para pedirle suficientemente perdón por esto a nuestra compañera Conchippola, que ha grabado, editado y preparado toda la progresión. Tienes mi promesa de que en la próxima el video será el protagonista).
Bien, muy resumido, lo que explicamos en la presentación fue lo siguiente (el texto se ha extraído y simplificado de nuestra ponencia Beyond Operant Conditioning: Results of applying a cognitive emotional training model to sea lions )
INTRODUCCIÓN Y ANTECEDENTES
El entrenamiento actual de animales usa principalmente técnicas derivadas del condicionamiento operante, la incorporación de técnicas y protocolos derivadas del condicionamiento operante fue un hito en el entrenamiento de animales, pasamos de modelos artesanales de entrenamiento, dependientes de las capacidades personales de los entrenadores a un modelo técnico que nos permitía prever y planificar nuestro trabajo. El entrenamiento derivado del condicionamiento operante se caracteriza por:
- Refuerzos individuales, sin valor social
- Refuerzos extrínsecos
- Papel secundario de los procesos emocionales, salvo que surjan problemas, como el miedo o la agresión, no se da un valor alto a las emociones que presenta el animal.
- Papel secundario de la etología del animal, nos centramos en lo común, en las reglas de aprendizaje que son compartidas por muchas especies, entre ellas la nuestra.
- El entrenamiento es valioso por sus aplicaciones en el manejo de los animales y su exhibición, la misma palabra “operante” hace referencia a la funcionalidad operativa.
Los protocolos de entrenamiento derivados de este modelo son generalistas, casi iguales para especies diferentes. Esto ha sido una importante ventaja, pues nos ha dado herramientas aprovechables en casi cualquier especie, el condicionamiento operante es el “esperanto”, el idioma universal del aprendizaje, conociendo sus reglas podemos llegar a un entrenamiento muy eficaz.
Este modelo de entrenamiento es funcional pero obsoleto respecto a lo que hoy sabemos sobre aprendizaje y conducta. Es el momento no de desechar lo conocido, que sabemos eficaz, sino de ampliarlo, complementarlo, ampliarlo…
Los conocimientos actuales permiten y hacen recomendable:
- Diseño de protocolos de entrenamiento especie-específicos. Existen características conductuales y de aprendizaje propias en cada especie, que nos permiten enseñar a cada una de diferente manera, como puedan ser por ejemplo la facilidad imitativa de los póngidos o el gusto por solucionar problemas de muchos cetáceos y otáridos.
- Aprendizaje comprensivo.
- Uso de refuerzos sociales. Las especies sociales tienen una especial facilidad para establecer vínculos afectivos y ofrecer conductas como forma de comunicarse y alcanzar objetivos grupales, esto puede y debe aprovecharse en el entrenamiento. El afecto entre animal y entrenador durante el entrenamiento suele evitarse o ser aprovechado de manera intuitiva lo que genera que no exista vinculación afectiva en el primer caso, impidiendo que el entrenamiento sea socialmente enriquecedor, o que puedan surgir, en el segundo caso, problemas de dependencia o hiperapego del animal respecto a su entrenador por potenciar la relación entre ellos de manera desordenada.
- Construcción y aprovechamiento de refuerzos intrínsecos.
- Mejora de la gestión emocional de los animales. La calidad de los estados emocionales que evoque el animal durante su entrenamiento debe ser el primer evaluador de la calidad de este.
- El entrenamiento es también, y sobre todo, valioso como enriquecimiento de la vida del animal
El entrenamiento de animales tiene que convertir los avances del conocimiento en protocolos de trabajo eficaces.
Nuestro proyecto propone un modelo de entrenamiento que incorpora y aprovecha estos parámetros de manera sistemática y ordenada esto permite aprovechar unos procesos que, en realidad, todos los entrenadores con experiencia usan de una u otra manera, pero de una manera organizada y evaluable.
OBJETIVOS
Sistematización de un protocolo de entrenamiento especie-específico reproducible y con evaluadores fiables de éxito/avance, frente al aprovechamiento intuitivo que se hace de la mayoría de los procesos implicados en el aprendizaje y generación de conducta de los animales que no son condicionamiento operante.
Aprovechamiento del afecto entre el animal y su entrenador como motor de conducta, frente al uso único de recompensas para conseguir la ejecución de destrezas. Los entrenadores son amigos de los animales, no dispensadores de comida.
Evaluación y búsqueda de la diversión del animal para motivarle a entrenar, frente a estimularle únicamente con recompensas de comida.
Entrenamiento como contexto donde realizar actividades divertidas y que suponen estimulación mental y física para el animal, frente a la visión de enseñar y exhibir habilidades vistosas pero que no implican necesariamente una mejora de la calidad de vida del animal.
Tras esto explicábamos como se divide el modelo en entrenamiento c-e de tres etapas, así como los objetivos y protocolos de trabajo de cada una de ellas, la forma de tomar los datos y otras explicaciones sobre cómo se ha llevado a cabo todo el trabajo, después expusimos los resultados:
RESULTADOS Y CONCLUSIONES
Beneficios generales
Aunque el número de animales es muy escaso como para llegar a conclusiones definitivas, el conjunto de los datos recogidos y las opiniones de los entrenadores coinciden en señalar los siguientes beneficios:
- Disminución de la cantidad de refuerzos primarios extrínsecos (pescado) para mantener o mejorar la calidad del entrenamiento.
- Mayor consistencia de las conductas entrenadas.
- Mejora de la relación de los animales con los entrenadores, en algunos casos prefiriendo el contacto afectivo y/o lúdico a la obtención de recompensas con comida.
- Disminución del estrés en los animales, mejora de su gestión y disminución de los altibajos emocionales durante el entrenamiento.
- Mejora general de la conducta de los animales en la instalación e interacción con otros individuos, si bien se simultanearon procesos de castración química que no nos permiten concluir qué parte de esta mejora es atribuible al cambio de protocolo de entrenamiento.
Problemas y limitaciones
- Generales: Por las características del modelo de entrenamiento se hace necesario que nuevos entrenadores que se incorporen al equipo deban realizar la etapa de vinculación y comunicación para mantener los resultados obtenidos por los entrenadores ya vinculados al animal.
- Leones marinos de California: Eddie y Elvis mostraron un aumento puntual de sus niveles de estrés durante el planteamiento de problemas (aprendizaje comprensivo), que se gestionó exitosamente a través del uso del espacio de calma entrenado al efecto.
- León marino de la Patagonia: Simón tuvo una dificultad importante para conseguir secuencias largas de conductas que se reforzaran de manera intrínseca, lo que sólo se ha conseguido de manera ocasional. Esto es atribuido por los entrenadores al carácter tranquilo del ejemplar.
El conjunto de participantes en este trabajo compartimos que el modelo propuesto aporta:
- Respecto al entrenamiento de los animales:
- Trabajo más ordenado y sistemático
- Toma de datos fiable
- Facilidad de elección de criterios y momentos de avance
- Facilidad de planificación de sesiones y exhibiciones
- Respecto a los animales:
- Un modelo especie-específico de entrenamiento mejora los resultados y aumenta los beneficios que los animales reciben al ser entrenados.
- Potenciando procesos de refuerzo intrínseco los animales disfrutan más de su entrenamiento y se reduce la necesidad de reforzadores extrínsecos.
- La relación afectiva de los animales con sus entrenadores puede ser un elemento de enriquecimiento social para los animales sociales.
- La activación de procesos cognitivos implica una mayor consistencia del entrenamiento y una mayor implicación del animal en el proceso.
- La incorporación de espacios de calma y juego permiten gestionar de manera óptima las alteraciones emocionales que surgen durante el entrenamiento.
Recomendaciones
- En nuestra opinión los beneficios y resultados antes descritos hacen recomendable incorporar los procesos de aprendizaje comprensivo, refuerzo intrínseco y gestión emocional no solo en los leones marinos, sino en cualquier especie sometida a entrenamiento.
- La vinculación afectiva entre animal y entrenador no debe ser evitada o dejada a la intuición del entrenador, sino tutelada y optimizada para que sea útil como refuerzo y enriquecimiento social para el animal.
- Tener protocolos sistematizados de trabajo con evaluadores objetivos de éxito/avance permite una toma de datos sencilla, mayor rapidez en la adquisición de destrezas del entrenador y un entrenamiento más consistente, también disminuye los sesgos, permitiendo unificar resultados y replicar las condiciones experimentales cuando se llevan a cabo investigaciones usando animales entrenados.
Lo cierto es que después de la ponencia se nos acercaron bastantes personas para consultarnos acerca del entrenamiento c-e, supongo que porque no entendieron cuando lo expliqué en inglés 🙂 , esto nos ha permitido contactar con colegas de varias partes del mundo y compartir experiencias muy enriquecedoras.
Por nuestra parte, y en conjunto con el equipo de entrenadores del Zoo de Madrid, hemos preparado dos nuevos proyectos para presentarle a la directiva de dicha institución: iniciar el entrenamiento de las crías de león marino que han nacido en el Zoo con el protocolo que hemos desarrollado durante este año (por cierto que no olvido mi promesa y ya mismo se pone en marcha un concurso en nuestro Facebook para que varios de vosotros me podáis acompañar a conocer a los bebés de león marino) y entrenar completamente a algunos delfines con un modelo c-e, evaluando la incidencia que tiene el modelo de entrenamiento en la realización espontánea de conductas intrínsecamente satisfactorias por parte del animal durante el tiempo que no está siendo entrenado ni en exhibiciones, pero esta es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
Como bien sabéis quienes seguís este blog, en EDUCAN hemos dedicado más de un año de trabajo con el equipo de entrenadores de mamíferos marinos del zoo de Madrid para que estos incorporasen un modelo de entrenamiento cognitivo-emocional. También sabréis que la cosa ha ido bien.
Por esto la dirección técnica del Zoo de Madrid nos propuso plasmar los resultados en una presentación oral que se hiciera en el cuadragésimo simposio anual de la “European Associatión for Aquatic Mammals”, que traducido es “Asociación Europea de Mamíferos Marinos”, ya que este año se celebraba en sus instalaciones. Esto me hizo mucha ilusión, pues es un foro científico muy reputado. Para poder presentar allí un trabajo es necesario enviar un abstract (en inglés, y ahora volveré sobre esto) y que su comité científico lo apruebe.
Así que me puse a preparar la presentación y el abstract, que podía tener un máximo de doscientas palabras, lo que me hizo sudar tinta porque lo de escribir corto me cuesta más que un informe de la Fundación Noos.
Con la imprescindible colaboración de mi compañera Noemí Baniandrés lo tradujimos al inglés y lo presentamos, conmigo como primer autor y Carlos de las Parras, jefe del equipo de entrenadores de mamíferos marinos del Zoo de Madrid, y el resto del equipo de entrenadores del Zoo de Madrid como coautores.
Pues van los del comité científico y lo aceptan.
Ya la hemos liado.
Porque hasta que me enviaron el mail (en la lengua de Shakespeare) de aceptación con muchas congratuleisions de esas por el interés del trabajo y esas cosas no quise ser consciente de un hecho evidente: que ahora tengo que hacer una presentación ORAL de quince minutos en inglés, y si bien me apaño bastante bien leyéndolo, sobre todo en textos técnicos y científicos de las áreas que más me interesan, hablarlo es otra cosa. No soy estrictamente igual a Sir Laurence Olivier interpretando a Hamlet (ni siquiera las mallas negras me quedan igual de bien).
Podríamos decir que ponerme a mí a leer un texto en inglés en una convención científica internacional es algo muy similar a enviar a Chiquilicuatre a Eurovisión. Así que vamos a tener una especie de mix entre sesuda presentación y el club de la comedia.
Ahora me quedan dos cosas por hacer: aprender cómo se pronuncia correctamente todo lo que tengo que decir y esperar que la comunidad científica europea tenga grandes cantidades de buena disposición y sentido del humor.
En todo caso os copio el abstract en inglés y en castellano, porque creo que es de interés para los que habéis seguido este tema. Cuando haya realizado la presentación oral también pondré aquí el texto por idéntico motivo.
“Beyond operant conditioning: Results of applying a cognitive-emotional training model to sea lions.”
“Learning and animal behavior are more complex process than previously thought. The potential affective relations, their emotions, cognitive abilities and the possibility that a learned behavior can be self-rewarding are elements not used in their training except occasionally and intuitively. In order to incorporate them systematically we propose a training model divided in stages and phases, with standardized protocols that can be reproduced and evaluated objectively. This model builds and evaluates the quality of the relationship and communication between animal and trainer, the teaching of behaviors, their understanding through the cognitive process of problem resolution, and, finally, that its execution activates internal reinforcement processes in the animal. The model has been applied to two California sea lions and three South American sea lions of Madrid zoo, showing a decrease in the stress inherent to training, the use of primary reinforcements and in training time. Moreover, it has been achieved that training sessions and exhibitions turn out more rewarding for the animals, therefore we recommend incorporating cognitive-emotional processes to the training of these and other species.”
Que en castellano viene a ser:
“Más allá del condicionamiento operante: Resultados de aplicar un modelo cognitivo-emocional de entrenamiento en leones marinos”.
“El aprendizaje y la conducta de los animales son procesos más complejos de lo que se pensaba. Las relaciones afectivas que pueden establecer, sus emociones, sus capacidades cognitivas y la posibilidad de que una conducta aprendida pueda resultar auto-satisfactoria son elementos que no se aprovechan en su entrenamiento excepto de manera ocasional e intuitiva. Para incorporarlos de manera sistemática proponemos un modelo de entrenamiento dividido en etapas y fases, con protocolos de trabajo que pueden ser reproducidos y evaluados de manera objetiva. Este modelo construye y evalúa la calidad de la relación y comunicación entre animal y entrenador, la enseñanza de conductas, la comprensión de estas a través del proceso cognitivo de solución de problemas y, por último, que su ejecución active procesos de refuerzo interno en el animal. El modelo ha sido aplicado en ejemplares de león marino de California y león marino de la Patagonia del Zoo de Madrid, obteniendo una disminución del estrés inherente al entrenamiento, del uso de refuerzos primarios y del tiempo de trabajo, también se ha conseguido que sesiones de entrenamiento y exhibiciones resulten más enriquecedoras para los animales por lo que consideramos recomendable incorporar los antedichos procesos al entrenamiento de esta y otras especies.”
Deseadme suerte a mí y paciencia y buen oído a los demás asistentes.
No puedo evitar escribir este post comentando la emocionante experiencia que ayer nos brindaron los leones marinos, particularmente uno, del Zoo de Madrid.
Como sabéis llevo más de un año formando a los entrenadores del Zoo para cambiar su protocolo de entrenamiento conductista por uno cognitivo-emocional, esto es difícil con un equipo y unos animales que tienen que hacer varias exhibiciones cada día porque la introducción del nuevo modelo debe hacerse sin que se afecte la calidad de las conductas entrenadas de la anterior manera, algo que suponía un reto, pues hasta ahora siempre que había trabajado con entrenadores y animales experimentados no tenían problema en que se perdiera temporalmente la eficacia del entrenamiento.
La pieza clave para el éxito ha sido el equipo de entrenadores de mamíferos marinos, desde una cierta y muy razonable suspicacia inicial (¿quién es este tío de los perros que dice que los bichos pueden trabajar sólo para divertirse y para hacer algo junto a sus amigos humanos? Y sobre todo ¿qué ha fumado y quién es su camello?) hemos avanzado a tener una total confianza, además Carlos de las Parras, el jefe del equipo, y yo hemos conectado perfectamente, con un sentido del humor salvaje muy similar (creo que hemos horrorizado a buena parte de la gente que nos escuchaba) y una visión común del entrenamiento de animales que se aleja de la mística del “don inexpresable” y se centra en el trabajo continuado y consistente sobre conocimientos de calidad, ha sido el responsable de un equipo de entrenadores con el que más fácil me ha sido trabajar en toda mi trayectoria. Con mucha diferencia. Gracias Roy, Miguel, Carlos, Cacha, Pablo, Arancha, Craig, Roy, Berta e Irene (también tú Antonio, pero coño ven más).
Pero vamos al turrón, que empiezo con agradecimientos y ñoñerías varias y se me va la pinza, ya me extenderé en ese tema cuando toque. El caso es que ayer teníamos sesión de trabajo. Era una sesión relevante porque sería la primera en la que retiraríamos en varios leones marinos completamente el refuerzo primario (la comida) para dejar solamente procesos de refuerzo social (uso del afecto) y de auto-refuerzo de las conductas previamente entrenadas. El final del camino, vaya.
Lo cierto es que por diferentes motivos llevábamos tres semanas sin que yo fuera al Zoo y además dejaba en casa a uno de mis perros que está recién operado, mi cabeza no estaba al cien por cien en el trabajo y mi idea era repetir el último entreno que hicimos y dejar este avance, el más importante, para la semana siguiente. Pero en el Zoo el equipo de entrenadores había hecho los deberes y los animales tenían volumen de entreno de la fase anterior como para poder avanzar y, como es lógico, todos querían ver (¡por fin!) cómo se portarían los animales cuando supieran que, después de años de trabajo con refuerzos primarios, ya no aparecería comida durante la sesión de trabajo. Así que de repetir la sesión anterior nasti, era día de todo o nada.
Empezamos con Simón, un Patagonia que está muy vinculado a Pablo el entrenador que haría la sesión con él. Hicimos un breve recordatorio sobre cómo debíamos trabajar en esta etapa y los evaluadores que había que tener en cuenta para saber si el trabajo iba bien o era excesivo o inadecuado. Simón no es demasiado activo y era importante no alargarnos demasiado. Todo empezó bien, pero al rato uno de los evaluadores -que el animal al indicársele que podía actuar libremente no buscara el contacto afectivo con el guía- nos advertía de que la sesión se le hacía larga. Queríamos meter unos ejercicios más (el fallo más común de los entrenadores de cualquier especie), así que Pablo indicó a Simón que fuera a su espacio de calma para poder relajarse y continuar. Cuando volvió al trabajo se nos reactivaban los evaluadores de que la sesión era larga, así que lo dejamos. Un sabor agridulce: los evaluadores actuaron adecuadamente por lo que supimos cuándo tocaba parar y Simón había trabajado sólo con refuerzo social y auto-refuerzo, pero muy poco tiempo, era lo que habíamos comentado que podía sucedernos en las primeras sesiones de esta última etapa, todo se atenía a lo previsto pero desde luego no era un estallido de vistosidad.
Ahora le tocaba a Elvis y este nos preocupaba un poco más, Elvis es un California y, si los leones marinos de la Patagonia como Simón son los labradores, los de California son los malinois. Muy activos y con un carácter fuerte e impulsivo tienen una mayor tendencia a frustrarse y también es más fácil que muestren agresión. Irene, su entrenadora (y yo, y tod@s) temíamos que cuando Elvis descubriera que no iba a aparecer comida pudiera excitarse y frustrarse, volviéndose difícil de manejar hasta que se le llevara al espacio de calma (recordemos que no es un espacio físico, sino la inducción de relajación a través de una conducta-marco específica). Elvis salió con todo su nervio y empezamos a solicitarle las secuencias de conductas que se habían entrenado para ser auto-reforzantes. Las hacía con velocidad e implicación, parecía divertirse, pero aún no podíamos saberlo con seguridad. Cuando se le dejaba actuar libremente buscaba a Irene como a una buena amiga con la que compartir la diversión, la cosa iba bien.
Empezamos a ver con claridad cómo Elvis se lo pasaba mejor realizando las conductas en compañía de Irene y dirigido por ella que esperando comida, hasta que en un momento dado todos los entrenadores que estábamos en la grada rompimos espontáneamente a aplaudir: Irene y Elvis nos estaban enseñando en vivo lo que había sido nuestro objetivo durante un año. Todo había salido perfecto (recordad la máxima: detrás de un trabajo perfecto siempre hay un adiestrador sorprendido fingiendo naturalidad, en este caso la naturalidad no nos salió 🙂 ).
Pero Elvis aún nos tenía guardadas un par de sorpresas, cuando Irene jugó con él -espacio de juego- la buscaba activamente para que el juego fuera compartido, no tenía interés (como siempre sucedía antes) en tener el juguete si no era para interactuar con Irene. Dimos por terminada la sesión entre sonrisas y parabienes, habíamos decidido que para dejarles en sus instalaciones individuales mantendríamos el refuerzo de comida, porque esa conducta no podía ser autosatisfactoria y usar el afecto como refuerzo en este caso nos parecía injusto. Además no podíamos arriesgarnos a que, si no salía el trabajo, los animales deteriorasen una conducta tan importante para su manejo cotidiano.
Todos suponíamos que el gran hambrón que era Elvis iría rápido y feliz a guardarse para recibir su pescado cuando Irene se lo indicó, pero Elvis ignoró la oferta de comida: quería seguir haciendo cosas con su amiga. Aquí todos flipamos in colors y no pudimos evitar emocionarnos, después de años de trabajo en los que lo único importante era obtener un premio de comida habíamos conseguido que Elvis prefiriese estar con su entrenadora y realizar las conductas “de gratis” que un seguro y suculento refuerzo de comida a cambio de una conducta.
Fue un momento tan emocionante y bonito que creo que es justo compartirlo más allá de las palabras con algun@ de los lector@s de esta página y de l@s seguidor@s de EDUCAN, así que, si mi Wemamámaster da su permiso, que no veáis lo que manda, el próximo concurso en el Facebook de EDUCAN será para que uno de vosotr@s me acompañe en un entrenamiento en el Zoo en el que los animales trabajen por el gusto de hacerlo y de disfrutar de la compañía y afecto de su entrenador@. Palabrita del niño Jesús.
Ya hace muchos años que mis amigos saben que cuando vemos o hablamos de las grandes obediencias (sea en la disciplina que sea, pero principalmente en VPG/RCI u OCI) mis preferencias van hacia aquellos trabajos que resultan fluidos y continuos, sin “picos” emocionales, frente a los más explosivos. Prefiero un trabajo más relajado del perro, no más lento ni más impreciso, sacrificando quizá algo de rotundidad en los cierres de los ejercicios en pro de una sensación de naturalidad durante su desarrollo. Este tema llenó muchas tertulias con colegas, algunos de los cuales coincidían conmigo mientras que otros -que eran más- discrepaban, prefiriendo los trabajos con más punch.
Creo que inicié la búsqueda de la concentración relajada en el adiestramiento antes de darme cuenta de que lo hacía, pero ahora sé lo que es, los beneficios que aporta y algo sobre cómo conseguirla. De hecho es uno de los elementos característicos de los nuevos desarrollos de entrenamiento cognitivo-emocional, quizá el más difícil de explicar.
La concentración relajada es la disposición de trabajo atenta, fluida y natural que permite al perro disfrutar durante la realización de las conductas solicitadas por el guía y no sólo o principalmente al finalizarlas debido a la consecución de un refuerzo.
Y después de esta definición es cuando empiezan los problemas para trasmitir correctamente el concepto, porque los términos concentración y relajada pueden parecer chocantes al aparecer juntos. En absoluto existe contradicción; podemos concentrarnos (tanto los perros como nosotros) de dos maneras que constituirían extremos opuestos de cómo hacerlo:
- La concentración tensa que tenemos cuando el objetivo de dicha concentración es realizar algo, como estudiar un examen o terminar un informe, para alcanzar un objetivo final relevante para nosotros. Cuando nos concentramos de esta manera actuamos de manera rápida porque buscamos ser resolutivos, lo que hacemos -el estudio del examen o la realización del informe- son un paso necesario, pero fastidioso, para alcanzar nuestro objetivo: aprobar o entregar nuestro trabajo en plazo.
- La concentración relajada aparece cuando una parte importante de nuestro objetivo (o todo) está en el camino y no en la meta, como al estudiar temas de nuestro interés sin más objetivo que aprender o al practicar un deporte que nos gusta, pesemos lo agradable que resulta: concentrarse es fácil y natural, existe atención, pero no tensión. Nuestros movimientos son más naturales, porque estamos disfrutando de lo que hacemos, sin la urgencia de hacerlo sólo para llegar a un objetivo final, nuestra cabeza no está en el siguiente paso sino en lo que estamos haciendo.
Las maneras más tradicionales de entrenar, sobre todo las que se centran en el aprovechamiento del condicionamiento operante, potencian que el perro se concentre de manera tensa, pues actúa para conseguir un objetivo final, ya sea una recompensa como la comida, la pelota o el cese o evitación de la presión. Las conductas son un instrumentos para alcanzar dicho objetivo (de ahí lo de condicionamiento instrumental), no son disfrutadas en sí mismas ni aunque usemos sólo estímulos positivos. Esta manera de trabajar, utilizada correctamente, permite conseguir mucha precisión y velocidad de ejecución, entonces ¿qué problema hay con este tipo de concentración en el adiestramiento? Bien la desventaja está en que el perro tiene el mismo tipo de urgencia y tensión que antes describíamos, desea terminar lo que le hemos pedido para acceder a su refuerzo, lo que implica que cada vez que trabaja llega a niveles de estrés muy altos y si trabaja a diario pues… imaginemos una vida de primeras citas: puede ser muy emocionante, tanto que no creo que haya cuerpo que lo aguante :(.
Cuando conseguimos que el perro se concentre de manera relajada estamos consiguiendo también que disfrute del camino, de manera que va mejorando su capacidad de concentración, su destreza y la calidad de su aprendizaje sin alcanzar niveles nocivos de estrés en cada entrenamiento o prueba, casi sin darse cuenta, puede trabajar a diario sin merma para su calidad de vida porque cada entrenamiento no le hace sentirse como en un examen.
La manera de conseguir la concentración relajada es a través de la activación de motores sociales durante el trabajo, que el perro entienda el entrenamiento como una actividad realizada en equipo con una persona querida. También la comunicación honesta, el mantenimiento de las expectativas de refuerzo en un nivel medio y nunca alto, el porcentaje adecuado de aciertos y fallos, un nivel de exigencia adecuado y una correcta planificación de los avances son necesarios para trabajar de este modo, pero explicar estos puntos es otra historia (o varias) y debe ser contada en otra ocasión ;).
De nuevo me dispongo a adaptarme al formato blog para explicar una propuesta del trabajo Cognitivo-Emocional actual. Como el que trato hoy es un tema muy extenso y mi Webmaster me tiene loco con ser escueto y esquemático espero que si este post me sale bien se decida a manifestarse en público para felicitarme (si la cago grandemente prefiero que me trasmita su opinión en privado 🙁 ).
Tras desperdiciar un párrafo y por tanto empezar mal, me dispongo a enmendarme explicando de manera concisa qué son las estructuras de adiestramiento y cuál es su utilidad.
Una estructura de adiestramiento es una norma o conjunto de normas a través de cuyo seguimiento el perro puede ser inducido a realizar nuevas conductas o variaciones de otras ya conocidas, por ello constituyen protocolos generales de enseñanza-aprendizaje que, una vez construidas, pueden aprovecharse en cualquier momento para enseñar algo nuevo al perro o para mejorar acciones conocidas.
Con ejemplos se ve con claridad: yo puedo decidir usar luring, que es “casi” una estructura de adiestramiento por sí mismo, pero serán las normas concretas que le trasmitiré al perro lo que forma la estructura de adiestramiento, puedo optar por la sencilla norma de “si sigues la comida que te ofrezco la mano se abrirá”, pero también puedo utilizar “si sigues la comida que te ofrezco te daré comida con la otra mano” (una variación muy común y eficaz). También puedo optar por usar una estructura con más de una norma, por ejemplo puedo combinar algún tipo de luring con modelar con las manos (también una excelente estructura porque el interés por la comida me sirve de evaluador para saber que el uso del estímulo negativo del modelado no genera estados emocionales negativos), así tendré dos normas “si sigues la comida que te ofrezco (norma 1) y te dejas guiar por mis manos (norma 2) te daré la comida”. Los targets, modelados, moldeados y otras múltiples formas de enseñanza son la base de las estructuras de adiestramiento, sólo tenemos que reducir a normas concretas y fiables nuestra manera de usarlas.
Por supuesto alguien me dirá que esto no sólo se hace ya, sino que es inevitable. Y tiene razón, el uso de estructuras es inherente al adiestramiento ¡No se puede adiestrar sin usarlas! por ello, antes de que se me acuse de inventar la rueda y luego “venderla” 😉 como un nuevo protocolo de adiestramiento cognitivo, explicaré en qué consiste nuestra propuesta.
En primer lugar enseñamos la estructura ANTES de usarla para iniciar el aprendizaje de ninguna conducta valiosa, esto es enseñamos al perro a seguir la comida para conseguirla, a dejarse modelar, a tocar un target… sin que a la vez le enseñamos a sentarse, tumbarse… Es importante que el perro aprenda cómo va a aprender antes de usar esa estructura para conseguir las conductas que son el objetivo de nuestro adiestramiento. Únicamente enseñaremos la conducta que deseamos cuando la estructura de adiestramiento elegida para hacerlo esté consistentemente aprendida por el perro. Además, una vez enseñada, utilizaremos un código de activación de la estructura, una señal, que indica al perro cuál estructura concreta de las que conoce es la que vamos a usar para enseñarle alguna cosa. O sea que informamos al perro: “Ahora voy a enseñarte de esta manera”. Por supuesto la elección de enseñar al perro unas u otras estructuras dependerá del objetivo de cada adiestramiento y del gusto y capacidad del adiestrador.
¿Qué ventajas tiene esto? Porque de primeras parece un doble trabajo: primero enseñar la estructura y luego la conducta, mientras que haciéndolo simultáneamente me ahorro un paso. Aunque existen muchas ventajas, hay tres fundamentales:
- Reducción del foco de atención: Cuando el perro no sabe cómo le vamos a enseñar tiene que estar atento a todo lo que sucede, pues la información útil puede llegar de cualquier sitio y manera, si trabajamos así le estaremos enseñando a aprender con un foco de atención muy amplio. Pero si el perro sabe exacta y fiablemente cómo le llegará la información relevante cerrará su foco de atención para atender únicamente al seguimiento de las normas de la estructura y a la comunicación con su guía, esto nos permite mejor concentración, que la imagen mental que tiene que procesar el perro sea más reducida, como consecuencia disminuye enormemente la necesidad de generalizar el adiestramiento obtenido y optimiza la capacidad de aprendizaje del perro.
- Claridad informativa y seguridad en el aprendizaje: El perro sabe exactamente cuál es la información valiosa en cada momento, lo que le genera confianza para perseverar en el seguimiento de la estructura, aun enseñando conductas difíciles, mientras que cuando el entrenador cambia frecuentemente de manera de trabajar sin informar al perro (no me sale el moldeado, pruebo con luring, no me sale con luring pruebo a modelar un poco…) es más fácil que se genere estrés y el perro termine dejando de seguir la estructura cuando no consigue llegar a la conducta rápidamente, además de que existe un mayor riesgo de que aparezcan estados emocionales negativos.
- Mejora de la relación con el guía y de la atención voluntaria en él: Al ser el guía quien indica al perro cuál va a ser la manera concreta de aprender en cada momento, qué estímulos serán relevantes y cuáles serán irrelevantes se vuelve inevitable el aumento de la atención, como además estamos usando una información honesta (otro concepto muy importante en nuestra manera de trabajar) el perro cada vez confía más en el guía. También es un mejorador importante de la relación el que, al enseñar cómo aprender fuera de las conductas valiosas, el adiestrador no se agobia, impacienta o afecta por no estar consiguiendo el ritmo de avance deseado en su adiestramiento y no le trasmite al perro esas emociones.
Es importante recordar que el proceso de enseñanza-aprendizaje influye en el perro y en el adiestrador a muchos niveles, la consecución de la conducta, siendo el más evidente, no es el único ni el más importante. Debemos tener un enfoque holístico de cómo afecta nuestra manera de entrenar al perro para poder decidir qué adiestramiento queremos hacer. Sin conocimiento no es posible el análisis y estamos abocados a repetir técnicas, tanteando en la niebla algún asidero firme para avanzar, lo que genera una inseguridad que fácilmente se trasmitirá al perro.
Actualmente se ha comprobado que el aprendizaje y la conducta de los animales son procesos más complejos y sociales de lo que creíamos.
Las relaciones afectivas de los animales, sus emociones durante el aprendizaje y sus sorprendentes capacidades cognitivas son elementos hasta hace poco desconocidos y por ello no aprovechados en su entrenamiento.
El adiestramiento cognitivo-emocional es una propuesta ordenada y consistente para incorporar estos avances en el entrenamiento de nuestros amigos caninos.
El entrenamiento de perros se ha basado tradicionalmente en la asociación de estímulos positivos y negativos con las conductas entrenadas, aunque posteriormente el interés por el bienestar de nuestros perros ha centrado el proceso de adiestramiento en aquellas formas de condicionamiento operante que usan los estímulos positivos, intentando minimizar o incluso hacer desaparecer las técnicas que usasen estímulos negativos para la enseñanza.
Pero, adiestrando únicamente a través de la asociación de estímulos positivos o negativos con la conducta, el animal sólo trabajaba sobre motivaciones individuales o egoístas: su principal objetivo durante el entrenamiento era conseguir su recompensa, lo que ha dado lugar a múltiples textos que afirman que los perros son muy egoístas y sólo trabajan en el caso de obtener refuerzos individuales ¡Pero hoy sabemos que el afecto es uno de los principales motores de conducta en los mamíferos sociales!, al incorporarlo como elemento técnico de entrenamiento la interpretación que hace el perro del proceso cambia, pues desea entrenar para poder “jugar en equipo” con sus amigos, los entrenadores, sin dependencia de premios extra. Esto supone un avance fundamental en cómo entrenar y en lo que los perros sienten al hacerlo.
Otra innovación es la búsqueda de un estado emocional positivo y saludable como primer evaluador de la calidad del entrenamiento. El objetivo es crear un entorno cooperativo entre los adiestradores y los perros, en el que entrenar resulta una actividad social placentera, generando emociones positivas por el simple hecho de realizar dicho entrenamiento, lo que conseguirá una mayor implicación y diversión del perro durante las sesiones, pues se ha comprobado que las emociones presentes durante el aprendizaje son muy relevantes para la calidad de dicho aprendizaje: un perro que desea estar entrenando porque se divierte aprenderá mejor y más rápido que el que ve el adiestramiento como una manera de conseguir algunos bocados de comida.
También se ha descubierto que, frente a la antigua idea de que el pensamiento era una capacidad únicamente humana, los animales (y entre ellos los perros) tienen complejas capacidades cognitivas, como la capacidad de solucionar problemas o de formar conceptos, que en el adiestramiento cognitivo-emocional incorporamos al entrenamiento, con ello las sesiones de trabajo se convierten en estimulantes pasatiempos mentales que funcionan más eficazmente para mejorar el aprendizaje y la calidad de vida que otros métodos de entrenamiento más tradicionales.
Por tanto las innovaciones y avances del adiestramiento cognitivo-emocional pueden resumirse en:
- Potenciación del afecto entre el perro y su entrenador como motor principal de conducta, frente al uso de recompensas para conseguir la ejecución de destrezas. Los entrenadores son amigos de los perros, no dispensadores de comida.
- Evaluación y búsqueda de la diversión del perro para motivarle a entrenar, frente a estimularle únicamente con recompensas de comida o juguetes. El adiestramiento puede ser divertido en sí mismo, no es necesario depender de comida o juguetes para que a nuestro perro le apetezca entrenar.
- Entrenamiento como contexto donde realizar actividades divertidas y que suponen estimulación mental y física para el perro, frente a la visión de enseñar y exhibir habilidades vistosas pero que no implican necesariamente una mejora de la calidad de vida de nuestro perro. Esto no implica una menor practicidad de las conductas entrenadas para el manejo cotidiano del perro ¡Todo lo contrario!
En primer lugar quiero disculparme por la desatención del blog, nos han surgido un montón de nuevos proyectos que han ocupado por completo mi tiempo, parece que ahora empieza a estar todo colocado y en marcha, por lo que vuelvo a la carga con la intención de que no se repita un silencio tan prolongado.
Y como otra de las cosas que he tenido paradas es el nuevo libro de adiestramiento que estoy escribiendo y que recoge detalladamente los nuevos protocolos de adiestramiento cognitivo-emocional, he pensado que podía ser buena idea reabrir “La Caja Verde” explicando cuáles son estos nuevos protocolos y en qué consisten. Los que me conocen ya supondrán que esto me llevará varios post, los que además conocen estos protocolos estarán seguros de ello ;).
Aunque dudé si empezar explicando la nueva división en etapas y fases y después ir detallando cuáles eran los protocolos para trabajar en cada una de ellas al final me he decidido a contaros primero las dos novedades que considero más vistosas: la construcción y uso de espacios de aprendizaje y la enseñanza y aprovechamiento de estructuras de adiestramiento y empezaré con ellos porque montamos ambos en los perros antes de enseñarles ninguna de las conductas que constituyen el objetivo del adiestramiento. En este post me centraré en los espacios de aprendizaje.
Los espacios de aprendizaje son aulas mentales que permiten poner al perro en disposición óptima para aprender. Un espacio de aprendizaje se caracteriza por una activación concreta y determinada de cuatro dimensiones en el perro: la mental, la emocional, la social y la física. Para entrenar estos espacios elegimos una conducta concreta (que denominamos conducta-marco) que facilite en el perro dicha activación mental, emocional, social y física. La conducta no debe ser valiosa para nuestros objetivos de adiestramiento, y la entrenamos tomando en cuenta que nunca buscaremos la máxima calidad en la conducta, sino conseguir, a través de ella, la activación adecuada de las cuatro dimensiones mencionadas, pues los espacios de aprendizaje están en sus dimensiones, no en la correcta realización de la conducta.
Como todo esto es farragoso contado de manera tan concisa pondré un ejemplo que creo que resulta claro: cuando empezamos a ir a la escuela necesitamos que nos enseñen que en el aula se permanece sentado mirando al frente (activación física), atento al profesor y sus explicaciones (activación mental), tranquilo (activación emocional) y subordinado a las normas del centro, que coordina el profesor a través de sus indicaciones sobre la marcha de la clase (activación social). Así si los niños no tienen estas cuatro dimensiones correctamente activadas el proceso de enseñanza-aprendizaje será de peor calidad o incluso no avanzará. Cuando un niño se sienta de espaldas al profesor para charlar con sus compañeros no tendrá la disposición física adecuada para aprender ¡no puede recibir la información didáctica! Si se encuentra sentado y mirando al frente, pero pensando en sus cosas en lugar de concentrarse en la explicación su disposición mental le impedirá realizar un aprendizaje eficiente, igualmente si está asustado por algún abusón o enfadado por algo que ha sucedido con sus compañeros tendremos una mala disposición emocional para aprender, por último si no es capaz de coordinarse con el profesor y aceptar que él debe dirigir la clase e interrumpe una y otra vez tendrá una mala disposición social que también impedirá un aprendizaje eficiente.
Por ello lo primero que se debe enseñar al niño es la conducta-marco adecuada para aprender, es decir a sentarse correctamente en un aula. Una vez que lo aprendemos en cuanto entramos en un aula a recibir formación sabemos cómo debemos comportarnos para optimizar el aprendizaje, sin embargo nadie pretende que esa conducta sea un fin en sí misma, premiando al niño que se sienta de manera más adecuada (excepto algunos internados suizos cuya utilidad social es servir a los padres como amenaza cuando tienen hijos díscolos en una edad que impide emplear Alcatraz como elemento disuasorio para corregir su conducta), lo que nos importa es que sentarse en el aula facilite y consiga la activación óptima para aprender, así algunos niños descansarán su espalda en el respaldo, otros se apoyarán con los codos en la mesa… no importa la exactitud de la conducta sino su eficacia.
Parece claro que hay que enseñar a los niños cómo recibir el aprendizaje antes de iniciarlo, ¿no debería ser igual con los perros? Me gustan mucho los perros, pero creo que no son más listos que los niños (al menos la mayoría :)) máxime cuando el enseñante es de otra especie. Los espacios de aprendizaje son la manera de enseñar a los perros a recibir de manera fácil el aprendizaje, promoviendo la creación de imágenes mentales sencillas y por ello fáciles de procesar para el perro. También le aportan seguridad emocional y social, algo muy necesario y frecuentemente relegado a un segundo plano al entrenar.
Nosotros construimos y usamos un mínimo de tres espacios de aprendizaje:
- Espacio de concentración: El equivalente al aula del ejemplo, es donde enseñaremos al perro todas las conductas nuevas o puliremos los conocidas, se caracteriza porque aparecerá información nueva para el perro. En este espacio pedimos al perro concentración en el guía, tranquilidad emocional, coordinación con su guía para recibir correctamente sus indicaciones y un nivel de actividad física medio.
- Espacio de juego: Aquí enseñamos todas las conductas que se moldean a través de conductas innatas del perro afines al juego (como las de caza o presa), también nos sirve para jugar con el perro de manera adecuada. En este espacio buscamos una activación mental que permita al perro estar atento a jugar, pero manteniendo el autocontrol necesario para atender también a su guía (muy importante en perros que se vuelven locos cuando juegan), emocionalmente queremos que el perro esté alegre y divertido, a nivel social le enseñamos que si se coordina con su guía para jugar ¡el juego es más divertido!, pero también que debe subordinarse a las normas de juego que decida este, la activación física será alta o muy alta (la que tenga cada perro cuando juega).
- Espacio de calma: En el adiestramiento cognitivo-emocional es fundamental enseñar al perro a tranquilizarse cuando es conveniente, facilitando y permitiendo la correcta gestión del estrés causado por el aprendizaje u otros motivos, así como facilitando la consolidación del aprendizaje al poder relajar al perro después de un avance que le haya resultado difícil. En este espacio buscamos una concentración mínima, pues queremos un perro muy relajado y carente de estrés, incluso de eustrés. Socialmente el perro debe subordinarse a su guía, porque es quien decide activar el espacio de calma, y coordinarse con él para saber cuándo puede bajar su nivel de atención hacia el aprendizaje, evitando esos perros que sólo saben estar en las sesiones de entrenamiento excitados y que, en cuanto bajan su nivel de excitación, bajan también la calidad de sus respuestas.
Como ya estoy al principio de la cuarta página y temo la ira de mi Webmaster :(, terminaré diciendo que los espacios de aprendizaje son una excelente herramienta educativa para perros que practican adiestramientos complejos y exigentes, pero no son prácticos para el adiestramiento comercial porque se necesita un número alto de sesiones para montarlos (nosotros estamos tardando unas veinte sesiones en tener los tres), lo que es incompatible con la rentabilidad comercial ¿Qué hacemos entonces con los adiestramientos comerciales? Pues enseñar y usar estructuras de adiestramiento, pero esa es otra historia y debe ser contada en otro post ;).