En EDUCAN acabamos de inaugurar La Caja Verde, un complejo canino/humano ecoactivo que cuenta con las mejores tecnologías de seguridad sanitaria, didácticas, de apoyo al análisis e intervención en el comportamiento canino y de búsqueda del bienestar y la felicidad para los perros y quienes les quieren y trabajan con ellos.
La Caja Verde es un proyecto ambicioso (el complejo abarca quince mil metros) y sostenible, está construido en gran parte con materiales reciclados, que ofrece refugio y apoyo activo para animales de la zona a través de nidos-refugio para pájaros y murciélagos, recogida de aguas pluviales en bebederos multiespecie, dispensa de materiales para la construcción de nidos y otras medidas que convierten La Caja Verde en un lugar cómodo y seguro para estas especies autóctonas, tanto es así que ¡¡muchos de los nidos ya están habitados!!
Dentro de sus instalaciones hemos construido, y os presentamos ahora, La (pequeña) Residencia CANINA de EDUCAN, un alojamiento exclusivamente para los perros de: (1) nuestr@s clientes de adiestramiento, (2) nuestr@s alumn@s y (3) ¡¡los clientes de nuestr@s alumn@s!!
¿Por qué La (pequeña) Residencia CANINA de EDUCAN?
La (pequeña) Residencia CANINA de EDUCAN no es un proyecto menos ambicioso que el resto de La Caja Verde, y por eso es pequeña, asegurando que podremos ser ambiciosos en (+1) las instalaciones, la exigencia de (+2) esfuerzo humano -en cantidad y calidad- por nuestra parte y (+3) las pautas de cuidado individualizado para nuestros huéspedes. Y me explico.
Al estudiar seriamente los modelos de hospedaje canino temporal, encontramos que el sector se mueve en maximalismos dialécticos, incompatibles con la búsqueda técnica y efectiva del máximo bienestar objetivo para cada perro que acude a sus servicios, pero ideales para enmascarar carencias. Se oscila entre la “convivencia libre”, confiando en la autorregulación (más o menos asistida por alguna persona) de los grupos de perros alojados, hasta el confinamiento individualizado, que se prolonga (de nuevo, más o menos aliviado por alguna salida ocasional) durante toda la estadía del perro. Estas opciones, aparentemente tan opuestas, tienen algo en común: limitan la calidad de los servicios ofrecidos a los perros alojados por tres motivos.
Productivismo, el (mal) denominador común del sector.
Estos modelos, independientemente de sus discursos, son opciones productivistas, que optimizan resultados a través de que muy pocas personas puedan cuidar a muchos perros a la vez, y de tratarlos a todos de un mismo modo. Se esconderán estos hechos -quizá incluso ante sí mismos- expresando con grandes palabras las supuestas virtudes de su modelo: seguridad, libertad… Pero detrás de ese discurso emocional ambas visiones (-1) requieren muy poco personal para el cuidado de los perros, reduciendo al mínimo los recursos humanos -en ambos modelos una sola persona puede atender a todos los perros alojados-, (-2) rentabilizan económicamente sus espacios al máximo, una porque implica un gasto mínimo al basarse en campas abiertas, mientras que la otra convierte cada metro cuadrado en el que invierte en una habitación que ofrece beneficios, y (-3) ofrecen una experiencia vital prácticamente igual a todos los perros que hospeden.
Es necesario salir de un enfoque productivista para reconocerlo y superar sus limitaciones. Es necesario salir de los discursos grandilocuentes y hacer un análisis técnico de las cosas para hacerlas bien.
La (pequeña) Residencia CANINA de EDUCAN: individualización de la experiencia, palabras más pequeñas y (mucha) más inversión para resultados reales.
Diferentes perros, en diferentes edades, con diferentes tamaños, con capacidades físicas, emocionales, cognitivas y sociales diferentes, requieren diferentes espacios en diferentes momentos. No requieren grandes palabras, sino acciones modestas que evalúen estas diferencias de manera individualizada, adaptando el día a día de cada perro en consecuencia. Esto permite que su estadía temporal sea un proceso de cuidado dinámico de su salud comportamental en cada una de sus dimensiones (gracias a mis alumn@s de la primera promoción del curso de Conocer y cuidar LA SALUD COMPORTAMENTAL de los perros, porque mucho de lo que hemos hecho junt@s ha sido necesario para diseñar La (pequeña) Residencia CANINA de EDUCAN, os devolveré el favor en poco tiempo con un proyecto para ayudaros a ayudar a los perros basado en lo que hablamos y vimos, y en lo que no tuvimos tiempo de hablar y ver 😉 ).
Las instalaciones: diseño, variedad e inversión.
Eso es lo que hemos realizado en La (pequeña) Residencia CANINA de EDUCAN, realizando un SCgrama al servicio de residencia, como propongo en LPNL libro I, y diseñando por completo nuestra (pequeña) residencia canina de manera que pueda mejorar la Salud Comportamental de todos los perros que pasen por ella. Sinceramente, yo creía que iba a ser más sencillo y que era posible lograrlo con las instalaciones “típicas” que encontramos en el sector, pero no ha sido así hemos tenido que proyectar tres tipos de habitaciones (todas calefactadas): uno (1) genérico, otro (2) para perros muy pequeños, que no se encuentran cómodos en espacios diseñados para perros de mucha mayor envergadura, y un tercero, más cuadrado que alargado, (3) para perros que viven juntos.
Tampoco ha sido fácil el tema de las zonas de suelta, la idea de espacio abierto es muy bucólica, pero no es funcional para todos los perros en todos los momentos, hemos llegado a la conclusión de que hacen falta cinco tipos de zonas de suelta diferentes para garantizar un tiempo de esparcimiento de calidad para todos los perros: (1) espacios relacionales seguros, (2) espacios relacionales seguros con aulas especiales de olfato para perros especialmente reactivos, para los que no bastan las anteriores, (3) zonas amplias para carreras sociales o individuales con elementos de rodeado, refugio y corte visual, (4) zonas más recogidas e interactivas para perros ancianos, con movilidad y/o forma física reducida y (3) zonas con piscina/lago y otras opciones de ocio con agua.
Total que para veintiocho habitaciones tenemos proyectadas ¡¡catorce zonas de suelta de estos cinco tipos!!, de las que están operativas diez en este momento, todas diseñadas con criterios de enriquecimiento ambiental, incluyendo piscinas estacionales, juegos de agua, montículos, zonas de rascado y otros elementos de diversión, de tal manera que potencian el juego, la eliminación de estrés y la estabilidad emocional de diferentes modos para adecuarse a cada perro y a cada momento ¿de verdad que en agosto querrías que tu bóxer de doce años corra por una campa gigante con otros perros? A él le puede apetecer, pero mejor que se refresque en una piscina. Y entre ellas contamos con nuestra pista interior de césped artificial, más de doscientos metros cuadrados climatizados, la decimocuarta zona de actividad para ofrecer juego activo a perros que lo deseen y les convenga emocionalmente, pero no deban hacerlo con calor por seguridad. Se nota que en nuestro equipo hay bóxers y perros mayores, porque hemos diseñado varios espacios y actividades donde perros físicamente más frágiles se encuentren seguros por completo y a gusto para moverse y cuidar su estado de forma.
Y es que cuando haces un estudio previo sobre cómo cuidar la Salud Comportamental, descubres que no hay una (ni dos, ni tres… ) sola cosa que sea la buena para todos los perros (y que además coincida, mira tú qué bien, con tus capacidades de inversión en instalaciones y personal).
Lo que hacemos las personas: trabajo, trabajo y más trabajo… técnico.
Las instalaciones son necesarias, porque permiten y facilitan un hospedaje de calidad, pero no sustituyen al comportamentalista. En La (pequeña) Residencia CANINA de EDUCAN cada perro tiene un programa de (1) cuidado emocional, (2) activación mental, (3) contacto social afectivo y (4) juego y ejercicio adaptado a sus necesidades, individualizando su experiencia para que sea única. Porque cada perro lo es. Le haremos feliz mientras está con nosotros construyendo aquellas capacidades que también le ayudarán cuando vuelva a casa contigo.
Todas las personas que trabajamos en La Pequeña Residencia CANINA de EDUCAN tenemos formación específica en entrenamiento, gestión de las emociones y del comportamiento canino. No encontrarás a nadie en situaciones de precariedad, trabajando por un infrasalario, en nuestra residencia, porque en EDUCAN no se abusa de la necesidad de nadie. Actuar bien nos beneficia a tod@s, especialmente a tu perro que siempre estará atendido por especialistas que saben qué necesita, cuándo lo necesita y cómo dárselo. Por personas que siempre han deseado trabajar con perros y han hecho el esfuerzo de cualificarse.
Por la preparación de todo nuestro personal, podemos atender las necesidades particulares de cada perro mucho más allá de la toma de medicamentos, también llevamos a cabo aquellas pautas de mejora de su conducta que pueda estar realizando y mantenemos su adiestramiento si nos lo piden. Y La (pequeña) Residencia CANINA de EDUCAN está atendida las veinticuatro horas, tu perro nunca está solo, por lo que ante cualquier emergencia están garantizadas la rapidez y eficacia de respuesta.
Comida: la que tú quieras o la perfecta para que cada toma sea una sesión divertida.
Con respecto a la comida, puedes traer la de tu perro -incluyendo barf, pues tenemos arcones congeladores y refrigeradores para este fin- o, si prefieres, y sin variación en el precio, le daremos una alimentación preparada de máxima calidad, óptima para trabajos de olfato, juegos de mejora de las capacidades de gestión emocional u otras actividades para potenciar su bienestar. Pero nuestro trabajo no es solo para su estancia, te ofreceremos pautas individualizadas sencillas y divertidas basadas en nuestro análisis y experiencia con tu perro que te permitirán mejorar su bienestar de manera continuada cuando estés en casa. Porque siempre se puede ser más feliz.
¿Por qué en exclusiva para entrenador@s COGNITIVO-EMOCIONALES y sus clientes?
A partir del uno de agosto, solo para vuestr@s perros y los de vuestr@s clientes, podéis contar con La (pequeña) Residencia CANINA de EDUCAN, pero ¿por qué no para todo el mundo? Pues porque…
… Queremos huéspedes que aprovechen todo lo que vamos a ofrecer, todo el trabajo previo de I+D+i y todo el trabajo humano de nuestro equipo.
… Queremos personas que cuiden a sus perros, para continuar su trabajo y aportarles lo que podamos para hacerlo progresar.
… Queremos a quienes tienen asumido que la falta de problemas no es la meta, a quienes aspiren a la felicidad de sus perros, no como un lugar común, sino como una práctica técnica que puede y debe evaluarse para encontrar el camino único por el que cada perro llega a ella.
… Queremos hacerlo con vosotr@s, que habéis confiado en nuestro trabajo, y en quienes confían en vosotr@s, para colectivizar una forma de pensar, creando una red de servicios que la apoyen y la sostengan. Para que sepáis que cuando os separéis de vuestr@s perros, y lo hagan quienes confían en vosotr@s, todo sigue igual. Porque hay un lugar donde continuamos, apoyamos y consolidamos vuestra labor: que los perros sean saludables y felices.
Para descubrirlo en persona escribe a: residenciamadrid@educan.es o llama al 638239448
L@s alum@s de Conocer y cuidar la SALUD COMPORTAMENTAL de los perros ya saben cuál es la primera pregunta que os haremos 😉
Ya hace muchos años que mis amigos saben que cuando vemos o hablamos de las grandes obediencias (sea en la disciplina que sea, pero principalmente en VPG/RCI u OCI) mis preferencias van hacia aquellos trabajos que resultan fluidos y continuos, sin “picos” emocionales, frente a los más explosivos. Prefiero un trabajo más relajado del perro, no más lento ni más impreciso, sacrificando quizá algo de rotundidad en los cierres de los ejercicios en pro de una sensación de naturalidad durante su desarrollo. Este tema llenó muchas tertulias con colegas, algunos de los cuales coincidían conmigo mientras que otros -que eran más- discrepaban, prefiriendo los trabajos con más punch.
Creo que inicié la búsqueda de la concentración relajada en el adiestramiento antes de darme cuenta de que lo hacía, pero ahora sé lo que es, los beneficios que aporta y algo sobre cómo conseguirla. De hecho es uno de los elementos característicos de los nuevos desarrollos de entrenamiento cognitivo-emocional, quizá el más difícil de explicar.
La concentración relajada es la disposición de trabajo atenta, fluida y natural que permite al perro disfrutar durante la realización de las conductas solicitadas por el guía y no sólo o principalmente al finalizarlas debido a la consecución de un refuerzo.
Y después de esta definición es cuando empiezan los problemas para trasmitir correctamente el concepto, porque los términos concentración y relajada pueden parecer chocantes al aparecer juntos. En absoluto existe contradicción; podemos concentrarnos (tanto los perros como nosotros) de dos maneras que constituirían extremos opuestos de cómo hacerlo:
- La concentración tensa que tenemos cuando el objetivo de dicha concentración es realizar algo, como estudiar un examen o terminar un informe, para alcanzar un objetivo final relevante para nosotros. Cuando nos concentramos de esta manera actuamos de manera rápida porque buscamos ser resolutivos, lo que hacemos -el estudio del examen o la realización del informe- son un paso necesario, pero fastidioso, para alcanzar nuestro objetivo: aprobar o entregar nuestro trabajo en plazo.
- La concentración relajada aparece cuando una parte importante de nuestro objetivo (o todo) está en el camino y no en la meta, como al estudiar temas de nuestro interés sin más objetivo que aprender o al practicar un deporte que nos gusta, pesemos lo agradable que resulta: concentrarse es fácil y natural, existe atención, pero no tensión. Nuestros movimientos son más naturales, porque estamos disfrutando de lo que hacemos, sin la urgencia de hacerlo sólo para llegar a un objetivo final, nuestra cabeza no está en el siguiente paso sino en lo que estamos haciendo.
Las maneras más tradicionales de entrenar, sobre todo las que se centran en el aprovechamiento del condicionamiento operante, potencian que el perro se concentre de manera tensa, pues actúa para conseguir un objetivo final, ya sea una recompensa como la comida, la pelota o el cese o evitación de la presión. Las conductas son un instrumentos para alcanzar dicho objetivo (de ahí lo de condicionamiento instrumental), no son disfrutadas en sí mismas ni aunque usemos sólo estímulos positivos. Esta manera de trabajar, utilizada correctamente, permite conseguir mucha precisión y velocidad de ejecución, entonces ¿qué problema hay con este tipo de concentración en el adiestramiento? Bien la desventaja está en que el perro tiene el mismo tipo de urgencia y tensión que antes describíamos, desea terminar lo que le hemos pedido para acceder a su refuerzo, lo que implica que cada vez que trabaja llega a niveles de estrés muy altos y si trabaja a diario pues… imaginemos una vida de primeras citas: puede ser muy emocionante, tanto que no creo que haya cuerpo que lo aguante :(.
Cuando conseguimos que el perro se concentre de manera relajada estamos consiguiendo también que disfrute del camino, de manera que va mejorando su capacidad de concentración, su destreza y la calidad de su aprendizaje sin alcanzar niveles nocivos de estrés en cada entrenamiento o prueba, casi sin darse cuenta, puede trabajar a diario sin merma para su calidad de vida porque cada entrenamiento no le hace sentirse como en un examen.
La manera de conseguir la concentración relajada es a través de la activación de motores sociales durante el trabajo, que el perro entienda el entrenamiento como una actividad realizada en equipo con una persona querida. También la comunicación honesta, el mantenimiento de las expectativas de refuerzo en un nivel medio y nunca alto, el porcentaje adecuado de aciertos y fallos, un nivel de exigencia adecuado y una correcta planificación de los avances son necesarios para trabajar de este modo, pero explicar estos puntos es otra historia (o varias) y debe ser contada en otra ocasión ;).
El Thundershirt es un invento reciente, una “camiseta” de tela que puede ser regulada para apretar el cuerpo del perro, generando una presión uniforme. El objetivo es aprovechar el mismo proceso que usa la máquina de abrazar vacas diseñada por Temple Grandin: la tranquilidad inducida por una sujeción firme pero suave. Este es un proceso que debería tenerse en cuenta a la hora de diseñar y opinar sobre técnicas de modelado, pues ahora sabemos que podrían realizarse de manera que generasen calma y tuvieran importantes efectos positivos sobre los perros para ayudarles en la superación de miedos y eliminación de estrés.
La empresa que fabrica el Thundershirt afirma que usando su producto se consiguen efectos beneficiosos en el miedo a los truenos (de ahí su nombre), en los problemas de ansiedad por separación, ladridos excesivos y, en general, todos los trastornos que tienen un componente importante en la generación de distrés y ansiedad en los perros, como podría ser cualquier forma de miedo. Esta visión me gusta pues deja un poco a un lado la nosografía actual y adopta un enfoque global sobre motores emocionales de conducta que comparto y creo que será el que veremos en el futuro del trabajo de modificación de conductas.
Aunque sabemos que el principio teórico que aplica el Thundershirt funciona y es real esto no quiere decir que el producto sea eficaz, así que decidí probarlo antes de usarlo en terapias. Intento que hagamos esto (aunque nuestras pruebas no tengan valor estadístico por el limitadísimo número de sujetos, uno en este caso) porque los adiestradores tendemos a ser demasiado prácticos en este sentido e incorporamos las nuevas medidas o productos a nuestros protocolos de trabajo sumándolas, con lo que no sabemos realmente cuál es su valor propio, pues hay un paquete amplio de medidas para la mejora del problema, y, queriendo a veces ver los resultados positivos, creemos que son eficaces aunque no dispongamos de ningún dato realmente sólido que lo pruebe. En mi opinión esto ha hecho que determinados productos sin ningún valor terapéutico se vendan y usen de manera generalizada, no aportando más beneficios que los que obtienen quienes los fabrican, distribuyen y venden.
Para probar el Thundershirt elegí como sujeto experimental a mi hembra de malinois, Kata, una perra fantástica para el trabajo y muy cariñosa, pero con mucha tendencia a generar estrés y ansiedad y que requiere una serie de medidas y trabajos continuos para mantenerse bien. Realmente es una perra algo agotadora a nivel emocional.
Definimos una serie de situaciones fáciles de evaluar y que aparecían en la perra cuando no se tomaban medidas que las previniesen o corrigieran:
- Cuando vamos a salir a pasear por el campo, lo que hacemos tres veces al día, labraba y golpeaba con el hocico a mis perros, llegando a darles pequeños mordiscos durante los treinta metros que recorremos hasta llegar a la puerta. Esto se controla bien con contracondicionamientos y trabajos de olfato sencillos.
- Cuando estamos en una situación social en casa (reuniones con amigos, comidas de trabajo…) la perra se altera por encima de lo normal, intenta jugar insistentemente con quienes conoce y puede ladrar a desconocidos. Si se hacen unos cuantos “arrestados” al ladrar y antes de iniciarse la reunión y en su inicio se le plantean unos cuantos trabajos de olfato se normaliza.
- En general la perra es intranquila y le cuesta tumbarse, cuando lo hace está siempre atenta a levantarse ante cualquier novedad o movimiento ¿sabéis los perros que cuando se duermen profundo decimos: “por fin, se ha dormido”? Pues una de esos. El uso del olfato regula esto por la generación de autocontrol y saludable agotamiento mental.
- Por último la perra tiene la costumbre de despertarme a las seis de la mañana, con lo que además despierta a los otros perros, siendo inútil ignorarla, lo que hago para regular esto es aplicar castigo negativo, guardándola en un trasportín, lo que resulta muy eficaz, después de hacerlo durante unos días se mantiene un par de semanas sin despertarme, después vuelve a empezar.
Aunque me propuse dejarla dos semanas sin medidas anti-estrés, a los diez días decidí que o probaba ya el Thundershirt o uno de los dos nos teníamos que ir de casa.
Así que nos pusimos a probar nuestra “camisa de fuerza”, que es como coloquialmente hemos llamado al Thundershirt. La manera de usarla fue mantenerla puesta (después de habituar a la perra) todo el tiempo diario excepto durante los paseos, en parte por que mantuviese su tiempo de ocio sin alterar y en parte por la dificultad de moverse por el campo con el Thundershirt. Antes de dormir le quitábamos su camiseta y por la noche dormía sin ella.
Desde el primer día teníamos la impresión de mejora, pero sabíamos que dicha impresión podía ser falsa y más debida a nuestro deseo que a una realidad objetiva.
- A los seis días la perra había dejado de ladrar e incordiar a los otros perros antes de las salidas por completo, en alguna ocasión aislada dio un pequeño ladrido pero nada más.
- En las reuniones en casa cesó de ser insistente y tras un pequeño saludo se tumbaba y relajaba ¡quienes la conocían nos preguntaron varias veces si estaba enferma!
- Su estado de inquietud permanente desapareció y podíamos movernos sin que se levantase o acudiera, en ocasiones creímos que se habría quedado en el jardín o en alguna habitación y por eso no venía a ver lo que hacíamos.
- No me despertó en ninguna ocasión, pese a haber estado haciéndolo los días anteriores.
Tan radical fue el cambio, recordemos además que el Thundershirt era la única medida anti-estrés que se estaba usando, que Eva, mi pareja, decidió que se lo quitásemos porque la perra se había aquietado tanto que temía que terminase en un estado depresivo.
Y aquí viene lo mejor; le quitamos el Thundershirt y decidí esperar, sin aplicar ninguna medida anti-estrés o de gestión de la ansiedad, a ver cuándo desaparecía la mejora. Esto ha retrasado bastante el artículo porque han pasado ¡más de tres semanas! y ahora empiezan a aparecer los problemas tímidamente: esta mañana me ha despertado por primera vez y lleva un par de días ladrando a mis otros perros al ir hacia la puerta de salida. En casa está algo más alerta y se levanta o cotillear cuando sucede algo inesperado, pero no por cualquier cosa.
Mi opinión sobre el Thundershirt no pueden ser más positivas, tanto por el efecto durante su uso como por la persistencia de la mejoría. Aunque aún lo probaré con algunos casos concretos de miedo y agresión, ya mismo voy a recomendar a nuestros adiestradores de toda España que lo incorporen a sus protocolos cuando medien problemas de estrés o ansiedad. Ahora soy uno de los miles de entrenadores que, según la página de Thundershirt, recomiendan su uso.
El trabajo de mejora de la propiocepción y el equilibrio no sólo sirve para conseguir complejas habilidades caninas, también aporta una serie de beneficios globales que hace recomendable su entreno en todos nuestros perros, llegando a tener utilidad terapéutica en algunos casos.
Por ejemplo: los perros tienden a tener una mala percepción de su parte trasera, esto hace que se sientan inseguros al tropezar sus patas posteriores con alguna cosa, al intentar andar hacia atrás o, simplemente, al moverse por entornos abigarrados y notar que algo les toca el tercio posterior. Esto es importante, por ejemplo, para los perros de terapia que tendrán que trabajar en lugares cerrados, con múltiples “cacharros” con los que puede topar su parte de atrás, si su propiocepción no está entrenada es fácil que el perro (que ya está en un ambiente generador de estrés) tenga una respuesta excesiva que le pueda llevar a negativizar la situación de trabajo e incluso dar al traste con la sesión.
También los perros sensibles y muy activos (como muchos malinois y border collies) muestran normalmente una respuesta excesiva al verse sorprendidos cuando algo toca su parte trasera, esta activación tan alta fácilmente puede convertirse en miedo, dando lugar a múltiples problemas. Si el perro tiene una buena propiocepción de dicha parte trasera la respuesta de sorpresa no desaparecerá del todo, pero disminuirá notablemente, evitándonos que aparezcan y se fijen las reacciones emocionales negativas de las que hablábamos.
El entrenar a tocar y mantener el contacto en targets con aquellas partes del cuerpo que provocan en el perro una respuesta emocional excesiva es una buena medida para aplicar la propiocepción a la mejora de la conducta e incluso la salud de los perros. Es frecuente que animales que muestran respuestas inadecuadas al tocarles, por ejemplo, las patas puedan eliminar su problema si les moldeamos que toquen un target con ellas: evitamos conflictos, malestar emocional y problemas, cuando esto se consigue podemos generalizar con facilidad el estado emocional positivo, además al ser el perro el que “decide” tocar es proactivo durante el avance del trabajo y no tienen por qué aparecer reacciones problemáticas. Incluso hemos usado esta técnica para perros que después de una operación no se atrevían a usar la extremidad operada, con el consiguiente riesgo de atrofia, así empezaban a utilizarla voluntariamente, mostrando confianza y seguridad crecientes, en pocas sesiones apoyaban y andaban con normalidad.
También se puede conseguir en los zoos que animales muy tímidos y reactivos mejoren su autocontrol y permitan el manejo de cara a recibir cuidados veterinarios o ser trasladados sin generar altos niveles de estrés, incluso mostrando un estado emocional positivo.
En general el trabajo de propiocepción permite que animales muy nerviosos y sensibles mejoren su calidad de vida, generen menos estrés y disminuyan sus reacciones emocionales exageradas al sorprenderse o asustarse.
El entreno del equilibrio tiene un similar efecto terapéutico: al destinar buena parte de su atención a mantenerse equilibrado el perro recibirá la información del entorno atenuada, con lo que reaccionará menos y la desensibilización a cualquier estímulo será más rápida y eficaz. Esto lo hemos utilizado en Reina, una leona marina (bueno es cruce de león y oso marino, pero ella no lo sabe) del Zoo de Madrid que tiende a ser miedosa. Introduciendo los estímulos causantes de miedo (por supuesto atenuados, esto no es Vietnam) mientras se le solicitan conductas de equilibrio la respuesta miedosa disminuía casi hasta mostrarse normal y confiada, trabajando así en poquísimas sesiones se puede hacer desaparecer el miedo.
Para los alumnos de EDUCAN: Sí, habéis acertado, todos estos trabajos tienen un componente de mejora emocional y por ello se entrenan de manera piramidal. Podéis apuntaros un mini-punto 😉
AVISO: Post largo, larguísimo, de los que me traen tirón de orejas inmediato de mi Webmaster.
En el anterior post refería los beneficios generales de trabajar con estrés, hay que añadir que, como comenta Fernado Silva en dicho post, si no somos capaces de enseñar al perro a trabajar con pequeños niveles de estrés y a gestionarlos correctamente nos encontraremos atados de pies y manos para hacer trabajo comerciales, correcciones de conducta o trabajos deportivos de calidad.
Si no podemos trabajar por el pequeño nivel de estrés que causa estar un par de horas guardados en el coche, como cuenta el señor Silva, el consecuente con haber viajado varias horas y estar en un lugar nuevo, como sucede a quienes participan en pruebas deportivas de cualquier especialidad, el que pueda darse cuando iniciamos algunos protocolos de manejo y seguridad para mejorar a perros con miedo o determinados tipos de agresión o, sencillamente, el que en ocasiones causa la enseñanza de alguna conducta difícil para el perro, realmente no podremos entrenar casi nunca y los perros que más necesitan de trabajo tendrán que renunciar a determinados beneficios que en el medio plazo podrían mejorar mucho su calidad de vida y entrenamiento.
Enseñar al perro a gestionar el estrés es una necesidad real que tiene dos beneficios principales:
- El perro se estresará progresivamente menos ante los estímulos o entornos que antes le generaban un nivel alto de estrés.
- El perro dejará de mostrarse inseguro, inestable y nervioso cuando algo le afecte, cambiando progresivamente su actitud a la de un afrontamiento seguro de los problemas.
El primer punto es beneficioso para mejorar las reacciones hiperemocionales de perros sensibles (como los border collie o los malinois) ante cambios de entorno o situación. Es frecuente que este tipo de perros, cuando no han sido entrenados para gestionar el estrés, muestren agobio, sorpresa excesiva o incluso miedo cuando cambian determinadas circunstancias. He visto a perros adiestrados con el máximo de respeto y absolutamente sin nada parecido a un trato inadecuado mostrarse medrosos por este motivo, pareciendo a ojos de los neófitos que su adiestramiento había sido brutal o incorrecto. Sencillamente no sabían cómo gestionar esa situación nueva, no habían entrenado su capacidad de gestionar el estrés (como un brillante científico que no fuera capaz de exponer en público sus trabajos porque la situación de encontrarse rodeado de gente inhibiese su capacidad de comunicarse y le hiciera parecer torpe), en la mayoría de los casos por una prevención excesiva del adiestrador, que le lleva a evitar la aparición de esas situaciones estresantes en lugar de darle al perro recursos para solucionarlas.
El segundo punto es más importante si cabe, pues es el que consigue que el perro aprenda a “disfrutar” de un nivel adecuado de estrés. Como las personas que “se crecen” ante el surgimiento de un problema. Todos estaremos de acuerdo en que hay pocas sensaciones más satisfactorias que la de haber solucionado algo difícil y percibido como un problema: el entrenamiento de un ejercicio que llevaba tiempo resistiéndose, la presentación a una prueba comprometida… Que el perro pase de ver una situación como agobiante a verla como una oportunidad de disfrutar con sus capacidades depende de su capacidad de gestionar el estrés. Creo que la mayoría de grandes adiestradores que he conocido me han hecho referencia, más que a sus éxitos deportivos, a perros que trabajaron y que ”se venían arriba” ante las dificultades, pocas cosas emocionan más que estar en prueba, en una situación difícil y notar que el perro aumenta su implicación y tenacidad.
De hecho los beneficios de una buena gestión del estrés son tantos que se han diseñado formas de reproducir el estrés sin riesgo para optimizar el aprendizaje o rendimiento de manera puntual, estos “simuladores” de estrés se basan en tres coordenadas principales:
- Activación física: Todo estrés lleva implícito un aumento de la activación física, por ello si generamos una actividad física más alta de lo normal tendremos mejoras en la atención, capacidad de reacción y discriminación de información relevante, similares a las que suceden en una situación de estrés real, pero sin este. Sencillamente un poco de ejercicio antes de iniciar una actividad para “acelerar” el cuerpo implicaba mejoras sustanciales de rendimiento y de sensaciones de auto-satisfacción y bienestar.
- Novedades en el entorno: Toda novedad implica un nivel mínimo de estrés adaptativo, si las introducimos de forma intencionada y calculada podemos aprovechar la mejora en la capacidad de adaptarse, la atención, la concentración mantenida y todos los beneficios adaptativos del estrés descritos en el anterior post. Sin riesgos. Cambiando los lugares de trabajo de varios profesionales se conseguía automáticamente una mejora de la capacidad de analizar los problemas que se les presentaban, de los resultados del trabajo y una importante disminución de las distracciones.
- Salir de la rutina: La rutina es algo tranquilizador y un eliminador de estrés, pero cuando experimentalmente se cambiaron las rutinas de varios profesionales, con el consiguiente aumento de estrés para ellos, se comprobó un efecto muy curioso: en un primer momento todos los profesionales coincidieron en que sería perjudicial para su trabajo y que les resultaba molesto tener que dejar su forma habitual de hacer las cosas, también pensaban que empeoraría su rendimiento. Sin embargo después de trabajar de forma no rutinaria se comprobó que su eficacia había aumentado (rendimiento por hora y calidad del trabajo final) y la sensación de satisfacción con el trabajo también. Esto debe ser ocasional para no causar estrés residual, después de obtener los beneficios de un cambio de rutina el volver a ella impide que el estrés llegue a tener efectos negativos o acumularse de forma residual.
Si usamos bien estos tres principios entrenaremos una buena base de gestión del estrés y aprovecharemos su parte positiva para nuestro adiestramiento sin sufrir sus consecuencias nocivas.
¡Pero ojo! Estos tres “simuladores” son tan eficaces -recordemos que el estrés y la diversión están muy relacionados- que quienes los usan con frecuencia pueden hacerse adictos (no olvidemos que el estrés genera endorfinas) y querer trabajar sólo bajo estrés. Lo que explica la adicción al trabajo en algunas personas que necesitan activación alta, novedades y nuevos retos para sentirse bien: ¡Se han enganchado!
Esto también explica por qué tantos perros de Agility parecen mostrar niveles muy altos de estrés durante sus pruebas de trabajo. Hace poco me comentaba una amiga que compite en esta disciplina que no entendía que su perro, que vivía con ellos en casa y era el rey de los sofás, que salía al campo a correr y jugar varias veces por semana, que convivía, además de con la familia, con otros perros con los que se llevaba bien y cuyo adiestramiento había sido positivo y pro-perro, mostrara signos altos de estrés en la pista, realmente le preocupaba mucho. Pero es que el Agility es un auténtico simulador de estrés inintencionado: activación física alta, cambios de entorno (los competidores de Agility frecuentemente compiten varias veces al mes en diferentes campos de trabajo) y diferentes rutinas (cada pista es distinta a las anteriores). Por ello tiende a causar esa adicción al estrés que comentábamos. En estos casos el problema no es evitar esta activación, lo que es prácticamente imposible, sino enseñar al perro desde el principio a gestionar su estrés para que no empiece a subir y subir en cada entreno y prueba ¡Ese aparente estrés puede ser el equivalente al que tiene la gente que «pierde la cabeza» por su afición y estar más relacionado con la excitación ante la idea de divertirse como locos que con ninguna asociación negativa!
La gestión del estrés en estos entornos potenciadores o activadores del estrés será la tercera y última entrega de esta serie de artículos destinados a explicar los beneficios que este proceso, bien manejado, puede aportar al entrenamiento y a la calidad de vida de los perros.
El año pasado el modesto equipo del Alcorcón dio un “baño” futbolístico al Real Madrid, un cuatro a cero que paso a denominarse “el Alcorconazo”. Todos los analistas coincidían en una de las causas principales: el Real Madrid estaba demasiado relajado frente un Alcorcón que se esforzó al máximo. En realidad se estaba recriminando al Real Madrid no haberse estresado lo suficiente por el partido y se felicitaba al Alcorcón porque este sí que lo había hecho.
Casi siempre que hablamos del estrés relacionado con el adiestramiento o, en general, con los perros solemos referirnos a sus consecuencias negativas, pero se obvian los mucho beneficios que se pueden obtener de este mecanismo de adaptación. El estrés se está convirtiendo en uno de esos “demonios” que parece necesario evitar a toda costa y cuyas consecuencias son, por definición, nocivas.
Pero la investigación ha demostrado múltiples beneficios del estrés cuando es correctamente gestionado. De hecho si el estrés no fuera beneficioso nunca se hubiera desarrollado como mecanismo de adaptación, existe porque funciona y ayuda a tener éxito en el afrontamiento y evaluación de situaciones.
Hoy se sabe que el estrés es un componente necesario y conveniente del éxito deportivo, de la creación artística, un potenciador de la diversión, un eliminador de la dependencia de refuerzos externos y un elemento imprescindible del crecimiento personal de cada uno de nosotros.
Debemos tener en cuenta que el estrés es un proceso interno individual cuya causalidad es susceptible de ser modificada, no es algo con una relación causa/efecto inalterable, lo que estresa a algunos perros a otros no les afecta lo más mínimo. Para decirlo de manera fácil: el estrés no es algo que le sucede AL perro sino algo que sucede EN el perro. Se debe entrenar desde esta perspectiva y tomando en cuenta que no debemos asumir como fijos sino como dinámicos aquellos factores que generan estrés, por ello evitar sistemáticamente las situaciones de estrés es una de las peores maneras de afrontarlo que hay, el perro se irá haciendo progresivamente más sensible y activará el estrés ante nuevos estímulos de menor magnitud.
Entonces ¿qué hacemos con el estrés? El trabajo más eficaz y aprovechable, puesto que es un proceso que sucede dentro del perro y que puede ser variado, es enseñar al perro a gestionar su estrés, con ello lograremos que el perro no active una respuesta estresante ante estímulos que no causen una situación de riesgo real, con la consiguiente mejora en fobias y en perros sensibles.
Cuando un perro sabe gestionar el estrés además de evitar sus efectos nocivos podremos empezar a aprovechar sus beneficios.
Los beneficios del estrés bien gestionado para el adiestramiento son:
- Fuerte implicación y compromiso en el trabajo, con lo que el perro disfruta al máximo de lo que está haciendo.
- Auto-refuerzo, al activarse el estrés correctamente el perro automáticamente pasa a que el mero hecho de estar trabajando sea un premio, sin necesidad de refuerzos externos.
- Aumento/potenciación de la diversión, la diversión y el estrés están directamente relacionados. Si nos fijamos la mayoría de las cosas que nos divierten nos generan un estrés positivo (eustrés), esta relación se da también al revés: lo que nos genera estrés positivo nos termina resultando divertido.
- Inmediatez de respuesta (velocidad), las respuestas que se dan cuando el estrés está activo son mucho más rápidas y asertivas.
- Entreno de la atención, el estrés ayuda a fijarse en lo importante con lo que se consiguen mejoras automáticas en:
- Concentración.
- Capacidad para aislarse de estímulos triviales o irrelevantes para el trabajo.
- Entreno de la resiliencia o resilencia, la capacidad de resistir situaciones estresantes sin efectos negativos y superarlas positivamente por lo que parece que hay que entrenar con estrés para evitar sus efectos negativos.
- Sensación del perro de controlar la situación, con lo que los elementos negativos que puedan aparecer se gestionan de forma proactiva y se perciben como superables, aumentando la confianza del perro en sí mismo.
Sin embargo para aprovechar todas estas ventajas debemos cumplir a rajatabla una serie de condiciones que nos evitarán caer en el lado negativo del estrés:
- Respuesta rápida y clara a la situación estresante, la solución a la situación debe ser inmediata a ella y fácil de alcanzar para el perro, ya sea porque la conozca perfectamente o porque podamos inducirla con facilidad.
- Corta activación del estrés. Si prolongamos la activación del estrés durante demasiado rato o bien los efectos beneficiosos desaparecerán o bien el perro se hará “adicto” a trabajar bajo estrés y necesitará de este para mantener la calidad de su adiestramiento, lo que sí generará toda la batería de problemas que conocemos.
- Dar al perro tiempo y actividades posteriores suficientes y adecuadas para recuperarse. El estrés está diseñado para darnos sus beneficios cuando se activa brevemente y de forma ocasional, por lo que debemos dejar al perro normalizarse tras haberlo activado, lo que puede ser facilitado dejándole realizar sus actividades favoritas, como correr por el campo.
- Buena forma física del perro para que la activación no genere tensión o malestar muscular que impida el disfrute de dicha activación extra. El estrés es físicamente agotador, por lo que si el perro no tiene una buena condición física o se encuentra enfermo no conseguiremos ningún beneficio.
- No ser activado en cada entrenamiento, sino ocasionalmente. Es habitual que cuando alguien ve por primera vez los importantes beneficios en adiestramiento y en calidad de vida del perro que se consiguen con estrés decida usarlo cada vez que entrena. Si es hábil podrá conseguir un alto rendimiento deportivo a costa de hacer al perro adicto al estrés, pero las mejoras de calidad de vida desaparecerán por completo y el estrés empezará a mostrar su peor cara.
- Autonomía, si el perro se somete a estrés bajo una disciplina muy férrea que hace que pequeños fallos sean inmediatamente corregidos, el estrés resultará muy nocivo. Para que el perro sienta que tiene control de la situación y aproveche el estrés las respuestas posibles deben verse como un rango y no como algo inalterable y exacto.
Los beneficios del estrés están empezando a popularizarse tanto que ya se han planteado unos interesantes modelos de “simulación de estrés”, sin estrés real, para sacar el máximo partido de este proceso sin riesgo. Había incluido la explicación de estos modelos (y su aplicación en perros) en este artículo, pero mi webmaster me ha dicho que más de dos páginas es fatal de la muerte para el formato blog y llevo tres, así que lo publicaré en un par de semanas como segunda parte.
Prometo que en el siguiente artículo hablaré del trabajo que estamos haciendo en el Zoo, pero le debía este a Eliseo 😉