En este post voy a analizar las características de varias de las piezas que produce Good Can, una empresa española –valenciana- que fabrica material para adiestramiento de manera completamente artesanal.
Como corresponde en estos casos, debo hacer una declaración previa de intereses para que se sepa cuál es mi relación con dicha empresa y se pueda interpretar correctamente mi evaluación.
Por supuesto, no percibo ningún beneficio económico, ni he recibido ninguna directriz en un sentido u otro de la empresa fabricante sobre cómo debe ser este análisis, qué resultados debe arrojar o qué cosas decir en él.
Sin embargo el CEO de Good Can, Jorge Andreu, es amigo personal y una persona muy querida por mí, además siento una profunda simpatía hacia este proyecto profesional, ambas cosas probablemente influyan en mi valoración y los lectores deben tenerlo en cuenta, aunque he procurado exponer de manera claramente diferenciada mis sensaciones subjetivas y mis valoraciones objetivas.
Una vez dicho esto vamos al turrón. Y empecemos por lo subjetivo.
Para los entrenadores elegir material de adiestramiento es un poco como comprar juguetes. Nos ilusiona encontrar cosas nuevas que nos ayuden en nuestro trabajo, elegirlas y esperar a que lleguen, probarlas, hablar de ellas con los compañeros… Este disfrute aumenta de manera exponencial cuando el material es para adiestramiento deportivo, que aúna afición al entrenamiento en su estado más puro con necesidad de elementos técnicos de calidad que nos ayuden en la búsqueda de la excelencia.
Siempre he echado de menos por parte de fabricantes y vendedores el incorporar esa magia del juguete en sus diseños y en sus estrategias de venta. Casi siempre parecen optar por una exposición fría de las características del producto y una descripción aséptica de los beneficios técnicos que aporta, esto también influye en los diseños, muchas veces serios y aburridos cuando no se dirigen a propietarios de perros sino a profesionales del comportamiento.
En los productos de Good Can se nota que Jorge Andreu ama el deporte con perro, ama la artesanía y siente empatía y agradecimiento hacia las personas que compran su material. Realmente quiere que sus productos te ayuden y que los disfrutes. Estas sensaciones se agradecen muchísimo y nos acompañan en todo momento: la descripción de los artículos en su página, las posibilidades de personalización -algunas realmente notorias como la elección de color en los apports metálicos- y el cuidado de los detalles que nos trasmite, nos hacen recuperar la sensación de ser Charlies entrando en la fabrica de chocolate.
Este es un valor intangible único y excepcional de Good Can, que no lo potencia todo lo que debería, pero que aún así lo impregna todo. En mi opinión la marca debería incorporarlo en sus acciones publicitarias. Porque nadie más vende tanta ilusión, tanta joi de vivre, tanta empatía y tanto orgullo de artesano. A mí me resulta muy emocionante y me devuelve a épocas más sólidas, donde todo era más cercano y cuando algo no funcionaba la persona más preocupada era quien lo había fabricado, no el comprador. Me devuelve la sensación de que entrenar perros es una empresa colectiva y de que todos estamos juntos en esto, ayudándonos y deseando el éxito del otro. Y por eso estoy agradecido a Good Can.
Además esto sí es capitalismo sostenible y ético, del que no puede convivir con la especulación, la picaresca o la explotación de los seres humanos.
El análisis objetivo de todas las piezas que me ha enviado es demasiado extenso para un solo post ¡incluso para uno de los míos! así que lo dividiré en varias entregas.
En esta primera me centraré en los apports, en los que he evaluado las siguientes características:
Diseño, viendo si facilitan o dificultan a los perros la realización de los ejercicios para los perros.
Calidad, referido a los materiales, construcción, acabados…
Apariencia, porque todos preferimos algo bonito y es algo que pesa en nuestra percepción 🙂 .
Además de las pruebas normales trabajando con los perros, he sometido a los apports a dos pruebas de resistencia: arrojarlos cincuenta veces contra un árbol de manera relativamente violenta, y cien veces contra un suelo de arena. Y me ha dado mucha penita, porque son taaaan bonitos 🙁 🙁
Como anécdota contaré que un paseante que me vio tirándolos contra el árbol una y otra vez me preguntó el motivo, le indiqué que era para ver si se rompían, me dijo que así no conseguiría nada y que probase con una buena piedra. Agradecí el consejo, le respondí que eso me parecía excesivo y seguí a lo mío, con lo que tengo la convicción de que se fue pensando que yo era una especie de loco con una furia destructiva guiada por alguna alienada versión de las normas del marqués de Queensbury. No es lo peor que han pensado de mí, así que tampoco pasa nada.
Diseño: El mejor apport metálico que he probado. Es una de las piezas más logradas. Resulta muy fácil de equilibrar para el perro, la distribución de peso y la embocadura son óptimas y muy cómodas. También es perfecto para cogerlo y lanzarlo de manera controlada. Simplemente no creo que pueda mejorarse.
Calidad: Sobresaliente, además de sentirse muy sólido y cómodo en la mano, no como algunos apports metálicos muy finos que el perro puede llegar a “abollar” en la embocadura.
Después de los ciento cincuenta lanzamientos se pueden girar un poco las piezas laterales, pero no bailan ni traquetean en absoluto, lo que podría generar inestabilidad en el perro al portarlo en la boca. Aunque sí muestra, como puede verse en la foto, varias “picaduras” en el color verde. Nada que reste operatividad y el aspecto sigue manteniendo una buena apariencia, parece que envejecerán con dignidad.
Apariencia: Muy, muy bonito. Debo decir que el color de las piezas que me han enviado, en aquellas zonas en las que se puede personalizar, es verde. El color de EDUCAN, una gentileza por parte de Jorge, pero que no sería la mejor elección si entrenas en hierba. El color está aplicado de manera espectacular, nunca he visto nada de igual calidad en piezas metálicas, es acabado es excepcional. Las pésimas fotos de la web no le hacen justicia.
Apport de OCI de madera de colores.
Diseño: Nuevamente un muy buen diseño, muy fácil de recoger, colocar en la boca y equilibrar. La distribución del peso pone menos en la embocadura y más en las piezas laterales. Los laterales pesados, como en esta pieza, aumentan los pequeños desequilibrios, lo que puede ser útil entrenando, mientras que al cargar más peso en la embocadura se compensan, lo que es de ayuda en la prueba. Por ello para la competición podría preferir otros modelos con una distribución de peso más homogénea.
Calidad: Muy buena, los acabados de cada línea, unión y corte están muy trabajados y redondeados, no te encontrarás astillas ni irregularidades. Al tenerlo en la mano apetece acariciarlo. Tras los lanzamientos el color ha resistido sorprendentemente bien, aparecen algunos “bollos”, inevitables en el contrachapado, que deberemos vigilar para comprobar que no generen astillas. Una de las piezas laterales se ha desencajado ligeramente, como se ve en la foto, no es mayor historia porque se puede encajar de nuevo con facilidad y queda perfecto, pero si nos sucediese en la prueba con una distribución de peso como la de este apport se multiplicaría la dificultad de equilibrarlo. Creo que los apports encolados, que siempre pueden terminar teniendo este problema, deberían mantener el peso más en la embocadura para minimizar este riesgo, dejando para los apports atornillados o de una pieza el cargar más peso en las piezas laterales.
Apariencia: Nuevamente en Good Can se muestran mejores artesanos que fotógrafos, en sus fotos el color es apagado y pastel, no resulta demasiado atractivo. Sin embargo es muy vivo, homogéneo y mucho, mucho más bello. El acabado es, y en esto me repetiré muchas veces, excepcional. Además el modelo que aparece en la página no lleva el logotipo de la empresa, mientras que el que me han enviado sí lo lleva. Es un acierto porque además de ser un logotipo precioso hace un contraste fantástico con el color y queda de lujo. Pedidlo con logotipo.
Aquí tenemos a Cata trayendo el apport metálico y el coloreado, la pobre a sus ocho años sigue teniendo que aprender cosas nuevas. Es lo que tiene ser la probadora oficial de todo 🙂
Apport de OCI de madera modelo Basic
Aunque es básicamente igual que el coloreado, por lo que todo lo que aplica a uno lo hace al otro, debo señalar que me han enviado un tamaño mayor del Basic que del coloreado, con una embocadura también más ancha, que, como consecuencia, pesa más y disminuye prácticamente por completo el efecto de mayor peso en los laterales.
Debe señalarse aquí que diferentes anchos en la embocadura pueden implicar diferencias para acomodar el apport en la boca por parte del perro y causar puntos de inestabilidad. Por lo que es óptimo que conozca y trabaje los anchos de embocadura que puede encontrarse en la prueba.
Apport de OCI de madera modelo Axel:
Diseño: Me encanta este apport. Ligero y muy homogéneo en la distribución del peso, pese a ser el tamaño con la embocadura pequeña. Las piezas laterales están atornilladas además de encoladas (y no “en vez de” encoladas), una opción que personalmente prefiero.
Calidad: Muy, muy notable. Después de arrojarlo una y otra vez los tornillos no se mueven, aunque las piezas laterales sí quedan “picadas”.
Apariencia: Las piezas laterales, delgadas y elegantes, tienen un acabado redondeado minimalista (todos los demás modelos tiene “recortadas” las esquinas) muy funcional y atractivo .
Apport de OCI de madera modelo Attila:
Diseño: Es el peso pesado del catálogo y se nota. En este modelo no solo la embocadura es de madera sólida, también lo son las piezas laterales, sustituyendo al contrachapado de los otros modelos. Esto también le hace más pesado, pero con una distribución bastante homogénea. Resulta cómodo de recoger, equilibrar y trasportar. Como corresponde a un modelo con tanta densidad está atornillado además de encolado.
Calidad: Su solidez hace que sea el que mejor resiste los golpes, marcándose mucho menos que los otros modelos y eliminando casi por completo el riesgo de astillarse. Es un apport para toda la vida.
Apariencia: Como todos, excelente. Jorge podría poner en su publicidad que si encontramos una holgura, una gota de cola visible o un centímetro cuadrado que no esté lo bastante bien cepillado como para poder acariciar a un bebé con él nos devuelve el dinero y nos invita a cenar. En un sector donde los acabados suelen fallar, aunque el material sea bueno, encontrar este gusto por la perfección es muy satisfactorio. Desde luego no podrás volver a sujetar un apport de otra marca sin acordarte de estos.
También me envía Jorge dos apports de IPO, uno atornillado y encolado y otro que parece tallado en una sola pieza. Por desgracia me los ha enviado de un kilogramo, el peso más complicado de analizar y que en prueba solo se utiliza en el apport llano del grado II. Es bien sabido que el grado II es al que menos atención se le presta y no suele entrenarse de manera específica.
Hubiera preferido evaluar el de dos kilos, que es el que finalmente se usará en llano en competición, porque el de 650 gramos de los saltos podemos suponer que sería un modelo Attila grande.
Diseño: Se nota que Jorge ha dejado el IPO por la OCI, porque estos son los diseños más flojos. En primer lugar, ambos, pero particularmente el de una sola pieza, cuando están en el suelo dejan muy poco espacio entre el suelo y la embocadura, dificultando que el perro lo recoja como una pala, de abajo arriba. Esto puede provocar una recogida lenta o dificultosa. Además ambas embocaduras son mejorables, el de una pieza la tiene extremadamente gruesa y no será muy cómoda para los perros más pequeños, como algunas hembras de malinois. En el atornillado la pieza de la embocadura es muy larga y eso añade dificultad para equilibrarlo, aunque ambos tienen una distribución del peso muy homogénea que minimiza ese problema. También señalar que el atornillado pesa un kilo doscientos gramos, un veinte por ciento de peso añadido puede suponer un cambio significativo en perros que vayan muy ajustados a la prueba. En todo caso deben considerarse versiones de prueba, puesto que no están anunciados ni a la venta. Es normal que los prototipos requieran ajuste, y dice muchas cosas buenas de la empresa que no los hayan comercializado todavía.
Calidad: La calidad es fabulosa, ambos de madera sólida y densa, cepillada impecablemente hasta en los mínimos cantos y con un trabajo exquisito.
Apariencia: También muy bonitos, una madera con vetas regulares hermosas y los logotipos de la empresa, en un tono que parece “grabado a fuego” sobre la madera clara no podría quedar mejor.
En conclusión, los de IPO presentan todavía limitaciones y deberían tener alguna mejora de diseño, pero los de OCI son probablemente los mejores apports que he manejado, con una amplitud de oferta (hay aún más modelos que los analizados aquí) que permite encontrar lo que tu perro, tu bolsillo y tú busquéis, siempre con un acabado excepcional, personalizable en muchos casos y muy bonitos. Quizá por esto último da algo de miedo que se manchen, pero la resistencia a la intemperie se asegura con el tratamiento de vaporización y aseguran su funcionalidad y apariencia tras un uso intensivo.