Actualmente conviven dos enfoques de trabajo a la hora de intervenir en la conductas emocionales de los perros, como el miedo, la ansiedad o la agresividad:
El CONDUCTISTA/HABITUACIONISTA, que parte de considerar que las conductas emocionales son simples conductas involuntarias, que se pueden aprender de manera respondiente, y que busca eliminar las conductas emocionales concretas del perro ante determinados estímulos a través principalmente de habituarle a los estímulos y/o de eliminar el aprendizaje respondiente, a través de procesos involuntarios, como la desensibilización.
El GESTIONALISTA, que aprovecha los conocimientos específicos sobre el funcionamiento de las emociones, y que es el que usamos en EDUCAN, que promueve la mejora de la gestión emocional del perro para active las emociones adecuadas y las convierta en conducta útil para resolver eficazmente las situaciones emocionales.
Es necesario conocer las premisas, características y diferencias entre estos enfoques para poder elegir de manera informada nuestra forma de intervención sobre la conducta emocional.
Transcripción
Ante los problemas emocionales más frecuentes, agresión, miedo, ansiedad, hay dos grandes enfoques de trabajo que nos pueden permitir resolverlos.
El enfoque más tradicional que es el HABITUACIONISTA, que trata las conductas emocionales desde una óptica básicamente conductista. Entonces, lo que hace es considerar que los problemas emocionales son de dos términos, contingencias de dos términos, estímulo-respuesta, estímulo-conducta y, por tanto, intenta bajar el nivel de la emoción por debajo del umbral en el que aparece la conducta. Los recursos tradicionales de trabajo HABITUACIONISTA son, primero, la desensibilización sistemática para lograr esta habituación en la que se baja mucho, se aleja el nivel de estímulo, se baja la intensidad del estímulo para que el perro no realice la conducta emocional y progresivamente vaya acostumbrándose a ese estímulo y no se active la emoción ante su aparición. Esto además suele apoyarse con procesos de positivización del estímulo que es una sensibilización al estímulo positiva.
Es decir, asociamos algo emocionalmente positivo para el perro, como un juguete o muy normalmente comida, ante la aparición de ese estímulo, muy alejado, en un nivel muy bajo. Este enfoque es el que tradicionalmente se ha venido utilizando y el que hoy en día sigue siendo el más usado, pero tiene varias limitaciones. Es un enfoque muy lento de trabajo, es un enfoque limitado en sus resultados, que requiere mucho trabajo, mucho tiempo de trabajo y mucho tiempo de mantenimiento y que además no permite el manejo del perro en situaciones cotidianas, sino que para el avance requiere de continuas situaciones de entrenamiento controladas, y en cuanto el perro sale de esas situaciones, en cuanto el perro en vida cotidiana aparece la conducta emocional porque se encuentra en el parque con otro perro, perdemos gran parte del avance, lo que lo hace muy difícilmente implementable en el trabajo cotidiano, en el trabajo del día a día.
El otro enfoque, el enfoque que aplicamos desde el trabajo COGNITIVO-EMOCIONAL, es el enfoque que llamamos GESTIONALISTA, en el que no nos preocupamos de la conducta emocional como lo más relevante sino que vemos la emoción como un conjunto de procesos tanto voluntarios como involuntarios que van a hacer que el perro responda correctamente a las situaciones emocionales o responda incorrectamente. Entonces, lo que vamos a buscar en el enfoque GESTIONALISTA no es que el perro no responda a la emoción, no es que se habitúe al estímulo, sino que aprenda a gestionar esa emoción de manera que solucione la situación de manera adecuada para él, que vuelva a la calma, y que sienta que controla la situación.
En primer lugar también aplicamos las pautas de desensibilización y positivización en algunos momentos, en algunas sesiones. Pero no son el grueso nunca del trabajo. Porque no nos van a permitir que el perro sepa gestionar esa emoción correctamente, sino que lo que van a hacer es bajar la respuesta emocional, no mejorar la gestión emocional.
Por tanto tenemos que añadir otras medidas. El grueso de nuestro trabajo se va a dar en niveles de emoción medios, en los que el perro quiere generar conducta pero aún tiene un control cognitivo sobre ella. Este control cognitivo permite que el perro evalúe si su conducta le está ayudando a resolver la situación y le está empoderando del entorno o por el contrario su conducta no está siendo eficaz. Por tanto podemos darle herramientas para gestionar él mismo su propia emoción de manera que termine sintiéndose seguro, estable y resolutivo. Le proponemos, le aportamos herramientas para elegir conductas adecuadas que le permitan resolver eficazmente la situación sintiéndose finalmente tranquilo y seguro.
La emoción no es igual a la conducta emocional. La emoción, la gestión emocional, es un todo, es una cosa global. Por tanto también tenemos que proponer pautas de mejora de la salud emocional del perro fuera de las situaciones problemáticas. Lo que vamos a hacer es, en vida normal, en la vida cotidiana del perro, incorporar pautas para que aprenda a mejorar su gestión emocional, sobre otras emociones que no sean problemáticas, porque la gestión emocional es una capacidad global. Si llevamos al perro a gestionar correctamente su alegría, su deseo de conseguir la comida, su deseo de relacionarse con nosotros, vamos a mejorar de manera general su capacidad de gestionar las emociones. Si le enseñamos a gestionar su autocontrol en otras circunstancias, si le enseñamos a autoinducirse calma y resolver las situaciones con emociones que el perro maneja y controla competentemente, vamos a tener una mejora en la salud emocional que va a ser un cimiento, una base, para la mejora global también en el problema concreto que estamos tratando.
Un enfoque GESTIONALISTA nunca se limitaría a trabajar únicamente sobre la situación que genera el problema, que genera la conducta problemática, ni siquiera sólo sobre la emoción problemática. No sólo sobre el miedo, no sólo sobre la ansiedad, no sólo sobre la agresión.
Con los conocimientos actuales sobre el funcionamiento de la emoción, sobre la matemática emocional que conocemos hoy día, los enfoques HABITUACIONISTAS se nos hacen cortos, reducidos e insuficientes para un trabajo global. Debemos actualizar nuestros conocimientos de acuerdo a lo que la ciencia del comportamiento, la ciencia de las emociones nos aporta. Hoy día los enfoques GESTIONALISTAS permiten una respuesta más rápida, más eficaz, más consistente, y aportan herramientas de manejo cotidiano seguro y estabilizador emocionalmente para el perro.