Antropomorfismo, las medias verdades…
Publicado el 20 de febrero de 2015
Referido a animales no humanos, el antropomorfismo implica interpretar alguna conducta de un animal no humano de manera equivalente a cómo la interpretaríamos en una persona, en lugar de hacerlo de manera que se corresponda con su etología.
El antropomorfismo es un sesgo, es decir, una desviación en el análisis de lo que percibimos que nos aleja de la conclusión o actuación correcta. Los sesgos son chungos cuando estudiamos o entrenamos a un perro porque nos sacan de la buena ciencia.
Pero cuando el antropomorfismo se explica de manera parcial, interesada y tramposa también supone un peligro. Y, por desgracia, es algo muy frecuente en el mundo del perro.
Siempre que doy clase a entrenadores, ya sean expertos o estén iniciando su formación, les hago la misma pregunta:
«¿Habéis oído hablar del antropomorfismo y de sus peligros?»
Y siempre me responden afirmativamente, se les ha insistido en que el antropomorfismo es un abismo que se encuentra a uno de los lados de la carretera de la ciencia y que deben evitarlo a toda costa para no despeñarse.
Todos los entrenadores que he conocido han recibido una y otra vez este mensaje. Consecuentemente se preocupan mucho de conducirse de manera lo más alejada posible de ese temible peligro.
Pero les han hecho trampa.
Porque lo siguiente que les pregunto es si conocen el sesgo contrario, el que te hace caer por el otro lado de la carretera.
Y nunca les han hablado de él. Ninguno de los entrenadores a los que les he preguntado conocían cuál era el sesgo opuesto al antropomorfismo. Eso es mala praxis formativa.
El sesgo contrario al antropomorfismo es el sesgo de objetualización, que implica interpretar las conductas de un perro (u otro ANH) de manera equivalente a como interpretaríamos las acciones de un objeto. La objetualización causa una desviación de la calidad del análisis de la conducta de los perros mucho mayor que la derivada del antropomorfismo.
Porque es bastante evidente que los perros -mamíferos sociales, emocionales y comunicativos- son bastante más parecidos a las personas que a los microondas. Y que la interpretación correcta de sus motivaciones y de sus acciones están más alejadas del conocimiento de las funciones de cada tecla del microondas y de la manera correcta de programarlo, que de las equivalencias con las motivaciones y acciones de otro mamífero social, emocional y comunicativo.
Cuando alguien informa enfáticamente sobre el peligro en un lado de la carretera y omite decir que al otro lado acecha un abismo aún más peligroso está actuando negligentemente, bien por ignorancia, bien por mala fe, y quien confíe en esta información parcial terminará despeñándose por el lado que pensaba seguro.
Porque las medias verdades son las peores mentiras.
Para estudiar y entrenar a los perros sin soltar la mano de la ciencia es muy importante conocer ambos sesgos, antromorfizar y objetualizar. Cuando nos informan solo de uno nos empujan hacia el otro, provocando que caigamos en el sesgo contrario al que conocemos. En muchas ocasiones esto se hace con plena intencionalidad.
Demasiada gente está aprovechando el fantasma de la antropomorfización, sacudiendo su esqueleto como una amenaza, para conseguir que cada vez más entrenadores objetualicen a los perros, los cosifiquen y vean su entrenamiento y la convivencia con ellos como la programación de un complejo electrodoméstico, que funcionará eficazmente conociendo y pulsando la secuencia de botones adecuada.
Los perros no funcionan así. Porque los perros son sujetos y no objetos.
Por eso, aunque hay que evitar ambos sesgos, tengo claro en cuál de ellos preferiría incurrir ¿Y tú? ¿En qué lado de la carretera te sientes más cómodo y seguro cuando llegan las curvas?
Uno de los aspectos básicos del bienestar animal según las nuevas corrientes de investigación, es desarrollar cualquier medida que lo proteja en función de lo que siente el animal y no lo que creemos que siente el animal.Para ello se usan etogramas, test de elección y de motivación, etc Cualquiera de estos modelos implican la observación de los comportamientos marcados para el estudio por parte de un observador humano, una observación que, pese a estar sujeta a unos condicionados, inevitablemente se verá influido por la subjetividad de la persona. De hecho, la socialización hacia muchas especies con las que convivimos, se ha vendido tradicionalmente como una cuestión negativa dado que puede derivar en el temido «antropomorfismo». Sin embargo, desde la ciencia, se lleva estudiando desde hace más de 20 años la validación de un método cualitativo de observación del bienestar de los animales a través de su lenguaje corporal. Este método lo ha desarrollado la Dra Francoise Wemelsfelder con el apoyo de decenas de equipos de investigación en todo el mundo y empieza a ser tenido en cuenta en la comunidad científica. Lo que dice Francoise al respecto es que, comparativamente con pruebas fisiológicas de medida del bienestar como puede ser el cortisol en estrés, la observaciones que hacemos los humanos son realmente acertadas y se encuentra una correlación alta entre dichas pruebas fisiológicas y diversas medidas subjetivas sobre el lenguaje del animal.
Hacía tiempo que no leía un articulo de este blog y este tema me ha chocado bastante.
Yo estoy harto de escuchar de algunos adiestradores (normalmente old school) «Es que los propietarios tratan a los perros como si fueran niños» refiriendose a propietarios consenidores. A mi me parece bien que se trate a los a imales domesticos como niños, o como hijos, si yo tubiera hijos humanos, al igual que a mis mascotas, les daría afecto, me ocuparía de que tuviera sus necesidades básicas cubiertas, y por que no, le concederia algunos caprichos, pero también le pondria límites, y le daría responsabilidades, desde mi punto de vista solo veo difenencias en el «como» pero los fines, son los mismos al educar a un perro o aun cachorro humano.
uisss se me ha hecho corto este post… ¿la edad? ¿resaca? te han hecho un blog rollo tuister y tienes las palabras contadas????
En respuesta a tu pregunta, yo me siento muy cómodo en las carreteras con curvas 🙂 y con los perros los trato como seres vivos sintientes, siempre desde el respeto 🙂
un abrazo
EN MI CORTA EXPERIENCIA LOS PERROS QUE TIENEN UN VINCULO MUY FUERTE CON SU
DUEÑO TIENDEN A COPIAR ALGUNOS ASPECTOS DE LA PERSONALIDAD HUMANA ,PERO ESTO SE EXPLICARÍA YA QUE EL HUMANO SE TOMA MUCHO TIEMPO CON SU CAN Y LO FORMA CON SUS VALORES COMO NO PELEAR O NO AGREDIR CON LAS CORRECCIONES OPORTUNAS DEL DUEÑO SALUDOS.
Pregunta con trampa (como la de papá y mamá). Decía Newton que los errores no están en el arte, sino en los artífices. Puestos a comparar errores, cada una de las corrientes magnificará los de la otra. ¿Y quién los tiene más gordos (los errores)?
Antropomorfismo es una palabra muy larga. Seguro que no lo suficiente para albergar lo que cada uno entendemos al oírla (la importancia de las definiciones que dice Josep Call). Para mí es simplemente es una condición de nuestra especie. Imagino que mis perros tienen perromorfismo. ¡Vaya! Puede que esto sea un antropomorfismo. Pero solo puede. No lo sé.
Interesante el post. Y los comentarios. Hacen reflexionar. También valen como ejemplo de trabalenguas.
Se agradece.
Hola a tod@s y muchas gracias por responder,
David, plenamente de acuerdo en la necesidad de objetivizar la medida del bienestar animal, incluso deberíamos operativizar medidas de su felicidad. Precisamente en nuestra nueva línea de investigación vamos a intentarlo en aquello relacionado con el entrenamiento, la educación y la convivencia.
Pau, no creo que sea un tema ajeno, puesto que sesgar las explicaciones científicas de los fenómenos es algo que me parece la última de las «trampas» para darle un barniz científico a ideas algo ultramontanas. Yo no trataría a los perros como a niños, pero mucho menos como a herramientas. Yo trataría a los perros usando los datos sobre su etología de la ciencia más actual, lo que coincidirá en muchos puntos con la manera de tratar a los niños 😉
David, intentaré mantener este formato, que es más propio del un blog. Yo coincido en que las carreteras con curvas no me molestan, de hecho me resulta más interesante la ciencia en sus límites, en los puntos difuso es interpretables y en los lugares fronterizos entre varias «jurisdicciones» que en los que están perfectamente cartografiados.
Luis, también comparto que los perros (como nosotros) son tremendamente plásticos en su conducta social y las relaciones afectivas tienen un fuerte efecto sobre su desarrollo.
Iñigo, por supuesto las diferentes corrientes de pensamiento presentarán como más graves los sesgos en los que puedan incurrir las otras corrientes, esto es algo adecuado, debe ser razonado y es la base del debate científico y del pensamiento crítico. La trampa está cuando se escamotea este debate explicando únicamente la mitad de los riesgos. Quien explica el antropomorfismo como único sesgo que acecha a quienes estudian e intervienen en la conducta canino no está debatiendo, está ocultando datos. Deben mencionarse ambos sesgos, incidir en la importancia de evitarlos y después se puede, como yo he hecho, decir que en caso de caer en uno de ellos, lo que siempre será un fallo, prefiero fallar hacia uno de los dos lados.
Yo empecé como una entrenadora fundamentalista en contra del antropomorfismo, el tiempo y mis experiencias me llevaron a posicionarme en un lugar distinto, no se si mejor o peor porque eso desde mi perspectiva puede ser analizado desde las subjetividades individuales, pero si distinto. Hoy considero que lo que no reste o interfiera de forma negativa en la salud, física, mental y emocional de un perro es válido. Advierto un riesgo en ambas ópticas y por esto soy de la idea de que por lo menos yo como instructora, no puedo pasar por alto explicarles a mis alumnos las medias verdadessobre esto.