Curso Avanzado oct-dic 2017: “That´s life”
Publicado el 20 de diciembre de 2017
El mejor trabajo del mundo, aquel en el que viviría y en el que no me importaría morir, es el de las integrantes del coro Gospel de Frank Sinatra cuando canta “That´s Life”, para mí su mejor canción. Y me explico.
No querría ser el público, que, siendo todo gozo, es ajeno al torrente que se les descubre y regala.
No querría ser Sinatra, la parte principal del talento, que está trabajando muy duro todo el tiempo para desplegarse y lograr sus objetivos. Además me aburre y detesto a partes iguales el protagonismo.
Son las integrantes del coro quienes tienen la posición perfecta para disfrutar la canción durante su transcurso: hacen posible el momento, y eso les da un derecho especial -bien ganado- a sonreír y mover sus cuerpos, sabiéndose parte activa del milagro que está aconteciendo: Sinatra canta que se subirá a un gran pájaro si el mundo no merece la pena y ellas pueden asentir, porque las cuatro ocasiones en las que responden a Frank “that´s life”, reiterando lo que acaba de cantar, le ayudan a existir, a pasar mayo y llegar hasta junio. Pero, entremedias, construido el momento, son libres para ver crecer y subir a la canción desde dentro.
Pinchando en este enlace lo tenéis subtitulado en castellano, no permite ser insertado en otras páginas web, que era mi idea original
El nuevo Curso Avanzado está diseñado del mismo modo: para que los profesores disfrutemos no como protagonistas, sino como participantes de la inteligencia, de la empatía y del despliegue de capacidades de los (¡MIS!) alumnos. Que tienen que coger el micrófono y, enfrentándose al auditorio, elevar la voz y cantar.
Y es que a veces en los cursos de adiestramiento parece divertido pisar las ideas de los alumnos que ya tienen conocimientos previos, abrumándoles con el protagonismo y posición de autoridad del profesor, desconfiando (con un sesgo muy de nuestra profesión) de su capacidad e implicación para ser autónomos a la hora de asumir responsabilidades y emplear lo que saben.
Así que planeamos un curso con una didáctica específica para quienes tienen (1) conocimientos de entrenamiento, (2) implicación especialmente fuerte para ejercer la profesión, (3) capacidad para enfrentarse en público a todos los fantasmas e inseguridades que implica dicho ejercicio y (4) voluntad de pensamiento crítico, en particular consigo mismos. Porque el pensamiento crítico que no se dirige hacia sí mismo primero es sofistería pintada de colores.
Un curso no solo para ofrecerles nuevos conocimientos y protocolos de trabajo, sino para afinarles en la evaluación de los que tuvieran y de los que puedan encontrar, para dotarles de herramientas con las que desbrozar las falacias, los sesgos, las simplificaciones, los falsos tecnicismos y la manipulación de “maestros” poseedores de cualquiera de las muchas verdades absolutas disponibles en nuestro mercado formativo.
Un curso para pasar de todo o pasarlo bien pasándolo mal, en el que los profesores hacen los coros y los alumnos asumen el protagonismo, eligiendo cómo ejercerlo.
Un curso sin excusas, que algunos (siempre) abandonan en su transcurso, porque es difícil estar en él cuando surgen otros problemas o frentes duros en la vida, es demasiado exigente. Volverán cuando estén preparados para disfrutarlo.
Pero esto acojona a quienes damos clase, hemos sufrido en cada una de las tres ediciones de este nuevo formato, porque cuando empiezas y ocupas ese lugar secundario no sabes bien qué harán, cómo lo harán, los alumnos ¿Aceptarán toda la carga y la llevarán adelante? ¿Disfrutarán de lo difícil y serán capaces de poner sus inseguridades a la vista de sus compañeros para acabar con ellas entre todos?
Porque sin que entren en el juego la cosa no rula, si se quedan esperando que les digas qué hacer en cada momento y quieren indicaciones para avanzar cada paso en lugar de asumir el rol directivo que implica ejercer como adiestrador y técnico en la gestión del comportamiento el curso no puede funcionar. Porque con Chiquilicuatre como solista la canción cambia, y si es gracioso verlo es únicamente porque es ridículo.
Así que, al empezar, siempre me asusta el riesgo de que se sienten esperando que les den todo digerido, incluyendo lo que deben pensar y hacer en cada momento. Porque si eso sucede el curso no puede levantar el vuelo.
La promoción del curso avanzado Octubre-Diciembre de 2017 ha sido conmovedora e impresionante. Muy impresionante. Muy conmovedora. Cómo se han coordinado y cooperado para empujarlo hasta el máximo que puede dar, como han sabido estar juntos, manteniendo un objetivo común desde las discrepancias, sabiendo que quien piensa diferente lo piensa con la misma voluntad de hacerlo bien (y de hacer el bien) que ellos mismos. Entendiendo que debemos estudiar lo que pensamos, lo que creemos, desde el punto de vista de aquellos que no lo comparten. Y que si algo no es falsable probablemente sea falso y seguro que no es útil como herramienta técnica.
Trabajar con ellos ha sido muy, muy exigente, porque ellos han sido muy, muy exigentes con su trabajo.
Pero todo compensa cuando a quien haces los coros es a Sinatra, porque sabes que estás ayudando al mejor, y este curso ha decidido que merecía la pena ser los mejores, poniéndose delante de cada limitación para superarla. Llevando todo a su máxima expresión.
Ha sido un curso en el que los alumnos han hecho una y otra vez elecciones duras para ellos, y que siempre eran lo mejor para el perro y para la calidad del trabajo, quedándose su interés propio en un segundo plano. Como ejemplo diré que la única queja -seria, en su aspecto mejor y más profundo, y bien planteada- sobre una nota ha sido de un alumno que consideraba (y así ha sido por su propia decisión) que debía suspender un examen que yo le insistía que había aprobado.
Un curso en el que han llevado la cooperación entre entrenadores hasta el punto de que ya no entienden ese modelo de entrenador-isla que tanto abunda y tanto limita el crecimiento de la profesión. Hasta el punto de crear redes y espacios de colaboración para seguir haciéndolo siempre, entendiendo que juntos son mejores y más capaces de afrontarlo todo, diseñando un modelo para seguir cooperando fuera del curso como lo hacían en él.
Un curso en el que han enfrentado problemas emocionales y relacionales de los perros sosteniéndoles y llevándoles a mejorar con un andamiaje tan sutil que no lo advierten, pero tan firme que no les dejaba caer nunca.
Y es tan hermoso vivirlo, ayudándoles desde el coro, asintiendo y siguiendo su ritmo, ayudando a que se mantenga mientras ellos llevan el peso de la canción, que desearía decirle al tiempo “detente en este instante tan hermoso”, sabiendo que si así sucediera no perdería nada que pudiera ser más valioso que lo que estoy recibiendo.
Estar allí y ser parte activa cuando los alumnos, como dice Frank, se sienten poetas, peones o reyes cuando descubren que aunque se caigan de bruces, siempre se pueden levantar, sacudirse el polvo y reincorporarse a la carrera.
Tengo que daros las gracias a tod@s por regalarme estos tres meses haciendo el mejor trabajo del mundo, aquel en el que viviría y en el que no me importaría morir, no puedo dejar de sonreír y disfrutar mientras os veo cantar la mejor versión de la mejor canción. Solo puedo decir, ahora que me toca:
«That´s life…».
Os quiero bastante, por cierto.
Bellísimo artículo, Carlos. Yo no he podido hacer la edición de este curso pero conozco a muchos de los alumnos que han tenido la gran suerte de hacerlo posible y me consta, sin ningún tipo de duda, que les ha cambiado a todos. Tanto a nivel humano como profesional. Les ha engrandecido, les ha hecho explorar sus límites, les ha hecho, si aún cabe, que amen y se impliquen todavía más en esta profesión tan apasionante, que llega a traspasar el ámbito meramente profesional para llegar a formar parte de la vida más personal de cada uno. He podido conocerlos en los cursos de perfeccionamiento y me consta que son personas de una calidad humana excepcional y magníficos adiestradores. Estoy segura de que ha sido un curso irrepetible, inimitable y vibrante en el que habéis disfrutado tanto profesores como alumnos.De cabeza a la siguiente edición!
Muchas gracias por tus palabras Eva, es un formato en el que los alumnos construyen la experiencia, por lo que cada edición tiene un sabor especial, y el de esta ha sido muy, muy dulce.
En abril nos vemos para intentar hacer algo igual de bonito.
Yo querría saber si ofrecen cursos entre semana por la mañana , ya que no puedo por las tardes , no los sábados y domingos.
Hola Vh,
Siento no tener buenas noticias para ti, como muy poca gente puede las mañanas entre semana y casi no nos lo piden desestimamos la idea de hacer cursos en ese horario, pero si hubiera un grupo grande interesado se podría revisar la cosa.
No he hecho el curso, aunque me planteo hacerlo más adelante. Pero si lo que se inculca durante el mismo sirve para promover un modelo colaborativo entre adiestradores habrán valido la pena los cambios que habéis hecho.
En la actualidad todavía existe muy poca colaboración entre adiestradores, y eso es una gran barrera que nos impide avanzar a todos y es conveniente cambiar.
Quería dejar un comentario por aquí simplemente para expresar mi envidia sana a las personas que han cursado el avanzado y decir que echo de menos tus artículos y que estoy impaciente por el nuevo libro.
Pues nada, simplemente mandarte un abrazo y con ganas de saber más de Educan
Saluditos