Enfadarse con los perros, usar aversivos y las hermosas palabras.
Publicado el 2 de septiembre de 2013
En contestación a mi post anterior, en el que comentaba que la negociación será una de las incorporaciones de los nuevos protocolos que presentaremos a partir de Enero, Raquel J. me escribió alegrándose porque esto supusiera que pudiéramos eliminar alguna de las barreras que impiden al adiestramiento C-E incluirse dentro del adiestramiento en positivo. Como me parecía algo relevante y que ha dado lugar a no pocos malos entendidos, le pedí que me permitiese no publicar y contestar su mensaje, sino dedicarle un post monográfico al tema, Raquel tuvo la gentileza de acceder y a mí me corresponde ahora cumplir mi parte del trato.
Estrictamente la primera dificultad para decidir si el adiestramiento C-E puede considerarse adiestramiento en positivo sería técnica: la falta de una definición única sobre qué es exactamente adiestramiento en positivo, algo que ha llevado a que el término se haya vuelto en algunos casos muy elástico y relajado y en otros bastante rígido y estrecho, sin embargo existen tres puntos evidentes de fricción: Desde el adiestramiento C-E proponemos que es conveniente enfadarse con el perro, usar refuerzos negativos en su educación y usar refuerzo negativo diferencial para tratar determinados problemas emocionales. Veamos punto por punto cuáles son nuestros motivos:
Enfadarse con el perro
En una relación social sana es necesario que ambas partes puedan enfadarse con la otra, nadie querría un amigo o pareja con quien no pudiera hacerlo nunca. Los educadores caninos insistimos, y con razón, en el hecho de que un perro puede enfadarse, e incluso gruñir en determinados momentos, sin que sea una fiera peligrosa, sino sencillamente para comunicarnos que se están rebasando determinados límites. Enfadarse, cuándo y cómo corresponde, es una forma beneficiosa y necesaria para ayudar a la organización social y a la consolidación y mejora de los lazos afectivos. Además hay un motivo práctico: es inevitable cuando convivimos y queremos a nuestros perros que nos enfademos con ellos (¡por Dios, si hasta Turid Rugaas lo hace!), por lo que creo que es necesario sistematizar algún protocolo para hacerlo bien.
El problema no está en enfadarnos con nuestros perros. El problema está en su situación de indefensión si nuestro enfado rebasa lo saludable… Con tu pareja, familia o amigos la otra parte tiene recursos para controlarnos cuando se vuelve excesivo o inadecuado, sin embargo el perro no puede mandarte a casa de tu madre para “que te aguante ella, que es la que te ha educado así”.
Este es el punto que me ha dado más quebraderos de cabeza. La didáctica negociada es, a mi entender, una solución óptima (existe otra aún mejor, pero que sólo es válida para determinados perros y propietarios): si primeramente enseñamos al perro que hay límites a lo que podemos pedirle, que también él puede y debe exigirnos determinadas cosas durante el adiestramiento y que para avanzar es necesario que nos demande actuar adecuadamente, conjuramos el riesgo de enfadarnos demasiado o cuando no corresponde, pues ante la situación de enfado incorrecto la negociación se rompe y el adiestramiento de inmediato deja de avanzar. ¡Ojo! Esto no implica que el adiestrador renuncie a dirigir el adiestramiento, simplemente no podrá pedir cualquier cosa en cualquier momento ni de cualquier manera, si lo hace se arriesga a perder todo lo que ha obtenido hasta ese momento.
El trabajo negociado impide el abuso porque es incompatible con progresar e implica evaluadores objetivos inmediatos de cuándo nos estamos excediendo, lo que nos evita depender de la capacidad de cada entrenador para notar si está enfadándose más de la cuenta o en un momento inadecuado.
Usar aversivos para educar
El segundo punto es nuestra defensa del uso de aversivos de baja intensidad en la educación, se ha comprobado que los estados emocionales negativos de alta intensidad generan una huella emocional prácticamente imborrable, el aprendizaje del miedo o la agresión queda verdaderamente “tatuado” en el cerebro.
Sin embargo también sabemos que una de las maneras más eficaces de evitarlo es aportar estímulos aversivos suaves que el perro pueda gestionar con su conducta. Aquí hay un problema con los eufemismos, porque en realidad mucha gente que dice no usar aversivos en realidad sí lo hace: cuando le ponemos al perro un post-it o un suave goma en la nariz para que la aparte estamos usando aversivos, cuando le ponemos el collar y la correa para que se habitúe a ellos estamos usando aversivos, cuando le enseñamos a dejarse manipular, explorar y cepillar estamos usando aversivos, cuando le hacemos pasar por un suelo extraño que le genera inseguridad estamos usando aversivos. Y es lo correcto, porque, en el nivel de molestia y siempre sin superarlo, los aversivos son necesarios para construir las capacidades de afrontamiento de problemas que serán la base de la salud emocional del perro y de su capacidad para activar y gestionar correctamente el estrés.
Debemos dejar de pensar en si un estímulo es aversivo o apetitivo y centrarnos en cuál es la valencia emocional que tiene para el perro. He visto perros estresarse hasta llegar casi a la indefensión durante sesiones de moldeado con clicker y otros que cuando son modelados con las manos por sus dueños se deshacen de felicidad por el contacto ¿realmente nos importa más el tono del estímulo que lo que genera en el perro?
Usar refuerzo negativo diferencial para tratar problemas de conducta
El tercer punto es que para solucionar determinados problemas emocionales, particularmente los relacionados con casos graves de miedo y agresión, en el adiestramiento C-E consideramos que el refuerzo negativo diferencial es la mejor estrategia. Siempre me sorprende que esto genere rechazo, porque está más que demostrado experimentalmente: la mejora de la capacidad de gestionar correctamente las emociones problemáticas debe hacerse desde la activación emocional negativa, para así reconstruir la capacidad del perro de controlar el estado emocional negativo a través de su conducta.
Los tres protocolos actuales que más eficaces me parecen para mejorar problemas emocionales, el CAT (2009), el nuestro (2010, que hicimos público por primera vez en nuestro curso avanzado de Enero del 2011 con los perros “Negrín” y “Aris”) y el BAT (2011) se basan en el uso del refuerzo negativo diferencial. No hablaré del protocolo de EDUCAN por no arrimar el ascua a nuestra sardina y porque tendría que hablar largo y tendido de los nativos americanos y esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión, pero el CAT desarrollado por Jesús Rosales, probablemente el mejor especialista del mundo en ABA para perros, y el BAT que Grisha Stewart diseñó partiendo del trabajo de Rosales, son sistemas muy eficaces, aunque creo que buena parte de la popularidad de este último se debe a haber «escondido» en un segundo plano el término refuerzo negativo bajo el eufemismo de recompensa funcional, algo que, aclaro desde ya, no me parece mal. Si es necesario para el bien de los perros “maquillar” un término científico de manera que resulte más digerible me parece más que adecuado hacerlo. Pero, por supuesto, no se cambia la realidad objetiva de que es un trabajo que utiliza refuerzo negativo.
En todo caso es de justicia señalar que estos tres protocolos son posteriores al trabajo de Two-Rewards System de Jhon Fisher en los noventa, que es el auténtico pionero y a quien se le debe atribuir el mérito de la idea original.
Por lo anterior estos tres puntos son irrenunciables en nuestro trabajo, al considerarlos necesarios para construir la salud emocional y social del perro, así como para llevar a cabo intervenciones de calidad sobre determinadas alteraciones de su comportamiento emocional y no podemos, ni deseamos, estar incluidos en ninguna propuesta de entrenamiento o intervención conductual que no los acepte, aunque pienso con total sinceridad que la mayoría de los adiestradores actuales que tienen resultados y un trabajo de calidad, consciente o inconscientemente, velada o claramente, los usan. Otra cosa es cómo hacerlo y cómo de bonita se cuente la historia.
Muy acertado. Más clarito, el agua
Enhorabuena por el post, Carlos, me ha gustado mucho.
Éste es un tema que tiende a generar polémica dependiendo del contexto en el que se trate. El mensaje de fondo es que es el uso que hacemos del lenguaje, y no las propias técnicas educativas, es lo que lleva casi siempre a confusión. El adiestramiento en positivo, por lo general, no está adecuadamente operativizado ni delimitado ya que en un principio surgió como respuesta/confrontación a las técnicas coercitivas tradicionales. Sin embargo ha ido evolucionando y ahora es, o al menos debería ser, mucho más que eso.
Es por ello que, dependiendo de a quién le preguntes, te dará una respuesta distinta sobre lo que «realmente es». La «libre» divulgación de temas relativamente complejos como los que aquí se exponen es un arma de doble filo ya que se pierde mucha información fundamental. Y es aquí donde nos escandalizamos.
Hasta donde se, yo sí encuadraría tu propuesta dentro del adiestramiento en positivo. Y lo haría simple y llanamente por cuestiones técnicas y no de índole moral. Ésta es la delgada línea que no podemos obviar, ya que si nos basamos en la segunda premisa (la moral), jamás llegaremos a ninguna conclusión válida, y lo que es más importante, estaremos perdiendo de vista lo importante, que no es otra cosa que el trabajo con el perro.
Hace tiempo que comenté en otro post tuyo y toqué el tema de la «función estimular individual». Me parece imprescindible un análisis exhaustivo de la misma, como tú bien has dicho, para determinar después aquello de lo que estamos hablando. Son tantas las variables que hacen que un perro se comporte de una determinada manera que no tiene demasiado sentido asignar un valor emocional «per se» a cada una de ellas. Y ésto ocurre en tanto que el valor emocional es un concepto de definición circular: no podemos determinar siempre a priori el valor emocional de algo sin antes comprobar qué respuesta evoca en cada individuo.
Creo que la clave, o al menos una de ellas, no está tanto en poner nombre a las cosas, si no en entender por qué le ponemos un nombre concreto y no otro.
Enhorabuena una vez más, y siento la extensión, como siempre.
Un saludo,
Edu.
Estupendo post, me ha encantado. Para mí, el adiestramiento en positivo es una cuestión de orden y prioridades. Si para adiestrar o corregir un comportamiento, empiezas con el enfado y las técnicas aversivas, no estás trabajando en positivo. Si al revés, has empezado con todas las técnicas en positivo posibles, y por lo que sea, no has conseguido los objetivos, el usar el enfado o técnicas aversivas puede estar perfectamente justificado.
Yo la técnica BAT es la que uso en mi día a día para tratar casos de agresividades y miedos, y es cierto que discurre por una fina línea entre el positivo y el aversivo. Pero claro, es que para un perro miedoso, lo que para un perro equilibrado es un estímulo neutro, para él no lo es, y sin exposición no se da la desensibilización. También es verdad que se trabaja (por lo menos se intenta) a un nivel en el que el estímulo es tan sólo ligeramente negativo, pues si no el perro no sería capaz de procesar la información y superar el miedo o la ansiedad. La línea es muy, muy fina.
Para mí, es más que la técnica a utilizar, es la filosofía con la que se utiliza. He visto adiestradores de clicker que usaban el aparato casi como adorno y adiestradores que ponen un collar de castigo que luego no utilizan para castigar… lo importante no es la herramienta, sino cómo la utilizas.
También me parece importante distinguir entre un adiestramiento y una terapia. En un adiestramiento en un ring, el medio ambiente está controlado casi por completo. Para mí, si tienes que utilizar aversivos aquí es porque o has intentado avanzar muy deprisa, o no has controlado el ambiente lo suficiente. En este entorno, se debería poder trabajar casi exclusivamente en positivo.
En la vida real, y en las terapias, las cosas no son tan controlables. Los estímulos aparecen y desaparecen sin control alguno por nuestra parte, y a veces un aversivo a tiempo evita males mayores, y aporta una información que si no el perro no tendría.
En cuanto al enfado… todo lo que sean palabras y gestos, son información. Nosotros y los perros somos seres emocionales, y me parece que tenemos derecho a plantear los límites que necesitemos. Eso sí, sin llegar a la agresión física, por ninguna de las dos partes. El enfado no estropea las relaciones, es el no prestarle atención a ese enfado lo que las rompe. En estos casos, lo que hay que plantearse es la situación que lo provocó, y qué es lo que tenemos que cambiar para que no se vuelva a producir.
Yo siempre le digo lo mismo a los clientes: puedes regañar y pegar a un perro por morder o por gruñir a un niño. Probablemente, el perro dejará de hacerlo una temporada más o menos corta. Pero, si no le enseñas al perro a tratar con el niño, le cambias la motivación, y le muestras que el trato con los niños es positivo, se presentará una ocasión en la que el dueño no esté, o el perro se sienta tan amenazado por el niño que le de igual el castigo, y muerda al niño.
Hay que cambiar la motivación que llevó al comportamiento, no el comportamiento en sí, y los castigos no cambian las motivaciones (normalmente las refuerzan).
Justo hoy me he cruzado con este post, muy bien explicado:http://boogiebt.wordpress.com/2013/08/21/no-and-unwanted-behavior-notes-from-clickerexpo-part-2/
un saludo!
Hola! gran post! solamente tengo una pregunta: porqué es la recompensa funcional del BAT un refuerzo negativo? muchas gracias por adelantado.
muy lindos los temas que tocan.
Hugo, que me corrijan si me equivoco, pero según tengo entendido en BAT lo que se suele hacer es reforzar la conducta del perro utilizando como consecuencia el hecho de que otro perro desaparece, es decir, reforzamiento negativo ya que se quita algo desagradable (se supone que ésta técnica se usa con perros reactivos o miedosos ante otros perros).
Un saludo,
Edu.
Enrique, Carlos muchas gracias por la palabras de interés y apoyo. Creo que es un tema arduo y hay aún cosas que no quedan tan claras como quisiera, pero intento (sin conseguirlo) moderar la extensión de los post. En todo caso creo que algunos de los próximos podré alargarme en algunos aspectos que me hubiera gustado tocar con más profundidad aquí.
Eduardo, siempre digo que me siento más cómodo discrepando de gente inteligente e interesante que estando de acuerdo con sectarios, fanáticos o palmeros. Además soy lo bastante listo (aunque no mucho más) como para valorar y agradecer que alguien que hace/conoce seriamente ABA piense que nuestra propuesta en el fondo es ABA, porque está indicando que es una propuesta sería, ordenada, protocolizada y susceptible de ser reproducida y evaluada, o sea que es una propuesta de calidad. Así como que personas sensatas que se adhieren al trabajo positivo (en Lealcan hay bastantes) consideren el adiestramiento C-E como trabajo en positivo, porque indica que nos consideran personas éticas y respetuosas con los perros, lo que siempre he creído que es el mejor cumplido que se le puede hacer a un entrenador.
Peeeero tengo que discrepar y negarme en redondo a aceptar ninguna de esas dos etiquetas, del ABA me permitirás que no hablemos ahora, porque como los siguientes dos posts están dedicados al Análisis Aplicado de Conducta supongo (y espero) que podremos contar allí con tus comentarios como un contrapunto informado a algunas de las cosas que opino y creo, también dejamos para entonces los temas emocionales 😉 .
Así que aquí me negaré únicamente a aceptar la etiqueta de trabajar en positivo, porque algunas de tus premisas de análisis en este tema me parecen incorrectas, acepto la primera y la comparto: Creo que fue necesario el surgimiento del adiestramiento en positivo como movimiento revolucionario para exponer y acabar con la trastienda de maltrato que había en el mundo del adiestramiento de perros, yo, que siempre fui reformista y pensé que se podía mejorar poco a poco y desde dentro, debo admitir que el adiestramiento en positivo fue un revulsivo más eficaz y que ha redibujado a mejor el mundo del adiestramiento y la formación. También creo que ha dado entrada en el adiestramiento a la pseudociencia, a un relativismo muy peligroso y a una serie de atribuciones morales a intencionales a determinadas conductas de los animales que son, cuando menos, fuertemente especulativas y muy lejanas a criterios técnicos y científicos (y si yo, que soy pro-mentalismos, pienso eso, supongo que tú lo pensarás dos veces), tardaremos en filtrar este “veneno” conceptual del sistema mucho tiempo, pero aún así mi opinión es que el adiestramiento en positivo tiene un saldo positivo (válgame aquí la redundancia) respecto a la calidad de vida de los perros que son sometidos a procesos de entrenamiento.
Sin embargo creo que se podría definir y acotar perfectamente un tipo de práctica que sí sea trabajo en positivo y otro que no lo sea en base al uso o limitación de uso de determinadas técnicas o formas de aprendizaje, y de hecho se ha intentado, otra cosa es que la evolución de las cosas haya llevado a que esa frontera se vaya desplazando: yo sí he oído y leído muchas veces que enfadarse con el perro (lo que le genera una emoción de valencia negativa) o usar aversivos para la enseñanza o modificación de conducta eran incompatibles con el trabajo en positivo, como digo se han dado límites conceptuales que opino que eran muy estéticos, pero un tanto irreales: hasta he leído que el adiestramiento con refuerzos progresivos (yo pienso lo mismo que tú del término) es la verdadera definición del adiestramiento en positivo, porque no se puede hacer un trabajo de refuerzo progresivo con aversivos (los tres protocolos de los que hablo en el post lo hacen y, por supuesto, ambos sabemos que se puede hacer un moldeado de conducta por aproximaciones sucesivas con aversivos, tanto como con apetitivos). Lo que pasa es que ahora se está esquivando dar una definición técnica del trabajo en positivo porque…. no se tiene ninguna que sea compatible con la realidad científica y el trabajo de calidad.
Tampoco comparto que el aspecto moral no pueda tener premisas definidas: los diez mandamientos son premisas morales, y si yo no asesino, pero codicio a la mujer del prójimo (“cuando el prójimo ha tenido mujer y ha estado buena la he codiciado”, como decía Ben Rumson) pues no cumplo las premisas morales de dicho código, aunque yo sienta que soy una persona estupenda. De hecho creo que los códigos morales son los que más rígida y precisamente deben estar definidos porque es donde más fácil resulta desviarse, así que no puedo aceptar que un código moral sea difuso. He conocido gente que trabajaba con púas y quería y respetaba más a los perros que otros que usaban clicker, sencillamente su formación había sido diferente.
Por ello no acepto que se pueda incluir el trabajo C-E como trabajo en positivo y creo sinceramente que más bien mucha gente que hacía o creía (y aún cree) hacer trabajo en positivo está adoptando las premisas técnicas y morales del trabajo C-E, que es bien diferente. En este caso me parece que el desplazamiento es más de la montaña que de Mahoma.
Por tus niños no digas que lo importante es el trabajo con el perro, que los fundamentalistas considerarán que te vale cualquier cosa con tal de tener resultados y nada es menos conceptualmente trabajo en positivo que eso.
Teresa, estoy bastante de acuerdo con tu planteamiento, aunque como le comentaba a Eduardo no tengo demasiado claro que se pueda encuadrar en las premisas del trabajo en positivo, pero creo que es el adecuado.
El enfado, cuando es excesivo o inadecuado, sí puede romper la relación o implicar abuso, por desgracia ciertos márgenes que eran posibles con el primer protocolo de adiestramiento C-E me lo han demostrado y por ello llevo una ingente cantidad de tiempo buscando y afinando maneras de sistematizar el enfado de manera que este riesgo desaparezca.
Hugo, eres el más cruel de todos los que han contestado, Eduardo y Teresa me requerían contestaciones largas, pero se han tenido que dar el currako mortal de escribir mensajes detallados y extensos. Tú con veintiuna palabras me vas a hacer trabajar más que ellos dos juntos. Qué jodío.
En primer lugar me haces volver a mencionar el ABA, yo creo que se puede discrepar del ABA por arriba, porque se conozca y se considere que puede completarse en algunos puntos con otros conocimientos, pero no por debajo, esto es sin conocerlo, porque entonces es cuando nos meten dobladas las explicaciones o técnicas “maquilladas” y envueltas de las hermosas palabras que queremos oír y que dan título al post.
Recordemos que recompensa funcional no es un constructo de Stewart, de hecho en ciertos ámbitos ha causado algo de malestar que registrase a su nombre la página funcionalrewards, porque es como si alguien que practica ABA pone a su página condicionamientooperante, es legal en Internet (que es un ámbito muy parecido a la Isla de Tortuga), pero se salta algunas “buenas maneras” no escritas del entorno académico. Todo refuerzo negativo implica una recompensa funcional, por eso genera aprendizaje. Pondré un ejemplo con cebras y leones y así homenajeo a Sapolsky.
Una cebra ve a un león a lo lejos, se pone nerviosa, genera un estado emocional ligeramente aversivo por ello piafa y patea el suelo, el león se asusta del ruido y se va. El león es un estímulo aversivo, patear y piafar las conductas reforzadas por ese estímulo y el alejamiento del león la recompensa funcional. En el NE-PO-PO de Bart Bellon el león sería el primer negativo, el alejarse del león el primer positivo y tendríamos que darle una zanahoria a la cebra (porque con una pelota no sé yo) para establecer el segundo positivo.
Una león salta sobre la cebra, esta, aterrorizada, se bota hasta que el león cae, momento en el que la cebra escapa corriendo. El león es el estímulo aversivo, botarse y correr las conductas reforzadas y el alejamiento del león la recompensa funcional.
BAT se centra en el primer ejemplo, evitando generar miedo y estrés alto en el perro. Esto es ventajoso porque no se crea la huella emocional que Ledoux demostró que se genera ante el miedo de alta intensidad. BAT además aporta la ventaja de que con la correa (que es otro aversivo de baja intensidad) somos nosotros y el perro tratado quienes nos alejamos del león, lo que nos da más control y capacidad de dirigir la conducta del perro. Que el perro tratado sea el que se aleja, a través de la correa, es también así en nuestro protocolo (que siguiendo la moda de nombrar con animales, y el ejemplo de este post, podríamos llamas CEBRA Control Emocional Balanceando Refuerzos Aversivos). Esto es eficaz y puede venderse correctamente como trabajo, si no positivo, sí amigable. Por supuesto se puede sumar un refuerzo positivo después, sea usando o no el clicker.
Sin embargo el segundo ejemplo, donde el miedo aparece a una intensidad alta es más difícil de considerar amigable, CAT y ¿CEBRA? también lo utilizan. ¿Por qué si sabemos que puede crear una huella emocional de miedo prácticamente indeleble en el perro? CAT y CEBRA trabajan según el primer ejemplo en los casos leves, los más habituales, quizá el noventa por ciento de los que llegan a consulta y sólo se propone el segundo tipo de trabajo, donde aparece miedo y estrés manifiesto, para los casos muy graves en los que no es posible encontrar una distancia en la que el perro muestra el miedo por debajo del umbral de malestar.
En esos casos excepcionales, en los que el perro siempre se encuentra con niveles altos de estrés y miedo no existe riesgo de crear la huella emocional incorrecta porque ya está creada y es consistente, buscamos generar vías alternativas que permitan, dentro de la situación de miedo fuerte, que el perro encuentre soluciones conductuales que le permitan restaurar la sensación de control de la situación a través de la conducta voluntaria. El inconveniente es que es menos vendible como “dog friendly” y la ventaja es que permite trabajar y mejorar a perros con cualquier nivel de miedo o agresión, incluyendo casos que no pueden responder a otras maneras de trabajar. En el caso de CAT es el león, el perro o persona ayudante, el que se aleja y en el caso de la recién bautizada CEBRA, mantendríamos el alejar al perro en tratamiento usando la estructura de modelado con correa.
Ambas propuestas son éticamente discutibles.
La primera tiene la objeción, para quienes consideran que el mejor protocolo de trabajo es la desensibilización como James O´HEare, de que cuando podamos bajar fácilmente el nivel de miedo o agresión durante las sesiones se debería usar primero esta, la desensibilización, como forma de trabajo, pues no implica uso de aversivos y solo al fallar nos plantearíamos el refuerzo negativo diferencial, nunca como primera opción. Yo aquí me posiciono sin problema: creo que el primer protocolo de elección debería ser el que usa refuerzo negativo diferencial porque se ha mostrado más eficaz, más rápido y más fácil de realizar correctamente, sin embargo una de las personas del mundo del perro cuya opinión me parece más cualificada, consistente, valiosa, informada e inteligente opina lo contrario (no cito su nombre porque hemos hablado sobre estos temas largamente, pero siempre en el ámbito privado), hay argumentos consistentes para defender ambas posturas.
La segunda opción pone al perro en una situación de malestar emocional y estrés alto y la principal objeción que se le puede encontrar es determinar qué casos realmente lo necesitan y cuáles deben mantenerse dentro del otro nivel, pues usarlo en perros en los que no es necesario sí empeorará su problema, creando la indeseable huella emocional de miedo que podría no existir debido a la levedad de su caso.
Me gusta mucho tu respuesta, Carlos.
En primer lugar, das argumentos muy interesantes que ahora pasaré a comentar.
Y en segundo lugar, porque me ayudas a darme cuenta de lo absurdo que soy a veces comentando por escrito. En mi afán por decir mucho con muy poco, dije poco escribiendo mucho. Pero tu moldeamiento surtirá efecto, lo juro (con el suficiente entrenamiento, paciencia).
De acuerdo, los temas relativos a AEC y ABA los dejamos para más adelante. Esperaré a tu orden para atacar, aunque atacaré con pistola de agua, tengo la sensación de que lo que yo pueda opinar al respecto no va a ser muy distinto de lo que pienses tú (emociones incluidas). De hecho ahora mismo en uno de los proyectos de investigación en los que estoy inmerso, de conducta de elección concretamente, vamos a obtener datos interpretables como reacciones emocionales.
En cuanto al resto de lo que dices, más o menos me has convencido. Tus argumentos son aplastantes y poco puedo añadir (al menos por aquí, en persona, cerveza en mano, daría el coñazo un rato para morir matando, qué menos). Desde luego que estoy completamente de acuerdo contigo en el tema de la pseudociencia y las magufadas, de hecho creo que cada uno de los que estamos en ésto tenemos una responsabilidad: adquirir el compromiso necesario para combatirlo. Que si no luego pasa lo que pasa. En mi defensa tengo que decir, eso sí, que probablemente la visión que yo tengo del adiestramiento en positivo difiere de la que popularmente se tiene. Pero eso es cosa mía, no puedo hacer trampa para tener razón. Llevo tiempo siguiendo tu corriente C-E, discrepando en muchas cosas, estando de acuerdo con muchas otras, y me da la sensación de que, aunque manteniendo un bloque básico, ha ido cambiando con el paso del tiempo. Eso es algo muy bueno, porque sé de buena tinta que eres un tío de ciencia y como tal, vas modificando tu propuesta en base a los avances y al conocimiento nuevo que vamos acumulando. Probablemente una de las diferencias entre el C-E y el adiestramiento en positivo no es lo que se hace en cada uno, si no la divulgación de lo que cada uno dice que hace. El adiestramiento en positivo, y aquí llego al meollo del asunto, se podría entender como una filosofía de trabajo. Pero una filosofía de trabajo no es un protocolo concreto y por lo general, son lo bastante flexibles como para poder incluir varios protocolos que difieran en aspectos básicos pero compartan premisas. Es mucho más lo que nos une que lo que nos separa.
Mírame a mí, trabajo en positivo, creo firmemente en su propuesta y sin embargo, no creo en las relaciones de contingencia negativa: la realidad no contempla «que algo no esté», y ésta es una tendencia que está cobrando mucha fuerza desde el punto de vista teórico últimamente, lo que convierte a la extinción en un castigo positivo muy intenso (y ahora es cuando me cubro para que no me lluevan las hostias).
¡Es un placer charlar contigo!
En el 2º párrafo quería decir «surtirá efecto» y no «surgirá». Siento el fallo, dicho queda. =)
Hola Eduardo,
Corregido el párrafo para posteriores lectores, dejo la aclaración para quienes ya lo hubieran leído.
Sobre escribir mucho o poco más bien eres tú el que le ha explicado a Hugo el tema del reforzamiento negativo en el BAT de manera clara, corta y sin recurrir a la fauna africana, así que mejor soy yo el que se aplica la lección, que cuando escribo y no reviso me extiendo más que el caso Bárcenas (tú no sabes lo que me llegan a ocupar los posts en sus primeras escrituras, por eso no escribo más).
La verdad es que es un gusto tenerte por aquí y en breve te ofreceré colaborar en un nuevo proyecto que creo que te interesará, porque mola un taco, pero hasta que no tenga un par de reuniones y confirme su viabilidad prefiero no extenderme. Que Enrique no se me preocupe que no afectará al trabajo en Lealcan, y en caso de hacerlo sería para bien.
Cúbrete, cúbrete, que yo me llevo mordiendo la lengua sobre el tema de las extinciones y sus costes emocionales unos cuantos meses (algún suave toque al tema he dado, pero only for initiated). En todo caso creo que con los datos actuales tu afirmación está más que respaldada. Como el trimestre que viene en el Instituto de Formación Continua de Educan vamos a tener como eje principal el ABA y traemos un par de ponentes poco sospechosos que supongo (o sé) que tocarán el tema, pensaba esperar a tener respaldos de autoridad para lanzarme a la piscina sobre lo «estupendas» (y, efectivamente, poco posibles fuera de un laboratorio) que resultan las extinciones, que conste que el trimestre posterior nos centramos en cognición animal, una de cal…
Yo estoy encantado de que andes por aquí, de las coincidencias e incluso de las discrepancias. Y, con esas cervezas con las que me amenazas, (pero que no termino de ver) te comentaré un par de cosas que creo sobre por qué los conductólogos piensan y se posicionan sobre algunas cosas.
Siempre un gustazo, a ver si quedamos.
¡Ah!
Y aunque, efectivamente, hemos ido modificando el protocolo con la experiencia y las experiencias, va a ser a partir de Enero cuando presentemos nuestro nuevo modelo conceptual sobre el trabajo y nuevos protocolos desarrollados sobre dicho modelo.
Yo creo que mola un taco (¡a ver!) y da para mucha charla, con acuerdos y desacuerdos bien interesantes de exponer 🙂 .
Este tema es interesantísimo y la que se ha liado, aquí hay muchísima chicha que cortar. Casi me da vergüenza responder, pues mis opiniones y mi conocimiento son de andar por casa y hay muchísimos conceptos que se me escapan por completo. Carlos muchísimas gracias por escribir este post, con el que me has hecho buscar e investigar sobre términos y trabajos que desconocía y me has dado muchísimas ganas de saber más de vuestra propuesta.
A parte de refuerzos negativos y castigos positivos, respetáis mucho el mundo emocional del perro y me da la sensación que trabajáis constantemente para que este mundo sea sano, equilibrado y feliz. Al final el amor por los perros se huele a distancia, lo que comparto puesto que es lo que más me gusta en este mundo! Sobre si sois adiestradores positivos o no, y el debate que se ha montado, he aprendido que no es bueno encasillar o prejuzgar, siempre limita. Hay un guirigay de conceptos, que me vais a perdonar que os lo deje para los profesionales, siento que me he metido en camisas de once balas, y para mí me quedo las técnicas que mejoren la calidad de vida de mi perro.
Y ahora mis opiniones de muy andar por casa,…
Enfadarse con el perro
Yo el problema que tenía al respecto y manifesté en el anterior post, es que me es imposible enfadarme con mi perro cada vez que éste me desobedece y mantener cierta coherencia. Tengo que poner ejemplos porque sino me es imposible explicarme. Ejemplo 1: día de invierno con mucho viento y una bolsa en acción, él jugando a perseguirla, viene bocanada de viento fuerte, bolsa cruzando la carretera hacia el parque de enfrente, él escopeteado a por ella, yo chillando como una loca, Erik aquí, Erik aquí , ni p. caso, coche de por medio que gracias a Dios no le pilla, y cuando le pillo yo, claro que me enfado, tengo el corazón en la boca. Él se da cuenta, perfecto, porque es una situación de vida o muerte. Ejemplo 2, estamos en la salida del parque, le llamo para irnos, me mira, mira un árbol sin hojas lleno de pájaros, se lo piensa y se va directo a ahuyentar a los pajarillos trotando con sus orejillas al viento y vuelve, ahí ha desobedecido mi llamada que conoce, pero es que me es imposible enfadarme, no puedo, y tengo dibujada una sonrisa en la cara. Y a todo esto dónde queda la coherencia?? Por eso me parece perfecto añadir negociación, dar cabida a los deseos del perro, y tengo muchas muchas ganas de conocer el nuevo protocolo.
Aversivos y refuerzos negativos
He estado investigando sobre el CAT. Para mí ese uso de refuerzo negativo en principio no implica maltrato, puesto que el aversivo o estímulo que genera estados emocionales negativos y aunque el perro lo entienda como amenaza, va a acabar con final feliz, así que cuidando distancias, estados demasiado estresantes, parece que es una manera de que el perro se enfrente hacia la amenaza de forma más directa que usando contra condicionamiento por ejemplo y se dé cuenta que es inofensiva o por lo menos a cierta distancia. Cuando adopté a mi perro y le llevamos a casa, le daba miedo subir las escaleras, … al final le pudimos subir metiéndole en el ascensor a lo bruto, pero claro era una solución temporal(vivía en un primero). Luego estuve probando a ponerle trocitos de pavo por los escalones y el jodío subía rápidamente después de estar debatiéndose, se lo comía y bajaba rápido, jeje. Al final lo que funcionó fue dejarle solo suelto en el portal, subirnos nosotros , entonces subió lloriqueando pero subió y se puso súper contento cuando llegó, estábamos todos esperando arriba, y al día siguiente dejó de darle miedo! Supongo que lo que hicimos no podría ser tampoco muy positivo, lo más «positivo» hubiera sido poco a poco premiando cada escalón? Lo que hicimos desconozco qué tipo de protocolo o técnica fue. Pero creo que fue la mejor solución que podríamos haber hecho. Superó su miedo por sí solo, con algo de estrés, pero luego bajaba y subía contento…
Ahora dañar al perro para que cuando genere la conducta, el daño pare, en muchos casos para mí es maltrato. Cuando ese aversivo no lo es por falta de socialización o habituación y su desensibilización no supone ninguna mejora en la calidad de vida para mí es maltrato.
Muchas gracias por este blog, una ventanita a la educación canina de alta calidad abierta a todo el mundo, a profesionales y a amantes de los perros.
Lo que acabo de aprender….
Bien, BAT y CAT, etc etc (menos maltrato, ojo) son perfectamente válidos. Válido ha de ser el técnico, para discernir en qué ocasión emplearlos. Primera dificultad: cuándo usarlos. Segunda dificultad: la propia de cada método. En concreto, el CAT me parece bastante complicado de emplear con perros altamente reactivos (quizá por mi experiencia)… pero me muero de ganas de conocer a Jesús Rosales en el seminario de noviembre. Prometo estudiar, para poder exprimirlo un poquillo… (informativamente hablando).
Saludos a todos y millones de gracias por estos ratos de buceo, porque en estas horas delante del ordeñata, todo desaparece alrededor.