Importancia de los oteaderos para la calidad de vida del gato doméstico.
Publicado el 28 de diciembre de 2011
Me ha decidido a escribir este post la consulta de una alumna sobre su gata Amparo (decidme que no es un nombre genial para una gata), con un feo problema de agresión, porque me pareció curioso que, aunque ha consultado a buenos profesionales y le habían prescrito un tratamiento adecuado, nadie había tomado en cuenta la existencia, cantidad y distribución de oteaderos en su vivienda.
Los oteaderos son lugares elevados y cómodos que permiten controlar visualmente el entorno, son muy relevantes para la mayoría de los félidos, entre ellos el gato doméstico, pues permiten evaluar las situaciones novedosas que se produzcan desde una situación segura y así elegir una estrategia de afrontamiento controlada, con niveles de estrés que puede gestionar fácilmente. También ofrecen al gato la posibilidad de retirarse a un lugar privado y tranquilo para estar sólo, si los perros adoran las “cuevas” que se forman en las esquinas y bajo los muebles de casa los gatos se pirran por los “miradores” (algo que he intentado -sin éxito- explicarle a Gastón, el malinois macho de casa, que se tumba largas horas en lo alto del respaldo del sofá para otear desde el ventanal qué pasa por el campo cuando él no está persiguiendo conejos).
La primera opción de un gato ante una situación tensa será observarla a distancia segura desde su oteadero, si no dispone de uno se encontrará inmerso en el problema sin poder hacer su evaluación “a vista de pájaro”, lo que le genera altos niveles de estrés y fácilmente termina en problemas de miedos y/o agresión. Y es que la segunda opción (no disponiendo de la primera) del gato ante un problema, será esconderse debajo de algún mueble, pero al hacerlo no procesa la información como haría desde el oteadero, mientras está escondido se mantiene e incluso aumenta el nivel de ansiedad, por lo que esconderse no es una ayuda para superar positivamente la situación, sólo es un recurso de urgencia para salir del paso. Si esto se repite mucho o el escondite es inseguro para el gato aumentará aún más su ansiedad y es fácil que empiece a mostrar conductas agresivas. Muchos problemas severos empiezan por la falta de estas atalayas que son parte de la cimentación de la salud emocional del gato.
Pero sin ponernos tremendos e irnos a casos de agresión podemos afirmar que los oteaderos funcionan como reguladores del estrés, elementos de seguridad, comodidad y calidad de vida para los gatos domésticos, por lo que debemos procurárselos en aquellos lugares de nuestra vivienda en los que hay movimiento y pasan más cosas, principalmente el salón (salvo en casa de Álvaro Muñoz Escassi ;)).
Espero que este tema gatuno no desanime a los perreros acérrimos que siguen el blog, pero no sólo con perros convive el hombre. Además es que me encantan, flipo con los gatos, es un animal inteligente, atractivo y con una etología apasionante, su conducta está muy influída por su ecología, lo que hace que diseñar un entorno vital adecuado permita su felicidad y evite el surgimiento de problemas. Desde aquí animo a todos los interesados en conducta canina que se animen a estudiar a los gatos, enganchan muchísimo.
Feliz salida y entrada de año para tod@s. El 2012 va a ser el año de la educación canina y el buen rollo entre profesionales de la conducta canina, ya lo veréis.
Me parece curioso este artículo, no había escuchado nada parecido, pero responde a preguntas que me hacía hace unos años, cuando al cambiar de casa mi gato pasó, de ser un gato bastante arisco, a ser un gato casi «normal» (es bastante complejo a mi modo de ver). Un saludo
Gracias Carlos super interesante como siempre.En casa conviven dos perros y una gata y siempre es bueno saber mas y mas sobre ellos.
Feliz año tambien para ti y los tuyos…eres el number one!!
Los gatos.. esos maravillosos compañeros tan olvidados.
Gracias Carlos y amén por la última frase
Tienes toda la razón. Yo una de las primeras cosas que investigo al llegar a casa del cliente felino, es en dónde pasa más tiempo el gato, a qué sitios se sube, si se puede trepar en alto… y cómo llega de uno de estos sitios a los demás, que tenga «caminitos» libres. Arreglas el problema «3D», y solucionas la mitad del problema de comportamiento.
¡Feliz año a todos!
Muchas gracias por tratar el tema, y ya sabes que estamos esperando un curso tuyo sobre gatos. ¿Nos lo traerán los Reyes Magos?
Hola Carlos, encantada de saludarte.
Soy nueva por estos lares, estoy haciendo vuestro curso de terapias asistidas con perros y leyendo cosillas relacionadas he encontrado éste.
Me ha gustado mucho este artículo ya que soy una apasionada de los animales,y nos soy de las de:¿tú de qué eres de perros o gatos?, yo soy de los dos! y me alegra leer un artículo gatuno por aquí. He tenido perro y ahora tengo gatos y ambos me apasionan, cada uno en su estilo.
Me encantaría realizar algún curso relacionado también con gatos, ¿tenéis pensado hacer alguno algún día?, sería estupendo.
Muchas gracias
Un saludo
Cristina
Hola Cristina,
Encantado yo de tener a otra amante de los gatos por aquí. A mí también me gustan tanto como los perros. Hicimos algunos cursos de comportamiento de gatos, pero son muy minoritarios y de momento no tenemos planteado ningún otro, 🙁 I´m sorry.
Un abrazo.
Pues sobre comportamiento de gatos, yo también estaría interesada en un cursito.
🙂