¿Saltar? Sólo sigamos jugando.
Publicado el 6 de octubre de 2015
Este artículo esta extraído y modificado de Aprende a diseñar nuevas técnicas de adiestramiento y educación canina, seminario cuya primera edición impartí con Josep Call en el Instituto Tecnológico EDUCAN, y que gustó tanto a todos los asistentes que fue el primero de cuantos hemos realizado que repetimos hasta cuatro veces. Allí exponíamos una técnica que desarrollamos para facilitar el inicio del ejercicio de salto vertical para determinados perros.
Hay perros sensibles que son remisos a iniciar nuevas acciones físicas de manera vigorosa. Esto es un problema para enseñarles a saltar, pues es frecuente que no empleen la energía de salto suficiente y que sientan prevención ante el obstáculo a superar, prevención que puede llegar al rechazo cuando sufren alguna mala experiencia. En muchos casos rehusan saltar, haciendo muy delicado o lento su entrenamiento. Cuando los saltos son muy exigentes puede suponer un auténtico freno y convertirse en algo poco disfrutado por el perro.
Encontré un artículo científico sobre la coordinación motora donde se exponía una revisión de conocimientos que concluía que el énfasis tradicional sobre el aspecto motor de una conducta que implicase vigor y/o coordinación parecía equivocado, puesto que se aprendían más rápidamente, con mayor seguridad y con más consistencia aquellos comportamientos físicos que eran usados para alcanzar un objetivo prospectivo deseado más amplio que el de lograr el movimiento. O sea, que cuando el movimiento se elegía voluntariamente como parte de una estrategia para alcanzar una finalidad posterior se aprendía mejor y con mayor seguridad que cuando lo que se intentaba aprender era el movimiento en sí mismo.
Inferí que si los perros sensibles se encontraban jugando con el entrenador y este lanzaba el juguete a un lugar al que solo se pudiera acceder saltando los perros podrían aprender a saltar con más seguridad y rapidez si elegían hacerlo de manera prospectiva, con el objetivo mental de recoger su juguete para continuar jugando con su guía, sin que este le pidiera el salto o hiciéramos ninguna otra cosa que pudiera enfocar su atención principalmente en el salto. Y diseñamos una técnica basada en esta inferencia.
Eso sí, son prerrequisitos para usar esta técnica (además, obviamente, de la salud y capacidad física del perro):
- Que el perro disfrute de jugar.
- Que cuando se excita con el juego sepa autocontrolarse y no sea obsesivo.
- Que tenga una relación afectiva suficiente y saludable con su entrenador.
- Que entienda el juguete como algo para interactuar con su entrenador, no buscando «quedárselo», sino siendo su deseo al alcanzarlo ir con él a su guía para seguir el juego entre ambos.
En EDUCAN construimos y evaluamos la relación afectiva, el juego cooperativo y el autocontrol durante el juego a través de varios protocolos previos, como el Espacio de Juego, hasta no hacerlo no enseñamos esta técnica.
Aquí tenemos a Gastón, el perro de Eva, en casa, aprendiendo a saltar sin darse ni cuenta, por supuesto no hay señal de salto:
Este es un trabajo muy conceptual en el que debemos ir más allá de las apariencias, porque…
…Si el perro es un obseso del juguete, lo desea como un objetivo final y no como un elemento de interacción con su guía, y además no tiene entrenado el autocontrol, cuando vaya a buscar la pelota saltará como un loco y tropezará. Los adictos a la pelota no tendrán buenos resultados con esta técnica, pues tenderán a arrollar el salto.
…Si el perro lo trae como acción de obediencia esta técnica es ineficaz, tampoco si el perro sólo se lo lleva al entrenador para que este se lo arroje, y no para interactuar con él.
…Tampoco el channeling (usar el entorno para promover la conducta) debe ser lo relevante, sino que es un recurso de ayuda, que sirve al concepto, pero NO es la técnica. Con channeling puedes hacer que el perro no tenga otra ruta excepto saltar, pero si se fija en el salto, si enfoca su atención en él, tendremos las sensibilidades a flor de piel, muchos perros sensibles son enseñados con channeling y esto no les ahorra ningún problema, sólo evita rehuses, pero, como hace que el perro se vea sin otra opción, les lleva a generar más estrés ante la idea de encontrarse en un corredor, donde estará obligado a saltar. Dándonos la misma progresión lenta a la que aludía al principio y generando la misma prevención si el salto le molesta en algún momento, un trabajo pobre y que suele tener el efecto contrario al deseado a nivel emocional: máximo enfoque en el salto, máxima preocupación por no poder hacer otra cosa, miedo a flor de piel. Por eso, por ejemplo, en nuestro trabajo nunca verás túneles de salto que no dejan al perro otra opción que saltar. El perro siempre puede irse de la situación y pasar del tema, saltar es su elección. Si decide hacer otra cosa la progresión del trabajo no se afecta en absoluto, si se preocupa sí.
El trabajo no está en la conducta, sino en la percepción adecuada de cada elemento para que se construyan los objetivos mentales deseados: queremos que salte de manera voluntaria, relajada, eficaz y natural. Para ello el enfoque principal no puede estar en el salto, lo que haría que el perro estuviera precavido y que cualquier roce le sobresaltara, ni en el juguete, pues el salto no sería percibido suficientemente y el riesgo de no saltar eficazmente y tropezar sería excesivo. El enfoque debe estar en continuar el juego con su guía, lo que permite al perro no centrarse en el obstáculo, pero percibirlo eficazmente para afrontarlo con éxito.
Si el perro eligiese no saltar ¡mala suerte! Sencillamente no seguiremos jugando con él, como cuando al tirar un juguete se cuela en un sitio inaccesible. No pasa nada.
Todo lo que implique protagonismo del salto, atención del perro sobre él u obligación de hacer cualquiera de las conductas es incompatible con esta técnica. Por eso no hay señal de salto inicialmente, yo no le pido que salte, yo le tiro el juguete como parte del juego y, si él quiere, saltará para recogerlo y continuar jugando conmigo.
Por supuesto, después de obtener el salto y la seguridad emocional se irá progresando: se introducirá una señal, se le pedirán acciones ya conocidas para acceder al salto… Aquí tenéis algunos pasos para ir progresando con Indi:
Con esta manera de entrenar conseguimos con facilidad que los malinois nos ofrezcan rápidamente y con seguridad saltos de hasta un metro diez centímetros. Esto es más que suficiente para el IPO, al entrenar reglamentos más exigentes, como el Ring Francés, que exige alturas superiores, tenemos que añadir más adelante otras estructuras y técnicas, como los targets dinámicos y estáticos, que nos permitan subir más alto, pero este sigue siendo nuestro trabajo de iniciación favorito.
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