Teóricamente hablando…
Publicado el 8 de abril de 2015
En el mundo de la educación y gestión del comportamiento canino existe una cierta resistencia hacia la teoría. Puesto que la nuestra es –y debe seguir siendo- una disciplina práctica, parece que un poco de teoría está bien, pero que mucha no tiene demasiada utilidad. Parece mejor tener en la cabeza un buen resumen o una buena frase que transmita la idea general sobre la teoría que estudiarla y conocerla en profundidad.
Estoy en desacuerdo con esta idea, creo que hay motivos de peso para que quienes trabajamos con el comportamiento de los animales mantengamos un estudio constante, actualizado y consistente sobre sus bases teóricas.
En primer lugar cuando se intentan simplificar excesivamente conocimientos científicos amplios se termina por desvirtuar y distorsionar su sentido, dándoles un carácter mucho más absoluto y radical del que realmente tienen. Por eso hay tanto hooligan canino que agarra algún dato científico aislado para que le sirva como cachiporra frente a los que no piensan como él.
Puede ser necesario resumir, sinoptizar o poner ejemplos metafóricos para entender o explicar determinadas ideas, pero si empezamos a convertir estas metáforas, comparaciones y simplificaciones en nuestra única manera de estudiar o comunicar hemos entrado de lleno en el terreno de la pseudociencia, donde, como todo se parece a algo (que diría Ferrant), y todo puede explicarse como mejor convenga, al final todo vale. Que es lo mismo que decir que nada vale. La ciencia es delicada, por buena que sea si se maneja de manera imprudente o errónea deja de ser ciencia.
Además la teoría es necesaria para que se hagan cambios revolucionarios, algo que es imposible desde un enfoque exclusivamente práctico.
En todas las disciplinas -y el entrenamiento y educación canina no es una excepción- la teoría aporta las revoluciones, los cambios radicales, el avance rupturista, mientras que la práctica nos trae las reformas, la mejora progresiva de lo que ya se conoce, el afinado y ajuste sobre lo que se está haciendo en un proceso de avance continuo.
Una práctica eficaz es incompatible con los enfoques completamente novedosos, porque nadie que sea experto en un trabajo y obtenga buenos resultados estará dispuesto a arriesgarlo todo, a perderlo todo inicialmente, para probar algo que nunca se ha hecho antes y, por novedoso, algo en lo que le resultará imposible mantener su nivel de destreza. Desde la práctica eficaz no se pueden hacer revoluciones radicales en la manera de trabajar, esto es un hecho, no una opinión.
Si quieres ajustar un pequeño problema, si quieres avanzar un paso más en lo que haces, ser más preciso, acude a las enseñanzas de la práctica. Pero si quieres cambiarlo todo por completo, si quieres reinventar tu campo de trabajo, necesitas la teoría.
Sin teoría no existe revolución alguna en ningún campo, tampoco en el nuestro.
¿De verdad queremos quedarnos puliendo las herramientas que ya tenemos para siempre? Yo espero, deseo, que dentro de veinte años la tecnología actual del comportamiento esté tan desfasada como la tecnología de un coche de igual antigüedad. Ojo, que esto no implica que dicho coche sea malo o ineficaz, puede ser excelente, pero sin duda estará tecnológicamente obsoleto.
Citaré una última razón por la que el estudio de la teoría me parece importante, una razón que tiene que ver con tomar perspectiva sobre nuestra profesión y con la ética.
Los especialistas de la educación y la gestión del comportamiento canino tendemos a preferir que nos expliquen técnicas que obtengan resultados más que los conceptos sobre los que esas técnicas se diseñan.
Esto crea un problema, cuando las técnicas fallan no sabemos qué hacer, sabemos pilotar el comportamiento, pero no conocemos su mecánica interna. Mala cosa, puesto que los “mecánicos” del comportamiento canino somos nosotros. En los coches (sí, es una metáfora, no se trata de desterrarlas, sino de dosificarlas) después del piloto, está el mecánico, que conoce cómo funciona el motor, pero no hay nadie detrás nuestro que pueda arreglar las cosas si nosotros fallamos: los científicos que nos proveen de conocimientos no están preparados para convertir sus descubrimientos en aplicaciones prácticas. Antes que pilotos del comportamiento debemos vernos como mecánicos del comportamiento, porque si no entendemos el funcionamiento del motor dejamos una brecha entre la ciencia de base y el entrenamiento de animales y la gestión de su comportamiento. Es como si en fórmula 1 solo hubiera pilotos e ingenieros, sin mecánicos que enlacen ambas cosas para una práctica de calidad.
Si los entrenadores no asumimos esta necesidad de formarnos para comprender la mecánica del comportamiento estamos faltando a nuestros deberes profesionales y dejando sin asistencia de calidad a los perros cuando muestren cualquier problema que vaya más allá de aplicar una fórmula de solución porque… ¿qué tiene más sentido, que conozcamos unas técnicas para solucionar la ansiedad por separación o que sepamos cómo funciona la ansiedad y cómo podemos mejorar su gestión y prevenir su aparición en cualquier circunstancia? Porque si atendemos a muchos textos formativos la ansiedad en los perros solo parece ser un problema, solo se diagnostica y se trata, cuando esta relacionada con la separación ¿Y que hacemos cuándo un perro sufre problemas de ansiedad por otras causas? ¿Cómo evaluarlo fiablemente? ¿Cómo tratarlo y comprobar su mejoría?
La teoría de calidad es la que nos dará la herramientas de análisis e intervención sobre el comportamiento que nos permita entender y ayudar a todos los perros con problemas. Sin conocimientos teóricos nos tendremos que limitar a aplicar fórmulas de diagnosis y pautas de tratamiento cuyo funcionamiento real no comprendemos, que tienen un ámbito limitado y que son un verdadero “aserejé” para muchos de los profesionales que llevan años usándolas, una forma de ejercer la profesión que no solo es éticamente dudosa, sino que deja sin atención de calidad a todos los perros que no cuadran claramente con nuestras plantillas de trabajo.
Por supuesto, la teoría no es más importante que la práctica ni la sustituye, pero la complementa de manera necesaria para un ejercicio profesional correcto. No creo que nadie se plantee que en su coche solo dos de las ruedas son necesarias para circular, aunque esta metáfora quizá distorsione el sentido real de este post ¿o no? 😉
Muy de acuerdo
Cito: «Los especialistas de la educación y la gestión del comportamiento canino tendemos a preferir que nos expliquen técnicas que obtengan resultados»
Convengamos que también los clientes quieren resultados inmediatos pero el método y la incestigacion es lo relevante
Un perro también aprenderá a sentarse con la guía de un libro de los ’70 y un collar de púas aunque la propuesta ahora es que logremos que se siente y además sea feliz !!!
Cierto Cristian, pero los clientes no tienen que conocer la teoría y es normal que quieran resultados rápidos, precisamente al tener claros los conceptos nos será fácil explicarles porqué las cosas no suelen ir tan rápidas como todos desearíamos 🙂
Me alegra estar en la misma sintonía. Donde vivo no tengo oportunidad de poder hacer cursos y no puedo vivir de la profesión. Leer el blog y saber que estoy bien encaminada es el mejor refuerzo positivo. ♥
Siempre tocando lo que no suena!!!! Jajajaa
Acabo de ver un anuncio de curso de educador canino 80% práctico!! 😉
Aunque creo o.que tienes razón práctica sin una buena base teorica no sirve… te diré que un Shelby GT 500 del 67 siempre será una maravilla!!!
Sin la parte teorica la practica nos lleva a cometer muchos errores que pueden llegar a provocar un desastre cuando queremos diagnosticar,y proponer la solucion en cada problematica, sin la parte practica ni siquiera podriamos comprender la teoria.Para lograr aportar soluciones hay que conocer como funciona realmente,como son los procesos internos,ademas cada individuo es diferente,nunca podriamos generalizar,creo que hace falta la masificacion de estos talleres con los que podriamos prepararnos,formalizar esta profesion y asumirlaa con la seriedad que nuestros amigos caninos lo merecen.